VIOLENCIA
LEGÍTIMA, VIOLENCIA ILEGÍTIMA, PACIFISMO
E INDIFERENCIA
Frente
al actual desarrollo de la tercera guerra mundial, en varios frentes que
tienden a ampliarse y multiplicarse, se alzan varias posturas.
Están los pacifistas que se oponen a todo tipo de violencia venga de
dónde venga. Estas personas hacen total abstracción de las causas de la
violencia, se quejan de los efectos pero son incapaces de remontarse a sus
orígenes. Se quejan, imploran, rezan, en una actitud femínea, cobarde y derrotista,
contraria a toda virilidad. Nunca olvidaremos lo sucedido en nuestro país, la
Argentina, en los días de la guerra de Malvinas en 1982, cuando durante la
visita de Juan Pablo II, una multitud alentada por el mismo Papa y por la
iglesia católica, en forma frenética e histérica, aullaba “queremos la paz”. En
Inglaterra no sucedía lo mismo. Las consecuencias son conocidas, sobrevinieron
hasta el presente más de treinta años de la peor y más malvada forma de
gobierno: la democracia y la Argentina se encuentra sumida en el más bajo nivel
de su existencia gobernada por una partidocracia corrupta y delincuencial que
comprende tanto al gobierno como a la oposición.
Se
olvidaron las enseñanzas de la historia como aquel dicho de los antiguos
romanos: “Si quieres la paz prepárate para la guerra”.
El catolicismo moderno ha dejado de lado lo
que era en tiempos pasados cuando el mismo Papa exhortaba a la guerra santa
durante las Cruzadas y las órdenes de caballería hacían de la guerra su tarea
más importante, a cargo de los heroicos
monjes guerreros. La teología y la
filosofía escolástica justificaban el tiranicidio, como lo enseñaban
Santo Tomás de Aquino, el padre Juan de Mariana y otros, y la necesaria pena de
muerte era totalmente justificada. Todavía había restos de una virilidad
espiritual totalmente perdida por el catolicismo moderno, que se ha
transformado en una religión femenina.
Otra actitud es la de la indiferencia. Son los que dicen que esas cosas
que pasan en el mundo están muy lejos de nosotros y no nos atañen; no hay que
meterse en eso que no nos afecta para nada; mejor dediquémonos a nuestros
problemas. Es la visión de campanario que no ve más allá de la punta de la
nariz. Esta gente es incorregible, pero cuando sufra las consecuencias va a ser
tarde.
Vayamos
ahora a los partidarios de la violencia. Hay una violencia legítima y una
violencia ilegítima. La primera es la que se practica en defensa y restauración
de la Tradición, por lo eterno, lo sagrado, lo que siempre fue, es y será, lo
que es válido en todo lugar, para todos y para siempre. La violencia ilegítima
se hace por lo transitorio, por lo que
es hoy y mañana no es, por un devenir que constantemente cambia. Y estos dos
tipos de violencia son los que se enfrentan hoy día en esta tercera guerra
mundial.
El
tremendo error de pacifistas e indiferentes consiste en equiparar estos dos
tipos de violencia refugiándose en un limbo en el cual por no ser ni fríos ni
calientes serán repudiados por cobardes e inservibles.
Finalmente
nos ocuparemos de los hipócritas, O SEA DE LOS PEORES. Son aquellos que están
de acuerdo con la VIOLENCIA ILEGÍTIMA pero por cálculo mezquino y por intereses
materiales e ideológicos no se atreven a decirlo con claridad. Los vamos a
enumerar: el papa Francisco, los neomarxistas, los progresistas, los que buscan
salidas democráticas, los neopaganos, los euroasiáticos, muchos nacionalismos,
los identitarios y muchos más.
Hoy día reputamos como violencia legítima la que practica el
fundamentalismo islámico en general: en su lucha hay Tradición, religión,
superioridad espiritual. Los que lo combaten están sumidos en el demon del
economicismo y del creciente caos.
San Carlos de Bariloche, 23 de febrero del
2015.
JULIÁN
RAMÍREZ
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