lunes, 21 de junio de 2010

Un especial agradecimiento


No podemos menos sino agradecer el denodado esfuerzo que en la web realizan personas de ideología nazi, en un sentido del que luego hablaremos, las que de manera espontánea se preocupan de colaborar con nosotros en la vasta tarea periodística y judicial que estamos emprendiendo en contra de representantes sionistas del sistema encargados de vincular las ideas de Julius Evola y de nuestro Centro con el antisemitismo nazi. Entre las varias aparecidas en escena queremos especialmente señalar a una de ellas, en donde su anónimo autor, si bien nos confiesa incompetencia para efectuar un estudio de alcance sobre las relaciones de Evola con la ideología nazi que él sustenta, sin embargo nos dice aun esquemáticamente cosas sumamente esenciales y que desde una vereda opuesta compartimos plenamente.
a) En primer término que Evola no es un autor materialista como en cambio el nazismo biológico que él sustenta. Esto es en verdad un aporte muy importante especialmente viniendo de alguien de tal facción pues tiempo atrás alguno de ellos había manifestado en cambio lo contrario, que era muy moderno y por lo tanto muy materialista, asociándolo incluso con Carlos Marx (1). Que por lo tanto no considera como el nazismo biológico y tal articulista que sea el color de la piel aquello que determine lo que uno es. Señalemos de paso que para el aludido Bach y Miguel Ángel por ejemplo fueron tales por haber pertenecido a la raza blanca, de la cual por otro lado también participa la mayoría de los judíos, sin poder explicarnos por qué los que también forman o formaron parte de la misma, que pueden contarse en miles de millones, jamás llegaron ni lejanamente a tales alturas. Que, tal como veremos, mientras que el nazismo que imperó con Hitler en el poder confundió lo ario con lo germánico y consideró a todos los restantes pueblos que no lo eran como razas inferiores, el actual es en cambio más democrático ya que lo asocia con la totalidad de la raza blanca. Y en tal cambio sustancial puede percibirse la influencia norteamericana de un Rockwell o de los diferentes exponentes del Ku kux klan, así como también pueden explicarse las profundas afinidades que hoy presentan los grupos nazis con el sionismo israelita que es también racista en el sentido de ellos (2).
b) Que Evola estuvo lejos sea del nazismo como del fascismo, aunque en este último caso comete ciertas imprecisiones que seguidamente corregiremos.
c) Que Evola habría sido más antisionista que antijudío, lo cual es verdad ya que él diferenció siempre entre un judaísmo apegado a sus tradiciones sagradas del que es en cambio profano y cuyo antecedente hay que encontrarlo en el momento que pasó de la soberanía de los reyes a la de los profetas y sacerdotes, como en el caso último del fariseísmo. Esta expresión final en su desarrollo último es la que hoy propiamente se manifiesta a través del sionismo que, tal como veremos seguidamente, en la actualidad está estrechamente asociado con el nazismo biológico incluso en su racismo blanco. Por ello los nazis biológicos si bien son antijudíos, no son en cambio antisionistas.
Pero para tratar de esclarecer estos problemas esenciales y a fin de evitar ciertas confusiones vayamos a esclarecer ciertos puntos fundamentales.

1) Evola y el fascismo de Mussolini


Como bien dice nuestro articulista, Evola no fue fascista y por lo tanto no estuvo afiliado a dicho partido. Pero habría que agregar algo más: durante la primera época del fascismo Evola fue un importante opositor al sistema, aunque obviamente no desde una postura de izquierda y moderna como era el caso del antifascismo, sino desde la Derecha en un sentido tradicional. ¿Qué era lo que Evola le criticaba a tal movimiento? Justamente que era una revolución a medias pues si bien manifestaba su intención de terminar con el sistema sin embargo se aliaba con aquellas instituciones que habían permitido el triunfo de las ideas masónicas y liberales en Italia, tales como la Iglesia y la Monarquía saboyana (3), así como con sectores de la gran burguesía. Fue a causa de sus severas críticas a la firma del Concordato con el Vaticano que la revista que él dirigía en ese entonces, La Torre, fue clausurada por el régimen. Es cierto que hubo un período de mayor acercamiento, en especial a partir de 1938 cuando se promulgaron las famosas leyes raciales, las que fueron una consecuencia de su aproximación con el nacional socialismo de Alemania. En ese entonces Mussolini intentó a través de Evola promover un racismo que no otorgase primacía a lo ario-germánico como el de su aliado, el cual en razón de ello se ubicaba en una situación de superioridad con respecto a la raza meridional y latina (4) representada por Italia. La obra de Evola La raza del espíritu, en la que se despojaba al racismo de cualquier contenido étnico nacionalista y moderno, lo mismo que El mito de la sangre, fueron textos de gran aliento y por esta razón fue que Mussolini lo recibió a Evola un par de veces. Pero, tal como nos manifiesta en sus escritos, tal acercamiento quedó prácticamente en la nada debido los influjos que recibiera el Duce desde el ámbito sea de los sectores abiertamente pro-nazis como los de la revista La Difesa Della Razza, así como del clero que no le perdonaban su oposición abierta al Concordato y porque además repudiaban una doctrina que compitiera con ellos en materia de metafísica.
Las cosas serán sumamente diferentes durante el conflicto bélico. A raíz de la defección de la monarquía italiana por la que se ordenó la detención de Mussolini y la declaración de la guerra a Alemania, cambiándose abruptamente de bando, Evola se mantuvo en cambio fiel al fascismo a pesar de haber sido en su momento un opositor y de que éste sostuviese ahora dos principios regresivos, tales como el socialismo y la república. Es de destacar que hasta último momento, tal como nos relata en sus diarios, le sugirió al hijo del Duce con quien dialogaba que no era conveniente derogar la monarquía sino decretar la caducidad del monarca por felonía y su sustitución por un regente, que debía ser en este caso el Duce, lo cual no fue aceptado, pero aun así mantuvo hasta el final su adhesión a tal república en razón de que la misma sustentaba valores legionarios que debían ser rescatados ante el estado de disolución moral en que había caído su país.

