lunes, 6 de julio de 2015

RAMÍREZ: NECESIDAD DE UNA GRAN ESTRATEGIA

NECESIDAD  DE  UNA  GRAN  ESTRATEGIA

    

    Decía Aristóteles que en el comienzo está hecha la mitad del camino. Algo análogo apuntaba Santo Tomás de Aquino cuando expresaba que un pequeño error al principio puede transformarse en un gran error al final. Y decimos estas cosas porque no dejamos de ver con creciente preocupación algunos hechos que se manifiestan en el curso de la guerra de civilizaciones en el campo de los que defienden el espíritu tradicional, es decir, hoy día, en el fundamentalismo islámico.
     Una guerra como la que hoy se libra contra el conjunto del mundo moderno necesita sin más una idea universal. El mundo moderno se compone de un conjunto de fuerzas materiales, bélicas, técnicas, de medios de comunicación, con  las que someten a las grandes masas de población cuya mente está prisionera por todas las sugestiones que reciben permanentemente de las centrales modernistas.
     Contra este moderno Leviatán que pretende instaurar el gobierno mundial, y llevarnos a una situación parecida a la de la novela de Orwell “1984”, solo cabe, y ya lo hemos expresado en otras notas y aquí lo reiteramos, una idea tradicional de carácter universal.  Contra el imperialismo mundial, el Imperio Tradicional.
     Desde el glorioso 11-9-01, el fundamentalismo islámico ha llevado a cabo una notable guerra que se ha extendido a muchas regiones del mundo y que hoy día nadie puede ignorar, pero ha llegado el momento en que hagamos una recapitulación para observar su futuro desarrollo, y desde nuestro humilde lugar tan alejado de los campos de batalla tratar de orientarnos en los futuros desarrollos. Lo hacemos con el ánimo de criticar desde la misma trinchera luchando contra el mismo enemigo, puesto que la guerra contra la modernidad debe ser sostenida cualquiera sea su resultado.
     El fundamentalismo islámico debe superar la limitación que le impone sostener el exclusivismo de su religión. Si bien reconocemos que cada religión debe mantener su relativa exclusividad ello no debe llevarnos al extremo de negar la participación que en la Tradición tienen las otras religiones. Por supuesto que esto no debe confundirse con los vulgares encuentros de religiones propiciados por los últimos papas y con un manifiesto espíritu de acordar con el mundo moderno y predicar un pacifismo llorón y las “bondades” de la democracia. Pero es justo reconocer que hasta el presente el fundamentalismo islámico ha predicado para la “umma”, es decir, para la comunidad islámico de los creyentes, como si se ignorara que en el mundo el Islam es una religión minoritaria y hay varias otras religiones que ocupan considerables espacios, aunque, también reconozcamos, que hasta hoy día, no manifiestan ningún espíritu de lucha contra la modernidad. Pese a ello creemos que es necesario un claro llamado a todos aquellos que en el mundo, cualquiera sea su religión, creen en la existencia de lo sobrenatural, de lo divino y lo trascendente. Es hora de aunar fuerzas y de minar las bases del enemigo en su propio terreno.
     Las guerras no se ganan solamente en el campo de batalla sino que es necesaria y hoy más que nunca una profunda acción doctrinaria, propagandística, moral, y psicológica para ayudar así a los que se juegan en los campos de batalla y derrotar al enemigo en sus propios reductos. Y eso hay que empezar a hacerlo lo antes posible, antes que el árbol nazca torcido y el buen comienzo se transforme en algo con un error incurable.
     Recordamos los errores de origen del Tercer Reich, su exclusivismo nacionalista y su racismo biológico, que por un tiempo no fueron obstáculo para sus arrolladoras victorias militares, pero que finalmente minaron la posibilidad de una gran estrategia. Las correcciones que se intentaron al final llegaron tarde. Los errores iniciales se transformaron en la derrota. Desde el Frente Cristiano Islámico queremos hacer nuestro aporte a la victoria final.

San Carlos de Bariloche, 22 de junio del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ  
    
    

      

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