jueves, 9 de mayo de 2019

EL ABORTO DE LA DERECHA

EL ABORTO DE LA DERECHA


El caos comienza siempre por el lenguaje. Las palabras son vaciadas de su significado originario e incluso llegan a denotar lo contrario exacto de lo que deberían explicitar. Es el tiempo del relativismo en donde todo es lo mismo y nada tiene un valor unívoco y absoluto. Pero donde el caos ha tenido una cuota superlativa ha sido justamente en la calificación de estos dos términos que siempre fueron concebidos como antitéticos, derecha e izquierda. Por derecha siempre se entendió una orientación determinada a seguir por parte del hombre, asociada con lo recto, con el derecho, con lo justo y ser diestro, hombre derecho y sin retorcimientos, se formulaba en contraposición con la izquierda que tuvo que ver en cambio con lo retorcido y siniestro (del latín sinister=izquierda), y simbólicamente con la mano menos hábil y torpe. Bien sabemos que en el mundo del revés es bueno en cambio ser de izquierda y una cosa muy mala ser de derecha. Esto es pues lo que explica por qué en esta nota tal palabra es puesta en forma entrecomillada, debido por supuesto al sentido relativo que la misma ha asumido en el mundo del revés y ante el peligro de poder ser denostado por la moda. La misma quiere señalarnos aquí a las personas que se reputan como los admiradores argentinos de Trump, Bolsonaro y de las nuevas experiencias europeas y que tendrían alguna posibilidad electoral, quedando de tal modo excluidos de tal nomenklatura nuestros conocidos Biondini, Salbuchi y el dúo dinámico en tanto que no tendrían ninguna perspectiva seria en el futuro inmediato. Lo sugestivo del caos es la manera cómo se mezclan conceptos antitéticos como si pudiesen formar un mismo contexto. Por ejemplo se habla de derecha republicana, lo cual es un verdadero despropósito. Por derecha debe entenderse la soberanía de la verdad sobre la simple opinión, por lo tanto el gobierno del que sabe, del sabio o filósofo en el buen sentido del término, por sobre el número o la masa de aquellos que son incapaces de gobernarse por sí mismos. Por lo tanto el Estado debe primar sobre la nación y la Derecha (en mayúscula y no tímidamente entrecomillada) debe ser forzosamente monárquica (en el sentido original del término como gobierno de uno solo, el más perfecto, por sobre el resto). Es decir lo opuesto exacto de la república en donde es la nación la que posee esa primacía. En fin, en la interminable lista de dislateS no podemos soslayar la perla definitiva de esta nota que es la de que pueda existir también una derecha abortista. Siempre habíamos creído que el aborto, es decir la consecuencia de una sexualidad no 'reprimida' era cosa de zurdos, es decir de seres que en forma siniestra dan primacía a lo físico sobre lo metafísico, a la materia sobre el espíritu. El mundo del revés.

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