2) Evola y el nazismo


Más radical ha sido sin duda la oposicón de Evola al nazismo y a la figura de Hitler respecto de la cual tuvo y reconoció públicamente una cierta negación. Sin embargo, como su crítica era, una vez más desde la Derecha y no desde la izquierda, lo que pueda haber criticado del nazismo es sumamente diferente de lo que hiciera la opinión hoy impuesta. Del mismo modo que él también fue capaz de señalar cosas positivas y rescatables así como intentar desde su posición de prestigio intelectual de promover en su seno ciertas líneas rectificatorias.
Empezando con la denominación de tal movimiento, ‘nacional socialista’, respecto de lo cual él obviamente tenía objeciones que hacer a tales corrientes decididamente modernas. Con respecto a la primera, digamos que el socialismo representaba una postura subversiva pues tendía a sustituir a la persona por la sociedad y la masa. Pero sin embargo tal denominación era aceptable si se expresaba como una reacción hacia el individualismo liberal, aunque su peligro, representado en tal caso por el marxismo leninismo, era que, confundiéndose ilícitamente al individuo con la persona, se confluyera hacia una sociedad totalitaria y de masas tal como la existente en la Rusia comunista.
Y con respecto al nacionalismo, movimiento surgido con la Revolución Francesa con la finalidad de destruir el ecumenismo medieval, solamente podía ser rescatado en tanto se reivindicase del pasado a aquellos momentos y figuras que representasen lo contrario de tales principios modernos que intentaban implantarse universalmente por el mundo. Lo repudiable del mismo era el particularismo extremo que en Alemania tenía exponentes significativos en el movimiento Romántico y en el idealismo filosófico. Era de Fichte la frase de que ‘lo alemán es para nosotros sinónimo de verdad y de justicia’. Tal nacionalismo extremo se manifestaba en el nazismo a través del movimiento racista biológico para el cual la superioridad de lo alemán estaba constituida principalmente por su naturaleza física que era lo que había determinado sus posteriores creaciones.
De acuerdo a Evola el nazismo podía superar tales limitaciones si rectificaba sus dos orientaciones originarias.
Hubo un momento de esperanza cuando se produjo la primera rectificación en 1934 al depurarse su ala izquierda representada por las SA de Rohm y los hermanos Strasser que buscaba la alianza con la URSS en contra del occidente liberal, tratando de constituir así un socialismo de corte sovietizante y comunistoide. Se ensalzó así la idea del socialismo entendido como comunitarismo y la alianza y no la lucha de clases.
Faltaba lo más difícil de todo cual era la rectificación del espíritu nacionalista particularista y moderno inserto en la tradición germánica con el romanticismo y cuyos principales exponentes eran los miembros de la escuela racista biológica representada principalmente por Rosenberg y Günther. Esta corriente será nefasta para los mismos intereses de Alemania y ello se lo verá expresamente en la fallida invasión a Rusia. Cuando los alemanes entraron a territorio soviético fueron recibidos con flores por la población que creyó ver en ellos a auténticos liberadores del comunismo. Se constituyó rápidamente, con el general Vlasov a la cabeza, un Ejército ruso anticomunista multitudinario. Pero el nazismo en ese entonces, debido a las influencias nefastas antes mentadas, trató por igual a todos los rusos desde un punto de vista exclusivamente biológico. Como éstos eran eslavos (no importaba si comunistas o no) e incluso se hacía una analogía con la palabra ‘esclavos’, debían ser tratados como tales, es decir como una raza inferior que estaba condenada a obedecer. De esta manera se le hizo un extraordinario favor a Stalin quien muy hábilmente supo tocar la vena nacionalista de su nación dejando a un lado por un tiempo su consigna de que ‘los proletarios no tienen patria’.
Muy tardíamente, cuando la guerra estaba ya por terminar se comenzó a rectificar esta nefasta idea de la superioridad racial del alemán cuando la organización SS de Himmler comenzó a ser concebida en plena contienda como una orden a la que para pertenecer lo que importaba no era la raza a la que se pertenecía sino la concepción del mundo que se sustentase. Fue así como hubo divisiones de todas las razas. Junto a alemanes lucharon árabes, hindúes, y hasta negros africanos. Esto, que no era otra cosa que ratificar el principio evoliano de raza del espíritu, es decir de una raza que se actualiza y se descubre en lo más profundo de sí como una concepción del mundo que se posee y defiende, como decíamos, sucedió demasiado tarde como para haber podido rectificar el rumbo de los acontecimientos y enmendar los graves errores cometidos.

