jueves, 31 de diciembre de 2009

RESPONDIENDO A UNA NUEVA PROVOCACIÓN DEL SR. ROBERTSON

JOSE AGUSTIN VASQUEZ dijo...
No puedo estar más de acuerdo con la nota sobre los torpes comentarios de Ghio, quién cree que el hecho de imprimir la obra de Evola en castellano (mal traducido, por cierto) le otorga la propiedad intelectual del pensamiento del filósofo italiano, así como si un ignorante pastor evangélico creyera ser dueño de las Escrituras. Felicito al autor de la nota por su claridad incontestable

Preocupado por las bajas en las ventas de la revista Ciudad de los Césares, lo que no habría sido ocasionado por los graves disparates propalados, tal como haber apoyado la canallesca guerra de 5 días hecha por Rusia a la república de Georgia, o por haber exaltado al asesino bolchevique Che Guevara y otras cosas similares, sino por las críticas que nosotros le habríamos realizado a su respecto, Robertson ha vuelto al ataque en contra nuestro, esta vez a través de su ladero Agustín Vázquez que integra el staff de su publicación.
Según el aludido chupamedias, nuestra traducción de Evola no es la correcta, sino la que ha efectuado su jefe, la que lamentablemente mantiene inédita. De acuerdo a esta última el autor italiano no habría dicho que era un pensador ‘tradicionalista’, sino ‘muy moderno’, no habría manifestado que sostenía una concepción ‘cíclica de la historia’, sino ‘lineal’, no se habría definido como ‘gibelino’, sino como ‘güelfo’. No habría sido un crítico de Carlos Marx, sino que en cambio habría sido ‘muy marxista’, etc. Nos critica que por defender nuestras ‘malas traducciones’ de Evola actuamos como un ‘ignorante pastor evangelista que cree ser el dueño de las Escrituras’. Sin entrar a discutir si somos o no lo primero, lo cual no nos corresponde a nosotros contestar, debemos compartir con el aludido la comparación que él hace, en relación a los textos de Evola, con lo sucedido entre protestantes y católicos respecto de las Escrituras. Nosotros sostenemos la necesidad de que el pensamiento del autor italiano sea conocido en nuestra lengua y no mantenido en secreto a fin de que falsificadores profesionales como el Sr. Robertson puedan seguir distorsionándolo a su antojo. Lo cual afortunadamente hoy en día, gracias a nuestras ‘malas traducciones’ ya ha dejado de suceder. Quizás sea indagando en tales conductas que haya que encontrar los motivos por los cuales su publicación deba seguir existiendo gracias a subvenciones y no por las compras efectuadas por el público.
Marcos Ghio
Buenos Aires, 31/12/09

lunes, 21 de diciembre de 2009

EL FORTÍN

Publicación de pensamiento tradicional alternativo
Nº 50 (Noviembre-Diciembre 2009)

EDITORIAL

LA NUEVA OTAN Y LA IZQUIERDA 'ANTISIONISTA' (por Walter Preziosi)

LA CLAVA XVI (Columna de combate doctrinario)

EL PSEUDOFASCISTA VINCIGUERRA

UNA NUEVA FALSIFICACIÓN POR PARTE DE VINCIGUERRA SOBRE JULIUS EVOLA

RÉPLICA AL RECIENTE REPORTAJE A SALBUCHI DE LA RED VOLTAIRE

RÉPLICA A UNA NOTA DEL SR. ROBERTSON (CIUDAD DE LOS CÉSARES-CHILE)

REPORTES DE LA AGENCIA KALI-YUGA

por Walter Preziosi


AFGANISTÁN Y VIETNAM

ATAQUE FUNDAMENTALISTA EN TERRITORIO NORTEAMERICANO

OBAMA Y LOS MINARETES

Nacionales:

De Videla y Pinochet a Bachelet y Cristina
EL VATICANO Y LA ‘PAZ’ CON POLLERAS


por Marcos Ghio

Históricas:

QUITO Y EL EMPERADOR CARLOS V
por Jorge Salvador Lara (Ecuador)

ESOTÉRICAS:


NUESTRAS CERTEZAS
por Nigrus


CONTENIDOS:
EDITORIAL:

LA NUEVA OTAN Y LA IZQUIERDA 'ANTISIONISTA'
El Tratado de Acuerdo Nuclear firmado por los dos presidentes de Rusia y EEUU este fin de semana es perfectamente coherente con las recientes declaraciones efectuadas por el secretario de la Otan, el danés Anders Rasmussen, en su reciente visita efectuada a la ciudad de Moscú.
Tras haberse reunido sucesivamente con el presidente Medvediev y con el premier Putin, manifestó que, puesto que su organización ha cambiado de objetivo, en tanto que ha dejado de existir la URSS, ahora la razón por la que existe es otra y de la cual bien puede participar ahora el ex régimen comunista. En efecto, Rusia había tímidamente aceptado meses atrás que por su espacio aéreo fuesen transportados pertrechos bélicos hacia el vecino Afganistán, aunque por el terrestre pudiesen llevarse sólo los no militares para las tropas que allí combaten, tales como las imprescindibles birra para los alemanes y la pastasciutta para los italianos; ahora al parecer no solamente ampliará esta misma autorización también respecto de lo que se permitía antes únicamente por el aire, sino que Rusia -y henos aquí ante el hecho realmente revolucionario- enviará efectivos militares a luchar contra el talibán.
Se cae entonces un viejo mito. La Otan que había sido constituida para luchar contra el bloque comunista del Este, ahora en cambio es la organización que combate contra un enemigo diferente, el fundamentalismo islámico, representado principalmente por el movimiento talibán en Afganistán y Pakistán y Al Qaeda en esos mismos países, pero también en Irak, Somalia, Yemén, el Magreb, hasta llegar a un mismo inconveniente del que participa la misma Rusia y que es lo que explica el ingreso pleno a esta nueva guerra, que es la rebelión que esta misma organización está llevando a cabo en el Cáucaso a través del Emirato recientemente constituido y que opera en Chechenia, Dagestán e Ingushetia principalmente.
Pero también se termina definitivamente el mito impuesto por una serie de intelectuales de origen stalinista, habituados a servir a Moscú y que en los últimos tiempos, tras haber quedado huérfanos de dicho régimen con el triunfo de la línea pro-yanqui de Yeltsin (1) habían centrado grandes esperanzas en la figura de Putin creyendo que éste sería el nuevo Stalin que habría de restaurar el régimen del 'socialismo en un solo país' (2). Sería muy larga la lista de los mismos ya que el oro de Moscú fue muy generoso en su momento, pero queremos referirnos aquí a algunas figuras que en los últimos tiempos han adquirido espacio en una gran prensa 'alternativa', olvidando ésta su origen y dejándose muchos de tales medios impresionar por una pretendida prédica antisionista, totalmente funcional a los objetivos por ellos planteados, y en última instancia, sin que lo percibiesen, también funcional a los intereses del mismo sionismo. Entre esta gran lista interminable queremos referirnos a tres de ellos en particular, el francés Roger Garaudy, el ruso judío Israel Shamir y el argentino Norberto Ceresole. Empezaremos por este último por ser quizás el más paradigmático, aunque con la desventaja de que, al haber fallecido hace unos años, no ha por lo tanto podido tomar postura ante estos últimos acontecimientos tan significativos. Ceresole fue uno de los principales jefes de la organización Ejército Revolucionario del Pueblo, la cual, si bien de origen trotskysta, había evolucionado abiertamente hacia el stalinismo. Bien sabemos que la diferencia entre estas dos vertientes del bolchevismo, devenidas luego en irreconciliables, estribaba en que mientras que Trotsky sostenía la necesidad de una internacional comunista independiente de cualquier Estado para evitar el desvío de los interese del proletariado hacia los intereses de una casta burocrática, Stalin en cambio consideraba que su triunfo pasaba por la victoria política y económica de la Unión Soviética en el mundo. Ahora bien el comunismo cuando estuvo en el poder en aras de tal objetivo utilizó siempre dos fachadas diferentes que operaron en distintas naciones con el mismo objetivo. Una pacífica representada por los distintos Partidos Comunistas locales que actuaban como filiales de los intereses económicos y políticos de Moscú (3) y otra insurreccional representada por un conjunto de movimientos guerrilleros, tales como las FARC en Colombia y el mismo ERP (en sus dos vertientes) en la Argentina (4). Es de recordar al respecto que Ceresole, quien representaba la vertiente 'pro peronista' de tal organización, vinculada con el Movimiento Montonero, fue obligado a exiliarse tras el golpe militar del 76' y en su estancia en la URSS fue nombrado miembro emérito de la Academia de Ciencias de Moscú. Debido a sus vínculos con el peronismo fue utilizado para establecer contactos con diferentes regímenes de extracción populista del mundo islámico. Sin embargo es dable señalar que, cuando en 1989 el stalinismo bolchevique se derrumba, dicho sector no por ello desapareció sino que siguió actuando, aunque modificando en gran medida el propio mensaje por razones tácticas. El nuevo discurso stalinista consistió en concebir la caída de la URSS como un acto de complot internacional en el que vincularon por igual a diferentes sectores. Ubicaron junto a la dirigencia norteamericana que habría prohijado dicha conjura a antiguos trotskystas, los cuales habrían canalizado su odio contra la URSS colaborando con sectores de la derecha conservadora y especialmente al sionismo internacional el que no le habría perdonado a la dirigencia rusa haber colaborado con los palestinos de Arafat y por supuesto en dicha prédica también los ataques han ido dirigidos en contra del fundamentalismo islámico que fue quien en última instancia los derrotó en 1989. Al respecto el ruso Shamir insiste en sus escritos en decirnos que en realidad quien pergeñó toda la intriga en contra de la URSS fue el trilateralista sionista Brezynsky (un ex trotskysta en su juventud) quien en un reportaje habría 'confesado' que ellos hicieron caer en la trampa a los soviéticos haciéndolos entrar en la guerra de Afganistán y que los talibanes eran sus agentes, lo mismo que Bin Laden. Pero digamos que tal 'confesión', además de no ser para nada de una fuente confiable, puede perfectamente haber sido hecha con la finalidad de desprestigio hacia el fundamentalismo, de lo cual la izquierda antisionista se hace eco con mucha facilidad. Ceresole en esta misma política de menoscabo del fundamentalismo al que pretende también convertir en un instrumento del sionismo judío califica de montajes los atentados de la embajada de Israel y la Amia. Sus argumentos son los mismos que los empleados para descalificar los ataques del 11S, aunque con un condimento de lo más grotesco. El sionismo habría según él efectuado tales atentados con la finalidad de hacerlo caer al presidente Menem, el cual por su origen sirio no les resultaba confiable (5). La realidad es que tales sectores que en sus múltiples escritos no han hecho más que alabarlo a Putin como el nuevo Stalin de los tiempos por venir (aunque con seguridad luego de los acontecimientos antes mentados se les debe haber terminado el libreto) lo que pretenden en unanimidad es descalificar al único movimiento que hoy hace verdaderamente frente a los EEUU y por extensión al mismo stalinismo, que es el fundamentalismo islámico con la vana pretensión de convertirlo en un agente del primero. El caso más significativo es el del francés Roger Garaudy, en una época el principal intelectual stalinista que había en Francia, hoy convertido en un autor declaradamente anti-judío y negador del Holocausto. Pero si ahondamos en su obra principal El mito fundacional del Estado judío vemos el carácter puramente circunstancial de su anti-judaísmo. Él, simultáneamente con el sionismo, rechaza también una obra esencial en el esclarecimiento de la prédica disolvente de Israel, cual es Los Protocolos de los Ancianos Sabios de Sión, en la cual lejos de juzgarse al judaísmo como el producto de la sociedad capitalista, es decir tal como lo describiera Marx en sus escritos juveniles, se lo consideraba como algo más importante, como el promotor de la modernidad y de su materialismo, respecto de la cual, junto al mismo capitalismo, es el comunismo una de sus peores expresiones.


(1) Resultaron muy significativas en su momento las declaraciones efectuadas por el premier ruso Boris Yeltsin, tras haber visitado los EEUU: "Lamento no haber nacido norteamericano".
(2) Aunque por el lado de una cierta 'derecha' alternativa y peronistoide se lo consideraba a Putin como el gestor de una fantasía denominada 'Eurasia' que sería, de acuerdo a ciertos escritores geopolíticos inspirados en Haushofer y Schmitt, el imperio de la tierra que lucha contra el del mar representado por EEUU e Inglaterra. Hoy por el contrario, a pesar de estas calenturientas elucubraciones, los dos 'imperios' están estrechamente unidos para luchar contra un enemigo común.
(3) Al respecto es dable señalar que, mientras que por un lado el ala insurreccional regenteada por Moscú en la Argentina se expresaba a través del ERP en la época de los gobiernos militares, la 'legal', representada por el Partido Comunista vernáculo, cantaba alabanzas al régimen de Videla porque le vendía trigo a la URSS.
(4) La absoluta dependencia del ERP respecto de los intereses concretos de Moscú fue señalada abiertamente en sus Memorias por su fallecido líder Enrique Gorriarán Merlo. En relación al ataque efectuado por su organización en febrero de 1989 contra el regimiento de La Tablada, manifestó que de haber sabido que la URSS, su Estado mentor, iba a caer unos meses después, no lo habría hecho.
(5) Causa vergüenza ajena que en la Argentina, luego de tal análisis nefasto nunca corregido, puedan haber sectores que todavía estén reivindicando a tal figura. Si hubo alguien servil al sionismo y a los EEUU con quien manifestó estar en relaciones carnales fue justamente Menem al cual por haber enviado fuerzas armadas a combatir en la primera guerra de Irak, gracias a tal carnalidad, fue luego castigado con los aludidos atentados. Se efectuaron en tal país, además del hecho antes señalado, por dos otras razones irrebatibles. 1) Por contar con una de las más importantes colectividades judías fuera de Israel y 2) por la facilidad con la que puede operar una fuerza terrorista debido a las grandes falencias en su sistema de seguridad al alcance y constatación de todo el mundo.

