jueves, 31 de diciembre de 2020

EL PERONISTA PAPA

EL PERONISTA PAPA



Hace siete años cuando fuera elegido papa el cardenal Bergoglio de Argentina elaboramos una nota (http://centroevolianodeamerica.blogspot.com/.../el-papa...) en la cual pusimos el acento en que lo que lo caracterizaba principalmente era que, más que tratarse de un argentino, tal como decían algunos, lo esencial en el mismo era que fuese peronista y jesuita, siendo aquí el peronismo la forma política que en nuestro medio asume tal nefasta compañía. En efecto el jesuitismo se ha caracterizado en el seno de la Iglesia como una orden de corte oportunista y politiquera para la cual lo esencial no era tanto la defensa de principios, sino la acumulación de poder por parte de la institución eclesiástica. Tan grande fue su oportunismo que en siglo XVIII el mismo papado tuvo que suprimirla y derogarla debido a su carácter 'nefasto e intrigante' (fueron palabras asumidas por el Breve que la suprimió). Más tarde, en una circunstancia que sería larga reseñar aquí, la misma fue readmitida y lentamente fue reconquistando espacios de poder hasta llegar al momento actual en el cual ha podido finalmente hacerse con el papado. Explicamos en su momento tal hecho en la circunstancia de que el catolicismo, al haber sido derogado en su esencia como religión trascendente y metafísica, en especial al haber modificado su esencial dogma de la transubstanciación, y haberse convertido así en una expresión más de la espiritualidad new age de nuestro tiempo, ha volcado sus esfuerzos en ocupar espacios de poder en el mundo y, aprovechando la tradición milenaria de su institución, influir así en los acontecimientos. Esto se lo ha visto con claridad en nuestro medio por las actitudes asumidas por Bergoglio primero cuando estaba al frente de la Iglesia en la Argentina y luego como Papa, ante dos problemas esenciales que conmovieron al país, tales como el matrimonio igualitario y la ley del aborto. En los dos casos el aludido aplicó lo que se conoce habitualmente como la táctica del tero, es decir pegar el grito en un lado pero empollar en otro para confundir. Dijo en su momento estar en contra del matrimonio homosexual asumiendo los argumentos tradicionales que al respecto ha dado el catolicismo frente a tal tema, del mismo modo que ahora se ha opuesto a través de declaraciones a la promulgación del aborto en la Argentina, pero no hizo lo que tenía que haber hecho para frenar la implementación de tales medidas acudiendo al único medio que lo hubiera podido evitar de manera contundente, el plebiscito fundado en que ninguno de los partidos mayoritarios con representación parlamentaria había sostenido tales consignas en su plataforma electoral. En el caso del matrimonio igualitario hubiera sido arrolladora la votación en contra si se le preguntaba a la gente si estaba de acuerdo con que los homosexuales se casaran. Tal fue así que las mismas organizaciones gay se opusieron rotundamente a tal medida a sabiendas de que iban a perder. Ha sucedido ahora lo mismo con el aborto, aunque quizás en una medida menor que en el caso anterior, pero no nos cabe duda de que la mayoría de la población conserva al respecto una tradición cristiana muy arraigada. Bergoglio se opuso en ambos casos a tal medida por una razón muy simple: su condición de peronista que ha terminado primando sobre su catolicismo. No casualmente él perteneció dentro de tal movimiento al grupo Guardia de Hierro que era también una organización jesuítica que proponía la obediencia cadavérica al lider del mismo modo que el clérigo de tal orden la tiene respecto de su provincial. En este caso para el jesuitismo peronista no importaban los principios sino el triunfo de tal movimiento que se veía consolidado aprobando tales leyes. Por eso no importó dejarlo todo supeditado como ahora a la votación de parlamentarios corruptos que votan habitualmente por dinero y no por valores.
Tal como demostrara en su momento el investigador Loris Zanatta, el peronismo fue un movimiento impulsado por la Iglesia Argentina para contrastar con la democracia liberal y atea con otra forma diferente de democracia más directa y en donde se suprimiese o redujese al mínimo la intervención de los partidos siendo suplantados por organizaciones intermedias como los sindicatos, pero el mismo se les escapó de las manos con la figura de Perón quien fuera un oportunista que los superara y tratara de subordinar a sí a la misma Iglesia. Entonces luego de haber participado en su derrocamiento, se apostó a un peronismo sin Perón, que es lo que sucediera con Bergoglio y otros güelfos también ingresados a tal movimiento con la finalidad de volver a conducirlo. Que al aludido no le interesan propiamente los principios, ha quedado en claro en sus últimas manifestaciones ya como papa. Luego de haberse opuesto verbalmente al matrimonio igualitario, ha terminado aceptándolo en declaraciones que produjeron un verdadero escándalo. Y ahora con el aborto la situación pareciera ser similar. Tras haber permitido, como buen peronista, que el gobierno argentino, que fracasara con el combate a la pandemia, se anotara un éxito con la votación sobre tal ley, ésta es su absurda declaración al respecto que preanuncia nuevos cambios y adaptaciones. "El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura." Es decir muy poco respecto de tal medida ante la cual no hizo nada para impedirla justamente en razón de su condición de peronista que primara sobre su catolicismo.

martes, 29 de diciembre de 2020

DE SECRETARIO A PRESIDENTE, O 35 AÑOS DE LIBERALISMO

DE SECRETARIO A PRESIDENTE, O 35 AÑOS DE LIBERALISMO


Corría el año 1985 y me encontraba viviendo con mi familia, en mi exilio patagónico, en una localidad sita en el Alto Valle de la provincia de Río Negro, de nombre Gral. Fernández Oro (pongo el acento en que se trataba de un militar pues ahora, en tiempos democráticos, se ha suprimido tal aditamento). Integraba en ese entonces el Movimiento Nacionalista de Restauración, siendo redactor habitual de la revista que el mismo editaba de nombre Cabildo. A mi alrededor se encontraba un grupo bastante nutrido y entusiasta de nacionalistas que anhelábamos cambios esenciales en el país y fue el encendido impulso que nos acompañó lo que nos llevó a editar el periódico El Fortín que alcanzara en ese entonces una cierta resonancia a nivel regional.

