martes, 4 de mayo de 2010

EL FALSO DEBATE ENTRE GRAZIANI Y FAYE


El Sr Graziani sigue enviándonos notas relativas a lo que él denomina el conflicto geopolítico existente en esta época. En la última titulada LA CREACIÓN DEL ENEMIGO ISLÁMICO EN EL MARCO DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL DE PODER NORTEAMERICANA pretende rebatir a autores como Faye y Del Valle (no lo menciona aquí a Vial, pero se supone que está incluido en tal lista) en relación al tema relativo a la presencia del Islam en Europa, respecto de la cual los cuestionados llaman a unirse en algunos casos aun con los EEUU e Israel para hacer frente a tal amenaza que sería un conato de invasión de tal civilización en contra del Occidente. Graziani dice correctamente que el enemigo de Europa (yo diría del mundo entero) son los EEUU y llama a su continente a no dejarse arrastrar en un conflicto en contra del Islam ya que ello sería un medio para lograr el sometimiento a su política. Acá debemos acotar que el texto fue escrito en 2002 en un momento en donde tal dependencia europea respecto de la política de los EEUU era menos total y absoluta que en nuestros días. A pesar de ello es de notar que ya en Octubre de 2001 Europa acompañó calurosamente a la potencia yanqui en su invasión a Afganistán, cosa que sigue haciendo aun en la actualidad, a pesar de haber transcurrido casi nueve años de esa acción infame. Asimismo, si bien ello no fue en unanimidad, también secundó más tarde a la superpotencia en su invasión a Irak; en unos casos hubo países que intervinieron directamente en ella como su estrecho aliado Inglaterra, así como España e Italia, como también varios ex integrantes del bloque del este, y otros en cambio que hicieron un silencio cómplice ya que deben haber considerado que era suficiente con las fuerzas desplegadas para tumbarlo a Saddam, por lo que no formularon medidas de protesta ni de sanción hacia los invasores de un Estado soberano. Acotemos al respecto que el Estado ruso, en el cual Graziani ya en esa época depositaba grandes expectativas, también brindó su apoyo tácito a ambas invasiones y en la de Afganistán colaboró estrechamente facilitando sus Estados asiáticos asociados, como Uzbekistán, bases militares para poder invadir al régimen talibán.
Agreguemos al respecto que hoy en día las cosas están mucho más claras todavía que hace 9 años. Europa está abiertamente comprometida en una cruzada en contra del fundamentalismo islámico junto a EEUU y Rusia y ello se manifiesta entre otras cosas en el hecho que ya hemos reseñado al señalar que este último país participa asiduamente de las reuniones de la Otan, organismo que había sido pensado originariamente para hacer frente al comunismo y que ahora en cambio es la institución encargada de combatir al fundamentalismo islámico. Es decir que lo que Graziani hace ocho años indicaba como un peligro, hoy es una clara realidad.
Pero nosotros queremos señalar que, a pesar de rebatir la postura antiislamista de los autores antes aludidos y de presentarse como un ferviente antinorteamericano, en el fondo ambas posiciones concuerdan en un hecho esencial.
Los dos están convencidos de que los EEUU le han ganado la guerra a la Unión Soviética en Afganistán, cosa que obviamente dicha potencia, especialmente a través de sus incesantes películas de Hollywood, con Rambo a la cabeza, se ha encargado de hacer siempre notar manifestando falsamente la presencia de soldados yanquis en tal contienda. Graziani señala al respecto en su nota que Bin Laden era agente de la CIA en tal guerra, cosa que no está probada en ningún lado y más aun rebatida por los mismos periodistas norteamericanos que lo entrevistaron. Puede haber sido cierto que, así como EEUU boicoteó el comercio de trigo con los rusos apoyando la causa de los mujaidines, haya también aportado alguna arma y dinero, pero lo que resulta hoy en día irrebatible y que es en cambio negado por ambos autores en debate, es que fue el movimiento mujaidin el que derrotó a los rusos en tal guerra y no los norteamericanos.
Que tal derrota militar sirviera para poner en evidencia el estado de decadencia en que se encontraba el régimen comunista es una cosa también indubitable, ya que al poco tiempo de la misma, presenciamos su estrepitosa caída que comenzó primero con la del muro de Berlín y luego, por un efecto dominó, de la misma Unión Soviética que inició un proceso de disgregación que continúa aun hasta nuestros días.
Respecto de estos hechos no cabe duda alguna de que los EEUU resultaron sumamente beneficiados pues se sacaron del medio a un contendiente que les disputaba espacios de dominio en el planeta. Pero esto no tiene necesariamente que significar, como creen en unanimidad la postura de Faye y la de Graziani, que hayan sido ellos los que ganaron la guerra. En todo caso lo que se puede decir es que alentaron la derrota de los rusos, pero debido a su miopía política determinada principalemnte por factores modernos y economicistas, los mismos que por otro lado comparten los autores antes aludidos en unanimidad, no fueron capaces de distinguir que del lado opuesto a la Unión Soviética se encontraba un enemigo mucho mayor que lo cuestionaba en sus raíces mismas cual era el fundamentalismo islámico.
