EL PERONISTA PAPA
Hace siete años cuando fuera elegido papa el cardenal Bergoglio de Argentina elaboramos una nota (http://centroevolianodeamerica.blogspot.com/.../el-papa...) en la cual pusimos el acento en que lo que lo caracterizaba principalmente era que, más que tratarse de un argentino, tal como decían algunos, lo esencial en el mismo era que fuese peronista y jesuita, siendo aquí el peronismo la forma política que en nuestro medio asume tal nefasta compañía. En efecto el jesuitismo se ha caracterizado en el seno de la Iglesia como una orden de corte oportunista y politiquera para la cual lo esencial no era tanto la defensa de principios, sino la acumulación de poder por parte de la institución eclesiástica. Tan grande fue su oportunismo que en siglo XVIII el mismo papado tuvo que suprimirla y derogarla debido a su carácter 'nefasto e intrigante' (fueron palabras asumidas por el Breve que la suprimió). Más tarde, en una circunstancia que sería larga reseñar aquí, la misma fue readmitida y lentamente fue reconquistando espacios de poder hasta llegar al momento actual en el cual ha podido finalmente hacerse con el papado. Explicamos en su momento tal hecho en la circunstancia de que el catolicismo, al haber sido derogado en su esencia como religión trascendente y metafísica, en especial al haber modificado su esencial dogma de la transubstanciación, y haberse convertido así en una expresión más de la espiritualidad new age de nuestro tiempo, ha volcado sus esfuerzos en ocupar espacios de poder en el mundo y, aprovechando la tradición milenaria de su institución, influir así en los acontecimientos. Esto se lo ha visto con claridad en nuestro medio por las actitudes asumidas por Bergoglio primero cuando estaba al frente de la Iglesia en la Argentina y luego como Papa, ante dos problemas esenciales que conmovieron al país, tales como el matrimonio igualitario y la ley del aborto. En los dos casos el aludido aplicó lo que se conoce habitualmente como la táctica del tero, es decir pegar el grito en un lado pero empollar en otro para confundir. Dijo en su momento estar en contra del matrimonio homosexual asumiendo los argumentos tradicionales que al respecto ha dado el catolicismo frente a tal tema, del mismo modo que ahora se ha opuesto a través de declaraciones a la promulgación del aborto en la Argentina, pero no hizo lo que tenía que haber hecho para frenar la implementación de tales medidas acudiendo al único medio que lo hubiera podido evitar de manera contundente, el plebiscito fundado en que ninguno de los partidos mayoritarios con representación parlamentaria había sostenido tales consignas en su plataforma electoral. En el caso del matrimonio igualitario hubiera sido arrolladora la votación en contra si se le preguntaba a la gente si estaba de acuerdo con que los homosexuales se casaran. Tal fue así que las mismas organizaciones gay se opusieron rotundamente a tal medida a sabiendas de que iban a perder. Ha sucedido ahora lo mismo con el aborto, aunque quizás en una medida menor que en el caso anterior, pero no nos cabe duda de que la mayoría de la población conserva al respecto una tradición cristiana muy arraigada. Bergoglio se opuso en ambos casos a tal medida por una razón muy simple: su condición de peronista que ha terminado primando sobre su catolicismo. No casualmente él perteneció dentro de tal movimiento al grupo Guardia de Hierro que era también una organización jesuítica que proponía la obediencia cadavérica al lider del mismo modo que el clérigo de tal orden la tiene respecto de su provincial. En este caso para el jesuitismo peronista no importaban los principios sino el triunfo de tal movimiento que se veía consolidado aprobando tales leyes. Por eso no importó dejarlo todo supeditado como ahora a la votación de parlamentarios corruptos que votan habitualmente por dinero y no por valores.
Tal como demostrara en su momento el investigador Loris Zanatta, el peronismo fue un movimiento impulsado por la Iglesia Argentina para contrastar con la democracia liberal y atea con otra forma diferente de democracia más directa y en donde se suprimiese o redujese al mínimo la intervención de los partidos siendo suplantados por organizaciones intermedias como los sindicatos, pero el mismo se les escapó de las manos con la figura de Perón quien fuera un oportunista que los superara y tratara de subordinar a sí a la misma Iglesia. Entonces luego de haber participado en su derrocamiento, se apostó a un peronismo sin Perón, que es lo que sucediera con Bergoglio y otros güelfos también ingresados a tal movimiento con la finalidad de volver a conducirlo. Que al aludido no le interesan propiamente los principios, ha quedado en claro en sus últimas manifestaciones ya como papa. Luego de haberse opuesto verbalmente al matrimonio igualitario, ha terminado aceptándolo en declaraciones que produjeron un verdadero escándalo. Y ahora con el aborto la situación pareciera ser similar. Tras haber permitido, como buen peronista, que el gobierno argentino, que fracasara con el combate a la pandemia, se anotara un éxito con la votación sobre tal ley, ésta es su absurda declaración al respecto que preanuncia nuevos cambios y adaptaciones. "El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura." Es decir muy poco respecto de tal medida ante la cual no hizo nada para impedirla justamente en razón de su condición de peronista que primara sobre su catolicismo.