Fue en razón de la misma que en una oportunidad, mediante la intermediación de una tercera persona, recibí en mi domicilio la visita de un tal Dr. Assef que capitaneaba un grupo de nombre afín al nuestro, que se llamaba Movimiento Nacionalista Constitucional. Lo acompañaba en tal visita su señora esposa y un secretario muy joven que estudiaba en ese entonces abogacía y que fungía de secretario de tal persona, con un apellido muy usual y poco llamativo, algo así como Fernández. Assef quería afiliarnos a su movimiento y el secretario Fernández había traído las fichas de afiliación. Yo había leído previamente su programa en donde se exaltaba la democracia y obviamente la constitución liberal de 1853, por lo que estaba buscando una manera diplomática de zafarme de tal situación. Pero quien en ese entonces era mi mujer no pudo soportar como yo por mucho tiempo ese intercambio inútil de opiniones y, acudiendo a un arranque de sinceridad, le preguntó al vuelo cómo podía ser que se pudiese ser simultáneamente nacionalista y estar al mismo tiempo con ese adefesio que era nuestra constitución prácticamente copiada de la de los EEUU. Sorprendido por ese repentino desplante Assef alcanzó a preguntarnos por cuál motivo nosotros nos llamábamos de Restauración.

Allí intervine y le expliqué que éramos restauradores porque queríamos volver al orden natural que se había derogado en la batalla de Caseros cuyas secuelas de liberalismo y masonería seguíamos viviendo ahora y de manera multiplicada. Por supuesto que eso significó la finalización del encuentro. El intermediario intentó vanamente recomponer la situación, pero fue inútil pues allí terminó nuestra relación con el grupo compuesto por el matrimonio Assef y su secretario Fernández.

Pasaron 35 años de tal fallido encuentro y las cosas hoy son las siguientes. Hemos abandonado el aditamento de nacionalista puesto que debemos reconocer que la tradición liberal en la argentina se ha hecho demasiado fuerte y casi no existe una pizca de rosismo tal como lo concibiéramos nosotros. Es más sencillo decirse tradicionalista explicando que en todo caso rescatamos de nuestra historia solamente aquello que concuerda con ciertos principios superiores y universales de carácter metafísico y reconocemos que cada día que pasa se hacen cada vez más escasos.

Lo que en vez no ha cambiado es el nacionalismo constitucional que se ha hecho cada vez más intenso. El secretario Fernández, hoy convertido en presidente, en relación al tema del aborto, acaba de decirnos: "Hay una Argentina hipócrita que niega el aborto como antes negaba la homosexualidad". Comprendo ahora que faltó explicarle al joven Fernández respecto de los errores presentes en nuestra constitución liberal que él ya entonces exaltaba. Para el liberalismo la libertad, comprendida como el despliegue de la propia voluntad sin ningún tipo de subordinación a algo superior, es más importante que la verdad. Está presente también en la frase de Perón cuando afirmaba que “la realidad es la única verdad”. Cualquiera de nosotros en algún momento de su vida puede haber robado un cenicero en un hotel o haberse llevado un cubierto de un avión sin devolverlo, pero esto no significa que debamos legalizar el robo. En todo caso es una muestra más de nuestra imperfección o, de haber arrepentimiento, de la lucha que debe sobrellevar toda persona por elevarse a algo superior, en este caso es la verdad que prima sobre la simple realidad o voluntad singular.

En esta esencial incomprensión consiste pues el liberalismo de nuestra clase política depredadora presente antes como ahora.

domingo, 27 de diciembre de 2020

EL FORTÍN Nº 98 (OCTUBRE-DICIEMBRE 2020)








Nº 98 (Octubre-Diciembre 2020)



CON LA DEMOCRACIA NO SE CURA






Hace 37 años la república Argentina ingresaba formalmente y de manera absoluta, luego de su contundente derrota militar en la guerra de Malvinas, al sistema de la modernidad en el cual la democracia representa su religión propia de carácter laico y secular.
De acuerdo a la misma el hombre, representado como individuo masificado e indiferenciado, es un ser autosuficiente que es capaz de gobernarse a sí mismo, siendo el Estado únicamente un organismo meramente circunstancial y ordenador del despliegue de las libertades individuales que de manera igualitaria todos poseerían. Y a su vez se reputó que si tal cosa no sucedía, es decir que si la democracia no llegase a funcionar, ello era porque la ignorancia aun presente en la especie humana, consistente en el atraso respecto de comprender tal situación, era justamente aquello que había producido un déficit de democracia, pero que tal situación irregular se resolvería prontamente con mucha más democracia. (SIGUE)
DE GAUCHOS, CHICANOS Y SUDACAS (Iª Parte)

DE GAUCHOS, CHICANOS Y SUDACAS (2ª PARTE)

VOTAR POR BIDEN

CONTRA MARADONA

LA DERECHA BOBA

ABORTO Y DERECHA BOBA

AÑO 2020
EL PENSAMIENTO EVOLIANO ARGENTINO FRENTE A LA PANDEMIA

por Juan Manuel Garayalde



Los superhéroes: expresión de la super decadencia


¿Qué haría hoy una Sociedad Tradicional?

por Francisco Galarza (México)

Monolito Maradona

por Daniel Pem (México)

martes, 15 de diciembre de 2020

ABORTO Y DERECHA BOBA

ABORTO Y DERECHA BOBA






En una nota anterior tratamos el tema relativo a un fenómeno no sólo argentino sino también mundial relferente a la existencia de una cierta derecha, a la que calificáramos como boba, que elabora sus consignas de acuerdo a lo que la izquierda le sugiere al oído y creyendo que preserva su identidad propia por el mero hecho de sostener posiciones contrastantes respecto de la misma aunque muchas veces haya sucedido que haya sido la izquierda la que, al querer anular a la derecha como fuerza enemiga y al conocer esta misma propensión, le haya sugerido lo que ésta tenía que hacer sin haberlo siquiera percibido.

Así pues explicamos que, en contra de todo principio propio relativo a una postura preeminentemente espiritualista, la derecha ha sido antiecologista, es decir ha defendido el desarrollo exasperado de la ciencia y de la técnica moderna tan sólo porque fue la izquierda la que sostuvo la defensa del medio ambiente y la denuncia respecto de la destrucción del clima.

Del mismo modo respecto de la pandemia que hoy nos azota, como la izquierda ha sostenido la necesidad de la cuarentena y el distanciamiento social, ha sido la derecha boba la que sostuvo en cambio la defensa de la democracia y del amontonamiento comunitario, así como su rechazo por vacunas y barbijos. Cuando una derecha verdadera tendría que ser por el contrario antidemocrática y sostener posturas desmasificadoras respecto del hombre al que califica como persona y no como mero individuo.

Hoy sucede exactamente igual en lo relativo al tema del aborto, medida ésta que sin lugar a dudas ha sido sacada a la palestra por el gobierno simplemente para distraer a la opinión pública de otros problemas mayores. Pero ha resultado aquí llamativo el argumentario sostenido por la derecha boba para contrastar con tal ley. Al sostener que el aborto lesiona el derecho a la vida y al agregar seguidamente la existencia de planes por los cuales se intentaría disminuir la población del planeta, la derecha boba por el contrario se ubica del lado de aquellos que sostienen que el planeta Tierra goza de una superficie de infinitos recursos y que del mismo modo de lo que sucedería con el clima que se arreglaría solo y que habría una buena providencia que velaría por todos nosotros convirtiendo los desastres y desaguisados del hombre en paz, prosperidad y bienestar para todos, no existiría un problema de superpoblación en el planeta y seguiría vigente la máxima bíblica del creced y multiplicaos sin límite alguno que no sea la mera fatalidad o el azar, en ambos casos gobernados por un Dios sumamente bueno que vela por todos nosotros y evitaría que el mundo se destruya quitándonos de la preocupación por el desarrollo de la historia.

Sin embargo hay que acotar aquí que, debido a los avances de la medicina, la población del planeta tiende a duplicarse cada 30 años por lo cual, siendo en la actualidad nuestra población de casi 8 mil millones de habitantes, en 100 años con suma probabilidad y de seguirse con tal tendencia pronunciada se llegaría a superar los cien mil millones de almas. Y si a esto le sumamos la contaminación ambiental y climática que ha incrementado las zonas desérticas y la pérdida de agua potable, sin lugar a dudas debe decirse que un mundo con tal cantidad de personas sería totalmente inhabitable.

Pero lo que aquí habría que agregar es que es falso que el actual sistema moderno, compuesto por la izquierda o los sectores capitalistas denominados globalizadores (término a su vez equívoco pues también la derecha verdadera debería ser globalizadora pero en un sentido opuesto) se preocupen mayormente por el incremento poblacional tal como falsamente le atribuye la derecha boba. Para el moderno en su fase última y actual, la de la postmodernidad en donde se mistifica el aquí y ahora y se rehuye de todo futuro o de lo después de nosotros, este problema, del mismo modo que el del clima, NO EXISTE ya que vale aquí el dicho de que luego de mí puede sobrevenir el diluvio ya que no voy a estar para verlo.

A tal respecto es falso que el aborto sea pensado para disminuir la población; todo lo contrario tal medida ha sido concebida exclusivamente en función de la revuelta feminista que es solidaria con el proceso de postmodernidad que hoy se vive. La ley actual otorga a la mujer el derecho a abortar de acuerdo a su voluntad debido a que se la concibe como dueña del propio cuerpo y anula totalmente la decisión al respecto por parte del hombre que es parte esencial en el proceso de la gestación. Será la mujer la que resolverá quiénes son los que nacen y quiénes no. Y ello lo hará en función de su conveniencia. Como hoy la ciencia ha podido determinar por los análisis de ADN la paternidad de las personas, con astucia la mujer elegirá qué hijo le conviene mantener vivo y cuál no. No cabe duda de que la que tiene en su vientre a un hijo de Maradona no abortará pues es poseedora de una mina de oro a la que difícilmente podría renunciar, y se podrían multiplicar los casos. A su vez como hecho concurrente con el feminismo y la postmodernidad nos encontramos con la revolución sexual que ha convertido al sexo en mercancía y en manía por el cual todo el mundo habla de ello constantemente y se ha impuesto la idea de que no ser un sexópata es hoy sinónimo de represión y menoscabo por lo que ha llevado a que las personas, celosas de su autoestima, se empeñen en fornicar multiplicadamente por lo cual, lejos de controlarse con ello la cantidad de nacimientos, sucederá en cambio que serán muchos los que acontecerán por conveniencia, todos utilizados por la mujer para mantener al hombre controlado y esclavizado. Mantener un hijo obligadamente producto de un lapsus momentáneo o calentura pasajera durante veinte años es una condena dura para el hombre en donde la mujer sacará una serie interminable de provechos.