Walter Preziosi
Buenos Aires, 21/12/09

LA CLAVA XVI (Columna de combate doctrinario)
EL PSEUDOFASCISTA VINCIGUERRA

Acaba de salir por internet un escrito titulado El antifascista Evola (http://antagonistas .blogia.com/ 2009/103001- -el-antifascista -evola-por- vincenzo- vinciguerra. php) firmado por un tal Vincenzo Vinciguerra y que ha sido traducido del italiano y reproducido en diferentes páginas ‘alternativas’ españolas, en el cual se pretende explicar que no solamente Evola no era fascista, sino que en realidad se trataba de un antifascista.
Creo yo que, antes de adentrarnos en el tema para aclarar dicha problemática, habría que esclarecer primero si Vinciguerra es o no realmente fascista o si en cambio lo que nos formula es una falsificación aviesa de dicha doctrina, tal como trataremos de demostrar.
Dice al respecto Vinciguerra tratando de criticarlo a Evola por no ser fascista.
El fascismo no ha considerado jamás a la revolución francesa, tan odiada por Evola, como un hecho negativo, sino que la considera como un hito significativo para la afirmación de un mundo nuevo
Dice en cambio Benito Mussolini: “Nosotros representamos la antítesis neta, categórica, definitiva del mundo de la democracia, de la plutocracia, de la masonería, es decir de todo el mundo emanado de los inmortales principios del 89’”, es decir de la Revolución Francesa. (Discurso del 7 de abril de 1926).
Y con respecto al ideal principal de la misma: “El fascismo niega que el número, por el solo hecho de ser tal, pueda dirigir a las sociedades humanas; niega que este número pueda gobernar a través de consultas periódicas; afirma la desigualdad irremediable y fecunda de los hombres, los que no pueden ser nivelados a través de un hecho mecánico y extrínseco como es el sufragio universal…
Y también: “El fascismo rechaza en la democracia la absurda mentira convencional del igualitarismo político y el hábito de la irresponsabilidad colectiva y el mito de la felicidad y del progreso indefinido”, todos ellos propios de la Revolución Francesa. (Mussolini, Ideas fundamentales).
Agrega Vinciguerra:
Tampoco el fascismo negó la revolución bolchevique continuidad de la revolución de 1789 en donde el proletariado deseoso no solamente ya de igualdad sino decidido a la conquista de la supremacía.El fascismo no condenaba las dos revoluciones precedentes, se colocaba de hecho a sí mismo como la tercera y definitiva revolución” Es decir como la continuidad de las mismas y no como su negación.
Dice Mussolini:
“Nosotros negamos el fundamento del socialismo que es el materialismo histórico. Nuestro movimiento es espiritualista, por encima de los intereses egoístas de las clases sociales se encuentra el interés supremo de la Nación. Nosotros negamos la lucha de clases y sostenemos en cambio la colaboración pacífica de las clases como medio para el mejoramiento de la nación no sólo a nivel económico, sino principalmente espiritual”.(Ibid.)
Y también: “Negamos decididamente la base del socialismo científico o marxista, su doctrina del materialismo histórico según la cual la historia de las civilizaciones humanas se explicaría tan sólo como la lucha de intereses entre los diferentes grupos sociales y con el cambio de instrumentos de producción… es absurdo considerar que tales factores sean los principales; el fascismo cree todavía y siempre en la santidad y el heroísmo, es decir en acciones que no están para nada motivadas por la economía. Al negar el materialismo histórico por el cual los hombres serían meros objetos de la historia que aparecen y desaparecen a merced de las fuerzas productivas que se agitan en lo más profundo de la misma, se niega también la esencia del marxismo que es la lucha de clases… El fascismo rechaza el concepto de felicidad económica propio de las ideologías emanadas de las revoluciones francesa y rusa..” (Ibid. Punto 5)
Es decir que exactamente al revés de lo que Vinciguerra dice, el Fascismo condenaba a las dos revoluciones anteriores y consideraba a la suya no como una consumación de éstas, sino como una superación de las mismas, a las que consideraba antitéticas. Marxismo y liberalismo, en tanto expresiones de clases económicas, burguesía y proletariado, eran ideologías materialistas y el fascismo en cambio era espiritualista. He aquí el abismo fundamental existente.
Es de entender que a partir de esta distorsión grosera que Vinciguerra hace de la doctrina de Benito Mussolini, deba consecuentemente distorsionar todo lo que Evola ha dicho sobre el fascismo en su obra.
Señalaremos los puntos esenciales y prescindiremos de las acusaciones que lanza al boleo contra un montón personas de las que Evola no tiene ninguna responsabilidad respecto de lo que puedan haber hecho si es verdad lo que Vinciguerra nos dice.
Dice el aludido:
Durante el Ventenio fascista, Evola no representó un punto de referencia cultural y político. Fue uno de tantos que pasó su existencia de estudioso sin menoscabo ni alabanzas.
La realidad. Evola durante el período del Ventenio intentó corregir el rumbo burgués que se intentaba dar a tal movimiento especialmente a través de la firma del Concordato con el Vaticano. Sostenía la necesidad de que el fascismo no se subordinara al clero güelfo que lo terminaría traicionando, tal como sucedió y planteaba una revalorización del mito de la Roma imperial en antítesis del sometimiento a tal institución que ya había demostrado con creces su carácter moderno. Es de esa época la revista La Torre, cerrada por tal causa y su fundamental escrito Imperialismo Pagano que tendrá un gran éxito editorial en Alemania.
Dice Vinciguerra:Evola no se adhirió a la República social italiana. La aventura del último fascismo, el más auténtico y sincero, Evola no la compartió prefiriendo dejar a otros la afirmación de ese espíritu legionario del que tanto gustará hablar en años posteriores.
La realidad. Dice Evola: “Mientras que por un lado yo adhería absolutamente al factor militar, combativo y legionario del fascismo de Saló, sin embargo no podía alimentar reservas respecto del carácter solamente político, social y republicano del mismo”. ( Más allá del fascismo, 2ª Ed., pg. 258). Y hay todo un relato minucioso respecto de su accionar en ese período habiendo sido uno de los primeros italianos en ver en libertad a Mussolini luego del operativo llevado a cabo por Otto Skorzeny. Es decir que, si bien podía tener ‘reservas’ respecto de ciertos principios producto del rencor de Mussolini hacia la monarquía que lo traicionó, no dejaba de prestar su absoluta adhesión a dicho régimen.
Agrega Vinciguerra respecto del proceso que se le substanció bajo la acusación de querer refundar el Partido Fascista. Arrestado por exceso de celo e insolvencia cultural de los funcionarios del Departamento político de la Policía de Roma en el mes de abril de 1951 al considerarle el ideólogo del grupo “Imperium” que cometía atentados con explosivos firmándolos como “Legión negra”, Julius Evola confiará su defensa al abogado antifascista Francesco Carnelutti, y se jactará ante los jueces de ser un “no fascista” no queriendo todavía presentarse, cortesía suya, como “antifascista ni como víctima del fascismo”.
El abogado Carnelutti, si bien era antifascista, efectuó una extraordinaria defensa técnica que le permitió a Evola obtener su libertad. Defendió principalmente la libertad de pensamiento y expresión, principio compartido por Evola. Es una estrategia común de carácter judicial buscar abogados que no sean de la propia ideología para obtener resultados favorables. En la Argentina por ejemplo Walter Beveraggi Allende, cuando fue acusado de antisemita por la Delegación Israelita, nombró como defensor a un abogado de origen judío sin que por ello nadie del estilo de V. lo acusara por ello de tal.
Con respecto al punto siguiente relativo a su defensa en el juicio, dice V.
Evola dice que defiende “ideas fascistas” no en tanto son “fascistas”, sino en la medida en que retoman una tradición superior y anterior al fascismo, en cuanto pertenecen al legado de la concepción jerárquica, aristocrática y tradicional del Estado, concepción poseedora de una carácter universal y que se habría mantenido hasta la Revolución francesa”.En otras palabras, Evola deja claro que él, ¡por amor de Dios!, no tiene ideas fascistas, defiende ideas preexistentes al fascismo y no es culpa suya si éste las ha reactualizado.
Para aclarar el panorama ante las confusiones que siembra V. digamos que Evola manifestaba que las ideas fascistas que él defendía no eran exclusivas del fascismo, sino que pertenecían a la gran tradición política europea. Por lo cual el valor que ha tenido el fascismo ha sido el de haber respetado y continuado esta gran tradición negada por el movimiento subversivo surgido a partir de la Revolución Francesa aunque con antecedentes precisos en la Reforma Protestante, el iluminismo y el racionalismo entre otras manifestaciones modernas. Estos principios eran la primacía del Estado sobre la nación, es decir lo opuesto exacto a lo sostenido por el liberalismo y el comunismo, el carácter espiritual y metafísico del Estado y el destino trascendente de la vida humana. Todo lo cual no tiene absolutamente nada de ambiguo y se encuentra en perfecta sintonía con el pensamiento de Mussolini que indudablemente V. desconoce olímpicamente.
Pero a todo esto V agrega su cuota de mala fe suponiendo que las personas que lo leen no tienen a mano el texto de Evola. Así pues le hace decir los siguiente: “En realidad las posiciones que he defendido y que defiendo, como hombre independiente... no son las denominadas “fascistas” sino las tradicionales y contrarrevolucionarias”.
Cuando en realidad lo que nuestro autor ha dicho es en cambio:
“Rechazo la acusación de defender ideas propias del fascismo, sino tan sólo ideas que únicamente en el fascismo y no en otra parte pueden ser hoy reencontradas” (Ibid. Pg. 267). Como vemos una diferencia para nada insubstancial.
Por lo cual queda refutada totalmente la conclusión que extrae el autor de que mediante un lenguaje ambiguo pero igualmente comprensible, Julius Evola se proclama no fascista, a-fascista, antifascista decimos nosotros.
Todo lo contrario Evola sostiene ideas que se encuentran en el fascismo, pero que no son invenciones de éste, sino que pertenecen a una tradición anterior y es esto lo que hace grande a tal movimiento y no la distorsión que quiere introducirnos V.

Por último dice V.El fascismo fue de todo menos una “revolución conservadora”.
Seguramente V. no tiene ni la menor idea de lo que significara tal movimiento que influyera notoriamente en el nacional socialismo alemán y que no tiene nada que ver con el conservadurismo reaccionario. Lo que lo caracteriza, lo mismo que el fascismo, es que se opone por igual tanto a las corrientes liberales y socialistas que rinden culto al futuro, como al conservadurismo reaccionario que pretende meramente volver al pasado. Al respecto vale la pena recordar una vez más a Mussolini: “El hecho de que repudiemos el movimiento de 1789 (la revolución francesa que en cambio exalta V.) no significa que queramos volver para atrás a la situación que había antes”. (ibid. Pto. 9) Es decir somos conservadores en tanto resaltamos los principios perennes de la gran tradición europea, pero no reaccionarios porque queramos volver el reloj de la historia hacia atrás. La revolución consiste en la sabia aplicación de esos grandes principios a la situación del presente, tal como hiciera Benito Mussolini.
Por otra parte causa gracia que V quiera calificar a Evola como un conservador burgués cuando en realidad el burgués es él en tanto exalta una revolución como la francesa.
Marcos GhioBuenos Aires, 1/11/09


UNA NUEVA FALSIFICACIÓN POR PARTE DE VINCIGUERRA SOBRE JULIUS EVOLA

(por Eduard Alcántara y Marcos Ghio)

A raíz de una nota crítica a la figura de Julius Evola aparecida en el foro español Antagonistas http://antagonistas .blogia.com/ 2009/121301- -fascismo- y-antifascismo- por-vincenzo- vinciguerra. php se efectuaron estas dos notas de réplica)

Comprobamos cómo el Sr. Vinciguerra sigue a vueltas con esta especie de monográfico que le lleva dedicando, desde hace un tiempo, a Julius Evola. La verdad es que todo resulta bastante reiterativo y nuestros argumentos en contra de lo que él afirma también pueden resultar del mismo tipo.
Valga nuestra admiración para gente que como Giorgio Pini demostraron su valor y su lealtad en los terminales momentos de la IIGM, cuando todo estaba perdido. Para estos luchadores de la República Social Italiana no cabe otro calificativo mejor que el de auténticos héroes. Por suerte se pudo contar con él tras el fin de la IIGM, pues logró salvar la vida al igual que sucedió con Evola. No concebimos que se le eche en cara a Evola el haber podido salvar la vida al contrario de lo que sucedió con otros leales a la RSI. No concebimos que esto le pueda restar autenticidad ante los ojos de nadie.
Las críticas que le realiza Evola a Giorgio Pini en el artículo de El Conciliatore giran en torno al tipo de discurso, más que al contenido del mismo en sí. Son críticas enfocadas a la carencia de una mayor profundidad de miras a la hora de analizar Pini determinadas situaciones sociopolíticas de finales de los ´60 y principios de los ´70. Evola, en definitiva, le está echando en cara de que no utilice parámetros que puedan ir a la base de las situaciones criticadas. Esto es, que no sepa vislumbrar que las causas de dichas situaciones arrancan de la desacralización de la vida y de la existencia que da pie a la génesis y al desarrollo del mundo moderno. Sobre esta indispensable base después se pueden realizar análisis con total preclaridad. Le critica, asimismo, Evola a Pini cierto lenguaje muy al uso de la dialéctica de corte marxista: anticolonialismo, dinámica de clases,…Dialéctica que supone reconocerle legitimidad a las armas demagógicas que el marxismo siempre ha utilizado en beneficio propio. Por supuesto estamos en contra del colonialismo pero hay que explicar el porqué desde nuestras claves y no desde el lenguaje al uso por el enemigo político.
Volviendo al tema del porqué Evola pudo conservar la vida tras la IIGM podríamos (para empezar) recordar extractos de un escrito que enlazamos hace no mucho y que redactamos, en su día, bajo el título de “Evola, un hombre de acción” (http://septentrionis.wordpress.com/2009/07/28/julius-evola-un-hombre-de-accion/) :

“Nuestro hombre de acción vivió como gran protagonista buena parte de la convulsión política que se desata en Italia como consecuencia de la reunión del Gran Consejo Fascista del 25 de julio de 1.943 en la que se depone de sus cargos y, posteriormente, se arresta a Benito Mussolini. Evola se convierte, tras ello, en uno de los principales personajes encargados, en Roma, de intentar hacer volver a Italia a la situación política anterior al 25 de julio. Pero Evola, no sin atravesar peligros, deberá abandonar el país para, tras varias escalas, arribar a Rastenburg, en los límites de la Prusia Oriental, donde se hallaba el cuartel general de Hitler –la conocida como “guarida del lobo”-, donde, junto a algunos de los más fieles e irreductibles representantes del ilegalizado Partido Nacional Fascista (Preziosi, Pavolini, Farinacci,…), empieza a organizar una especie de gobierno en el exilio y a proclamarlo en Italia a través de la radio. Es en este lugar donde todos aquellos recibirán (junto a Vittorio Mussolini –hijo del Duce-) al Benito Mussolini que acababa de ser liberado de su prisión en Los Abruzzos por el intrépido SS Otto Skorzeny. Evola y aquellos irreductibles son los que, en Rastenburg, se reunirán con el recién liberado para preparar la instauración de la República Social Italiana –conocida también como República de Saló- en el Norte de Italia y para actuar de forma clandestina en el resto de la Península con objeto de reorganizar el defenestrado fascio. A Evola se le encomiendan decisivas funciones en una Roma que volverá a tener que abandonar en el momento de su ocupación por las fuerzas armadas aliadas, en una huida en las que las peripecias empiezan en su mismo domicilio familiar en el momento en que agentes secretos británicos acuden al mismo para arrestarlo y él consigue escapar (gracias a las maniobras de distracción protagonizadas por su anciana madre) por la misma puerta por la que aquellos habían entrado y cuyas peripecias continúan al atravesar, primero, las líneas del ejército estadounidense y, después, las del francés hasta unirse a columnas del ejército alemán en retirada hacia el norte del país.
Los últimos días de la IIGM en suelo europeo hallamos a nuestro autor en Viena. En colaboración con la Anhenerbe (departamento dependiente de las SS) está estudiando archivos de sociedades secretas subversivas. En una especie de reto al Destino propio de un shatriya Evola nunca acudía a los refugios antiaéreos en momentos de bombardeos aéreos enemigos. En uno de éstos las heridas que recibe le dejan paralítico de por vida de cintura para abajo. Pero este fuerte contratiempo no significará para Evola renunciar a su condición de ´hombre de acción´, puesto que tras 3 años de convalecencia en hospitales suizos vuelve a Italia dispuesto a unirse “al resto del ejército” (3). Y son sus actividades con el “resto del ejército” (en el que encontramos a gente como Giorgio Amirante o al General Graziani) las que le llevarán, en 1950, medio año a la cárcel y las que provocarán su enjuiciamiento bajo la acusación de “intento de reconstrucción del Partido Fascista”; juicio del que saldrá absuelto.

(3) Esta expresión la utilizó Evola en el transcurso de una conversación que, tras su regreso de Suiza, mantuvo en Bologna (antes de su llegada a Roma) con su amigo Clemente Rebora; un poeta que se convirtió al catolicismo y se integró en la orden de los padres rosminianos”.

En la misma línea explicativa del porqué Evola pudo continuar viviendo tras el fin de la IIGM y de los años inmediatamente posteriores copiamos, a continuación, otro extracto de nuestro “El porqué de la parálisis de Evola” (http://septentrionis.wordpress.com/2009/02/08/el-porque-de-la-paralisis-de-julius-evola/):

“Se podría pensar que el Destino quiso que esa bomba soviética le produjera daños irreparables pero que no le matase, pues si Evola hubiera salido ileso de dicho bombardeo la terrible represión acontecida en los meses finales de la IIGM y en los años inmediatamente posteriores a la finalización del conflicto bélico no hubiera tenido conmiseración con un hombre en perfecto estado físico y habría acabado con su vida. Su condición de inválido le salvó, con mucha probabilidad, la vida. Gravemente herido pudieron hacerle cruzar la frontera de Austria para introducirlo en Suiza. Los tres años que pasó, convaleciente, en este país le evitaron padecer los efectos de la dura represión acaecida en la Italia de postguerra. De todos modos su estado físico no fue impedimento para obligarle a pasar medio año (1950) en la cárcel y para ser sometido a juicio. Pero, no obstante ello, pudo vivir durante varias décadas más hasta su fallecimiento en 1974. Y este prolongar su existencia el Destino lo podría haber querido para que nuestro autor pudiera seguir legando las doctrinas de la Tradición a todos aquellos que quisieran recoger su mensaje, pues de no haber sobrevivido a la IIGM nos hubiéramos visto privados de joyas tales como la reedición, profundamente transformada, de “El yoga de la potencia” (3) (o, en la versión castellana editada por Edaf, “El yoga tántrico”), “Los hombres y las ruinas”, “Metafísica del sexo” o “Cabalgar el tigre”. Asimismo no hubiéramos podido conocer sus “Orientaciones”, su nueva y también reformada edición de “El tao-tê-king de Lao tsé” por él interpretado, la reedición revisada de los escritos del Grupo de Ur (“La magia como ciencia del espíritu”), su “Fascismo visto desde la Derecha, con notas sobre el Tercer Reich” (“Más allá del fascismo”, en la versión castellana editada por Ediciones Heracles), “El arco y la clava” o su autobibliografia (que no autobiografía) “El camino del cinabrio”. Sin hablar de la multitud de ensayos y artículos redactados en todo este período. El Destino habría querido, pues, que este intasable legado del saber Tradicional pudiera llegar a ser conocido por todos aquellos que fuesen aptos para poder recibirlo y asimilarlo.”

Eduard Alcántara
"De todos modos permítame que le agregue un par conceptos a lo manifestado por Vinciguerra.
El aludido protesta porque Evola en vida indicara que había que alinearse con la Otan para hacer frente al comunismo. Postura que reivindicamos totalmente en la época en que fue formulado. Evola consideraba que si bien los dos sistemas eran perversos y 'metafísicamente iguales', sin embargo en el occidente liberal era aun posible formular las propias ideas, tal como lo puede testimoniar el mismo Vinciguerra, quien si bien se encuentra preso por terrorista, puede lo mismo escribirnos las cosas que tenemos que comentar. Bajo la tiranía comunista ello no podía ser en manera alguna. El mejor testimonio de ello nos lo dio entre tantos el gran Solzhenitzyn quien meramente por haber calificaco en una correspondencia privada al asesino Stalin como 'papito' fue condenado a pasar sus días en las celdas de Siberia, sin tener las ventajas que hoy tiene en cambio Vinciguerra de poder decir lo que a él le gusta, salvo haciéndolo a través de otros y por medios de lo más rebuscados y gracias a haber obtenido un premio Nobel. En pocas palabras, meramente por la circunstancia de poder permitir que los principios tradicionales pudiesen ser difundidos y no reprimidos por la cheka de Stalin y de sus sucesores es que era lícito en ese entonces oponerse y luchar en contra del comunismo, postura que asumiera Evola y que compartimos totalmente.
Ahora obviamente ello no podría hacerse pues el comunismo se ha sacado la careta y gracias a que ha asumido la economía de mercado con Putin y la dirigencia comunista china a la cabeza, las cosas se nos han facilitado pues no nos sentimos más en la obligación de asumir esas elecciones tácticas y circunstaciales que llaman a la confusión gracias a maliciosos y resentidos como el Sr. Vinciguerra, siempre a la pesca de alguna pretendida falencia para poder desinformar a su antojo.

Marcos Ghio


RÉPLICA AL RECIENTE REPORTAJE A SALBUCHI DE LA RED VOLTAIRE


Adrián Salbuchi nos acaba de editar un reportaje, relativo a los atentados de Buenos Aires de 1990 y 1994, en la Red Voltaire, página web que, como bien sabemos es dirigida por quien es simultáneamente dirigente del partido Radical francés y de la Liga de lucha en contra el nazismo, Thierry Meyssan, y que como tal cumple adecuadamente con su funcionalidad respecto de tal ideología denunciando expresamente a lo que ha sido definido por Bush y por Obama como el ‘fascismo islámico’, esto es principalmente la red Al Qaeda y el movimiento talibán, acusándolos de lo peor de todo, es decir de actuar como agentes de los mismos EEUU y de Israel. Recordemos al respecto que, según la red Voltaire, tal como ha hecho notar recientemente nuestro colega Preziosi, los talibanes estarían demostrando su condición de funcionales al estarle ganando ‘un poco’ la guerra a los norteamericanos para justificar así que se queden en el Asia Central (1). Es decir que, de acuerdo al mismo, la funcionalidad al Imperio se estaría manifestando en el hecho de no dejarse ganar la guerra pues paradojalmente de esta manera conseguirían que los EEUU sigan estando en tal región que es en última instancia su objetivo último. Por lo que, según la curiosa ley inaugurada por el Sr. Meyssan en sus distintos escritos, sea de éste como de sus colaboradores, ‘se gana perdiendo y se pierde ganando’. Y esto se podría estar aplicando a todas las acciones que hoy está emprendiendo el fundamentalismo, las que, en la medida que resultan gananciosas, en el fondo estarían favoreciendo a los yanquis y a lo israelitas, en los distintos territorios en donde los combaten. Los argumentos dialécticos de Meyssan conducen pues con otro lenguaje a las mismas conclusiones de los derrotistas. No hay que hacerle frente al enemigo pues éste es tan poderoso que aun lo que lo perjudica es en el fondo lo que más lo favorece.
El planteo de Salbuchi respecto a los atentados acontecidos en nuestro país contra la Embajada de Israel en 1990 y contra el edificio de la AMIA en 1994 no es muy diferente de los análisis efectuados por dicha red izquierdista (2) respecto de temas similares acontecidos en otras partes, tales como los atentados del 11S, 11M y otros. Serían para ellos todos montajes efectuados por los mismos judíos para justificar una serie de tropelías y represiones por el mundo entero. Pero ello, tal como hemos mostrado en otras partes, a pesar de pretender desde un plano muy superficial atacar al poder sionista está obteniendo el efecto contrario al estar cubriéndolo de un manto de omnipotencia que es lo que más lo favorece.
Yendo ahora al análisis de su reportaje digamos que más allá de todos los detalles discutibles que nos aporta respecto de la invalidez de las pruebas presentadas en el juicio por el atentado de la AMIA, así como las irregularidades cometidas en las dos investigaciones, lo cual sería un tema muy largo para discutir aquí, vayamos al punto principal que a nosotros nos interesa que es el argumento que nos da el autor para explicarnos las razones sucesivas que habría tenido el sector judío más extremista, el que se encuentra gobernando actualmente en Israel, para cometer ambos hechos.
Vayamos aquí puntualmente a los argumentos que nos alega y luego brindaremos nuestro punto de vista.
Según Salbuchi el atentado se habría hecho porque en esa misma época “en Israel, el Partido Laborista tenía claramente mayor popularidad y poder, especialmente cuando el general Yitzhak Rabin ganó las elecciones a primer ministro en junio de 1992. Rabin parecía estar intentando honestamente (sic) llegar a algún acuerdo mutuo con los palestinos, lo que habría requerido la detención y el desmantelamiento de buena parte de los asentamientos ilegales establecidos por la ultra-derecha fundamentalista fanática de sionistas nazis que sostienen que cualquier persona que ceda siquiera un centímetro de "sagrada tierra de Israel", es un traidor.
Rabin y su grupo de trabajo trató de seguir adelante con el proceso de paz y, en septiembre de 1993, lo vimos a Rabin, aunque a regañadientes, estrecharle la mano a Yasser Arafat bajo la mirada atenta de Bill Clinton en los jardines de la Casa Blanca. Seguidamente, Rabín llegó a principios de acuerdo con Siria para lograr la paz definitiva sobre las Alturas del Golán, y también con Jordania. Rabin permitió que Arafat regresara a Palestina tras 27 años de exilio, lo cual tuvo lugar a principios de julio de 1994.”
Ante tal hecho nos agrega S. fue que los sectores judíos ortodoxos de derecha reaccionaron con mucha vehemencia y efectuaron una serie de acciones, entre ellas el mismo asesinato de Rabin y la famosa masacre de la mezquita efectuada por el colono Goldstein. Dentro de tal contexto, para evitar que se consumara el proceso de paz, es que los ortodoxos habrían hecho los atentados a fin de boicotearlo y convertirlo así en imposible en lo sucesivo al atribuírselo al fundamentalismo islámico y generar en el seno de la sociedad israelí una actitud de repudio hacia los palestinos.
Nos agrega también Salbuchi que la conducción de la Amia estaba en ese entonces a cargo del sector progresista y que se hizo el atentado en Buenos Aires “porque las operaciones de terror son relativamente más fáciles de llevar a cabo contra objetivos en la Argentina”.
Al respecto habría que acotar aquí lo incompleto y parcial que resulta tal análisis. En primer lugar habría que decir también que en 1992 no solamente los laboristas controlaban el poder en Israel, sino que Arafat y el grupo laico Al Fatah, de orientación nasserista-peronista, ideología ésta compartida por el Sr. Salbuchi, era el hegemónico entre la comunidad palestina. Hoy, luego del fracaso del plan de paz, no sólo el fundamentalismo judío se ha hecho del poder en Israel, sino que el campo palestino se encuentra hegemonizado por un grupo de similar orientación llamado Hamas. Es de recordar al respecto que en ese entonces cuando tal grupo comenzaba a tener eco en el seno de su comunidad, ante el fracaso de la postura dialoguista con Israel, que varias personas, especialmente del campo de Fatah, decían que el mismo había sido organizado por este país para dividir a los palestinos e impedir el proceso de paz. Es decir se utilizaba entonces el mismo argumento que hoy se usa respecto de los talibanes y Al Qaeda, que son los sectores fundamentalistas más radicales y que en la misma Gaza están amenazando ahora la misma hegemonía de Hamas. Lo que queremos decir con esto es que no solamente el fundamentalismo judío estaba en contra del proceso de paz, sino que lo estaba entonces también el fundamentalismo islámico en aquella época representado por Hamas. A diferencia de Fatah los sectores fundamentalistas consideran que no hay proceso de paz posible con Israel en tanto que dicho Estado es ilegítimo. Ahora bien, es posible pensar al respecto que sea el fundamentalismo judío como el islámico hubiesen coincidido desde polos opuestos en oponerse a un mismo proceso de paz con argumentos dispares. Y que a ambos les hubiese convenido que una serie sucesiva de atentados lo terminasen minando. Por lo cual no tiene por qué inferirse que necesariamente haya sido el judío el único interesado en la consumación de los atentados de Buenos Aires ni tampoco se le puede adjudicar necesariamente a éste su autoría. Pasa exactamente igual con los hechos acontecidos el 11S. Que a los halcones norteamericanos les pudiesen haber convenido unos atentados que ayudasen a radicalizar la situación en el Oriente en contraposición con la paz que buscaban las palomas, no tiene por qué significar que hayan sido ellos mismos los ejecutores por más ‘pruebas’ que se quieran presentar en todos los casos, las que bien sabemos pueden admitir una multiplicidad de interpretaciones e incluso hasta contrapuestas (3). Hasta se podría llegar a aceptar que estos sectores puedan haber incluso apoyado a los grupos fundamentalistas, tal como Israel posiblemente lo hiciera con Hamas en detrimento del grupo secular Fatah, pero esto fue indudablemente un error grave cometido por tal sector. No hace mucho el diario israelí Jerusalén Post, refiriéndose a la situación de Gaza, hoy en manos de Hamas, y ante la aparición en tal región de un sector más combativo y ligado a Al Qaeda, decía que no había que volver a cometer el mismo error de promover a un grupo más radicalizado en detrimento de otro que estaba en el poder pues los resultados iban a ser mucho peores. Y en esto demostraba tener mucha razón. Si la guerra contra los árabes secularizados antes duraban 6 días, las desarrolladas contra Hamas en Gaza y Hezbollah en Líbano duraron meses y su resultado al menos no fue una victoria. ¿Qué sucedería si el movimiento palestino ingresara a la experiencia kamikaze de la mano de Al Qaeda y de los talibanes? Ésta era la lógica preocupación manifestada por el periódico.
Por lo cual depende del punto de vista en que nos situemos. Si lo que queremos es la ‘paz’ y el mantenimiento del statu quo en el Medio Oriente, y que todo se resuelva simplemente desmantelando colonias judías en territorios palestinos, entonces los atentados fueron una cosa mala y es posible que hayan estado tristes los sectores que quieren mantener el orden actual y contentos en cambio con los mismos ambos fundamentalismos, el judío y el islámico. Ahora bien, si lo que se desea es el Califato que pasa por la supresión del Estado de Israel al que se reputa como una anomalía en dicho territorio, entonces tales acciones tuvieron un sentido positivo al lograr quebrar ese proceso que en cambio Salbuchi indudablemente reivindica y que por ello escribe en donde escribe.
Pero en ningún caso se puede adjudicar a uno ser agente del otro, sino que simplemente decir que las acciones han sido concurrentes en cuanto a los resultados. Cuando el régimen nazi dictó las leyes de Nüremberg con la intencionalidad de que los judíos abandonasen el suelo europeo, el movimiento sionista lo respaldó tácitamente. Pero esto no tenía por qué significar ni que Hitler fuese un agente del mismo ni que los campos de concentración, tomados hoy como excusa para constituir el Estado de Israel, hayan sido creados con esa finalidad.

(1) Un planteo similar al de tal red es el efectuado por el ex menemista Walter Graziano en sus obras Hitler ganó la guerra y Matrix. Según el mismo Al Qaeda estaría en Irak a fin de asegurar que EEUU tenga excusas para quedarse allí. Eso sería lo mismo que decir que gracias a Hitler sea tal país como Rusia pudieron invadir Europa.
(2) Es extraño que a nadie le haya llamado la atención que entre los columnistas de nuestro país que suelen escribir en la página de tal red se encuentren varios asiduos colaboradores de Página 12, tales como el ex montonero Gelman entre otros. Recordemos que tal medio es propiedad del representante sudamericano del Centro Simón Wiesenthal. Lo cual es perfectamente coherente con la orientación ideológica de quien dirige tal página. Agreguemos también que en un libro reciente titulado Historia de los delirios argentinos escrito por un notorio columnista de tal medio de nombre Sergio Kiernan se nos ubica como uno de los principales y más peligrosos delirantes a quienes hemos reivindicado el 11S como un acto revolucionario y que no hemos atribuido a los judíos los atentados de Buenos Aires, no así en cambio a otros, como por ejemplo Ceresole o el mismo Salbuchi que han dicho exactamente lo contrario. ¿Por qué será?
(3) Salbuchi nos vuelve a hablar de la famosa prueba del pasaporte de Atta hallado intacto entre los escombros de las torres y lo compara con el nº del motor de la Traffic encontrado también intacto y que permitiera dar con el famoso vendedor de autos Telleldin. Pero eso puede admitir muchas interpretaciones, no sólo la que nos da el aludido para justificar la existencia de un montaje. Por ejemplo que como no se tenían pruebas, aunque sí certezas, se buscó fabricar una en contra de los grupos islamistas proiraníes. Pero que la prueba haya sido falsa no los convierte para nada en inocentes. Porque puede haber sucedido que no dejaron pruebas como para que se los imputara. O también puede haber sido porque se quería que se sostuviese la hipótesis montajista. Que fueron los mismos judíos los que lo hicieron porque el fundamentalismo no tiene la capacidad de vulnerarlos. Esto tiene analogía con lo que hemos hecho notar recientemente con la guerra de Gaza. A Israel le interesa más aparecer como implacable y efectivo antes que humanitario y bueno. Por tal razón insiste en decirnos que los misiles de Hamas sólo le produjeron en dos años 11 muertos.
Marcos Ghio
Buenos Aires, 29/10/09


RÉPLICA A UNA RECIENTE NOTA DEL SR. ROBERTSON (CIUDAD DE LOS CÉSARES-CHILE)Nos acaba de contestar Robertson a nuestra última nota sobre Evola y Serrano y tal como era de suponer se mantiene siempre fiel al estilo al que nos tiene acostumbrados.
El mismo consiste en confundir ex profeso las cosas para desviar la atención del eje principal del debate. R. insiste en alegar una cierta inquina de nuestra parte respecto de su persona y revista manifestando falsamente que él nunca se ha ocupado antes de nosotros. Queremos alegar aquí que lo ha hecho en cambio en diferentes oportunidades aunque sin acudir como es su costumbre a mencionarnos explícitamente con el nombre y apellido, sino utilizando una serie de circunloquios tales como ‘ciertos comentaristas’, ‘algunas personas’, desmereciendo así a sus lectores si supone que nadie se da cuenta a quién se refiere. Esto es también coherente con la utilización de pseudónimos para firmar sus producciones, tales como EJA, Hieromenón u otros, lo cual no es para nada nuestra modalidad, pues solemos firmar con nuestro nombre y apellido cada vez que nos referimos a alguien en particular y no acudimos como él a recursos dialécticos sofisticados para referirnos al otro.
De la misma manera falsea lo que yo puedo haber dicho sobre su persona. Que haya manifestado que la corriente de pensamiento a la que pertenece ha dado entre nosotros una expresión siniestra como los Montoneros no tiene por qué significar que él lo sea ni que su evolución forzosamente haya de conducirlo hacia tal resultado. De la misma manera que haber dicho que su sector se ha dedicado a ocultar la obra de Evola manteniéndolo inédito en sus textos esenciales y metafísicos durante 60 años en nuestra lengua, ello no significa que él no esté interesado en tal autor y no lo publicite. Ya que demuestra tener intereses futboleros, tal como expresa en su nota, le voy a graficar esto con un ejemplo sencillo. Decir que el futbol argentino ha dado figuras como Maradona, no significa que todos los que lo practiquen sean tales. Por último no veo por qué lo tiene que preocupar mi pretendida intención ‘policial’ de señalarlo como eventual miembro de la antes mencionada organización terrorista. En la actualidad ello no sólo no representa peligro alguno para la propia seguridad, sino que incluso se es premiado por ello. En cambio sí resulta ‘comprometedora’ la insinuación de ‘nazi’ respecto de mi persona que efectuara en su anterior artículo. Bien sabemos al respecto que hoy en día mientras los Montoneros ocupan cargos públicos y hasta nos gobiernan, lo ‘nazis’ son en cambio execrados socialmente.
Por lo demás, a pesar de todas las quejas y rezongos que efectúa respecto de nuestra anterior nota, nos termina confirmando todo lo que allí decíamos: que es moderno en tanto reivindica un cierto socialismo y una cierta democracia. Un hombre de la Tradición en cambio desdeña de tales principios. No quiere ningún tipo de democracia ni de socialismo.
En cuanto a lo esencial de su nota, que es nuestra crítica a las objeciones que hemos hecho a Serrano y a lo que él ha dicho respecto de sus relaciones con Evola, una vez más -y acudiendo a una serie de argucias verbales empleadas para descalificarme- evita responderme lo esencial. Sea Evola como nosotros hemos criticado tanto a Serrano como a la corriente a la que pertenece como ‘de un nivel que no supera el del teosofismo anglo-sajón’. En mi caso que, a pesar de que él lo rechace, me he tomado el trabajo de leerme las principales obras de Serrano, he hecho precisas alusiones, con citas de texto, en donde aparecen con claridad tales simpatías teosofistas y evolucionistas, hasta en el mismo título de una de sus últimas obras ‘Manú o el hombre que vendrá’. Lejos de refutarme estos puntos esenciales y otros semejantes, Robertson remite mi pretendido desconocimiento de tal autor al hecho de que habría ignorado la gran amistad que habría tenido con Evola. Le quiero contestar al respecto que amén de que se puede ser amigo de alguien que no piense como nosotros, no me consta en manera alguna que los dos autores hayan cultivado algún tipo de amistad. Lo único que se puede decir es que se vieron una sola vez en la vida, la famosa visita en Roma que Serrano no se ha cansado de relatarnos varias veces, respecto de la cual Evola jamás ha hablado. No niego que haya existido, pero quiero acotar que el italiano solía recibir a muchas personas sin por ello ser amigo de éstas. Le queda pues a Robertson la responsabilidad de exhibirnos la correspondencia que pudiese haber existido entre los ‘amigos’ Evola y Serrano.
Con respecto a la superioridad de Serrano en relación a mi persona por haberlo conocido en vida a Evola realmente me parece un argumento sumamente infantil. Los mejores analistas de un autor no han sido necesariamente sus discípulos directos -y Serrano no lo fue respecto de Evola- sino por el contrario aquellos que los han conocido varios siglos después.
Por último en relación a que me critica porque no lo quiero interpretar a Evola, sino simplemente remitirme a la exposición de su pensamiento, reitero una vez más que mi labor se remite a difundir su doctrina principalmente traduciendo y editando sus libros en su mayoría inéditos en nuestra lengua debido a la profunda conspiración de silencio que el sistema ha efectuado a su respecto. En tal labor nos hemos preocupado también de refutar a aquellos que en vez de hacer tal cosa se han dedicado, como el caso específico del Sr. Robertson y de su colaborador en la revista, Lastarria, a falsificarlo con la excusa de que se trataba de un autor que exponía míticamente su doctrina, es decir que nos decía una cosa, pero que en el fondo quería expresar otra muy diferente, que era lo que tales ‘intérpretes’ nos exponían. Así pues Robertson se ha destacado por habernos dicho en diferentes escritos que Evola no es un pensador tradicional, como siempre nos había dicho, sino ‘muy moderno’ y podríamos extendernos en falsificaciones de un tenor similar todas las cuales fueron refutadas, sin que él se hubiese tomado el trabajo de contestarnos, en nuestro escrito “Evolómanos y Evolíticos”. Ahora bien lo gracioso es que él denomine tal actitud de ser fiel a un texto y a un autor al que se quiere difundir en su pensamiento como una actitud dogmática. Queremos responderle que si no ser un falsificador es ser dogmático, somos dogmáticos.
Dejo sin contestar, ya que fue expresamente aclarado en mi anterior nota, sin haber recibido las respuestas pertinentes de Robertson, todo lo relativo al problema de la infame invasión rusa de Georgia que el aludido defiende en forma entusiasta.
Atentamente.
Marcos Ghio10/11/09




REPORTES DE LA AGENCIA KALI-YUGA

por Walter Preziosi

Analogías históricas
AFGANISTÁN Y VIETNAM

Mucho se ha hablado -y en especial en nuestros días tras hacerse cada vez más ostensible el fracaso de la larga guerra que desde hace ocho años viene llevando a cabo EEUU en Afganistán, con un resultado a todas luces catastrófico- de la grandes analogías que han existido con una contienda similar de la que participara activamente la fuerza norteamericana en el Extremo Oriente, en Vietnam, durante unos 11 años y que le resultara también desfavorable en sus resultados con secuelas que aun en estos días se están viviendo. Sin embargo es bueno resaltar aquí ciertas diferencias esenciales entre ambas contiendas, por lo que a nuestro entender resulta a todas luces imposible asimilarlas.
En primer lugar habría que decir que si bien en la guerra de Vietnam EEUU luchó en contra de una fuerza irregular llamada el Vietcong, detrás de ésta había una nación organizada que la sostenía abiertamente, el régimen comunista de Vietnam del Norte, el que no solamente enviaba material bélico hacia el sur, sino que también derivaba tropas enteras que endosaban el uniforme de los vietcongs, siendo imposible distinguirlas y además, por si fuera ello poco, dos importantes potencias, China y la URSS, con un conjunto de Estados satélites, apoyaban abiertamente, con material bélico y otros medios, a la causa de los comunistas del Vietnam del Sur. Es de destacar que nada de todo esto es lo que está sucediendo en la actual guerra de Afganistán. Aquí el talibán no solamente no cuenta con el respaldo de dos superpotencias como en el caso de los vietcongs, sino que ni siquiera de Estado nacional alguno. Si bien en algún momento pudo decirse que los talibanes recibían el respaldo secreto del ejército pakistaní, hace un par años en el poder de ese Estado, en la actualidad tal mito se ha disipado totalmente en la medida que tal fuerza está llevando a cabo una virulenta ofensiva en contra de tal movimiento dentro de su propio territorio, resultando así un indispensable aliado de los norteamericanos.
Otra diferencia significativa es aquí la siguiente. Debido al vasto apoyo brindado por los regímenes marxistas a la causa de los vietcong en el mundo entero, se desarrolló un vasto movimiento en contra de tal guerra, lo cual, especialmente en el seno de la sociedad norteamericana, tuvo un gran efecto logrando así convertirla en sumamente impopular obteniendo con el tiempo que el gobierno de tal país, cuando no había habido verdaderas derrotas militares de su parte en tal contienda, y en la cual gran parte de la sociedad vietnamita estaba en contra de vivir bajo un régimen comunista, decidiera retirarse de la guerra de manera por demás abrupta (1). Acá en cambio tenemos todo lo contrario. No solamente no hay movimientos en el mundo a favor de los talibanes, obviamente porque la izquierda no los apoya y por lo tanto nuestra sensiblera burguesía no se conmueve entonces por las matanzas de civiles inocentes, sino por el contrario hay una corriente de opinión abiertamente contraria a los mismos. Por un lado la izquierda derechohumanista repudia sus acciones de sumisión de las mujeres a las que tal movimiento habría obligado a vivir en situación de gran postergación (2) cuando estaba en el poder y por otro una corriente pretendidamente de derecha alternativa, pero en gran medida movilizada por el sistema, que los acusa de agentes encubiertos de los norteamericanos e ingleses (3). Por lo cual tenemos así un paralelismo de situaciones. En tanto no existen hoy en día en el mundo Estados nacionales que apoyen al movimiento talibán, tal como había sucedido antes en abundancia con los vietcong, tampoco hay como antes una opinión pública que se movilice a favor de los primeros.
Pero hay una diferencia aun más significativa entre ambas situaciones que acaba de conocerse hoy gracias a un informe publicado por la agencia Associated Press. En la guerra de Vietnam EEUU llegó a movilizar un millón doscientos mil hombres que respaldaban a un ejército vietnamita de 200.000, mientras que en la actualidad dicha cantidad no alcanza a ser aun más de 70.000 soldados norteamericanos, los que junto a la suma de los contingentes de los 41 países extranjeros presentes en Afganistán no superan los 100.000, y que, sumados a los 200.000 efectivos del ejército afgano, llegan a ser un total de 300.000. Pero la gran diferencia estriba en que el Vietcong, gracias a los aportes efectuados por Vietnam del Norte movilizaba una fuerza de 400.000 hombres, mientras que se calcula que los talibanes no llegan a ser 25.000. Por lo cual, mientras que en la guerra de Vietnam la relación de fuerzas entre vietcong y norteamericanos con sus aliados era de casi 4 a 1, en la actual de Afganistán es en cambio de 12 a 1. Esto según todos los analistas bélicos resulta un hecho inédito en la historia militar, más aun si se llegara a aprobar el plan Mc Crystall (el general yanqui que dirige las fuerzas en el país) de incrementar los efectivos yanquis en unos 40.000 hombres, lo cual podría llegar a la inédita suma de 20 a 1. Esta desproporción de fuerzas sería única en toda la historia y superaría aun a la que existiera en la segunda guerra greco-persa de la antigüedad.
Pero además debe sumarse a esto un detalle significativo que no había acontecido antes. En la guerra de Irak EEUU logró disminuir los efectos de su derrota militar y consolidar el gobierno títere de Maliki en tanto que logró sobornar por un sueldo de 300 dólares mensuales a unos 100.000 combatientes sunitas que pasaron a formar parte de la milicia colaboracionista de los Despertados, los que lucharon así en contra de Al Qaeda. Acá en Afganistán en su reciente informe Mc Crystall ha hecho este cálculo. Si un soldado norteamericano puesto en combate le cuesta a su país más de 2000 dólares diarios, se podría destinar esa suma para pagársela mensualmente a todos los talibanes que resuelvan desertar. Sin embargo ello no dará resultado, como tampoco lo ha dado en Pakistán, por lo siguiente. Los iraquíes sobornados eran seguidores en su gran mayoría del régimen laico socialista de Saddam Hussein, es decir de adeptos a una ideología en la cual el dinero y la economía representan el valor principal, el talibán en cambio es un movimiento que, además de político, es religioso y por lo tanto ni el dinero, ni la vida representan lo principal. Esto es lo que explica también que puedan ser tan pocos en proporción los talibanes que hacen la guerra. Si bien son 25.000 se tratan casi todos de kamikaze dispuestos a inmolarse por un ideal trascendente, por la guerra santa, la jihad y esto no sucedía en cambio con los vietcong. Por ello no cambiará en nada la situación de la guerra que EEUU envíe más tropas, ni que intente sobornarlos por dinero: todo lo contrario incrementará el repudio hacia tal nación.

Conclusión
Anticipamos ahora lo que va a suceder este fin de semana cuando Obama se reúna con sus fuerzas armadas. A pesar de ‘haberlo pensado mucho’ el negro, gracias a que no hay aun una vasta opinión pública en contra de la guerra, debido en gran medida a la interesante labor efectuada por la izquierda en contra de los oscurantistas talibanes, resolverá hacerle caso a Mc Crystall e incrementará las tropas en lo pedido por lo que la proporción se elevará así a 20 a 1. La reciente muerte de 22 norteamericanos en apenas dos días de combate así lo exige, pero la derrota yanqui no se evitará en manera alguna con tales medidas. Habrá que esperar todavía algunos años más hasta que caiga, luego de la URSS, esa otra sigla que es USA.
A todo esto digamos que los argentinos tenemos mucho que aprender de los talibanes. 1) No fue correcto rendirse en Malvinas alegando que el enemigo tenía armas superiores a las nuestras. Los talibanes demuestran que lo principal en la guerra son los principios que se sustenten. 2) Hace poco murió un militar que capitaneó varias rebeliones en contra del régimen de opresión que padecemos, pero no se animó a tomar el poder alegando que no existían Estados que nos pudiesen apoyar. Los talibanes nos están demostrando que no es necesario que nos apoye nadie de afuera para vencer. Lo esencial es la concepción del mundo que se sustente.


(1) Es de recordar y está reseñado en varias investigaciones que fue tan abrupta la fuga de los norteamericanos de Saigón que ni siquiera se tomaron el trabajo de destruir la lista de personas que habían colaborado con ellos durante su estancia en el país. Resultó así verdaderamente canallesca la manera como entregaron a la merced de los comunistas del norte a miles de vietnamitas que lucharon honestamente en contra del comunismo.
(2) La izquierda feminoide defensora de los ‘derechos de la mujer’ no puede sin embargo explicarnos por qué en la actualidad haya tantas mujeres afganas que se inmolan como kamikaze renunciando así a la ‘libertad’ y ‘emancipación’ que les han traído los ‘occidentales’.
(3) Esta derecha ‘alternativa’ y canalla que se califica muchas veces como de ‘tercera posición’ u otros términos similares, es abiertamente agente de los rusos, que son a su vez aliados de los norteamericanos, ya sin ningún disimulo y por lo tanto comparte con éstos el resentimiento que les tienen a los talibanes por haberlos derrotado estrepitosamente en 1989.
Walter Preziosi
Buenos Aires, 28/10/09

ATAQUE FUNDAMENTALISTA EN TERRITORIO NORTEAMERICANO
El día 5 de noviembre de 2009 pasará a la historia como aquel en que por primera vez se ha producido un ataque, en pleno territorio norteamericano, contra uno de los principales cuarteles militares de la provincia de Texas en el cual un oficial psiquiatra de origen palestino, Malik Hasan, ametralló un entero contingente de soldados que iban a ser enviados a Irak y Afganistán matando a 13 de ellos e hiriendo a otros 31.
Si bien las informaciones brindadas por el momento son aun escasas y gran parte filtradas por la prensa desde las oficinas gubernamentales se ha podido hasta ahora saber lo siguiente.
1) Este hecho no puede ser asimilado a otros similares de ataques efectuados por los habituales enfermos mentales producidos en abundancia por la sociedad yanqui, habitualmente en escuelas y lugares públicos.
2) Hasan había en varias ocasiones manifestado su oposición a las infames guerras llevadas a cabo por su país. Además se ha sabido que además de su origen árabe, siendo hijo de inmigrantes palestinos, conserva aun su adhesión a la religión musulmana.
3) Se ha podido saber también que el FBI lo venía investigando desde hace tiempo por haber participado de un foro de internet en donde manifestaba simpatías con las acciones kamikaze efectuadas en Irak y Afganistán. Resulta llamativo que con tales antecedentes tuviese acceso a un estratégico regimiento de los EEUU. Digamos de paso que esto con seguridad dará pie a los habituales montajistas para decir que se trató nuevamente de un siniestro plan para que tal país invada al mundo entero y no el producto de la decadencia e improvisación de un sistema crepuscular.
4) Asimismo -y esto no resulta un hecho menor- Hasan, por su condición de psiquiatra, estaba en contacto estrecho con todos los soldados estresados que venían de la guerra teniendo claro conocimiento de la creciente ola de suicidios en que han incurrido varios ex combatientes de ambas guerras.
5) No ha podido aun confirmarse si había también colaboradores con Hasan en su acción. En un primer momento se habló de dos detenidos. En caso de ser así quedaría definitivamente descartada la acción delirante de su parte.

Digamos finalmente que este hecho, de confirmarse lo anteriormente señalado, agrega un nuevo elemento a esta guerra, el que tuviera su antecedente primero en la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán. Anteayer un policía afgano, talibán infiltrado, eliminó a cinco oficiales británicos adscriptos a esa fuerza para efectuar tareas de entrenamiento, dándose luego a la fuga. De confirmarse una planificación fundamentalista en el atentado del cuartel de Fort Hood se estaría ratificando la veracidad de la indicación dada recientemente por el líder de Al Qaeda en el sentido de que debe comenzarse la etapa de ataques directos dirigidos a los grandes centros de donde provienen las tropas invasoras de los países musulmanes.

La guerra de civilizaciones sigue escribiendo día a día capítulos nuevos ante el silencio de la prensa.


OBAMA Y LOS MINARETES

El último mes del año comienza con dos hechos significativos en la por nosotros denominada guerra de civilizaciones, hoy expresada a través del duro antagonismo que enfrenta al fundamentalismo islámico y al mundo moderno materialista, principalmente representado por Europa, EEUU, Rusia y China.
Partamos esta vez de un lugar común y es el relativo a la profunda decadencia que hoy se está viviendo en todos los niveles. Y digamos al respecto que una de las características peculiares de tal fenómeno es la absoluta confusión de roles en que hoy se incurre. Así como en una reciente nota nuestro colaborador Marcos Ghio nos señalaba que un signo claro de que nos hallábamos en crisis se denotaba en el hecho de que en tal mundo terminal las mujeres cumplían con funciones que habitualmente correspondieron a los hombres y a la inversa éstos suelen hacer lo que en cambio hacían antes las mujeres, hoy en día presenciamos un fenómeno similar de confusión en las conductas que asumen sea las izquierdas como las derechas.
Bien decía Evola que ser de Derecha significa ser un hombre adherido a lo que es orden y permanencia, por lo tanto a los valores que son propios del espíritu y lo sagrado, por oposición exacta a lo que es Izquierda que se ha caracterizado en cambio por lo contrario, por venerar alocadamente el cambio, el futuro, por el consecuente rechazo de la tradición y por lo tanto por exaltar todo lo referido a la materia y a lo secular. Por lo que siempre la izquierda ha sido sinónimo de democracia e igualitarismo, y la derecha en cambio, por contraste, de aristocracia y jerarquía. Pero henos aquí que en un mundo terminal como el que nos encontramos en donde rige la confusión, hoy en día ser de derecha significa todo lo contrario. Hay actualmente una derecha que, traicionando a su propia esencia, es decididamente atea, democrática e igualitaria y que asume conductas propias de la izquierda incurriendo así en una notoria confusión de roles en modo parecido a lo que se señalaba antes en lo relativo a las conductas sexuales.
Lo acontecido días pasados en Suiza en donde la derecha europea estuvo a la cabeza de una lucha por la supresión de los minaretes islámicos es una señal clara de lo que estamos diciendo. Para los que no lo saben un minarete es para la religión islámica el equivalente de lo que para la nuestra es el campanario de la Iglesia, con la diferencia de que mientras que en un caso lo que suena es un instrumento mecánico para convocar a una ceremonia diaria, en este caso se trata de la voz tonante de un predicador invitando a la oración cotidiana hacia el Altísimo. Los argumentos señalados por la derecha europea para justificar tal medida son de una ridiculez sin límites por lo banal y por lo tanto más propios de una izquierda. Se dice que resulta un ruido molesto, justamente en un universo de jóvenes y no tanto rockeados por músicas rimbombantes que atontan los cerebros de nuestras gentes. Se dice también que ello representa una intromisión cultural de una religión que les resulta extraña y con intencionalidades de invadirlos, y ello es afirmado justamente en el mismo momento en que en Europa se cierran Iglesias o se las convierte en museos debido a la incesante pérdida de fe por parte de los pobladores de tal continente entregados a una fervorosa vorágine consumista. Una verdadera derecha debería por el contrario sentirse satisfecha por el hecho de que el sentimiento religioso renazca en su continente aunque sea en una forma distinta de la propia y que una franja importante de la población practique durante varios momentos del día la oración hacia lo superior. Pero más absurdo aun y como un signo de la mencionada decadencia es que sea la izquierda la que hoy en día, en nombre de la diferencia cultural y el pluralismo, reclame que los musulmanes puedan tener sus propias manifestaciones religiosas, olvidando aquí que su principal teólogo sostenía que tal práctica era una señal de ‘opio’ y subyugación del hombre por el hombre.
Si la izquierda hoy en día fuera realmente tal tendría que estar a la cabeza de los que solicitan el cierre de los minaretes de la misma manera que en la época de las Revoluciones francesa y rusa exigía el cierre de las Iglesias. Pero henos aquí que por las mismas razones oportunistas que hoy tiene su par la derecha hoy sostiene lo que en cambio aquella tendría que hacer.
Más absurdo todavía es que la derecha hoy reclame por la intromisión cultural representada por el Islam en Europa. Es de preguntarse si en la Europa actual existe algún valor que valga la pena defender ¿Cuál es la fe y cuáles son las costumbres que hay que evitar que sean suplantadas por las de los islamistas? El consumismo europeo y su democracia sosa no pueden ser banderas levantadas por una auténtica derecha. Por otro lado que Europa o Norteamérica se vean invadidos de inmigrantes no es culpa de éstos, sino de las políticas implementadas por tales países saturados de materialismo, el que como una verdadera plaga hoy ha invadido el mundo entero. Henos pues con esta paradoja: si el europeo se entregara a la plegaria como los islamistas que pretende reprimir en sus sentimientos religiosos, con seguridad que no practicaría el hedonismo y su raza crecería mucho más que disminuyendo los flujos inmigratorios, que por otro lado es el primero en incrementar en su renuncia incesante en querer efectuar trabajos serviles e ‘indignos’ que gustosamente le cede a la mano barata que viene de afuera, tras haber previamente expoliado a los países que los expulsan. En realidad hay una razón de puro cinismo en tales planteos ‘identitarios’: ellos querrían que los inmigrantes viniesen a su país como esclavos sin alma, ni costumbres ni tradiciones propias, que fuesen como los robots de las películas norteamericanas. Pero más ridículo todavía es que la izquierda sea la fuerza que defiende a los talibanes...
No lejos de tales absurdidades se encuentra también el último discurso del presidente Obama relativo al incremento de tropas en Afganistán. Al respecto queremos hacer una autocrítica respecto de nuestro anterior informe del mes pasado. No previmos que el negro iba a tardar tanto tiempo en incrementar las tropas solicitadas, quizás porque no tuvimos en cuenta que, al haber ganado el premio Nobel de la Paz, debía presentarse como más reflexivo que su predecesor Bush. El discurso no deja de tener ciertas curiosidades. No incrementa en 40.000 las tropas tal como le solicitó el Gral. Mac Chrystal como el mínimo necesario, sino en 30.000 manifestando que la cantidad restante y más puede ser llenada por los europeos y por un reorganizado ejército afgano. Sin embargo a las pocas horas o minutos de su discurso, salvo los casos de España con 200 hombres complementarios y Polonia con 1000, los principales países dieron a entender claramente que no piensan enviar más efectivos, especialmente luego del último proceso electoral que lo hiciera salir triunfante al corrupto Karzai. Más sugestivo aun ha sido el último informe de la agencia Al Jazeera indicando que las fuerzas armadas afganas, lejos de incrementarse como pretende Obama, están disminuyendo diariamente debido al altísimo grado de deserción en sus filas. Otro informe reciente se refiere a los fallidos intentos de querer constituir a la manera de Irak grupos mercenarios de pobladores para enfrentar al talibán. Se ha sabido que en algunos casos aceptan recibir armas y dinero para luego entregárselas a los talibanes.
La guerra está perdida y las medidas de Obama son un claro signo de impotencia. Su rival Mc Cain acaba de salir a la palestra denunciando su incapacidad manifiesta en llevarla a cabo al haber señalado una fecha de retiro de tropas para el 2011. ‘Si la guerra se quiere ganar no hay que fijar fechas de conclusión’, manifestó con tino su ex rival. Y esto se ve además corroborado por las comparaciones hechas por Obama con la guerra perdida de Vietnam, las que no merecen más que un breve comentario por lo grotesco. Haber dicho que en aquel país se perdió porque se trató de una lucha unilateral contra una población es no solamente desmerecer el duro esfuerzo y heroísmo de aquellos vietnamitas que lucharon en contra del comunismo, sino también silenciar el hecho de que mientras que el Vietcong recibía apoyos de múltples potencias, el talibán hoy está solo y ganando la guerra. ¿Quién es el que lo apoya entonces si no es la propia población afgana que no quiere vivir bajo la decadencia tan bien representada por Obama?
Por último el acto fallido, su profunda obsesión, vencer a la red de Al Qaeda, ese ‘cáncer’ que le quita el sueño americano y con razón. Después de los atentados del 11/S el oro en menos de 8 años cuatriplicó su valor respecto al dólar, una moneda hoy a punto de colapsar.
Es tan absurdo el régimen de los EEUU como la derecha atea que celebra el cierre de templos y exalta la ‘identidad cultural europea’.

