sábado, 24 de agosto de 2013

RAMÍREZ: NECESITAMOS GUERREROS

NECESITAMOS  GUERREROS  Y  NO  MAHATMAS  GHANDIS

    

El pasado 18 de agosto en ocasión del rezo del Ángelus, el Papa Francisco pronunció algunas palabras de las cuales transcribiremos algunos párrafos.  Dijo el Papa: “El cristiano no es violento pero es fuerte y ¿con qué fortaleza? con aquella de la mansedumbre, la fuerza de la mansedumbre, la fuerza del amor”. Y tras alguna cita evangélica agrega: “Esta palabra del Evangelio no autoriza de hecho el uso de la  fuerza para difundir la fe. Es precisamente al contrario: la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y el amor, fe y violencia son incompatibles…”. En los últimos días y de acuerdo a las informaciones no quedan dudas que el Papa se ha referido a Egipto, y frente a todo esto no cabe sino reflexionar sobre el trema de la violencia.  Tratarla en abstracto es un gran equívoco. La violencia está presente en todo el quehacer humano, la encontramos en la mitología, en la historia, en la religión, en los usos y costumbres, en todas las sociedades, sean tradicionales o modernas. El más destacado tradicionalista del siglo XX, Julius Evola, se ocupó del tema en su obra “Metafísica de la guerra”. Ignorar la violencia es una utopía que puede conducir a graves daños y derrotas; ya los antiguos romanos decían: si quieres la paz, prepárate para la guerra. Pero no pasemos por alto lo esencial, es decir,  la violencia es una forma de actuar y, ¿actuar en favor de qué objetivo?  No es lo mismo la lucha por lo trascendente, por la religión, por la dignidad, por el honor, por la Tradición, que la guerra por el petróleo, los recursos naturales, por posiciones geopolíticas o por defender intereses materiales o sistemas económicos, En el primer tipo de violencia está la Tradición, en el segundo el mundo moderno. La misma Iglesia Católica adoptó como propia la filosofía escolástica que defendía la guerra justa, e incluso alentó, justificó y participó en guerras, y a la historia nos remitimos. La primera guerra fue en el cielo con el triunfo de las milicias celestiales conducidas por San Miguel Arcángel y los textos bíblicos abundan sobre el tema bélico.
     ¿Qué es entonces esta prédica papal incitando a la mansedumbre y a la paz ?  Ni más ni menos que someterse al mundo moderno  y aceptar todas las sugestiones que nos proponen un abandono total de todo lo superior. Es una invitación al desarme interior y   renunciar a una moral de señores y adoptar una moral de esclavos.
     Predicar hoy en día la paz en Egipto es consolidar el criminal golpe de estado, convalidar a los poderes mundiales, a la subversión democrática y atacar a los que hoy en día sustentan visiblemente principios tradicionales como es el caso de la Hermandad Musulmana.
     ¿Y qué les cabe entonces hacer a los cristianos?  Recuperar lo mejor de nuestras tradiciones, que las tenemos y muchas, desechar esta prédica de la Iglesia moderna hoy día encabezada por el Papa Francisco y luchar junto con los fundamentalistas islámicos contra el mundo moderno. Así lo estamos haciendo desde el Frente Cristiano Islámico. La guerra por la religión es una guerra justa y no hay incompatibilidad entre religión y violencia como predica Francisco.
     Notemos también la hipocresía de esta actitud. Mientras critica la guerra religiosa calla la descomunal violencia que azota al mundo por parte de los poderes mundiales. Nada nos dice por ejemplo de las guerras que se desarrollan contra los pueblos en Afganistán, Irak. Siria, Yemen, Somalia, Malí, Túnez y otros lugares, junto con la barbarie de los drones, ¿o será que está apoyando a la democracia plutocrática y a los derechos humanos?
    Y con respecto a las citas evangélicas de Francisco, digamos que el diablo puede citar párrafos  de la Biblia para cumplir con sus propósitos.
San Carlos de Bariloche, 20 de agosto del 2013.

JULIÁN RAMÍREZ 

       

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