Resulta indudable al respecto que nuestra oposición al aborto es solidaria con todos los procedimientos de anticoncepción. Estamos en contra de la revolución sexual que ha encumbrado a un feminismo opresor. Sostenemos que para que se detenga el crecimiento ilimitado de la especie humana el único procedimiento válido es el control de la sexualidad, que el hombre vuelva a ser dueño de su sexo y que no se encuentre adueñado por éste como una energía compulsiva que lo rige y gobierna. Proteger al ser humano de tal contaminación vistiendo a la mujer como sucedía antes a fin de que abandone su función exasperada de seducción. Resaltar aquellas virtudes que nos hicieron grandes, tales como la castidad, la virgindad, el sexo dentro del matrimonio. Volver a castigar el adulterio con penas severas, en tanto que hoy ya ha desaparecido como delito penal. Sólo en esto debe basarse una sana lucha contra el aborto.

jueves, 10 de diciembre de 2020

¿Qué haría hoy una Sociedad Tradicional?, por Francisco Galarza (México)

¿Qué haría hoy una Sociedad Tradicional?


El hombre contemporáneo, tiene el muy dudoso honor de distinguirse por varias razones, ninguna de ellas positiva, y dos de ellas resaltan entre otras, su rechazo o ignorancia total o cuasi total a lo espiritual, y como complemento letal, su soberbia de creerse la mejor versión que haya existido del ser humano, tanto por lo que conoce, por lo que puede hacer. Cree ser el pináculo de la civilización, cuando en realidad está en el mas oscuro y frío agujero.

Esa combinación lo deja prácticamente ciego y sordo a las señales de los tiempos, que literalmente le están advirtiendo de todas las formas posibles que esta humanidad está en su fase última y final.

Para hacer un contraste, si hoy existiera una sociedad tradicional completa y funcional, ¿qué estaría haciendo? ¿Cómo se comportaría, cuáles serían sus prioridades? Sucintamente señalaremos que una Sociedad Tradicional, tendría su centro en la vida espiritual, lo religioso, sería una sociedad jerárquica. La sabiduría sería lo mas apreciado, el comportamiento heroico (el auténtico, no la triste y pobre concepción que se tiene hoy de un héroe). El gobierno, el Estado, tendría como prioridad mantener un marco religioso cultural que permitiera a cada individuo convertirse en una persona capaz de transitar lo mejor preparada a la otra vida. Desde luego sería una sociedad que viviría de manera orgánica con su entorno, con la naturaleza, sin contaminarla, ni abusar de ella, solo tomando lo necesario, para un tipo de vida sencillo y digno a la vez, sin ningún tipo de excesos materiales. Se conduciría con el entendimiento de los símbolos, mitos y con apego a rituales específicos, algunos para toda la población, y otros para ciertos grupos de sabios (lo que equivocadamente hoy se le llama de manera muy genérica, sacerdotes, los pocos a los que se les puede llamar así hoy), o la nobleza, etc. Desde luego las cuestiones que apabullan y comprimen el alma postmoderna, serían totalmente secundarias. Nos referimos a la economía en general, las comodidades, la obsesión por ser visiblemente exitosos, productivos, rentables, acumular y acumular bienes materiales y dinero. La ciencia y tecnologías profanas, también tendrían un lugar muy periférico, apenas lo mínimo indispensable.

Si existiera esta hipotética sociedad, no podría evitar tener contacto con la multiplicidad de sociedades postmodernas actuales, pero lo reduciría al mínimo, pues la reconocería en su conjunto como una completa distorsión altamente tóxica y degradante del verdadero ser humano. Y esa, entre muchos otros indicadores cíclicos, astronómicos, etc., sería prueba suficiente de que se vive una época terminal, y esta sociedad tradicional sabría que debería mostrar aun mayor dedicación y atención a su vida religiosa y espiritual.

Mircea Eliade en una de sus obras, afirmaba que el hombre que no sabe de símbolos está perdido. Siendo así, no hay hombres y mujeres más perdidos que los de hoy, que se consumen por trivialidades ridículas y absurdas, y ni siquiera sospechan en que clase de tiempo, cualitativamente hablando, viven hoy.

Aunque desde hace mucho no existe ninguna sociedad tradicional, si existen al menos grupos pequeños en algunos casos, personas, que viven lo mas posible bajo un esquema tradicional, ya sea porque siguen una religión de manera ortodoxa o una doctrina metafísica integral.

Podrán ser muy pocos, pero esos pocos ayudan mucho mas al mundo con sus oraciones, su meditación, y su heroísmo, que gobiernos, empresarios y sociedad en general que solo viven para la profana horizontalidad simple y burda.



Francisco Galarza

Diciembre de 2020.

Monolito Maradona, por Daniel Pem (México)

Monolito Maradona

Daniel Pem (México)




Es un tanto simpática toda la efervescencia que se ha ido generando en torno a personajes tan espectaculares y míticos como es el caso de Diego Armando Maradona, una vida aturdida como lo que de ella hay en la velocidad de una carrera deportiva así sea en su relación con la fama, se expone de modo condensado en tres relatos centrales: su carrera excepcional como futbolista, el triunfo apoteósico que consigue brindarle al pueblo argentino a través de una copa mundial que termina arrebatándole a Alemania llevándose de paso a Inglaterra en los cuartos de final, y finalmente su decadencia simplificada en la particular afición por la cocaína.

