lunes, 17 de febrero de 2014

EVOLA  PESIMISTA  Y  DISCÍPULOS  OPTIMISTAS

    
  En la nota anterior de la semana pasada habíamos señalado que Evola aconsejaba atender a las circunstancias y al tiempo en que había redactado sus libros, pero manteniendo siempre lo esencial, o sea las categorías de la Tradición y no distraerse en lo contingente. Señalábamos también la nueva perspectiva que Evola adoptaba ante el tema de la raza a partir de 1945. A partir de esta fecha se desborda totalmente la corriente de la modernidad y los hechos se acumulan en forma aplastante: “guerra fria”, que nunca fue guerra, entre EE.UU. y la URSS, que plantean dos falsas alternativas, ya que ambas forman parte de la modernidad y metafísicamente son lo mismo aunque la URSS ahora se llame Federación Rusa. Se afirma el dominio del capitalismo usurero y financiero sobre el mundo, guerras de Corea y de Vietnam, falsa independencia de los países africanos que se orientan hacia una influencia marxista,  revolución comunista en Cuba que fogonea a los movimientos guerrilleros; en Hispanoamérica se alternan democracias socializantes con dictaduras militares y liberales, mayo francés, en los países árabes cunde el nacionalismo laico y moderno y en todo este marco se va instalando la cultura progresista, agnóstica y atea.

     Frente a este panorama Evola comprende que ya es imposible alguna restauración tradicional. Vislumbró alguna posibilidad de un reagrupamiento de derecha tradicional lo que motivó sus textos “Orientaciones” y “ Los Hombres y las Ruinas” pero que no lograron su objetivo. Es entonces cuando escribe “Cabalgar el tigre”, 1961, libro destinado a los pocos que han asumido plenamente la Tradición pero se encuentran con la imposibilidad de llevar adelante alguna acción positiva.
     Dos años más tarde se publica la primera edición de “El Camino del Cinabrio” en cuyo capítulo XIV Evola descarta expresamente toda posibilidad de una acción positiva. “Cabalgar el tigre” es un libro destinado exclusivamente a orientaciones interiores y se recomienda la “apoliteia” y se descarta toda acción exterior en pro de la Tradición.  No obstante ello Evola,  fiel a lo Superior, afirma que toda esa manifestación de la modernidad no afecta para nada al mundo  de la Tradición y acepta la posibilidad de la existencia de centros iniciáticos del islamismo (“El Camino del Cinabrio” pág. 217).
     Evola fallece en 1974 con esa visión totalmente negativa de toda posibilidad restauradora de la Tradición.
     Pero por esos caminos misteriosos o providenciales que tiene la historia el 11-9-2001 se produce la acción de guerra contra las Torres Gemelas, y así, de golpe, se manifiesta en forma visible y contundente la Tradición que se encontraba oculta a los ojos de los profanos.
     Ahora las cosas cambian, ahora se puede apoyar y defender algo positivo. Ahora es posible la lucha por lo Superior y Trascendente. El alud de la modernidad y del Kaliyuga encuentra un límite, ahora podemos ser optimistas, la Tradición se visualiza y desde el reino del Ser se asienta entre nosotros.
     Desde el 11-9-2001 hay que retomar las orientaciones del Maestro en sus grandes obras y alejar la visión de que nada puede hacerse.

     San Carlos de Bariloche, 11 de febrero del 2014.


JULIÁN  RAMÍREZ

No hay comentarios: