domingo, 26 de mayo de 2019

"Los peronistas somos así, un día decimos una cosa y después otra"

"Los peronistas somos así, un día decimos una cosa y después otra" (dicho por un importante dirigente peronista)


A esto habría que asociarle el otro aserto peronista famoso: "Si decía lo que iba a hacer nadie me votaba". El peronismo es el producto de la democracia en sus fases extremas y terminales. Como el pueblo, que carece de voluntad propia, es volátil y mutable en sus motivaciones, ajeno por lo tanto a cualquier principio, cultor del pragmatismo y el afán por el éxito a cualquier precio. 
Digamos al respecto que el error de las dos Revoluciones Antiperonistas, la Libertadora (1955)  y el Proceso (1976), fue querer las dos veces curar el peronismo con democracia. El peronismo no es la antítesis de la democracia, sino la consecuencia última de tal anomalía. Con ésta comparte el culto por el pueblo, depositario último de la soberanía. La diferencia estriba en que mientras que unos suponen que el pueblo puede ser educado con sermones y buenas doctrinas, lo que se conoce como la educación del soberano, el segundo en cambio lo adula y corrompe, con lo cual siempre saldrá ganando, pues a un niño no se le puede hacer elegir entre el recreo y el estudio.

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