Poco más o menos se sabe, más allá de quienes son hinchas y se encuentran realmente extasiados por su no muy compleja personalidad. Y ahora que él ha muerto, vuelve a renacer de manera paródica sobre aquella figura arquetípica de la monarquía –el rey ha muerto, viva el rey–, en la que la muerte simbólicamente le vino muy bien pues varios fanáticos pueden revivir el glorioso recuerdo de su triunfo por encima de los continuos escándalos a los que se expuso en sus últimos años.

Su muerte trajo en muchas personas esta radicalización de relatos, tanto de aquellos que lo ven como un dios cuya mano extendida pareciera acariciar en el cielo a su padre, como quienes no dejaron de señalar de forma socarrona su afición por las drogas y demás excesos. Un tercer grupo, desprendido temporalmente de este personaje, realmente no tendría mucho que decir al respecto ni tampoco interés en darse por enterado en lo relativo a la aciaga noticia que embargó a las generaciones precedentes, cuya relación monolítica con el espectáculo, es decir, vinculada totalmente con aquellos contenidos que expresaba incuestionablemente el televisor, afianzó este condicionamiento emocional. En tiempos de politeísmo simbólico manifiesto en una pantagruélica oferta de contenidos mediatizados, que no solamente han propiciado las viejas rupturas generacionales sino inclusive intergeneracionales, la muerte de un futbolista resuena con la muerte del televisor, ocaso del que algunos ni siquiera se han percatado, dejando con ello un distingo muy evidente entre dos paradigmas de comunicación masiva.

Maradona, como símbolo, posee la belleza de volverse cualquier cosa, posee la cualidad de engendrar un sentido de heroicidad en una Hispanoamérica derrotada, e incluso su propia vida puede utilizarse para mostrar dos espectros de un yo escindido, aquel que se encuentra magnificado a través de imágenes espectaculares, y ese otro yo, más extraviado, cuya degradación irónicamente se potencializa al dejarse arrobar por esa ilusión icónica presentada frente a sí mismo. Ese otro yo puede encarnarse en Alberto Fernández, el actual presidente de Argentina, cuya dignidad sirve para poco más que su ineficaz y pintoresca manera de conducirse ante sus conciudadanos, cuando les solicitó, con megáfono en mano, que debieran calmarse para acceder de modo ordenado al velorio del personaje que nos ocupa.

A modo de conclusión, no deja de ser sintomático que este gran ídolo haya triunfado en un deporte creado por los ingleses. De algo nos servirá el Diez, en calidad de consuelo, ante un hecho que puede condensar la suerte general de los hispanos: Argentina ganó la copa aunque haya perdido las Malvinas. Podemos seguir celebrando, que la sonrisa del desmoralizado no nos la quita nadie, sobre todo aquellos que nos enseñaron a seguirles el juego.

viernes, 4 de diciembre de 2020

DE GAUCHOS, CHICANOS Y SUDACAS (2ª PARTE)

DE GAUCHOS, CHICANOS Y SUDACAS (2ª PARTE)



Hace poco más de un mes escribimos una nota en donde contrastamos la figura del gaucho como arquetipo positivo del hombre americano, para el cual el ocio y la contemplación priman sobre el mero trabajo, y las de las dos deformaciones y desvíos que han aparecido en nuestro medio como producto del influjo moderno que son el chicano y el sudaca, habiendo dejado a este último, en tanto representativo de un grado inferior y más decadente de descomposición, para una segunda nota, la que por un momento estuvimos a punto de no elaborar.

Sin embargo un hecho del que vamos a hablar seguidamente nos ha llevado a cambiar de actitud. Días pasados nuestro colaborador Juan Manuel Garayalde nos dio a conocer un texto de Gustavo Carante titulado LA «INTERPRETACIÓN GHIOIANA» DEL «RACISMO ESPIRITUAL» DE JULIUS EVOLA en donde el aquí aludido, tomando como base ciertas expresiones mías en un debate acontecido en el foro Democracia y Tradición, pero arrancadas totalmente de contexto, las trasladó luego a otro que él dirige y en el cual no participo, en donde de manera falaz deforma absolutamente todo lo que pueda haber dicho agregando una serie de descalificaciones personales las que han servido para hacer las delicias del grupo de nazis calenturientos que lo acompañan y aplauden en sus falsedades. Desde ya que lo que se pueda decir allí es algo que en el fondo me tiene sin cuidado y más debería preocuparme el día en que tales personas pudiesen tener conceptos favorables a mis puntos de vista pues tal cosa me obligaría a formular un urgente replanteo, pero lo indudablemente repudiable del asunto es que el aludido haya utilizado material de otro foro para usarlo en el propio sin darnos así la oportunidad de refutarlo, lo cual es un elemento muy indicativo de lo que señalaremos al hablar de la segunda degeneración aquí acontecida que es el sudaca.




Con la finalidad de seguir con el hilo de la primera parte que ha precedido a esta nota volveremos a dar algunas ideas relativas al carácter del chicano lo que nos permitirá seguidamente arribar a su consecuencia última y más decadente. El chicano es, tal como dijéramos, aquel individuo perteneciente a nuestro medio íbero-americano que admira al yanqui y desea fervientemente ser admitido por éste en su círculo de preferencias haciendo hasta lo imposible por hacer buena letra y arribando a grados de sumisión realmente asombrosos, habiendo dado ejemplos en la nota anterior, en donde se hacía ver cómo alguno de ellos justificaba e incluso exaltaba todos los genocidios e intromisiones que los EEUU hayan podido cometer en el propio continente y en otros y aceptando de éste de manera pasiva e incluso con entusiasmo masoquista todo tipo de humillación. Si tal conducta puede sin más parecernos asombrosa digamos que la misma es todavía poco si la comparamos con la degeneración sucesiva que es el sudaca.

