viernes, 17 de febrero de 2012

UN DEBATE ÚTIL Y NECESARIO


El Sr. Fernando Ares, quien formara parte del staff de la revista Cabildo bajo la dirección de Antonio Caponnetto, ha establecido en estos días un debate con nosotros en el blog del Centro Evoliano de América en relación a nuestras notas sobre el Informe Rattenbach respecto de la guerra de Malvinas.
Antes de proceder a resumirlo y a brindar nuestros puntos de vista finales queremos manifestar que saludamos como un hecho sumamente positivo que se haya podido establecer un debate entre personas que se encuentran en posiciones ideológicas distintas, pero que comparten por igual, desde una postura que no es de izquierda, la necesidad de que las Islas Malvinas sean reconquistadas por la República Argentina. Ha sido a nuestro entender la falta de debate y confrontación de ideas entre aquellos que componen las filas de un pensamiento alternativo al de la izquierda liberal y socialdemócrata que ha venido rigiendo en nuestro medio de manera casi absoluta, la causa principal por la que la misma (cuyos integrantes en cambio debaten asiduamente entre sí) ha podido llevarnos siempre la delantera. No analizaremos aquí las razones por las cuales en nuestro medio hay un rechazo casi absoluto hacia tal práctica, aunque recordemos una vez más que lamentablemente cada vez que de nuestra parte se ha intentado hacerlo nos hemos encontrado, cuando no con groseros agravios ad hominem, con actitudes de abierto desprecio hacia el interlocutor al cual, con la excusa infantil de no reconocérsele entidad suficiente, se ha evitado así poner en evidencia las propias limitaciones.
Insistimos, no ha sido así el caso aquí aludido por lo que, hecho este primer reconocimiento, pasaremos ahora a resumir de la mejor manera el debate sostenido y a expresar nuestro punto de vista.
El Sr. Ares nos critica porque nosotros hayamos manifestado que la difusión pública del Informe Rattenbach en su versión oficial sea muy útil para ser utilizada en aquellos aspectos que pongan en evidencia las grandes falencias en el honor militar que expresaran aquellos que se rindieron en Malvinas, así como la falta de compromiso con la guerra, y hasta incluso la complicidad con el enemigo, por parte de funcionarios políticos del gobierno militar de ese entonces.
Considera que por tratarse el aludido de un reconocido masón de ideología liberal, la utilización que pueda haber hecho de tal informe ha sido para y desprestigiar a nuestras fuerzas armadas a fin de que nunca más se les ocurra abocarse a cometer la locura de una guerra en contra de un país poderoso como Gran Bretaña para lo cual no se estaría nunca preparados debido a la gran desproporción tecnológica. Por lo tanto considera, a nuestro entender erradamente, que al estar de acuerdo con su difusión estaríamos haciéndole el juego al actual gobierno.
En segundo lugar Ares nos explica también que no es correcto criticar el accionar de la Iglesia en la guerra de Malvinas, puesto que, si bien tácitamente acepta que el papa puede haber convocado a la rendición, como todos formamos parte de la misma, hubo varios capellanes militares que al haber avalado y acompañado la contienda suplieron generosamente esa falencia.
En tercer lugar Ares opina que no es correcto formular críticas al accionar de las Fuerzas Armadas en la guerra de Malvinas pues ellos serviría únicamente para desalentarlas. Y considera que también en esto estaríamos coincidiendo con el progresismo que hoy nos gobierna, el que también apuntaría hacia el mismo objetivo que nosotros.
Procedemos a exponer ahora nuestra posición respecto de aquellos tres puntos que nos objeta nuestro interlocutor.
1) Aun aceptando el carácter masónico y liberal del Gral Rattenbach, esto no descarta la circunstancia de que su informe pueda brindarnos elementos útiles que pueden ser aprovechados con una finalidad distinta de la que en cambio tenga el gobierno actual. Dimos al respecto el ejemplo de Mozart quien, siendo declaradamente masón, y habiendo incluso escrito una ópera, La Flauta Mágica, en la que exaltaba a la masonería en su lucha en contra de la Iglesia, tal circunstancia no le quitaba a la misma el valor artístico que posee. De la misma manera, si el informe aludido sirve para poner en evidencia los hechos lamentables acontecidos en la guerra de Malvinas, sin que ello signifique sostener como alternativa el pacifismo, es una cosa muy útil para todos nosotros a fin de que no se vuelvan a cometer los mismos errores, independientemente de las intenciones que pueda haber tenido el autor del mismo en su elaboración.
2) En segundo lugar, si bien todos los católicos formamos parte de la Iglesia, es indudable que al tratarse de una institución jerárquica, no tienen el mismo valor la opinión del papa, su máxima autoridad que la de unos simples capellanes. Pero a ello habría que sumarle también el hecho de que esta postura pacifista y derrotista no fue sostenida solamente por el Vaticano, sino también por altas estructuras de la misma Iglesia Argentina. Conservamos en nuestro poder un documento redactado en forma conjunta por los obispados de Río Negro y de Neuquén en donde en plena guerra se llamaba abiertamente a la deserción con el argumento de que los soldados que allí mataban estaban cometiendo pecado y que si la guerra se prolongaba el pueblo iba a pasar hambre y privaciones. En síntesis estas estructuras jerárquicas y las que hicieron silencio cómplice ante tales declaraciones fueron la verdadera expresión de la Iglesia católica en la guerra de Malvinas y no algún capellán aislado que en manera alguna determinó las decisiones finales de dicho organismo que ya desde el mismo conflicto por el Beagle había estado en contra de nuestro país.
3) Por último ratificamos una vez más que poner en evidencia los graves errores y claudicaciones acontecidos en la guerra de Malvinas de ninguna manera beneficia a Gran Bretaña como dice nuestro contradictor, sino todo lo contrario. De acuerdo al dicho evangélico de que ‘sólo la verdad nos hace libres’ en este caso nuestras Fuerzas Armadas y nuestra patria se podrán reconstituir únicamente a partir de una profunda autocrítica respecto de su accionar, comprendiendo de una vez por todas que el estado de decadencia en que nos encontramos no se debe a un hecho casual, sino en forma esencial a la claudicación que existiera en Puerto Argentino primero y en Buenos Aires después.
Únicamente viendo la verdad de frente sin vergüenzas ni remordimientos es como podrá sanearse del mal que nos aqueja.

Marcos Ghio
17/02/12

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