Walter PreziosiBuenos Aires, 2/12/09


Nacionales:
De Videla y Pinochet a Bachelet y Cristina
EL VATICANO Y LA ‘PAZ’ CON POLLERAS


Se cumplen en estos días los 31 años desde que la Argentina y Chile, estando a punto de hacerse la guerra por la posesión de las islas del Atlántico Sur, resolvieron a último momento y de común acuerdo someterse a una mediación pacificadora dirigida expresamente por el Vaticano.
Y digamos al respecto que existe un hecho sumamente llamativo por lo sugerente y contrastante. En 1978 quienes firmaban ese tratado de ‘pacificación’ eran dos conocidos ‘dictadores’, los generales Videla y Pinochet, y hoy en día los que celebran la ‘paz’ obtenida y consumada luego de una negociación de seis años, son dos presidentas mujeres, la chilena Bachelet y la argentina Cristina Kirchner quienes acaban de agradecer especialmente a ‘su santidad’ por habernos evitado la guerra. Esta imagen peculiar no es una mera casualidad y representa algo realmente providencial que se nos esté señalando a fin de que nos aboquemos a una reflexión, en especial en una época tan obtusa como la actual en donde tal actividad se encuentra prácticamente vedada por voluntad propia en la inmensa mayoría de nuestros compatriotas sea argentinos como chilenos.
Digamos primeramente lo siguiente. Si bien vivimos en una época plagada de pacifismos nos encontramos tamibén que aquellos que no quieren incurrir en una postura de tal tipo suelen decirnos en el mejor de los casos que, si bien se obtuvo la tan anhelada ‘paz’, el resultado de la mediación papal en tal diferendo limítrofe ha sido finalmente beneficioso para Chile y contrario para la Argentina en tanto que ha sido el primer país el que se quedó con las islas en disputa convirtiéndose de esta manera en la única nación bioceánica de Sudamérica. Sin embargo desde un punto de vista más elevado, es decir no el que resulta relativo a las meras conveniencias políticas o económicas propias de una mentalidad conformista, tal como existe en nuestros días, podríamos decir en cambio que ambos países en última instancia salieron perdiendo con semejante mediación. Por supuesto que hay responsabilidades mayores y menores en ambos casos, pero no podemos dejar de decir que el clima que se viviera entonces en la época en que se estaba bajo regímenes militares entre dos naciones a punto de hacerse la guerra era mucho mejor que ahora en pleno régimen civil, burgués y por lo tanto mujeril, es decir en un régimen de paz y democracia como el que vivimos y padecemos en abundancia, en donde en vez de morirse por la patria hoy se muere por el paco, por la violencia callejera o por la profunda estupidez con que nos asfixian a nuestro alrededor.
Valdría aquí como objeción principal, a fin de penetrar rápidamente en el tema evitando acudir a mayores recursos retóricos, recordar esas memorables palabras de Nietzsche: “¿Cuál es la meta del hombre? La guerra ¿y la de la mujer? el reposo del guerrero”.
Hoy en día en cambio lo que nos rige es la economía, la vida cómoda y mercantil, esto es lo que es propio de las clases inferiores del orden social, tales como la burguesía y el proletariado, para las cuales lo principal es la existencia comprendida como una sensación de bienestar y panza llena, lo cual obviamente se obtiene logrando la paz y evitando los conflictos. Por lo tanto para las mismas la guerra, aunque sea meramente por el honor y la dignidad y no por una finalidad superior de carácter sagrado y purificador, es una cuestión de molestias e impedimentos para poder llegar a estar saciados en el propio hedonismo, aunque acotemos que ello no es así si en cambio lo fuese para adquirir mayores riquezas materiales en donde en algunos casos las mismas podrían llegar a justificarse por todos los beneficios que podrían traer, llegando incluso a ser de una virulencia sin igual. Agreguemos además que desde un punto de vista sexual (o de género para usar un léxico impuesto ahora por nuestras féminas), la mujer, cuando carece de un hombre que la guíe y al cual pueda admirar y seguir, se convierte también en pregonera de un pacifismo y de un materialismo (de mater= madre) más fastidioso aun que el de las clases burguesas, el que no por ello deja de ser violento cumpliendo así sin proponérselo con la función de castigadora (o represora) de una naturaleza masculina descarriada que ha sido incapaz de cumplir con su función propia.
Digamos al respecto que en 1978 la Argentina debió hacerle la guerra a Chile para hacer valer sus derechos a través del respeto de los tratados internacionales. Sin embargo se privilegió la paz con la excusa burguesa de que se trataba de tierras deshabitadas sin mayor valor ni riquezas como para que nuestra burguesía transnacional, generalmente sajona y judaica, pudiese hacer buenas inversiones. Además, para justificar la propia cobardía, se habló de determinadas hermandades que nunca han existido e incluso del carácter católico de las dos naciones, como si acaso la religión tuviese que ser un impedimento para hacer una guerra cuando ésta se hubiese fundado en razones de justicia. En esta perspectiva de claudicación fue clara la acción del Vaticano, tal como luego sucedería años más tarde en el caso de Malvinas; efectuadas en ambos casos para desarmar a nuestra nación y convertirla en una factoría burguesa, tal como es ahora. La guerra hubiera sido beneficiosa también para Chile pues habría despertado sentimientos espirituales hoy también inexistentes en tal país debidamente democratizado y enjuiciado también en sus militares belicistas.
No por casualidad la mujer descarriada sin el gobierno de un hombre capaz de hacer la guerra se vuelve violenta en contra del mismo efectuando así en forma inconciente una verdadera acción de castigo hacia sus carencias e ineficacias. De allí que tampoco resulte una casualidad que las principales organizaciones que hoy en día llevan a cabo una lucha virulenta en contra de nuestras Fuerzas Armadas y en pos de los ‘derechos humanos’ sean justamente de carácter mujeril, como las famosas Madres o Abuelas de Plaza de Mayo. Ellas están cumpliendo así, sin proponérselo siquiera, con la sana función de castigar a los militares que se rindieron dos veces al Vaticano: en 1978 cuando resolvieron no hacer la guerra con Chile y en 1982 cuando se rindieron en Malvinas renunciando a combatir hasta el final tal como hubiera correspondido en una guerra que se decidió desencadenar. Por todo lo hecho ha resultado entonces obvio que la mujer, ante tales carencias manifiestas, terminara faltándole el respeto luego al varón que no fue capaz de ocupar adecuadamente su lugar, tal como está sucediendo ahora por lo cual consideramos que no tienen ningún derecho de quejarse, sino simplemente sería necesario que de una buena vez se hagan la sana autocrítica que nunca hicieron tal como hubiese correspondido. (1)
Y esto también se hace extensivo a Chile. ¡Qué bien les hubiera venido a nuestros hermanos una guerra en serio! ¿De qué les ha servido este regalo que les hizo la Argentina sin combatir si hoy tales territorios son a su vez regalados a extranjeros como Tomkins? Ello justamente porque con la no guerra triunfó la concepción burguesa del país competitivo que ellos comparten también con nosotros. Cuántos sentimientos que hoy están muertos y sepultados en estas tierras se habrían podido despertar de los dos lados con una buena guerra. La presencia de mujeres en los dos gobiernos nos están hermanando en la desgracia por los errores que hemos cometido en el pasado y de lo cual considero yo que nuestro país ha sido el principal responsable.


(1) En tren de relatar alguna de las interminables claudicaciones en que han incurrido nuestras Fuerzas Armadas, las que son todas la consecuencia de las anteriormente mencionadas, no podemos menos que señalar otros dos episodios en apariencias diferentes pero obedeciendo todos a un mismo fin indicativo. Viajando hacia el sur pasé por la ciudad de Neuquén frente al regimiento de Montaña el que en otra época ocupaba una superficie muy vasta. Ahora ya no le queda casi más nada de territorios propios pues la burguesía de Easy y Jumbo se ha hecho de casi todo. El pequeño espacio de nuestro aun existente ejército ahora es ocupado por un gran cartel en donde se dice con verdadero orgullo: ‘Fuerzas Armadas trabajando por la paz’. Es decir Fuerzas Armadas inexistentes. Se podría decir en broma que solamente les faltaría ponerse una pollerita, pero esto está resuelto con el alto porcentaje de mujeres que hoy hay en esta fuerza. El otro fenómeno mujeril es el ataque que actualmente se desarrolla en contra de la familia desplazando la función de mando del hombre con la excusa de que es un ‘golpeador’ y ‘machista’. Que no se quejen por todas estas consecuencias si se rindieron tantas veces. Quizás el paso siguiente sea que se los mande a lavar los platos.

Marcos Ghio
Buenos Aires, 28\11\09

Históricas
Quito y el Emperador Carlos V. HISTORIA (XLVII) y CUANDO LOS ECUATORIANOS PENSABAN (XIV)
Reproducimos a continuación el siguiente texto con ocasión de celebrarse este 6 de Diciembre (2009) los 475 años de fundación hispánica de Quito, cual como Fénix después de su destrucción y arrasamiento, resurgió de la anterior Quito Inca e Imperial basada en la más aun antigua Quitu, en aquella fecha fundacional que rememoramos con emoción y orgullo en estos días:
Quito y el Emperador Carlos V*

Escudo de Quito. Ciudad Imperial, concedido por Carlos V del Sacro Romano-Germánico Imperio "...(mandamos que reconozcan las armas) a los ynfantes nuestros muy caros hijos y hermanos ya perlados Duques, Marqueses, Condes, rricos omes maestres de las Ordenes, priores, comendadores y sub-comedadores, Alcaydes d elos castillos y cassas fuertes y llanas y a los del nuestro consejo d' presidentes y oidores de ntas. Audiencias....etc... y a culesquier omes buenos de todas las ciudades, villas y lugares, destos dichos nuestros rreynos y señorí­os y de las dichas nuestras yndias, yslas y tierra firme, así a los que agora son COMO A LOS QUE SERÁN de aquí­ adelante, y a cada uno y a cualquier dellos en sus lugares y Jurisdiciones que sobre ello fueren rrequeridos, que guarden y cumplan la dicha merced que así­ hazemos a las dichas armas (de Quito)..." MANDATO IMPERIAL
Por Jorge Salvador Lara**
- “No haré yo el elogio de este excelso monarca. Voces más autorizadas que la mía señalarán la luminosa huella de su paso por el mundo. Heredero de Carlomagno, soberano católico y ecuménico, bien hace el universo en recordarle. Y Quito, a la que él amó particularmente, a la que dio nombre de ciudad, pendón y escudo de armas, obispado y título de lealtad y nobleza, monasterios y dones, bien hace en consagrar -con ocasión del IV centenario de su fallecimiento- una semana entera a su memoria”.
___________
- “Se ha discutido mucho -dice Pemán, estudiando el significado del imperio del César Carlos si le hubiera sido mejor a España seguir nada más que el camino americano, que le señaló Isabel, o el camino europeo que le señaló Fernando. Pero España no se paré, entonces, a pensar esto. Aceptó las dos herencias, los dos caminos. Abrió, hacia un lado y otro, sus brazos, como quien se crucifica, para salvar a la humanidad. Se abrió como una flor -concluye el poeta gaditano- y el mundo se llenó de su aroma”.
“¡Y es cierto! Porque mientras en El Escorial rezan por su alma los corazones españoles, en San Francisco de Quito se oyen nuestras plegarias de americanos. Y unas y otras se alzan en el mismo alado idioma castellano que conquistó el corazón de Carlos V, tan español, ya para siempre, como quiteño es, hasta ahora, el fecundo trigo que nos legara aquel humilde frayle franciscano, paisano y amigo del Emperador”.

CARLOS V

“Nuestro Señor la muy alta e muy poderosa imperial persona de Vuestra Majestad guarde por muy largos tiempos e le haga Señor del Mundo”


Casi ocho años después de que el iluso y místico y extraordinario Almirante de la Mar Océana descubriera el Nuevo Mundo, se enciende en Gante aquella luz portentosa que llegaría a ser la Sacra, Cesárea, Católica Majestad de Carlos V. La Reina Isabel, acosada ya por las penas, recibe la consoladora nueva: a rompe cinchas de brioso corcel un mensajero le anuncia el nacimiento del hijo primogénito de la Princesa Juana acaecido en Flandes aquel 25 de febrero de 1500. Pero la ilustre soberana no conoció a su nieto, y cuando entregó su excelso espíritu al Creador, recordando al Rey Fernando que le esperaba “en el otro siglo” (1), su pensamiento poderoso e íntegro hasta la hora postrimera, debió depositarse con insistencia en la figura lejana de aquel Príncipe, que crecía en los Países Bajos, lejos de la imperial meseta de Castilla.
. . .