El sudaca es peor todavía que el primero pues, si bien como el chicano asume las mismas conductas de sumisión, aunque en este caso lo hace respecto del europeo al cual adora y en especial en sus sectores más extremos de corte nacionalista, imitando de este modo al chicano que adora a Trump o a organizaciones como Qanon o el Kukuxklan, sin embargo da un paso más y es el de convertir a quien es victimario en víctima poniéndose en forma fanática en actitud de conmiseración del lado de éste a pesar de haber padecido de su parte una plétora de humillaciones y expoliaciones aun mayores que las soportadas por el chicano. Concretamente cuando este último nos dice que el yanqui hizo bien en maltratar o matar a los negros, pieles rojas y demás razas de color pues eran inferiores y más cercanas al mundo animal, sin embargo nunca nos va a decir que fue al revés, que fueron éstos los que maltrataron y expoliaron al yanqui. Bueno esto último, aunque parezca mentira, es lo que hace el sudaca respecto del europeo el cual sería una víctima obligada de todos los pueblos subdesarrollados del planeta que acudirían a su territorio para aprovecharse de sus bondades y excelencias y expoliarlo debido a su carácter ingenuo y bonachón.

Partamos al respecto por lo que vamos a decir seguidamente de un interrogante que en su texto se formula Carante cuando afirma con asombro no entender el por qué de nuestra enemistad con los europeos actuales a pesar de ser de tal origen. Se lo explicaré seguidamente con una serie de ejemplos muy concretos y aplicando aquí el método del filósofo Bergson el cual decía que para conocer la ciudad de París había que transitarla al menos por un día en vez de hacer acopio durante años de todas sus postales.




1995

Nos encontramos en el año 1995. Nuestro país se encuentra atravesando lo peor del menemismo, es decir ese peronismo cínico y cruel adobado con los aportes güelfos del movimiento carapintada y del más sórdido liberalismo de la familia Alsogaray. Con la excusa de que las empresas públicas, que han sido convertidas expresamente en ineficientes, dan pérdidas, se ha procedido a su privatización compulsiva, pero para alentar a venir al capital extranjero a fin de que hiciera negocios incalculables se ha convertido a nuestra moneda en dólar para que sus empresas pudiesen sacar del país sus dividendos sin pasar por los pavores de la devaluación. Negocio redondo para muchos, en especial para los capitales europeos pero no nortemaricanos como antes pues esta vez, al estar el peronismo, sigue presente la fórmula antiyanqui de Braden o Perón, aunque en este caso se trate de empresas como la francesa Telecom, las españolas Telefónica o Repsol, entre tantas europeas.

Acabo de llegar a España y constato que hablar por teléfono por la misma compañía que está también en mi país sale 7 veces menos que en el mío, que instalar una línea telefónica allí sale 14 veces menos y lo principal de todo que las leyes que amparan la inversión extranjera permiten a la compañía foránea llevarse todas sus ganancias a sus casas matrices del exterior, cosa que nunca sucediera antes cuando se estaba obligado a invertir en el país parte de las mismas. Pasa lo mismo con Repsol, con la diferencia que no nos trae nueva tecnología sino que se remite a sacar petróleo de pozos que ya fueron perforados por su par argentina previamente privatizada. Negocio redondo por donde se lo mire con cero de inversión y riesgo.




AÑO 2002




Vuelvo a visitar Europa. En mi país todo ha cambiado, tras 10 años de incesantes saqueos se terminó la convertibilidad, nos hemos quedado sin riquezas para intercambiarlas por papel pintado a enviar a las empresas europeas, vino entonces el corralito, y como secuela de ello, una invasión de compatriotas nuestros inundó Europa, a diferencia de los africanos de los que luego hablaremos, que hoy también hacia allí se dirigen pero en chalupas que se hunden, iban todos en avión pero sin regresar a su país.

Me encuentro en un bar de Barcelona reunido con dos ‘evolianos’ españoles, uno de ellos muy conocido. En un determinado momento de la conversación uno de los comensales me comenta que entre los fugados de mi país habían llegado meretrices de muy buena fama por sus servicios. A lo que contesté con indignación que “Si Uds no nos hubiesen esquilmado como lo hicieron, si no hubiesen coimeado a nuestra clase política depredadora, con seguridad se habrían visto privados de muchas de nuestras prostitutas. Que lamentaba profundamente que el inmigrante argentino y de otros países también esquilmados por Uds hubiesen tenido que acudir a tales menesteres para poder sobrevivir”. No les gustó mi respuesta pero escuché por allí musitar que era un mal sudaca, término afectivo con el cual los grupos identitarios, es decir los defensores a ultranza del imperialismo europeo, califican a quienes siguen sus cánones de victimización. Ellos no opinan en modo alguno que nos esquilmaron sino que todo ha sido el producto de una muy mala gestión, de un Estado superagrandado como diría el Milei o el Alsogaray de turno, cuando no del producto del mestizaje gaucho o aborigen que nos habría producido una raza ineficiente. Más tarde cuando quise entrar a un museo constaté que por la devaluación la entrada al mismo era el equivalente a un tercio de mis haberes. Con esta supermoneda inventada a propósito para esquilmar a las demás naciones venía ahora la segunda etapa de la expoliación. Luego de habernos sustraído las riquezas a través de la sangría de divisas por la convertibilidad el segundo momento era el conocido como el del barrido. Miles de europeos visitando la Argentina y comprándolo todo por pocas monedas. Por lo tanto se asistía a la segunda expoliación.