3) Evola y Nietszche frente al problema judío

Nadie pone en duda de que exista un problema judío y la realidad de nuestros tiempos con las matanzas producidas cotidianamente por el Estado de Israel son un ejemplo claro. Pero hay dos maneras posibles de tratarlo. Existen ciertas posturas antisemitas que por su extremismo declarado terminan haciéndole el juego al mismo enemigo que dicen combatir. Esto lo vio con claridad Nietzsche cuando enfrentó con dureza a los movimientos antisemitas de su tiempo a pesar de manifestarse abiertamente como contrario al judaísmo. Él consideraba con agudeza que la raza judía era una raza fracasada ya desde el mismo momento en que hacía 2000 años había sido derrotada sin haber podido conseguir nunca reconstituirse como Estado al no aceptar su situación. Pero que lo que más la habría favorecido era la persecución y por reacción generarle en su seno un nacionalismo, tal como hoy se encuentra representado por el movimiento sionista que Nietzsche no alcanzara a conocer pero que previera lúcidamente en su crecimiento gracias a la acción obtusa llevada a cabo por los antisemitas extremistas. Contrastando con Wagner para quien el judío debía ser convertido a la religión cristiana, política que era en ese entonces también la de la Iglesia, él decía que aunque resultare paradojal lo mejor era no hacerles nada, dejarlos transcurrir que ellos solos se iban a terminar eclipsando. Más aun dejarlos que se integren a la sociedad y que actúen en ella como un factor de corrosión y destrucción. El nuevo orden que habría de surgir, el superhombre, solamente podía operarse con la destrucción del hombre viejo en lo cual el judío habría de cumplir una importante función. Dejando de lado ciertos detalles secundarios y discutibles como el de la doctrina del superhombre, lo que podemos sin lugar a dudas reconocer es que Nietzsche tuvo razón en contra de Hitler quien sería más tarde el representante de ese antisemitismo que él combatiera en vida. Gracias a la persecución que el nazismo les hiciera a los judíos, el sionismo halló razones suficientes para constituir el Estado de Israel. Se necesitaba pues de un movimiento que problematizase hasta los extremos la existencia de un problema judío para que éste hallase su resolución en la existencia de un Estado.
Esta afinidad con el sionismo contrastante con la profunda enemistad hacia el judío fue incluso testimoniada con hechos puntuales no sólo en el nazismo sino aun en el mismo fascismo. Esto fue evidente antes de que estallara la guerra. En 1934 Mussolini se reunió con representantes del movimiento sionista internacional que pensaban realizar un congreso en un principio en Roma, el que luego por razones prudenciales se resolvió hacer en Basilea y Mussolini allí manifestó textualmente: “Yo me considero sionista”. (5) Y se ha sabido también que importantes dirigentes del sionismo como Zapotinsky y Weiszmann tuvieron reuniones con integrantes del gobierno nazi con la finalidad de discutir conjuntamente el establecimiento de un Estado judío en ese entonces en Madagascar. Fue al parecer el desacuerdo del gobierno francés de Pétain lo que impidió llevar a cabo tal proyecto.
Pero si con estas reuniones el mismo no se pudo llevar a cabo fue gracias a los campos de concentración y a los judíos perseguidos y muertos durante la guerra que el sionismo encontró la excusa adecuada para convencer a su colectividad y al mundo entero de que era indispensable encontrar un territorio en donde estar para evitar futuras persecuciones. El nazismo y el fascismo pues si bien fueron antijudíos, sin embargo no fueron igualmente antisionistas y ello hoy es una cosa que se ha hecho ya evidente con los apoyos recíprocos que reciben integrantes de ambas ideologías.
Lo ideal hubiera sido pues seguir la política indicada por Nietzsche, no perseguirlos, no convertirlos en víctimas, en lo cual son expertos, dejarlos incluso integrarse a la propia comunidad, sin por ello dejar de estar alertas respecto de las influencias negativas que pudiesen generar.
Evola iría un paso más adelante sugeriría que un Estado tradicional debería ayudar al judío a retornar a su propia tradición y por lo tanto el mal principal que habría que combatir sería el sionismo que es la expresión nacionalista y secularizada del judaísmo clásico.