América y Europa en Quito se fundieron bajo un mismo Imperio
Cuando en 1516, a la muerte del Rey Católico llega España a ser heredad de Carlos, ya Vasco Núñez de Balboa había descubierto la Mar del Sur. El nuevo Rey ni siquiera sabía hablar el
castellano: flamenco por nacimiento y por educación, germano por temperamento y por herencia, he aquí que la corona del primer reino unificado de Europa le venía a las sienes. Instruido por hombres eminentes -Florentino Boyers llegaría a ser Papa con el nombre de Adriano VI-, y aconsejado por validos de Flandes, nadie pensaba, cuando desembarcó por vez primera en Asturias, que este adolescente de largos cabellos castaños, de frente cubierta por infantil cerquillo, de prominente mandíbula casi absurda, de ojos de raro mirar y labios carnosos y abultados (2), llegaría a ser el timbre de orgullo de la Península, la nota imperial de su historia, el arco clave de su política futura. Más bien le recibieron como a extraño: sus consejeros le conquistaron antipatías; las necesidades económicas, urgidas por su elección como Emperador de Alemania, le acarrearon resistencias; y el desconocimiento del carácter hispano, de los fueros de sus ciudades, del orgullo y la altivez peninsular -Sagunto, Numancia y Covadonga son hitos de ese modo de ser despertaron la ronca insurgencia popular de las Comunidades. Pero siete años -los de su segunda permanencia en España: 1522-1529 bastaron para afincarle definitivamente en la parda tierra de Castilla; el idioma se le entró muy a lo hondo, conquistándole; el paisaje le iluminó las miradas; y el afecto de sus vasallos le rodeó con el mismo empuje con que antes se rebelara contra él.
Cuando Carlos V murió en Yuste, el día de San Mateo, 21 de setiembre de 1558, vestido del burdo sayal de los Padres Jerónimos, era ya, es cierto, una figura ecuménica -como en su hora, lo fueran Alejandro, Julio César, Carlomagno- pero era más que nunca, español. Español en el hablar, en el pensar, en el sentir; español en la hidalguía, en las ambiciones y en la fe. Un hondo clamor se levantó entonces en el mundo: en Flandes y los Países Bajos, en Alemania, en Cerdeña, en Nápoles y en Sicilia: pero en ninguna parte fue tan señalado el sentimiento como en sus Castillas: la peninsular, la antigua; y la americana, la nueva, nombre que se daba al lejano Reino de Quito y al Perú. O en sus Españas: la europea, vieja como la historia, y la del Nuevo Mundo, México, prometedor y esperanzado.
¡La Nueva España! ¡La Nueva Castilla! Una y otra se habían descubierto y conquistado bajo su reinado. Una y otra le habían provisto de recursos para sus campañas defensivas en Europa. Ambas habían iniciado bajo su nombre el camino de la fe, de la cultura occidental y del progreso. Y en ambas, Moctezuma y Atahualpa, monarcas universales como él, cada uno en su órbita, habían caído ante el coraje -ciego, rapaz, avasallador: era el signo de la época- de sus capitanes, mezcla de centauros, de aventureros y de apóstoles.
La extraordinaria figura de Carlos V es, en nuestra historia inicial, el augusto panorama de fondo. Apenas vuelto a España, en 1522, recibe informes completos de la extraordinaria hazaña de Hernán Cortés. Y, aunque lamenta la pérdida del tesoro de Moctezuma robado por corsarios franceses en alta mar, le nombra, desde Valladolid, “Gobernador e Capitán General de la Nueva España e Provincias della” (3), mediante provisión de 15 de octubre de 1522. De inmediato empieza a poner su preocupación y entusiasmo en aquellas Indias apartadas y misteriosas, que un extraño navegante ofrendara a su ilustre abuela. Y no solamente le agrada que de ellas empiecen a llegarle cuantiosos recursos: se compenetra también con la ambición de la Reina Isabel, expresada en varios codicilos y en su testamento: “atraer a los moradores de las dichas islas e tierra firme a que se conviertan a la nuestra Sancta Fee Cathólica”; “tratar muy bien e amorosamente a los dichos indios, sin que les fagan nengún agravio”; “no consentir ni dar lugar a que los indios vecinos e moradores de las dichas Indias, ganadas e por ganar, reciban enojo alguno en sus personas e bienes, mas sean bien e justamente tractados” (4).
Tal vez hacia 1526 debe haber oído el Emperador, por primera vez, hablar de Pizarro: “Tengo enviada a la Mar del Sur una armada”, (5) le escribe Pedrarias Dávila, Gobernador de Panamá, dándole cuenta de la empresa organizada por aquél, en unión de Luque y Almagro. Y dos años después conocería la primera relación que de aquel importante viaje se hace, escrita por Francisco López de Jerez, y largo tiempo atribuida a Juan de Sámano (6). ¿Cómo y cuándo llegó esta Relación a la Biblioteca Imperial de Viena, en donde actualmente se halla? No lo sabemos, pero seguramente el Emperador la envió a la capital del Archiducado –que había heredado de su padre-, sea para alentar a los vieneses en su lucha contra los turcos -que bajo el mando de Solimán amenazaban a la ciudad, luego de apoderarse de Belgrado-, sea para, en vista de las prometedoras tierras cuyas riquezas se vislumbraban en la Relación, poder negociar algún empréstito. A nuestros ojos, las páginas escritas por Xerez son de incalculable valor histórico: constituyen la primera descripción de las costas ecuatorianas, descubiertas por Bartolomé Ruiz. Se oyen, en ellas, citar por vez inicial los nombres- que hoy nos son tan propios -Atacámez, Coaque, Jama, Caráquez, Charapotó, Salango- y otros muchos que la toponimia no ha conservado. Y i extraña coincidencia!, en la balsa manabita que encontrara el piloto español -según se lee en la Relación- los navegantes aborígenes llevaban ya estos tres colores: “gualda, azul e carmesí”, ¡que hoy constituyen la bandera del Ecuador! (7 y 8).
¡Cómo habrán ido pasando, uno a uno, los episodios descritos en esas páginas, ante los ojos del Emperador, absorto en la lectura! Está en plena juventud: sus 28 años se han, visto ya obligados a la guerra, para defenderse de Francisco, su primo, desilusionado por no haber sido él quien ciñera la corona imperial. En Quiroz, primero, pero sobre todo en Pavía, las fuerzas del monarca español habían vencido a las del Rey francés y éste, llevado preso a España, conoció la generosidad cristiana de su primo y suscribió el Tratado de Madrid. Carlos V era- ya, pese a sus pocos años, un soberano no sólo poderoso sino además prudente, previsor, sagaz. Lejos quedaban los nombres de Chiévres, el valido flamenco, tan odiado de los españoles; y el venerado del Cardenal Cisneros, gran paladín de la catolicidad de España. . Ahora Carlos V decidía por sí mismo y se veía obligado al tejemaneje de la política europea: aliados de ayer eran los enemigos de hoy; la paz de ahora, pretexto de sus adversarios para las guerras de mañana; unas veces le apoyaba el Pontífice y otras estaba contra él. Con tanta preocupación, ¿no era, pues comprensible el interés que ponía, en las alucinantes noticias de las Indias?
Para la angustia que le causó la triste nueva del saqueo de Roma (Nota editorial: ?), donde muriera asaltando las murallas de la Ciudad Eterna el Condestable de Borbón, debieron servir de consuelo las cartas que le llegaban desde Panamá: ese mismo Pizarro y aquel mismo Bartolomé Ruiz habían descubierto nuevas tierras al Sur de Salango, hasta donde habían llegado la primera vez: una isla, llamada Puná y un pueblo, de nombre Túmbez, anunciaban prometedoras conquistas; corrían rumores sobre un fabuloso imperio y un monarca todopoderoso, pero la empresa era difícil. Pizarro había quedado, con trece compañeros fieles, en una isla inhóspita. Pedrarias, que apoyó la exploración al comienzo, ahora la denunciaba. ¿Sería cierto que habla una mina de esmeraldas en tan remotos lugares? Se hablaba, además, de oro y plata en abundancia. De joyas riquísimas. De canela y especierías.
¿Pero de qué servía todo eso, así fuese cierto, si sus tropas, las de un príncipe católico, habían vulnerado los reductos del Papa? ¿No era aquel un escándalo sin precedentes? Contrito, escribió a Clemente VII, excusándose. Mas Francisco I seguía con sus ataques y sus argucias. ¡Cuántos recursos malgastados en defenderse de él! ¡Y cuántas energías! El francés, de una parte; el turco, de otra. ¡Qué de problemas para el Emperador, que aún no había sido solemnemente coronado!
Mas, de pronto, he aquí que aquel remoto y ya legendario Francisco Pizarro golpeaba los enclavados portones- del Palacio Real. Venía aureolado de fama, por un lado; de oprobio, por otro: que siempre van juntos, en torno a los grandes, los que adulan y los que envidian. Y traía unos extraños animales, nombrados “llamas”, y adornos de oro y plata, y exóticos tejidos de lana, y dos indios diferentes de los hasta entonces vistos, y una sugestiva “carta de marear”, dibujada por Bartolomé Ruiz, y un compañero tan estrafalario como él, cretense de nacimiento, llamado Pedro de Gandía, que aseguraba haber doblegado animales feroces, en aquella ignorada misteriosa tierra, con el solo nombre de la Santa Cruz.
La entrevista realizóse en Toledo, la ciudad imperial. Ya están frente a frente el Emperador y el caudillo. Pizarro se halla librando los últimos combates entre la madurez y la ancianidad: se encuentra al borde de los 60 años, tal vez los ha cumplido ya, nadie lo sabe; la luenga barba es blanquinegra: mil aventuras y percances la han poblado de canas; magro el rostro, como que ha pasado muchas hambres; alto y enteco, más bien desgarbado de que atlético; los desiertos, las selvas, el esguazar de los ríos, el sortear ignotas encrucijadas y el vencer cien peligros le han dado esa figura, que no se sabe si es de monje o de guerrero. Carlos V, en cambio, bajo el imperial dosel, acompañado de su madre, la Reina Juana -siempre absorta, como si estuviese navegando mares ultraterrenos- simboliza la juvenil gallardía: apenas tiene 29.años; aún no se deja crecer la barba, que años más tarde inmortalizaría el Tiziano; entreabierta la boca, como era su costumbre, tan criticada, aún en, su presencia por los burlones castellanos; aguzada la imperial nariz; algo lejanos los ojos, como si estuviese avizorando los desenlaces del futuro; la leonada melena encuadrándole el rostro; y el áureo toisón ciñéndole el cuello. Todo en él es majestuoso: no hay duda: ¡es el César! (9). Ya cuenta Pizarro sus aventuras; ya hace sus peticiones; ya recibe la aprobación del Rey; ¡está asegurada su conquista! Y la mística Reina Juana, que al diario mezcla sus plegarias, sus lágrimas y sus alucinaciones, he aquí que de pronto está animadamente interrogando a Candía, ¡entusiasmada con los milagros de la Cruz! Hacia marzo de 1529 sale el Emperador de Toledo, pasa la Semana Santa en Montserrat, pidiendo auxilios a la Virgen para enfrentar con eficacia la herejía de Lutero, que empieza a extenderse, y en agosto parte para Italia, donde Clemente VII había de ceñirle la corona imperial.
Poco antes, con fecha 26 de julio, la Reina suscribe en Toledo las capitulaciones con Pizarro, dándole licencia para que prosiga la conquista, concediéndole títulos y privilegios, premiando -aunque en muy menor grado- a quienes le acompañasen, inclusive Almagro, Luque y Bartolomé Ruiz, nuestro descubridor, elevado a Piloto Mayor de la Mar del Sur (10). Ya con el documento en el bolsillo, y con 300.000 maravedíes que le dio como apoyo la Corona, vuelve -el conquistador a la América, donde le esperan las hazañas, la gloria, la fortuna y también la muerte a mano armada, porque -como dice Carlos Pereyra- “Pizarro acaparó todo para sí”, en menoscabo de los otros socios de la empresa (11).
El 16 de noviembre de 1532 -año en que Carlos V firma la paz de Nüremberg, statu-quo con los príncipes protestantes, para poder enfrentar a Solimán, y sus ejércitos que asediaban Viena- tiene lugar el drama de Cajamarca, en el que Atahualpa -la máxima figura de nuestra historia aborigen pierde la libertad y Pizarro asegura la conquista del Incario. El monarca quiteño, vencedor de su hermano Huáscar en larga y crudelísima guerra, acepta la invitación del caudillo de Extremadura, aposentado de su orden en Cajamarca. Lleno del boato propio de la dinastía del sol, aquel en quien se habían fundido las estirpes de los Incas del Cuzco y de los Shiris de Quito, entra en la plaza de la ciudad, sobre sus andas de oro, cargado por sus fieles guerreros quiteños. El diálogo con el Padre Valverde, capellán de Pizarro, es harto conocido, y la lejana figura de Carlos V ocupa en él destacado lugar: el dominico explicó al Inca que era sacerdote del verdadero Dios, que había muerto para salvar a los hombres; que quería enseñarle la Religión Cristiana, para lo cual había venido, enviado por el más poderoso monarca del universo, a quien el Pontífice había cedido todos los derechos sobre aquellas tierras. (12)
-¡Quien tal hace -habríale respondido Atahualpa, aludiendo al Papa-; ha regalado lo que no es suyo! (13)
Un escritor ecuatoriano ha reconstruido, en mérito de los varios Cronistas de Indias que se refieren al asunto, la gallarda respuesta del Inca:
-”Yo soy el primero de los reyes del mundo, y a ninguno debo acatamiento” había dicho, añadiendo para referirse, a Carlos V: “Tu rey debe ser grande, porque ha enviado criados suyos hasta aquí”… Y en relación a la prédica religiosa: “Yo no adoro a un Dios muerto. Mi Dios, el Sol, vive y hace vivir a los hombres, los animales y las plantas. Si él muriera, todos moriríamos con él, así como cuando él duerme, todos dormimos también…” (14).
Bien sabéis cómo culminó aquel día y los trágicos episodios subsiguientes: preso Atahualpa, ofrecido y reunido el fabuloso rescate, el monarca quiteño fue condenado a la pena capital -en ausencia de Hernando de Soto, el generoso centauro con quien hiciera tan grande amistad- y murió agarrotado -el infausto día 29 de agosto de 1.533 (Nota editorial: la fecha real de la muerte de Atahualpa es muy discutida). ” iChaupi punchapi tutayaca!”, fue el desconsolado grito que se extendió entonces por todo el Tahuantinsuyo: “¡Anocheció en la mitad del día!”. “Chaupi punchapi tutayaca”, lloran, desde aquel año, cada 29 de agosto, todos los indios que habitan la Sierra del Ecuador. ¡Y conforme pasan los tiempos, más grande, más gallarda, más quiteña y más imperiosa se nos aparece la figura del sacrificado Inca!
Verificada la partición del rescate, Pedro Sancho levantó el acta minuciosa de los valores en plata y oro que correspondieron a cada uno de los blancos testigos de la tragedia de Cajamarca (15). Prescott hizo el cálculo del tesoro: 1′326.539 pesos de oro; y Pereyra, por los años 30 de este siglo (siglo XX), redujo la cifra a dólares: 1′500.000, que en sucres vendrían a ser, aproximadamente, 250 millones. ¡Pensad en lo que eso significaría ahora, y reflexionad en que tal vez habría que duplicar la cifra! (16).
De ella, -la quinta parte, de acuerdo con la legislación vigente, correspondió a Carlos V (Nota editorial: El judío Diego de Almagro para evitar pagar este “quinto real”, maquino la muerte de Atahualpa y estafó de hecho a la Corona Hispánica, pues el tesoro real nunca fue tasado por ningún otro español). Se hizo -el escrupuloso de las piezas de oro y plata que se remitirían al Emperador, y Hernando Pizarro fue el depositario de esta fortuna que, a la época, ¡sumaba 153.000 pesos de oro y 5.048 marcos de plata! (17).
“No está por demás enumerar las piezas -dice Pereyra-: Había 38 vasijas de oro y 48 de plata, entre las que llamaron mucho la atención dos enormes ollas, una de oro y otra de plata, “que en cada una cabrá una vaca despedazada”. Una de las vasijas de plata tenía forma de águila, y en su cuerpo cabían dos cántaros de agua. Había un ídolo de oro del tamaño de un niño de cuatro años y dos costales del mismo metal con capacidad de dos fanegas cada uno. La muchedumbre se agolpó en el muelle -termina el historiador mexicano- para ver la descarga del tesoro, que fue llevado, en carretas de bueyes, a la Casa de Contratación” (18).
Ese día era el 9 de enero de 1.534. El puerto, Sevilla. Y la nave, la “Santa María del Campo”.
¿Qué hizo el Emperador con el rico botín que le tocó de la empresa de Pizarro? No es difícil la respuesta: Carlos V, para entonces, se hallaba en la fase más avanzada de la lucha contra los turcos. Detenidos éstos en Viena, un año más tarde en 1535 ya puede organizar el Emperador la formidable armada que captura Túnez, y da libertad a 20.000 cristianos. A poco de lo cual, vuelve a encenderse la guerra con Francisco I, sorprendido en turbios convenios con Barbarroja, el pirático almirante de Solimán. Las luchas defensivas contra Francia y el Imperio Otomano y las campañas para contener el desborde protestante agotaron los recursos de España: los propios y los que de Indias le venían. La península, en vez de enriquecerse con los tesoros de América, se empobreció aún más y sólo sirvió de canal de paso al oro y a la plata sacados de las conquistas, pues ¡todo fue a parar a los prestamistas usurarios y a los traficantes y mercaderes! de las guerras, i ¡que no se hallaban, por cierto, en España! (19).
Uno de los capitanes de Pizarro, que recibió no menguada parte del botín cajamarquino, tenía sin -embargo una pupila aún más zahorí que la de su jefe: se llamaba Sebastián de Benalcázar, y soñaba secretamente ser el condotiero de sus propias mesnadas. El había observado mejor que ninguno la prometedora realidad: Atahualpa era el conquistador del Perú, el vengador de su ecuatorial estirpe: los cuzqueños le odiaban: el centro de su poder se hallaba al Norte, en Quito. Los españoles fueron recibidos más bien con júbilo en el Perú, casi como libertadores (20). Y el Cuzco, cuyas riquezas debían haberse volcado para rescatar a Atahualpa, fue hallado intacto por los españoles, que añadieron en esa ciudad un nuevo botín al que ya tenían acumulado. El origen del cuantioso rescate del monarca era por tanto otro: ¡debía hallarse al Norte! En la tierra nativa del malogrado monarca: en la patria de donde eran originarios todos los generales que se empeñaron en salvarle, los únicos que quisieron salvarle: Quizquiz, Shiricuchima (Calicuchima) y Rumiñahui (21). Y porque Quito estaba al Norte, al Norte se lanzó Benalcázar, desde San Miguel de Piura, deseoso de conquistar su propia Gobernación.
Sólo una sombra le amenazaba: la noticia del viaje de don Pedro de Alvarado, noble conquistador de legendaria fama, bien habida en Cuba y México, quien había firmado Capitulaciones con el Rey, hacia 1532, para “descubrir, e conquistar, e poblar cualesquier Isla que hay en el Mar del Sur de la Nueva España, questán en su parage; e todas las que halláredes hacia el Poniente dellas, no siendo en el parage de las tierras en que hoy hay proveída Gobernadores” (22). Benalcázar ignoraba la existencia de esta autorización, y el 11 de Noviembre de 1533, desde San Miguel, se dirige al Emperador denunciando la venida de Alvarado, “Nuestro Señor la muy alta e muy poderosa imperial persona de Vuestra Majestad guarde por muy largos tiempos e le haga Señor del Mundo”, termina diciendo en su -epístola el futuro fundador d de Quito (23) y se lanza incontenible al Norte, a ganar de mano al famoso héroe de la Noche Triste, quien por su parte se había también dirigido al Emperador, primero el 25 de abril de 1533, desde el Golfo de Fonseca, y luego el 18 de enero de 1534, para anunciarle su viaje (24).
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Dos formidables peligros debió pues afrontar Benalcázar: la resistencia opuesta por Rumiñahui, el general de Atahualpa; y el inmediato arribo de Alvarado. Si éste llegaba primero, toda la obra de Benalcázar podía quedar en nada: no tenía autorización real para proceder en su conquista, tal vez ni siquiera la de Pizarro; Alvarado, en cambio obraba con la permisión imperial. Y Rumiñahui no era un enemigo despreciable: el formidable guerrillero, que defendía la independencia de su nativo suelo, con igual indómito coraje con que sus antepasados la defendieron de la agresión incásica, se multiplicaba cada día en la resistencia: a la vuelta de cada -encrucijada había un ardid; al final de cada sendero, una estratagema; en los vados de los ríos y en los declives de las montañas y en el fondo de los valles, emboscadas, sorpresas, asaltos. No fueron pocos los combates; ni dejaron de aumentarse los muertos y de multiplicarse los heridos. ¿Cómo hacer para doblegar la barrera poderosa y tenaz del Cara de Piedra? ¿Cómo lograr el arribo a Quito antes que Alvarado, el peligroso rival, quien ya había desembarcado en Portoviejo y se aproximaba? (25). Es entonces cuando vino en ayuda de los españoles -.según dicen las crónicas de la época- la Providencia Divina, a través de las fuerzas cósmicas de la naturaleza: una terrible erupción del Tungurahua dispersó a los indios aterrados, seguros ya de que sus divinidades les habían abandonado. Para entonces, Diego de Almagro, uno de aquellos cíclopes de que está llena nuestra historia, había venido, con su ojo impar, a reunirse con Benalcázar, y juntos lograron formalizar, a las volandas, la fundación de un Cabildo que sirviera de arma jurídica para enfrentar a Alvarado. Es así como, a orillas de Coltacocha (la laguna de Colta), se erige, en 15 de agosto de 1534, la ciudad de Santiago de Quito, primera fundación de este Reino, en nombre y al servicio de Su Imperial Majestad (26).
Ante los hechos consumados, el héroe de la Noche Triste no tuvo más remedio que capitular: en aquella tierra ya había gobernadores españoles. ¿Pelear con quienes se le habían adelantado, teniendo cerca el poderoso afán reivindicador de Rumiñahui? ¡No, eso no podía hacer jamás un hidalgo un caballeroso oficial del Emperador! Almagro y Alvarado negociaron, pues: don Diego compró a éste sus derechos, vituallas y equipo, y don Pedro se regresó a Nicaragua y Guatemala, apesadumbrado por el mal éxito de su empresa. Y aún muchos de sus hombres le solicitaron permiso para quedarse en el Reino de Quito, por ejemplo el noble Capitán don Diego de Sandoval, o el benemérito Padre Fray Marcos de Niza: y como el recio guerrero sabía también perder, les concedió tal autorización. Mas no quedó del todo convencido de la justicia de la negociación. ¿A quién recurrir? Al Emperador, claro está. Es así como Carlos V recibió, sobre el asunto, una verdadera andanada de cartas, reclamos e intrigas: Alvarado le escribió enseguida, primero desde San Miguel, el 15 de enero de 1535, contándole las argucias de Almagro; y luego desde Guatemala, el 12 de mayo de ese mismo año, refiriéndole sus peripecias en Quito. Mas ya Almagro se le había adelantado, remitiendo al monarca una información contra Alvarado, hecha en Piura el 12 de octubre de 1534, y enviada con carta fechada dos días después (27). Pizarro, por su parte, también terció en el asunto escribiendo a Carlos V desde Pachacámac, el 19 de – enero de 1.535 (28). ¿Y Benalcázar? Benalcázar no malgasta el tiempo escribiendo misivas: él funda ciudades: el 6 de diciembre de 1.534, San Francisco de Quito, sobre las ruinas de la milenaria ciudad shyri e inca, fundada por Quitumbe, cuna de Atahualpa; y en junio de 1535, Santiago de Guayaquil; y después Pasto, y por fin Popayán y Cali.

