martes, 26 de mayo de 2015

GHIO: A PROPÓSITO DEL PLEBISCITO GAY EN IRLANDA

A PROPÓSITO DEL PLEBISCITO GAY EN IRLANDA


                                                    Ampliando el concepto de persona

El reciente plebiscito en Irlanda, en donde una mayoría numérica impuso al sentido común y al orden natural el matrimonio entre los homosexuales, admite una serie de reflexiones. La primera de ellas es recordar tal circunstancia en nuestro país en donde también aconteciera lo mismo aunque no por elección popular, sino por una maniobra parlamentaria instrumentada por el nefasto ex presidente Kirchner, en ese momento diputado mientras era su esposa la que ejercía la función ejecutiva. En aquel entonces, y con la finalidad de detener tal proyecto de ley, la Iglesia católica, que estaba dirigida por el cardenal Bergoglio, actual papa Francisco, y que fungía como la fuerza principal contraria a tal institución aberrante, propuso aquí también el plebiscito o consulta teniendo en cuenta que con seguridad el rechazo hacia tal medida habría sido masivo puesto que en ese entonces aun la opinión pública no había sido suficientemente estupidizada por lo medios masificadores en su abierta y ostensible promoción de la homosexualidad y otras desviaciones sexuales, para comprobar lo cual es suficiente tan sólo ver por unos pocos instantes el principal medio de corrupción en que hoy se ha convertido la televisión. Sin embargo la Comunidad Gay, que impulsaba tal medida a través de los diferentes parlamentarios serviles a tal lobbie (entre ellos el antes aludido), a sabiendas por encuestas de tal situación, se opuso radicalmente a tal proyecto acudiendo a argumentos indudablemente fachistas, tales como que el pueblo no podía estar al tanto de cuestiones tan complejas como las relativas a la ciencia sexual, del mismo modo que no podía saber sobre el modo de tratar el cáncer y que para ‘representarlo’ y obviar sus naturales falencias se encontraban nuestros ‘representantes del pueblo’ que sabían cumplir muy dignamente con su papel. Ahora que indudablemente el pueblo irlandés, tal como se ha visto, ha sido ‘educado’ convenientemente, con un inmenso porcentaje de adolescentes en condiciones legales de votar, el plebiscito gay ha sido arrollador y multitudinario en modo tal que se ha hecho allí inútil tener que acudir por hipocresía a fastidiosos argumentos fachistas y reaccionarios para imponer tal ley progresista.
Respecto de los argumentos en contra del matrimonio homosexual hemos hablado ya en otras oportunidades y remitimos al respecto a nuestras notas anteriores con la finalidad de no ser redundantes y no tener que estar debatiendo cuestiones tan elementales que solamente en una época que se encuentra en las fases más adentradas de la decadencia  pueden ser puestas en discusión. (1) Lo que nos interesa es ahora señalar la postura de la Iglesia católica irlandesa, la que, del mismo modo que en la Argentina, se trata de la representante de la religión mayoritaria, una vez conocido el resultado del democrático plebiscito. Del mismo modo de lo acontecido aquí, no se dijo que se trataría de luchar por revertir tal situación, de educar convenientemente respecto del carácter sacramental del matrimonio, el que solamente puede ser tal entre un hombre y una mujer, sino que tratará de adaptarse a la nueva realidad de hecho. Es decir dejar de ser Iglesia, dejar de conducir al hombre pontificalmente hacia el Cielo, renunciar a rectificarlo del pecado original y por lo tanto pasar a formar parte democráticamente del mismo proceso de descenso, acompañando así a este mundo hacia los más sórdidos abismos infernales por ella misma denunciados.
Días pasados alguien nos preguntaba en dónde se encontraba la gran diferencia entre el Islam y el Cristianismo: en esto justamente en que el Islam, a través de su vertiente fundamentalista, ha manifestado en las palabras recientes de su califa que su religión es de lucha y no de paz y conciliación con el mundo moderno. En cambio lamentablemente nuestra Iglesia católica, aun en sus sectores preconciliares está dispuesta a conciliar con el mundo moderno. (2)





(1)   Aunque alertamos que ésta no sería la última hipérbole que habría que estar ‘debatiendo’ ya que nos hemos enterado de que, a raíz de una queja emitida por una asociación de defensores de animales sensibilizados por la tristeza de un orangután injustamente encerrado en el zoológico de Buenos Aires, un juez de la nación acaba de decretar su ‘libertad’ alegando que también el animal se trata…. (van a leer bien) de una ‘persona’. No sería de extrañar entonces que, luego de haberse aceptado tal calificación relativa al mundo animal, el que no sería cualitativamente diferente del humano, sino una expresión más de un mismo proceso evolutivo, del mismo modo que tampoco lo serían los homosexuales y los heterosexuales en materia de sexualidad, en un mañana podríamos estar debatiendo si se puede admitir o no un matrimonio entre un hombre y un animal, o una animala, puesto que no queremos incurrir en fascismos de género.
(2)   Es de destacar cómo los sectores integristas especialmente en Europa, en vez de ponerse a la cabeza en contra de la decadencia que se profundiza en su continente, llaman en cambio a una cruzada en contra del Islam y a evitar que los invada con sus valores. Habría que preguntarse al respecto si aun para los mismos católicos en el fondo no estaría bien que ingresara una religión que plantea la guerra contra el mundo moderno y no en cambio adaptarse al mismo tal como sugiere la iglesia de Irlanda. En pocas palabras si para un integrista católico en el fondo Bagdadi no resultaría preferible a la figura de Francisco.


Marcos Ghio

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