EUROPA Y LOS NEGROS







El Sr. Carante, en su exacerbado europeísmo de sudaca sometido, protesta porque nosotros hemos dicho que le reconocíamos a los negros norteamericanos así como a los demás pueblos de color el derecho a reclamar por los crímenes cometidos por el colonialismo y su miserable secuela de esclavitud. Que no veíamos mal la destrucción de las estatuas de Lee, de Cotton o de Churchill por las matanzas cometidas en el pasado y me acusa por ello de querer llenar Europa de negros africanos para mestizarles la raza y cambiársela. Acude en auxilio a textos de Evola para mostrar según él mi incongruencia, pero ya demostraremos en forma contundente todo lo que falsifica y su profunda mala fe. Expliquemos previamente la relación del Europeo con el negro. Si Jonielandia implantó la esclavitud y luego simplemente discriminó a los negros en su territorio sometiendo a muchos de ellos a grados de pobreza extrema lo mismo que a nuestros connacionales, Europa dio un paso más en la injusticia. Ha sido famosa la utilización de negros africanos en las dos guerras mundiales obligándolos a luchar por causas que no eran las propias, es decir a participar forzados de guerras civiles entre blancos europeos. Pero los móviles con los que se los obligó a ir fueron diferentes entre la primera y la segunda guerra mundial. En la primera la excusa era que volverían cargados de anécdotas jugosas sobre la emocionante contienda militar, en la segunda ya cuando esta coartada no resultaba suficientemente motivadora se les explicó que tendrían a su disposición a muchas mujeres blancas de los territorios vencidos y ocupados que oficiarían de presa de guerra. El sur de Italia fue víctima de tales violaciones efectuadas por negros africanos traídos expresamente por potencias aliadas y motivados de tal modo para combatir. Se calcula que cerca de 200.000 de ellos murieron en las dos guerras mundiales.

Pero ahora las cosas han cambiado. Estoy en en norte de España, más precisamente en La Coruña y me dirijo en un tren que viene desde Lisboa hacia Madrid. Me ha tocado viajar junto a un negro originario de Mozambique con el cual sostuve una larga conversación o mejor dicho, me estuvo hablando durante todo el viaje. Su tema obligado fue narrarme la cantidad de conquistas de mujeres blancas de todos los países europeos que había efectuado en sus distintas travesías por el continente. Fue un relato interminable y aun así no me pudo contar todo pues tuve que bajarme en Madrid. Pero más tarde pude corroborar que todo eso era perfectamente creíble cuando en la plaza principal de la ciudad de Praga, hoy ‘liberada’ del antiguo comunismo, pude ver a un par de negros ofreciendo sus servicios a mujeres blancas muchas de ellas jóvenes y de buen ver que acudían a ellos casi haciendo una hilera. El negro y también las negras están de moda entre los blancos europeos, porque se ha introducido en tal continente un demonismo sexual esencialmente priápico y hay toda una propaganda respecto de sus servicios. Por lo cual pude constatar que son los mismos europeos los que mezclan sus razas con pueblos de color y no son éstos los que lo están buscando ex profeso.

Pero no concluye allí el tema de los negros africanos. Luego de haberlos explotado de todas las maneras posibles aun de las inimaginables asistimos ahora al proceso de descolonización o más bien a lo que algunos denominan el neocolonialismo. El mismo consiste en lo siguiente. Se han ido las tropas coloniales pero han quedado sus esbirros nativos, es decir los menems africanos. Una convertibilidad, pero relativa al euro, se ha establecida en las ex colonias por la cual, tal como hiciera notar en su momento el premier italiano Di Maio en su polémica con su par francés, los bancos centrales de los países africanos, para equilibrar sus balances, atesoran dicha moneda que les proporciona el gobierno francés. Los resultados son quiebras galopantes y corralitos tales como los padecidos en nuestro terruño con la diferencia que hoy en África a diferencia de aquí hay un fundamentalismo que, cabalgando el tigre en serio (y no infiltrándose en el sistema como dicen algunos pseudoevolianos), combate al enemigo moderno con sus mismas armas tal como se ha venido haciendo desde el 11S.

Los diferentes corralitos a los cuales ha venido siendo sometido el continente africano han producido estas avalanchas de inmigrantes que hoy se ven y que nosotros ya hemos vivido con la única diferencia de que, tal como dijéramos, nuestros fugitivos lo hicieron en avión en cambio lo de ellos fue hecho en chalupas que se hunden en el Mediterráneo produciendo muertos a raudales. Y luego los identitarios y sus amigos sudacas, superando en esto a los chicanos, nos hablan de invasión y mestización de la raza, lo cual da asco simplemente. Agreguemos que resulta paradojal que tales movimientos nacionalistas europeos no propongan suprimir la ‘inmigración’ sino ‘regularizarla’, es decir poner más trabas y complicaciones al inmigrante que va allí a trabajar por monedas pues, debido al desfasaje cambiario impuesto por el imperialismo europeo, con parte de las mismas puede mantener a una familia en su terruño.




