martes, 8 de septiembre de 2015

RAMÍREZ: EN BÚSQUEDA DE LA CONVERGENCIA

EN  BÚSQUEDA  DE  LA  CONVERGENCIA


     

      Hoy día es muy poco lo que se puede hacer en el plano de una política superadora de la modernidad si no se parte de una visión universal. La guerra de civilizaciones en curso- tercera guerra mundial-  entre el espíritu tradicional y la civilización moderna, el primero manifiestamente representado por el fundamentalismo islámico en sus diversas expresiones, y la segunda por el conjunto de la sociedad moderna materialista, economicista,  consumista, y sus expresiones ideológicas tales como el liberalismo, el marxismo, el progresismo y la democracia, día a día va adquiriendo mayores dimensiones.
     Frente al descomunal poder material, tecnológico y bélico de la modernidad – cada día más unificada -, los que militamos en el campo de la Tradición debemos también buscar coincidencias para así ofrecer un frente común al moderno Leviatán.
     Los que provenimos de la civilización occidental ex cristiana lo estamos haciendo a partir del Frente Cristiano Islámico. Los que somos católicos tenemos que hacerlo con absoluta prescindencia de la Iglesia Católica ya integrada al mundo moderno y lo mismo tendrían que hacer los cristianos de otras confesiones, cuyas iglesias también han seguido el camino de la modernidad.
     Es un camino difícil pero los que pretenden seguir de pie tienen que aceptar esta única alternativa so pena de enterrarse cada día más en el pantano de la mediocridad y la destrucción espiritual.
     Pero ahora veamos que ocurre en el campo del fundamentalismo islámico al que los tradicionalistas evolianos apoyamos y defendemos. No abriremos juicio sobre las diferencias entre ellos que ellos mismos deben resolver; pero creemos que es necesario que adopten una gran estrategia de orden mundial. Es correcto en general su accionar en los países islámicos, pero el Islam es una parte minoritaria en el contexto global, no alcanza, en el mejor de los casos al 20% de la población global. El restante 80% ha sido moldeado por otras religiones y otras culturas y no se convertirán al Islam.
     El fundamentalismo islámico mantiene frente al resto del mundo una actitud de exclusivismo y de férreo dogmatismo religioso que puede perjudicar su  valerosa causa al hacerse incomprendido para el resto del mundo. Ese 80% de la humanidad dominado por los monopolios de los medios de comunicación es una fácil presa del enemigo moderno para desinformar y desprestigiar al fundamentalismo islámico, que con su mensaje exclusivista y dogmático, sin quererlo, le da armas al enemigo.
 Expresiones tales como decir que la única opción que tienen los yanquis es convertirse al Islam, o “recuperar Al-Andalus para el Islam”, o hacer flamear la bandera del Estado Islámico en el Vaticano, o calificar de “cruzados” a los imperialistas agresores. Las guerras durante la época de las cruzadas –siglos XI, XII y XIII- tuvieron fundamentos religiosos por ambas partes. Este tipo de expresiones, que indican un exclusivismo religioso de carácter absoluto, no favorecen para nada la legítima guerra santa en marcha, y podríamos agregar otros ejemplos de esto.
    Julius Evola ha escrito con razón refiriéndose a la unidad trascendente de las religiones: “Si bien cada forma religiosa tiene el derecho de revindicar un cierto exclusivismo en el área de su pertenencia, sin embargo la idea de esta superior unidad…debería ser reconocida por sus representantes más calificados.” (“Los Hombres y las Ruinas”, pág. 132, Ed. Heracles, Bs. As.).
     Aunque solo fuera a los efectos de una gran estrategia esta idea debería ser asumida por el fundamentalismo islámico. La aparición de otros frentes de rebelión contra el mundo moderno en otras religiones y culturas daría un golpe mortal a la modernidad. Esta es la convergencia que debemos buscar. La restauración de la Tradición en una sola parte del mundo no es suficiente, debe ampliarse a todos lados.
     Entretanto debe quedar firme nuestro apoyo a los heroicos mujahidines, cualquiera sean las alternativas, ya que estamos en la misma trinchera.

San Carlos de Bariloche, 3 de agosto del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ




1 comentario:

Librero Maldito dijo...

Esta pretensión del cristianismo histórico, como también del Islam, de ser “la única fe verdadera”, es una herencia del judaísmo, cuya tradición sirve (en parte) de base tanto al cristianismo como al Islam.

-Savitri Devi