Este movimiento, que ya se había manifestado en Irán en la esfera chiíta a través de la revolución del ayatollah Khomeini considera a los EEUU no como un imperialismo económico que disputa espacios geopolíticos en el planeta, tal como en cambio sostienen personas como Graziani, sino como ‘el gran Satán’, es decir un gran corruptor de las costumbres, un adversario del hombre que intenta hundirlo en la esfera de la materia, esto es en el consumismo y el hedonismo. Acotemos de paso que el maestro de Khomeini, que utilizara esta misma terminología, era el egipcio Sayid Qtub, fundador de la Hermandad Islámica, ejecutado por el laico moderno Nasser, el mismo que se rindiera a Israel luego de una vergonzosa guerra de 6 días en el Sinaí, lo que le permitiera su fortalecimiento como potencia hegemónica. Qtub es a su vez el gran inspirador por el lado sunita del movimiento Al Qaeda, habiendo sido el también egipcio Al Zawahiri, nº 2 de la organización, uno de sus discípulos directos. Lo que EEUU no comprendía antes, influido como decíamos por la mentalidad moderna para la cual la economía es el destino de las personas, era que la concepción del mundo sustentada por el fundamentalismo islámico era diametralmente opuesta a la postura materialista asumida en forma gemela sea por por la potencia yanqui como por la ex Unión Soviética. Marxismo y liberalismo son por igual ideologías modernas, materialistas economicistas que disputan en un mismo campo. El fundamentalismo es en cambio un movimiento espiritualista, tiene por meta no esta vida, sino la futura, de allí la jihad como camino para alcanzar la plenitud del hombre en contraposición con el consumismo asumido por ambos materialismos. Tal como explicamos en otra nota Graziani no le asigna valor alguno a tal movimiento en tanto que para él como buen moderno que es los únicos sujetos de la historia son las naciones y no las personas o los movimientos políticos independientes de cualquier país como el caso por ejemplo de Al Qaeda o del movimiento talibán.
Sin embargo ambos autores europeos, lejos de reconocer tal realidad, prefirieron seguir creyendo en el poder omnicomprensivo de los norteamericanos que habrían logrado ganar la guerra. Frente a tal actitud compartida ha habido dos respuestas dispares: la de aquellos que han dicho que había que asociarse con el poderoso pues había obtenido el ‘Fin de la historia’, tesis ésta hecha famosa a través de Fukuyama y que en nuestro país tuvo a fanáticos sostenedores como el presidente Menem y su ministro Di Tella y que en Europa indudablemente el Sr. Faye, con su fantasioso texto Arqueofurismo ha sido uno de sus principales exponentes, y la de aquellos que en cambio han manifestado la necesidad de que ante esta situación de hecho no se permaneciera subordinados a tal superpotencia, sino en cambio se tratara de llegar a compartir el poder en el mundo intentando ubicarse en una situación de igualdad, dentro de cuyo contexto encontramos a autores como Graziani quien sostiene, vanamente como se ha visto, que Europa, bajo la hegemonía de Rusia, compita con los EEUU.
Es también en función de tal concordancia esencial respecto de los hechos que se produce también otra de no menor entidad: sea Faye como Graziani concuerdan en descalificar por igual al fundamentalismo islámico y a su acción fundacional cual fuera el 11S. Para Faye dicho fenómeno existe pero debe ser combatido a fin de que se termine de consumar la historia en el último capítulo que el teórico Huntington, corrigiéndolo a Fukuyama, ha explicado que se produciría en el momento de doblegamiento del rebelde Islam, el que no quiere todavía vivir en democracia y consumismo. En cambio Graziani adhiere a las tesis montajistas para las cuales en realidad el fundamentalismo islámico es un ‘falso objetivo’, un invento creado ex profeso como una especie de cuco para granjearse la subordinación de Europa a sus metas. Los dos pues por igual lo descalifican, uno diciendo que hay que derrotarlo militarmente, el otro en cambio negándolo en su entidad, describiéndolo como un mero instrumento de los EEUU, es decir en los dos casos como algo malo. Graziani llega al respecto a lo grotesco de manifestar que el heroico movimiento islámico del Norte del Cáucaso que está poniendo en jaque a la Rusia del tandem Putin-Medvedyev habria sido también una creación de EEUU para obtener el control de tal país. Esto está vastamente negado por todos los apoyos que el gobierno yanqui ha dado a las acciones incluso delictivas efectuadas por Putin en contra de la insurgencia (véanse las enfáticas alabanzas de Bush y de Sharon a la masacre efectuada por el tirano ruso en el teatro de Moscú). Posiblemente nos diga también que el movimiento talibán y Al Qaeda siguen siendo creaciones suyas pues por sus acciones justifican la presencia yanqui en el Oriente Medio y Central con la finalidad de conquistar Eurasia *. Lo cual a esta altura del partido y a la luz de todos los acontecimientos es algo que no tiene ni pies ni cabeza. Vuelvo a preguntarme: ¿Acaso Europa no está ya conquistada por los EEUU? ¿Acaso Rusia no se ha aliado a éste para hacer frente conjuntamente al fundamentalismo? El autor debería explicar por cuáles razones actualmente se están produciendo tanta colaboración en dicha guerra.
Resulta finalmente gracioso que, luego de haber negado la existencia del fundamentalismo, Graziani llame a una alianza con el mundo islámico. Me pregunto con quién, ¿acaso con algunos de sus gobiernos, como el de Karzai o Maliki. que además de contar con el respaldo de EEUU y Rusia tienen también el del actual régimen de Irán? Ya que islámicos hay muchos, pero no todos son fundamentalistas.
Llama al respecto poderosamente la atención que la principal fuente de inspiración para afirmar que la gran meta de todas las guerras norteamericanas serían la conquista de Eurasia sean los escritos del autor trilateralista Ziniwiew Brzinsky, como si acaso se tratara de una fuente irrebatible y no sospechosa de parcialidad.
Con respecto a la guerra de Afganistán el autor sólo sabe decirnos no que EEUU está perdiendo la guerra, sino que se encuentra en una ‘impasse’. Agreguemos también que algunos seguidores trasnochados de las tesis de Graziani llegan a sostener en ciertos foros que a EEUU les conviene perder un poco, así no se van enseguida del país. Es decir que ganándoles a los norteamericanos los talibanes estarían demostrando así su carácter de agentes de éstos.

Marcos Ghio
23/04/10

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