¡Quito, Quito, Quito! Este nombre empieza a martillar los oídos del Emperador. Allí había reinado aquel malogrado inca, sobre la licitud de cuya muerte sin duda no está muy conforme (Nota editorial: Carlos V reprochó de manera enérgica y contundente a Pizarro la muerte de Atahualpa). Por ese Reino se pelean Alvarado y Almagro. “Esta provincia es muy rica es muy rica e muy poblada”, le dice éste (29). “Hallóse allí –se lee en otro documento- una fuerza grande de las cavas hechas a mano de los naturales para defensa de los indios de guerra, e así por esto, como por haber muchos tambos, e casas, en las cuales había mucha comida de todo género, e mucho ganado de ovejas de la tierra, e mucha ropa e muchas pallas e Indias ofrescidas al Sol… se pobló el año de 1534″ (30). Poco después le llegan a Carlos V, por añadidura, noticias de su paisano el noble franciscano flamenco, tan vinculado en Gante a los suyos, Fray Jodoco Ricke. Había éste obtenido en Medina del Campo permiso de la Reina Juana para pasar a Indias, en 19 de julio de 1.532, (31) y había llegado a Quito con Alvarado, quedándose después con Benalcázar. ¿Pidió el favor real el ilustre religioso? Es muy probable. Y el Rey no tuvo oídos sordos para su amigo y paisano, compañero tal vez de sus juegos de infancia, pues sólo le aventajaba en seis años. Y de su peculio personal le envió no cortas ayudas para levantar el Convento y Templo de San Francisco- orgullo hoy de nuestra ciudad- que empezó a construirse hacia 1.537 o 1.538 (32). Trajo, además, el noble franciscano, el primer trigo: le debemos, pues, el pan que nos alimenta. Cuenta el Ilustrísimo González Suárez que la vasija de barro que albergó aquellas semillas tenía una leyenda en alemán: “Tú, que me vacías, no te olvides de Dios. Cuando comas, cuando bebas, acuérdate de tu Dios”. ¿Qué se hizo aquél cántaro histórico? Se asegura que está ahora en un Museo norteamericano. Los franciscanos lo conservaron hasta comienzos de la República, luego habría pertenecido al General Flores, y su hijo don Antonio, ya diplomático, lo habría cedido al referido Museo. Tal es el rumor (33).
“No te olvides de Dios. Acuérdate de Dios”. Bajo tal lema empieza a desarrollarse la franciscana ciudad, recio núcleo de la Patria cuyo destino histórico aparece cada día más claro, destino que puede sintetizarse en estas tres palabras decideras: Fe, Libertad, Cultura (34). Benalcázar ha avanzado muy al norte, mientras tanto: ha encontrado otros conquistadores: ha pactado con ellos. Pero aún carece de su Gobernación independiente. Este jinete formidable ha cabalgado desde Túmbez a Cajamarca, de Cajamarca a San Miguel, de San Miguel a Quito y desde Quito hasta el Océano Atlántico. Allí, el aire del mar que baña su España amada y remota le hincha los deseos de volver a verla, de acudir ante el Emperador, de visitar a su hermano, a quien abandonara una vez hacía tantos años, arriero prófugo porque se le había muerto un asno. Y un buen día de 1.539 manda él mismo construidos bajeles y en uno de ellos se embarca para la Península. “Acordé venir a besar los Reales pies de Vuestra Majestad y a darle cuenta de todo -dice a Carlos V en una hermosa carta fechada en Madrid, el 20 de marzo de 1540-, creyendo que pues 32 años que sirvo a la Corona Real de estos Reynos, llevando otros capitanes la gloria y galardón de mis trabajos, e que informado V.M. de mis servicios e de mi edad, me hará mercedes…” (35).
Y aunque consigue la ansiada Gobernación -la de Popayán, ya que no la de Quito, que Francisco Pizarro había dado a su hermano Gonzalo—- Sebastián Moyano no logra ver al Emperador, que ha partido para Flandes. Cargado de años -tenía para entonces cerca de 70- vuelve a la América: es ya el Adelantado Sebastián Moyano Benalcázar, y el Rey le ha acordado, a más de la gobernación y el título, “generosa renta” (36).
Cuando llega a Popayán, Benalcázar se entera del asesinato de Diego de Almagro por los partidarios de Pizarro; y poco después le llega la noticia de la muerte de Francisco Pizarro por los almagristas. Así, de uno en uno, van pagando con la vida, en cumplimiento de la sentencia bíblica de que “a quien a cuchillo mata, a cuchillo morirá”, todos autores de la muerte de Atahualpa. Gonzalo Pizarro, en cambio, ha salido desde Quito, con Francisco de Orellana, rumbo al País de la Canela, en busca de El Dorado. Orellana es el fundador de la tercera ciudad de Guayaquil -pues las dos anteriores habían sido destruidas por los indómitos huancavilcas-; y Pizarro es Gobernador de Quito. Un año más tarde llega a oídos de Benalcázar la nueva del retorno de Gonzalo con sus expedicionarios, semidesnudos y hambrientos, a la quiteña ciudad. ¿Volvieron todos? No, algunos se han ido río Napo abajo, con Francisco die Orellana, sin volver más. A España volvieron los “argonautas de la selva”, como los ha llamado Leopoldo Benítez Vinueza. Habían descubierto el gran Río de las Amazonas, o río San Francisco de Quito. “La España imperial vive en esos momentos el trágico dolor de su propia grandeza”, afirma el escritor ecuatoriano, y añade: “Reina el monarca más poderoso de la cristiandad… Su voluntad se extiende hasta lugares remotos. . . Su brillo enceguece y deslumbra. Es él la cima y el símbolo del orgullo español” (37).
En Valladolid encuentra Orellana, esperándole, las acusaciones de Pizarro, que algo había sospechado sobre su definitiva ausencia. Se defiende. Va y viene en la Corte imperial. Escribe alegatos, memorias, cartas. ¿Logra entrevistarse con Carlos V? No lo sabernos: si lo logra, allí estaría el Monarca, otra vez frente a frente con uno de aquellos paladines suyos que le han regalado ríos océanos, mundos. Tiene ahora el Emperador 43 años. No es viejo: pero ya se le nota esa melancolía profunda, que le caracteriza desde: la muerte de la Emperatriz, su muy amada Isabel de Portugal. Los ojos miran muy lejos, como nostálgicos. Ya no tiene ni el cerquillo, ni la melena que personalizaron su juventud: ¡Se los ha recortado! En cambio, se ha dejado crecer la barba, que él impondría en Europa. La energía se le ve, sí, pero también el hambre de infinito, la sed de soledad.
No firmó el Emperador las Capitulaciones con Orellana, pues debió salir de España dejando por Regente al Príncipe Felipe, quien las suscribió en su lugar. Ni el Adelantado y Capitán General de la Nueva Andalucía -títulos que desde ese momento empezó a usar Orellana- logró ver sus ensueños realizados, tras el apoyo real, porque tres años después murió en las playas atlánticas del Amazonas que descubriera un 12 de febrero de 1542, partiendo desde Guayaquil y Quito.
Esta fundación (Quito) era ya, para entonces, ciudad, En TaIavera había firmado el Emperador, a 14 de marzo de 1541, la Cédula Real otorgándole ese título. La nueva llenó de júbilo a los quiteños y se leyó en -el Cabildo, con muestras de especial alegría. La voz del escribano resonaba en la Sala, y sus temblorosas manos apenas si podían sostener, el documento: “Don Carlos, por la, Divina Clemencia Emperador Semper Augusto, Rey de Alemania, Doña Joana su madre y el mismo don Carlos por, la misma gracia Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalem, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Indias, islas y Tierra Firme del Mar Océano. Condes de Barcelona, Señores de Vizcaya y de Molina, Duques de Atenas y de Neopatria; Condes de Flandes y del Tirol” … “por la presente, es nuestra merced y mandamos, que agora y de aquí adelante la dicha villa se llame -e intitule Ciudad del Sant Francisco del Quito, y que goce de las preeminencias, prerrogativas e inmunidades que puede y debe gozar por ser ciudad…” (38).
En otra Cédula, de la misma fecha, Carlos V concede Escudo de Armas a la Ciudad de Quito: “es en él un castillo de plata, metido entre dos cerros o peñas, de su color, con una cava en el pie de cada uno dellos, de color verde, y ansímismo, encima del dicho castillo una cruz de oro con, su pie verde, que la tenga en la mano dos águilas negras grietadas de oro, la una a la mano derecha y la otra a la izquierda, puestas en vuelo, todo en campo de colorado, y por orla un cordón de San Francisco, de oro en campo azul” (39).
El Ilustrísimo González Suárez había alcanzado a conocer el original de la Cédula Real en un rollo de pergamino que, guardado en un tubo de metal, se conservaba en el Municipio de Quito. Aleves manos robaron a fines del siglo pasado (XIX) el precioso documento, sin volverlo a su lugar. En 1914, don Pedro Traversari publicó el texto de la Cédula, tomándolo de una copia del Libro II de Cabildos, y en 1918 la Academia de la Historia publicó la fotocopia del original existente en el Real Archivo de Indias (40). Mi padre, hacia 1922, para el centenario de la Batalla del Pichincha, hizo la versión moderna del Escudo, –que él divulgó y es la que desde entonces se usan- en un dibujo a pluma que lleva su firma y que por largos años sirvió de contraportada a los Libros de Cabildos y otras publicaciones del Ilustre Concejo Municipal (41).
El 15 de diciembre de 1.541 se reunió el Ayuntamiento de Quito para elegir Alcaldes, Regidores y Procurador de la Ciudad para el año siguiente y acordaron, entre otras cosas, conceder amplia facultad a Rodrigo Núñez de Bonilla y a Francisco Ruiz para que comparezcan ante el Emperador y soliciten cuantas cosas convienen a la ciudad. Pero los Comisionados nunca pasaron de Panamá. Para evitar gastos y molestias de viaje, en nueva sesión nombraron mandatario de la Ciudad al Licenciado Fernando Díaz, éste sí “residente en la Corte de Su Majestad” (42).
Para entonces, nuevamente Carlos V se halla en aprietos frente al tenaz Francisco I, esta vez ya en alianza declarada con Solimán y Barbarroja. El Licenciado Francisco Vaca de Castro, nombrado Juez Comisionado por el Emperador para sofocar los disturbios producidos por las pugnas entre los conquistadores, se dirige, entonces, a la Ciudad de Quito, cuyo Cabildo se reúne el 17 de octubre de 1543, y solicita se respalde al Rey en su justa lucha. “Sabed -les dice- y bien notorias son las guerras que el Rey de Francia ha movido contra la cesárea y católica majestad del Emperador y Rey nuestro don Carlos”. (43). Al unísono, llenos de fervor, los miembros del Cabildo acuerdan, ayudar a Su Majestad con bienes y personas. A poco se hacía una colecta. Pero la guerra terminó con la paz de Crepy, un año después, y tres más tarde moría aquel empecinado monarca francés, con quien Carlos V había luchado cinco lustros (44). Ese mismo 1.547, libre ya del pertinaz rival, el nieto de los Reyes Católicos puede dedicar sus esfuerzos a aniquilar a los príncipes germanos, que le hacían la guerra empujados por el protestantismo, y al fin los vence en Mühlberg.
Pero si la paz se hace en Europa, en América arde la guerra. De 1544 a 1548 Gonzalo Pizarro sostiene su rebelión, que tiene a veces atisbos de campaña emancipadora. En 20 de noviembre de 1542 había dictado Carlos V las “Nuevas Leyes”, defendiendo a los indios, suprimiendo los trabajos forzados y las encomiendas, a disgusto de los conquistadores españoles. La historia es larga de contar, y tiene por sangriento escenario sobre todo a Quito. El noble abulense don Blasco Núñez de Vela es nombrado Primer Virrey del Perú y viene a la América a imponer las nuevas leyes. Pronto se enfrentan los grandes ejércitos: unos apoyan al Virrey entre ellos Benalcázar; otros a Gonzalo Pizarro. El 16 de enero de 1546, en la Batalla de Iñaquito el Virrey es vencido y decapitado. Hasta ahora, una lucecita en la esquina de la Virgen (Nota editorial: el lugar referido se ubica en la Av. De Agosto a la altura del Consejo Provincial de Pichincha), señala el lugar en donde, según algunos, Núñez de Vela rindió el cuello a un negro soldado de Pizarro. El Ilustrísimo Pólit Lasso dice, en cambio, que murió donde hoy se levanta la Capilla del Seminario Mayor (45).
No le duró mucho el regocijo del triunfo al vencedor: el Pacificador don Pedro de la Gasca le venció a su vez, en Jaquijaguana, cerca de Lima, y el caudillo extremeño fue también decapitado por mano de verdugo, el 9 de abril de 1549.
Quito, entre tanto, pacificada ya, empieza a crecer Las construcciones de conventos e iglesias siguen adelante. Las heridas de la guerra civil se van cicatrizando poco a poco. El Emperador no deja de recibir noticias de la ciudad, cuyo nombre le repica en, los oídos, y a la que ama con predilección, como lo tiene demostrado desde los días de Fray Jodoco, a quien enviara, alguna ocasión, un valioso juego de casullas, finamente bordadas en hilo de plata, una de las cuales hasta hoy se conserva en el museo del centenario monasterio. Que el claustro de San Francisco progresa, según le dicen: pues él seguirá ayudando y, si es preciso, después ayudará su hijo Felipe. Que los dominicanos empiezan sus construcciones en Quito, hacia 1541: pues Carlos V envía entonces a la Ciudad, como don personal suyo, la imagen de la Virgen del Rosario, que hasta hoy se venera en la Capilla de este nombre, en la iglesia de Santo Domingo. Que los mercedarios también construyen edificios: Carlos V entonces regala a la Ciudad otra imagen de la Virgen, “reproducción exacta de la Matrona de Barcelona”, dice don José Gabriel Navarro (46). Esa preciada talla en madera peregrinó el siglo XVIII a España y allí se quedó, en Cádiz, como a la espera de que voces quiteñas vuelvan a reclamarla algún día (47).
La ciudad ama también al augusto monarca. Cada vez que se recibe una Cédula, una provisión, una orden real, los Alcaldes y Regidores se reúnen, entran a la Iglesia, Catedral y oyen una Misa del Espíritu Santo por el Emperador (48). Sus documentos son guardados con devoto afecto. Son, varias las Cédulas Reales de Carlos V, a más de las ya nombradas, (49), que conserva hasta ahora la ciudad. Merece citarse, sobre todo, la Cédula Real de 4 de noviembre de 1549, fechada en Valladolid, por la que se nombra Obispo de Quito a don Garci Díaz Arias (50). La ciudad había sido erigida en Obispado el 8 de enero de 1545, a petición insistente del propio Emperador ante Paulo III, que dictó la correspondiente Bula de Erección (51). Y sin descuidarse de la nueva diócesis, nuevamente Carlos V emite una Cédula Real, la de 9 de noviembre de 1.556 (52), por la que se establece cómo se ha de reedificar la Iglesia Catedral.
Pero interesa, en especial, saber que en 14 de febrero de 1556 el Emperador otorgó a la Ciudad de Quito un Estandarte Real, el mismo que hasta hoy se usa en todos los actos del Cabildo (53). Y en la misma fecha, desde Valladolid, concede nuevo título a Quito, “porque -dice el Rey- bien sabíamos y nos eran bien notorios los muchos y grandes y leales servicios que la dicha Ciudad nos había siempre hecho”. . . “por ende, por la presente es nuestra merced y voluntad que perpetuamente la dicha ciudad se pueda llamar e intitular la Muy Noble y Muy Leal Ciudad del Sant Francisco del Quito, ca Nos por esta nuestra Carta le damos título y renombre dello” (54).
El Emperador está cansado. Aún no llega a los sesenta años pero es ya un anciano, si bien mantiene la “gentil presencia” que admiraba a cuantos le conocían (55). El Tiziano le había retratado, con toda la imperial majestad, el día de la Victoria de Mühlberg, jinete y con armadura, la lanza en el fuerte puño, empenachado casco cubriéndole la cabeza. Allí es el hombre que avanza a la plena madurez. Ahora, a finales de 1556, Carlos V es, más bien, el hombre que pintó Rubens: afilada y marmórea la aguileña nariz-; fruncido melancólicamente el entrecejo; poblada la recia barba; triste, desengañado del Mundo. Por eso se retira a Yuste. Tal vez en el fondo de su corazón ha habido siempre un monje, que ahora quiere meditar, arrepentirse, preparar la hora final. El Monasterio de los Padres Jerónimos será por ello su residencia postrera. Allí le visita el P. Francisco de Borja, metido a jesuita por obra de Ignacio de Loyola, el tenaz y admirable estratega de la Iglesia. Francisco de Borja y Aragón había sido favorito de Carlos V en la plenitud de su reinado, su Montero mayor, caballerizo de la Emperatriz, pariente de ésta y del monarca mismo, Duque de Gandía, Marqués de Lombay, Virrey de Cataluña, Grande de España de primera clase. Y he aquí que cuando murió Isabel de Portugal, el noble valido contempló deshechos por la muerte los atractivos de la bella e ilustre soberana, a quien había atendido abnegadamente, y juré no servir a señor -que se le pudiese morir.
Largamente conversaron siempre sobre las miserias humanas el Emperador y el Duque. A poco, éste dio la gran sorpresa: se retiró a Gandía una vez muerta su esposa y arreglados los asuntos de sus hijos- e ingresó a la Compañía de Jesús, ordenándose de sacerdote. Ahora, en Yuste, ambos conversan de nuevo, como en los mejores tiempos: los temas son conocidos: la lucha contra la herejía protestante, el Concilio de Trento, la reforma de la Iglesia, la obra de los jesuitas Francisco Xavier, las misiones. ¿Misiones? Una luz interior anima al Emperador: hay que establecer nuevas y efectivas misiones en las Indias: hay que mandar jesuitas a América, a México, al Perú y… a Quito. Pronto cumpliría Francisco de Borja este propósito: en 1566 y 1567 ya estaban los soldados del Papa en la Nueva España y en la Nueva Castilla (56).
También en Yuste oye Carlos V hablar de una monja reformadora llamada Teresa de Jesús, hermana de aquel su noble capitán, don Lorenzo de Cepeda y Ahumada, que partiera a Quito junto con el malogrado Virrey Núñez de Vela. Lo que Carlos V no podía adivinar entonces es que todos esos nombres: el de Ignacio de Loyola, el de Francisco de Borja, el de Xavier, el de Teresa de Jesús y otros, no tardarían en subir a los altares. Menos aún podía presentir que en Quito el lejano y misterioso reino, perdurarían no solo lo las obras de estas altas figuras de la especie humana -en la casa de una niña llamada Mariana de Jesús, que florecería un siglo más tarde, se había de levantar con el tiempo el primer Carmelo ecuatoriano; y los colegios y templos de los misioneros que Francisco de Borja enviara serían, andando los años, semilleros de cultura y fe- sino que perdurarían también la sangre misma de los Borja y de los Cepeda, generosa mente repartida (57).
Conforme se aproxima 1558 el Emperador se siente morir. Ya no le alegra ni siquiera el triunfo de San Quintín sobre las armas francesas, logrado el 10 de agosto de 1557 por Felipe, su hijo, encargado de la regencia. Pero Carlos está tranquilo: ha educado esmeradamente a su heredero, preparándole para gobernar un imperio casi ilímite (sin límite): él es su obra más preciada. Y la lucha contra el cisma protestante está fortalecida. Y los turcos han sido contenidos. Lo que no sabe el Emperador es que en Lepanto los otomanos serán derrotados por don Juan de Austria, este mismo niñito menudo y tímido a quien llaman Jeromín, y que un día le traen a Yuste, para que él le reconozca por su hijo.
El 21 de setiembre, cuatro siglos ha, Carlos V entrega a Dios el ánima. Su encuentro con la muerte tuvo lugar con la misma majestad y sencillez -atributos que cultivó a la par- con que se viera en su hora, con cada uno de esos lejanos conquistadores de las Indias que, para entonces, eran, también como él, cadáveres. El pardo sayal de los Jerónimos le estiliza el cuerpo, macilento ya y sin vida, tendido en el féretro. El humilde capuchón le cubre la cabeza, antes tocada de áureo casco o suave birrete. Se destacan, como siempre, la nariz, perfilada ahora por la muerte; la mandíbula saliente, desdibujada por la maraña de su barba imperial; los ojos, enmarcados por cenicientas sombras. La frente es amplia: las arrugas han desaparecido. Hay paz e imperio en el frígido semblante.
Cuando Felipe II construyó el Escorial trasladó a él amorosamente los restos del Emperador. “Carlos V, el más esclarecido de los Césares, deseó este lugar de supremo reposo para sí”, reza la lápida que conduce al Panteón de los Reyes.
No haré yo el elogio de este excelso monarca. Voces más autorizadas que la mía señalarán la luminosa huella de su paso por el mundo. Heredero de Carlomagno, soberano católico y ecuménico, bien hace el universo en recordarle. Y Quito, a la que él amó particularmente, a la que dio nombre de ciudad, pendón y escudo de armas, obispado y título de lealtad y nobleza, monasterios y dones, bien hace en consagrar -con ocasión del IV centenario de su fallecimiento- una semana entera a su memoria.
iCon qué emoción, señores, el Primer Cardenal quiteño rezará en la Catedral Metropolitana, el próximo domingo 21 de setiembre, por el alma de este Emperador que obtuvo la nominación del primer Obispo de Quito!
“Se ha discutido mucho -dice Pemán, estudiando el significado del imperio del César Carlos si le hubiera sido mejor a España seguir nada más que el camino americano, que le señaló Isabel, o el camino europeo que le señaló Fernando. Pero España no se paré, entonces, a pensar esto. Aceptó las dos herencias, los dos caminos. Abrió, hacia un lado y otro, sus brazos, como quien se crucifica, para salvar a la humanidad. Se abrió como una flor -concluye el poeta gaditano- y el mundo se llenó de su aroma” (58).