4) El nazismo de hoy

Después de los resultados bélicos el mundo entero ha entrado en un estado de regresión y esto ha también acontecido con el movimiento nazi. Las dos tendencias, socialista y nacionalista, que a tientas habían logrado rectificarse, tras la derrota salieron a la palestra en toda su crudeza y con rasgos más extremistas que en el período prebélico. Así pues el socialismo nazi que con los Strasser promovía la alianza con la Unión Soviética, hoy con el nacional comunismo no solamente lo critica a Hitler por no haber seguido tal orientación, sino que abiertamente promueve que su movimiento se subordine como un verdadero títere a los intereses de Rusia (6). Pero la otra vertiente, aquella que enfatizaba en el nacionalismo racista tardíamente superado en los finales de la contienda, ha retornado al racismo más biológico y burdo haciendo una defensa apasionada de la raza blanca, ya no meramente aria como hacían los maestros del racismo germánico para los cuales lo ario no era sinónimo de blanco, pues había un crisol de razas en el medio, sino incluyendo en su seno a todos aquellos individuos que no tienen piel oscura. Este materialismo regiminoso hace no solamente que terminen apoyando al sionismo israelita pues es una pequeña resistencia blanca en medio de poblaciones semíticas de piel oscura que los quieren avasallar, sino también a Bush en vez de Bin Laden o a Zapatero en vez del Mullah Omar.



(1) Citamos al respecto especialmente al Sr. Erwin Robertson que en la revista que él dirige, Ciudad de los Césares, manifestó las cosas que aquí decimos, habiendo sido un antecedente en el mismo sentido un tal Jorge Lastarria, individuo de reconocida militancia nazi, quien en un artículo titulado Vino nuevo en odres viejos, señalaba también que Evola era en el fondo moderno y materialista y que todo lo que de metafísica había en él era utilizado en un sentido mítico en lo cual en el fondo no creía.
(2) Es de señalar al respecto dos hechos acontecidos en los últimos tiempos. El primero de ellos fue el público reconocimiento de que el régimen israelí intentó apoyar al blanco del appartheid de Sudáfrica brindándole tecnología nuclear. El segundo ha sido la pública manifestación de sectores de extracción judía ashkenazi blanca de no querer compartir las escuelas con judíos sefaraditas de piel oscura para no mezclar las razas y mestizarse.
(3) Con respecto a esta última institución, a la que el articulista por ignorancia hace adscribir a nuestro autor como un defensor a ultranza de la misma, digamos que una cosa es defender el principio monárquico como opuesto al republicano y sostener por lo tanto que el poder debe ser absoluto y sin limitaciones en tanto fundado en un carisma espiritual, y otra cosa muy distinta es defender a representantes que se han apartado y traicionado a la misma, como el caso de la dinastía Saboya. Si Evola hubiese sido, tal como dice nuestro desinformado articulista un monárquico a ultranza ¿cómo se hubiese podido explicar que apoyara a la República de Saló en contra del rey de Italia que en septiembre de 1943 se pasó del lado de los Aliados?
(4) Al respecto Alfred Rosenberg en su esencial obra El mito del siglo XX tenía capítulos contundentemente críticos hacia la herencia romana a la que calificaba como una intromisión semítica en el seno de la arianidad germánica. Rosenberg reivindicaba a los reyes bárbaros que se sublevaron contra Roma y repudiaba en cambio a aquellos que como Carlomagno adhirieron al catolicismo romano. Incluso llega a resaltar a la figura de Lutero como el gran rebelde respecto de la soberanía romana.
(5) Renzo de Felice, Storia degli ebrei italiani sotto il fascismo, Turín 1988, pg. 159.
(6) Hemos señalado como una de las tantas expresiones de este estado de genuflexión que llega a límites patológicos al español Movimiento Social Republicano, exponente en tal país de tal corriente, el cual ha hecho alabanzas públicas de las masacres que el genocida Putin ha efectuado con ciudadanos chechenios.

Marcos Ghio
21/06/10

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