EVOLA Y LOS NEGROS




Lejos de conmoverse por tal situación que han vivido los pueblos saqueados por el imperialismo europeo, incluso el suyo, el sudaca aquí aludido reputa en cambio, haciéndose eco de todos los cuescos lanzados por sus admirados, que es al revés: que son los pueblos de color los que quieren invadir a Europa y mestizarla, y que quienes condenamos tal proceso de explotación que ellos defienden seríamos promotores de la integración racial y por lo tanto agentes de Soros que quiere cambiar la díscola raza europea mezclándola con los negros. Más allá de que pertenece al género idiota suponer que un capitalista nefasto como el antes aludido sienta necesidad de cambiar la etnía de un continente perfectamente drogado con sus postulados consumistas y sexopáticos, pues en Europa sólo se habla de dinero y de sexo, lo que nosotros proponemos es exactamente al revés de lo que el antes aludido nos achaca. Dejen de explotar a los pueblos y principalmente a los africanos y verán como no serán invadidos y agregaríamos también dejen de aparearse con los negros y negras en forma voluntaria y compulsiva y verán como no se les mestiza la raza. Una medida más contraria al mestizaje y a la integración racial no puede ser otra que la que nosotros formulamos, en cambio los identitarios por él defendidos avalan el ingreso de inmigrantes pero con limitaciones mayores a fin de poder explotarlos mejor.

Nos queda por último hablar de lo que falsamente nos achaca de “interpretar” a Evola de una manera equivocada. Aclaremos seguidamente que, en tanto tal autor no es críptico como otros, no precisa de interpretaciones, sino simplemente de exposiciones y en todo caso aclaraciones respecto del contexto en el cual fueron escritas sus obras. Al respecto el aludido pone el acento en un escrito traducido por nosotros titulado Norteamérica negrificada, que es un capítulo de la obra principal El Arco y la Clava. En el mismo el autor se dedica a criticar sea los procesos de exaltación de la cultura negra, en especial en su música acontecidos en la sociedad norteamericana, así como también el culto por el negro del cual habláramos como una característica que también se expresa hoy en el ámbito europeo que se encuentra ‘invadido’ por tal etnía. No existe de ningún modo allí una descalificación de la personas por su color de piel como sugiere el antes aludido. Es más, en una nota aclaratoria a un famoso poeta italiano que como nuestro sudaca lo acusa de racista aunque con un significado de descalificación, nos aclara que su rechazo hacia los negros tiene que ver con una jerarquía de valores ya que apenas se encuentran por encima de las razas primitivas de Australia no quedando descartado que esto pudiera revertirse en un futuro. Y más aun agregaríamos nosotros, como Evola no era precisamente un historiador, existe un desconocimiento de su parte respecto de una expresión de alto nivel cultural cual fuera en la Edad Media la cultura negra que prosperó en la región de Malí. Desconocimiento que por igual se manifestara en su caracterización de la colonización española de América como una obra de simples mercaderes. Pero insistimos este desconocimiento no modifica en un ápice el concepto de que más que tratarse de una descalificación del negro como contraste respecto de la superioridad demostrada por los blancos, hay simplemente una acotación respecto de una situación de hecho. Más aun, en el texto se hace notar también que en última instancia en el territorio norteamericano la cultura expresada por una raza de color como la de los indios pieles rojas era muy superior a la de los blancos de origen protestante y sajón y que de haber triunfado la mismaohabría sido mucho mejor para la nación norteamericana. (ver pg. 35 de El Arco y la Clava, Ed. Heracles.).




UN FINAL PARA SONREÍR




Siguiéndolo a Evola y defendiéndolo de sus deformaciones en especial de la reductio ad Rosenberg que aplica en España el famoso fabulador Alcántara, el cual contradiciéndolo a Evola reputa que es el cuerpo el que determina al espíritu y no al revés como manifiesta expresamente nuestro autor en expresa refutación del nazi alemán, al aludido sudaca se manifiesta contrario a lo que nosotros decimos y nos cita textualmente

«Evola sostenía un racismo espiritual que de ninguna manera estaba determinado por el color de la piel... Si había que elegir entre un bantú que alababa a sus dioses y un sueco en orden racialmente pero volcado a la droga y el consumo se quedaba con el primero...»
Agregando luego de su pluma: “Vale decir, en la retorcida interpretación ghioiana, siempre los europeos son los degenerados y los hombres de color son los enviados por la Providencia que vienen a salvar a Occidente de su decadencia.”

Consecuencia ésta totalmente gratuita por parte del aludido que en todo caso es una demostración más del fanatismo con el cual él ha asumido la causa de los nacionalistas europeos y su labor de victimización extrema. Le voy a dar un ejemplo muy simple para que lo entienda. Si yo digo que Brigitte Bardot era más linda que su madre, eso no significa que esté sosteniendo que debe dejar de quererla para pasar a hacerlo en cambio con la actriz francesa, simplemente se trata de la constatación de un hecho. En todo caso si los actuales bantúes alaban a sus dioses a diferencia de la mayoría de los europeos actuales que están volcados hacia la droga y el consumo, no estamos diciendo que nos tengamos que hacer todos bantúes, sino en todo caso los pueden imitar en lo que tienen de bueno. Pero lo principal y con esto terminamos es que lo que nosotros dijimos fue nada más que una cita casi textual de lo afirmado por el grupo de los Dióscuros, la última empresa que dirigiera Evola en vida luego de su experiencia anterior con el grupo de Ur. La que que seguidamente reproducimos aquí para finalizar:

“Afirmar que un blanco, por el mero hecho de ser blanco será superior a un bantú significaría absolutizar la forma externa y por lo tanto ser superficiales (en quién habrán pensado?): un blanco que por ejemplo se haya reducido al estado de ser alcoholizado e invertido, no podría desarrollar funciones de guía como en vez un hotentote o un bosquimano, quienes, aun el el límite más bajo tras milenios de crepúsculo y degradación, defienden con los propios ritos la presencia humana en sí, tendrán un mayor derecho a llamarse hombres.”

Tal como vemos Evola no era nazi y con seguridad habría repudiado a los chicanos y sudacas de haberlos conocido.