ACLARANDO
LAS COSAS
Desde hace varios años que el
Centro Evoliano de América - antes Centro de Estudios Evolianos- la publicación
"El Fortín" - ahora electrónica -, la Agencia de Informaciones
Kaliyuga y Radio Agencia Kaliyuga, vienen hablando de la tercera guerra mundial
y de la guerra de civilizaciones.
Ante la evidencia irrefutable
de los hechos que a escala mundial se han venido sucediendo se han sumado otras
voces que también han comenzado a referirse al tema de la tercera guerra
mundial. Antes que nada digamos el
porqué de tercera guerra mundial. Las tres tienen características que las hacen
destacarse de cualquier otro tipo de guerra. Para no remontarnos mucho en el
tiempo digamos que en estas últimas etapas de la modernidad hubo muchos tipos
de guerra por causas geopolíticas, raciales, económicas o por disputas
fronterizas o por el control de recursos naturales, guerra de guerrillas o
enfrentamientos parciales entre el capitalismo y el marxismo, sin que ninguna
de ellas adquiriera el nivel de mundial. Lo que caracteriza a las guerras
mundiales es que en ellas está presente el enfrentamiento entre el espíritu
tradicional y el mundo moderno; entre la civilización de la Tradición y la
civilización de la modernidad, encarando cada una de ellas principios
metafísicos que superan todo lo contingente y accidental.
En la primera guerra mundial
( 1914/19) se enfrentaron potencias que todavía conservaban aspectos
tradicionales contra las que representaban a la modernidad. Entre las primeras
los imperios austro-húngaro, alemán y otomano, entre las segundas las
democracias occidentales como Gran Bretaña, Francia, Italia y EE.UU. Fué una
excepción Rusia que participó del lado
de las democracias arrastrada por su paneslavismo y que lo pagó muy caro al
caer en el comunismo. En resumidas cuentas destrucción de cuatro imperios
tradicionales. A ello habría que agregarle la destrucción del imperio chino a
partir de 1912 que finalmente lo condujo al comunismo a partir de 1949.
En la segunda guerra mundial
(1939-1945), las cosas fueron más claras: el enfrentamiento entre los fascismos
que de alguna manera representaban contenidos tradicionales contra el mundo moderno,
democrático, liberal y marxista.
En la tercera guerra mundial
en curso, comenzada con el derribo de las Torres Gemelas el 11-9-2001 se
enfrentan el espíritu tradicional representado por el fundamentalismo islámico
en sus distintas variantes, y el mundo moderno a través de una formidable
coalición de más de 60 países encabezada
por los EE.UU. a los cuales hay que agregar Rusia y otros.
El espacio de esta nota no
nos permite desarrollar más el tema,pero basta lo dicho para demostrar la
superficialidad de muchos publicistas modernos con sus teorías geopolíticas en
torno al enfrentamiento entre potencias marítimas y potencias continentales. En
la primera guerra mundial se enfrentaron entre sí potencias continentales -
Alemania, Francia, Rusia - ; en la segunda se vuelven a enfrentar potencias
continentales con el agregado que también lo hacen entre sí potencias marítimas
como lo son EE.UU. y Japón.
Ahora, en la tercera guerra,
se unen toda clase de países, tanto marítimos como continentales, para
enfrentar al fundamentalismo islámico. Todo lo material contra la única
manifestación actual de Tradición espiritual y religiosa. El mundo moderno y
sus defensores viven en la irrealidad, han perdido toda noción de la realidad
superior y trascendente y sus horizontes no superan lo contingente, lo
accidental, lo geográfico y lo estrictamente material. Para ellos todo es
cuestión de misiles, de bombardeos, de petróleo, de conspiraciones, de
posiciones geopolíticas y de personas que hacen en el mundo lo que quieren. No
admiten que hay una realidad superior a toda consideración económica,
histórica, geográfica, política y social.
Uno de los personajes que
últimamente se ha dado en hablar de que estamos en guerra es el Papa Francisco,
y sus palabras lo falsean todo. En su viaje a Polonia dijo: "¿ Alguno
piensa en la guerra de religión? Nó, todas las religiones quieren la
paz..." Y agrega: " Quiero aclarar una cosa: cuando hablo de guerra
hablo en serio de eso, pero no hablo de guerra de religión."
El Papa conoce la historia de
la iglesia y miente cuando dice que todas las religiones quieren la paz. La
Iglesia Católica alentó y participó en muchas guerras; basta referirnos a las
Cruzadas, a la formación de las órdenes de caballería medievales, a los enfrentamientos
con el Sacro Imperio Romano Germánico, la participación de los Estados
Pontificios en numerosos conflictos, en la guerra civil española, etc.
Lo que pretende el Papa es
negar que en la actualidad las guerras del fundamentalismo islámico son guerras
religiosas y con esto quitarle a la
guerra santa musulmana toda inspiración y fundamento superior y así rebajarla a un conflicto inferior al cual hay que combatir como se combate a la
delincuencia. Le recomendamos a
Francisco releer la obrita de San Benardo de Claraval "Elogio de la Nueva
Milicia" dirigida a la Orden de los Templarios. Y cuando dijo que
"cuando hablo de guerra hablo en serio de eso pero no hablo de guerra de
religión" acá revela una tremenda ignorancia, o algo peor, porque las
únicas guerras legítimas y auténticas son precisamente las guerras de religión,
porque en ellas se lucha por lo trascendente y por lo que es más que la vida
terrestre y en las cuales se puede descubrir lo heroico, lo viril y lo
guerrero, o sea lo que está ausente del mundo moderno pacifista, femíneo y
cobarde.
San Carlos de Bariloche, 29 de agosto del 2016.
JULIÁN RAMÍREZ