martes, 8 de septiembre de 2015

RAMIREZ: FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO: ANTES QUE NADA LO ESENCIAL

FUNDAMENTALISMO  ISLÁMICO: ANTES  QUE  NADA  LO  ESENCIAL


     

     Aun a riesgo de ser monotemáticos, como algunos nos imputan, insistiremos en el hecho más notable de los últimos siglos: nos referimos a la aparición del fundamentalismo islámico en sus distintas manifestaciones, sea el Estado Islámico como las otras variantes, es decir, Al Qaeda, Al Nusra, Al Shabaab, Boko Haram, movimiento Talibán, uigurs en China, emirato islámico del Cáucaso, “lobos solitarios”, etc., y esperamos que sean muchas más.
     Contra todos ellos se ha desencadenado la totalidad del mundo moderno, y a esta altura de los tiempos, sin excluir a nadie.
     A poco que se piense en ello nos encontramos frente a un hecho casi milagroso y extraordinario, en el cual no solamente intervienen los factores humanos, sino que tenemos que pensar en una conjunción con fuerzas de lo alto y lo trascendente.
     Todo esto ha provocado la confusión en muchas mentes que arrastradas por el mundo del devenir, de lo superficial, lo banal, han perdido toda idea de lo que significa lo esencial frente a lo contingente y, en virtud de la materialización de la modernidad, caen en aquello de que “lo esencial es invisible a los ojos”.Este es el punto que queremos tratar. Lo esencial es lo permanente, lo que no cambia, lo que hace que una cosa sea lo que es, y este es el aspecto decisivo que diferencia al fundamentalismo islámico en general y al Estado Islámico en particular del resto del mundo moderno: nos referimos a la concepción del Estado que es totalmente antitética entre ambos mundos.
     El mundo moderno, a través de sucesivas caídas ha terminado en un Estado dominado por la subversión democrática, la demagogia populista, lo laico y profano, la voluntad del pueblo, el desorden, y por querer referirse a lo humano, en la deshumanización. Al decir de Nietzsche, se ha matado a Dios.
     La fatal separación entre el poder político y la autoridad espiritual en que cayó Occidente  a partir de los siglos XII y XIII, terminó desnaturalizando lo que es el Estado Tradicional, y esta concepción terminó contaminando a casi todo el mundo, y decimos a casi todo el mundo porque gracias a Dios la Tradición vuelve a manifestarse en el Estado Islámico y el resto del fundamentalismo islamista. Vuelve a aparecer en forma visible, lo que siempre fue, es y será y estaba oculto: el estado tradicional, en el cual el poder político y la autoridad religiosa son una única cosa. De los de más o menos 120 estados actualmente existentes, el islámico es el único que posee bases tradicionales y que son el verdadero sustento del verdadero estado. Esos fundamentos tradicionales, ocultos a los ojos del hombre moderno, son el sustento de la política, de la economía, de la ciencia, de la tecnología y de la cultura en general, sin la Tradición todo eso se descarría y se atomiza en el caos de la modernidad.
     Esto es lo que muchos no quieren ver y critican al fundamentalismo islámico con argumentos totalmente contingentes, superficiales y banales que no hacen a la esencia de las cosas, porque el hombre moderno ha perdido toda noción de lo que es esencial y de lo que no es esencial.
     Lo que decimos no significa que no tengamos que hacer críticas al fundamentalismo islámico, como ser su exclusivismo religioso, que lo limita en su proyección mundial, pero antes que nada debemos privilegiar lo esencial y eso es lo principal. Es un arma de la subversión, de los tontos, de los ignorantes y de aquellos de mala fe, que no ven más allá de sus ojos, el centrar las críticas en lo secundario, lo superficial y lo contingente. Al dicho volteriano de mentir, mentir y mentir, nosotros oponemos el decir insistentemente la verdad, porque ella quedará.

San Carlos de Bariloche, 31 de agosto del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ


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