Hacia la restauración del Imperio, ¡Nuestro Imperio!
¡Y es cierto! Porque mientras en El Escorial rezan por su alma los corazones españoles, en San Francisco de Quito se oyen nuestras plegarias de americanos. Y unas y otras se alzan en el mismo alado idioma castellano que conquistó el corazón de Carlos V, tan español, ya para siempre, como quiteño es, hasta ahora, el fecundo trigo que nos legara aquel humilde frayle franciscano, paisano y amigo del Emperador.
Quito, setiembre 15 de 1958.
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NOTAS:
*Esta conferencia fue leída por su autor, el lunes 15 de setiembre de 1958, al inaugurar la “Semana de Carlos V”, con ocasión del IV Centenario del Fallecimiento del Emperador. Como colaboración al III Congreso de Cooperación Intelectual fue pronunciada en la Universidad de Sevilla el 9 de octubre de 1958 y también al inaugurarse el IX Seminario de Estudios Americanistas en la Universidad de Madrid, el 25 del mismo mes y año.
**Jorge Salvador Lara, escritor, historiador, catedrático, diplomático y jurisconsulto nacido en la ciudad de Quito. El Dr. Jorge Salvador Lara sirvió al Ecuador desempeñando diferentes cargos públicos y privados. Ha sido catedrático universitario, fue Cónsul del Ecuador en Lima, Diputado al Congreso Nacional por la provincia de Pichincha, y Canciller de la República en dos ocasiones: La primera durante el gobierno del señor Clemente Yerovi, y más tarde durante la dictadura del Consejo Supremo de Gobierno que presidió el Calm. Alfredo Poveda Burbano. Por su contribución a las letras y la historia ha sido llamado al seno de los más importantes organismos nacionales y extranjeros como la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el Ateneo Ecuatoriano, la Academia Ecuatoriana de la Lengua, la Sociedad Bolivariana del Ecuador, el Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica, la Academia Nacional de Historia, de la cual fue elegido Presidente; el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, el Instituto Hispano-Ruso-Americano de Derecho Internacional, la Sociedad Paraguaya de Investigaciones Históricas, la Sociedad de Investigaciones Históricas de Guayaquil, la Asociación Argentina de Derecho Internacional y muchas más. Es además Cronista de la Ciudad de Quito. Militó en su juventud en ARNE- Acción Revolucionaria Nacionalista Ecuatoriana, involucionando posteriormente y afiliándose al partido conservador.
(1) William Thomas Walsh. “Isabel la Cruzada”.
(2) Así se le representa en la talla en Madera del Museo Grunthause, de Brujas. “Los Retratos de los Reyes de España” de F. J. Sánchez Cantón.
(3) Carlos Pereyra.- “Hernán Cortés”. M. Aguilar, Editor, Madrid, 1931, Pág. 340.
(4) Jorge Salvador Lara- “Semblanza Apasionada de Isabel la Católica”. Quito, 1957. Pág. 57.
(5) Véase la Carta de Pedrarias al Emperador en “Mas Relaciones Primitivas de la Conquista del Perú” por Raúl Porras Barrenechea. Imprimeries Les Presses Modernes, Paris, 1937. Págs. 59 a 62.
(6) La ficha bibliográfica de esta Relación en “Hans Horkhaimer: “El Perú Prehispánico’_ Edit. Cultura Antártica, S. A.- Lima 1950. Pág. 52.
(7) La “Relación Sámano-Xerez” en Raúl Porras Barrenechea, obra cit. Págs. 63-68.
(8) Sobre la navegación entre los aborígenes de la actual Provincia de Manabí ver: Wilfrido Loor: “Manabí: Prehistoria y Conquista”- Edit. La Salle. Quito. 1956.
(9) Así se le representa en el Anónimo flamenco del Museo del Louvre- Sánchez Cantón, Ob. cit.
(10) Las capitulaciones en: Raúl Porras Barrenechea: “Cedulario del Perú”.
(11) Carlos Pereyra: “Pizarro y el Tesoro de Atahualpa”.- Edit. América- Madrid. Pág. 81. (El libro no lleva fecha de edición).
(12) Mons. Federico González Suárez: “Historia General del Ecuador”.- Imprenta del Clero. Quito, 1891. Vol. 11. Pág. 93.
(13) Para una discusión sobre el encuentro Atahualpa-Valverde y la responsabilidad de éste ver: “El Padre Valverde- Ensayo Biográfico y Crítico” por el P. Alberto María Torres, O.P., Guayaquil, 1912.
(14) Benjamín Carrión, “Atahualpa”. CCE.
(15) El acta puede hallarse en: Jacinto Jijón y Caamaño, “Sebastián de Benalcázarl1, Vol. 1. Documento N 1.
(16) Pereyra: “Pizarro y el…” Pág. 193.
(17) La lista completa de lo que se llevó al Emperador puede verse: Raúl Porras Barrenechea: “Las Relaciones Primitivas…” Págs. 76-77.
(18) Pereyra, ”Pizarro y el…” Pág. 209
(19) Manuel Fernández Álvarez- “Carlos V” Madrid. 1957.
(20) Raúl Porras Barrenechea- “Las Relaciones Primitivas de la Conquista del Perú”- París. 1937.
(21) Sobre el nombre de Calicuchima, Caracuchima o Shiricuchima ver: Porras, Ob. cit. Pág. 92.
(22) La Provisión a Alvarado en Jijón, Ob. cit. Vol. 1. Pág. 51-52.
(23) La Carta de Benalcázar también en Jalón, Ob. cit. Doc: Nº 2, Págs. 9-11.
(24) Id. Id., Documentos Nos. 9 y 10.
(25) Para la Expedición de Alvarado ver: Miguel Aspiazu: “Las Fundaciones de Guayaquil”.
(26) El acta de esta fundación, en Id. Id.
(27) Estos, documentos, en Jijón, Ob. cit.
(28) Id., Id.
(29) Carta de 15-X-1534. Doc. Nº 16. En id.
(30) Jijón, Doc. Nº 7.
(31) El texto de la Cédula permisora también en Jijón.
(32) José Gabriel Navarro: “Artes Plásticas Ecuatorianas”, México F.C.E. 1945. Pág.
(33) González Suárez, Ob. cit. Vol. II. Pág. 249.
(34) Benjamín Carrión ha desarrollado la tesis de la Libertad y la Cultura como signos de nuestra vocación, pero ha olvidado la Fe. No se comprendería la historia ecuatoriana si se prescindiera de uno de estos tres sustanciales factores.
(35) Carta de Benalcázar en Jijón, Ob. cit. Pág. 187.
(36) Biografía de Benalcázar- Madrid. 1945. Pág. 119.
(37) Leopoldo Benítez Vinueza: “Argonautas de la Selva”. F.C. E. México, 1945. Pág. 177.
(38) “Museo Histórico”- Organo del Archivo del M. 1. Ayuntamiento de Quito- Nº 3, Pág. S.
(39) Id., Id.
(40) Boletín de la Asociación Ecuatoriana de Estudios Históricos. Nº11.
(41) Ver los primeros Libros de Cabildos. Todos los Escudos de Quito posteriores a 1922 siguen la pauta trazada por ese dibujo.
(42) Libro 11 de Cabildos de la Ciudad de Quito.
(43) Id., Id.
(44) Fernández Álvarez, Ob. cit.
(45) “La familia de Sta. Teresa en América”, por Mons. Póllt
(46) Navarro, Ob. cit.
(47) Id., id. Pág. 124.
(48) Tercer libro de Cabildos de la Ciudad de Quito.
(49) Sería Interesante una recopilación de todos estos documentos suscritos por el Emperador o a su nombre.
(50) González Suárez, Vol. 11, Pág. 427
(51) “0ficios y Cartas al Cabildo de Quito por el Rey de España. Quito, 1934.
(52) “Cédulas Reales dirigidas a la Audiencia de Quito”- Quito 1935.
(53) Id., Id.
(54) “Museo Histórico” Nº 3.
(55) Sánchez Cantón, Ob. cit. Pág. 110.
(56) P. Ricardo García Villoslada: “Manual de Historia de la Compañía de Jesús”. Madrid, 1941.
(57) Sobre este asunto: Mons. Pólit Lasso: “La familia de Santa Teresa en América” y Cristóbal de Gangotena: “La Casa de Borjal”.
(58) Pemán: “Breve Historia de España”.
ESOTÉRICAS
NUESTRAS CERTEZAS

I
Aquí difundiremos ciertas certezas no objetivables científicamente, pero tampoco puramente 'subjetivas' o antojadizas, en tanto pertenecientes a un saber superior y varias veces milenario.

No estamos acá por casualidad y en forma inconsulta. Nadie nos ha lanzado en este mundo en contra de nuestra propia voluntad y como el producto de un apasionado abrazo nocturno.
Hemos resuelto desde una esfera más alta en la que el tiempo y el espacio no existen penetrar en tal dimensión, de la misma manera como lo hemos hecho 'antes' con tantas otras respecto de las cuales la insuficiencia del lenguaje nos lo impide describir y queremos evitar diferentes giros dialécticos a fin de 'no perder el tiempo' respecto de nuestra problemática esencial.

Sabemos que el espíritu es fragua, que no es un todo constituido, una 'esencia inmutable' que se solaza con su propia perfección y con su obra y para el cual no existen los 'problemas', siendo pues su forma de ser la meta final que las diferentes religiones ofrecen a sus crédulos seguidores. Su carácter superior consiste justamente en lo contrario. Él no permanece estático en su ser contemplando una naturaleza respecto de la cual nada puede ni debe agregarse. El espíritu es en cambio un incesante crearse, una lucha interna y externa, un doblegamiento de sí, un ponerse permanentemente a prueba en los combates más duros y difíciles buscados ex profeso con una finalidad superior a la meramente visible. Pues en esto consiste su verdadera perfección, en el despliegue de una acción independiente de los resultados obtenidos y de los 'éxitos' logrados. Vale aquí el famoso aforismo de Nietzsche: "Lo que no me ha destruido me ha hecho más fuerte". Lo cual no es nihilismo sino concebir la eternidad como una permanente y constante realización que no queda estancada en un momento determinado del tiempo, traicionándose así a sí misma.

Cuando se encarnó en esta existencia sabía anticipadamente de los graves peligros en que habría de incurrir. Sabía también de muchos tiempos y de distintas dimensiones en los cuales habría podido manifestarse aunque con resultados dispares y fue eligiendo en función de su propia medida. Sabía que en cada manifestación existe una amenaza latente de disolverse en el no ser. Pero el espíritu ama el peligro y la prueba. De acuerdo al maestro Platón el nacimiento humano, en razón del rudo contraste existente entre dimensiones opuestas y dispares, habría de significarle el olvido de sí. Y luego todo el resto de la existencia, a través de las diferentes experiencias que se habrían de vivir, habría de constituir una acción de constante y permanente sepultamiento de esta dimensión superior que debe ser suscitada.

Las épocas son distintas de acuerdo a las señales que nos presentan con la finalidad de brindarnos la posibilidad del recuerdo y el despertar de nuestra naturaleza interior más profunda que estaba antes de nuestra encarnación. Los ritos y los símbolos representan esas islas existentes en medio de la rutina del tiempo y del espacio a fin de hallar un punto de apoyo desde el que elevarnos. Y los mismos eran proporcionados por diferentes expresiones superiores a las que se llamara con propiedad como 'manifestaciones del espíritu', tales como la religión y el arte principalmente y de todo aquello que se conociera como el mundo de la cultura y de la ciencia. Sin embargo el Kali-yuga en el que vivimos, y en sus expresiones más terminales como la actual, ha hecho desaparecer tales cosas totalmente acudiendo a la distorsión. La religión que hubiera debido constituir la clave principal para elevarnos hacia la dimensión metafísica se ha convertido en lo contrario exacto, en aquella institución que opera para profundizar el abismamiento del hombre en la esfera de los físico al haberse transformado ahora en un servicio social con afanes meramente moralizantes y sentimentaloides, encargadas como las diferentes ideologías seculares, de brindar consuelo y paz a las almas atormentadas, siendo en la actualidad uno de los principales instrumentos para hundir al hombre en las miasmas de la mera temporalidad. La incesante aparición de sectas e 'iglesias' que pululan como hormigas son una clara demostración de esta profunda decadencia.
Ni qué decir del arte en el cual los contenidos trascendentes y metafísicos que tenían por fin arrancar al hombre de lo cotidiano han sido literalmente borrados en todas sus manifestaciones y, cuando no es una mera exaltación de la subjetividad de un 'artista' precisado de confirmaciones, se ha convertido en un verdadero instrumento masificador encargado de despertar en el hombre la 'conciencia y el compromiso social', es decir lo opuesto exacto de lo que éste fue en cualquier época normal en donde por el contrario tal expresión tenía por función sacar al hombre de la sociedad y elevarlo hacia las profundidades del espíritu.

Tal como dijera Evola, y en esto ha demostrado su superioridad respecto de Guénon, lo que es propio del Kali-yuga es que no existen lugares adonde ir, no hay instituciones que puedan iniciarnos despertando la espiritualidad escondida que existe en nosotros en modo latente y que impidan que esa llama colapse y se hunda en el no ser. Todo lo debemos hallar por nosotros mismos en la propia soledad interior, en nuestros repliegues más íntimos, sin maestros ni guías, sin ritos ni símbolos que nos orienten. Ésta es la gran diferencia de estos tiempos respecto de los anteriores y los que en ellos sobreviven, los pocos, son como decía San Juan de la Cruz 'probados como el oro por el fuego'.

Valgan al respecto algunas indicaciones esenciales (que no serán ni las únicas ni las últimas) para aquellos hombres de tiempos últimos que hayan encontrado al fin esta dimensión y que pretendan actualizarla.
1- Desapegarse lo máximo posible de todas aquellas actividades sociales que impliquen 'ocupar nuestro tiempo' y evadirnos de nosotros mismos.
2- El hombre diferenciado no debe escapar de la propia soledad, sino por el contrario cultivarla como un verdadero privilegio. Recordemos siempre que el mundo moderno representa una verdadera obra satánica en la cual se intenta llenar incesantemente los vacíos existenciales con objetos inútiles y chucherías tecnológicas, para convertirlo en un zombi, en un verdadero cadáver ambulante, en un ser que se ha olvidado plenamente de sí.
3- Esto no debe significar una existencia de anacoretas y de actitudes pasivas y renunciatarias, con conductas feminoides y apolíticas propias de personas resignadas. Debemos, aun en nuestro aislamiento elegido, seguir siendo hombres de acción. Pero no una acción pensada en función del resultado, pues el éxito moderno y mundano no debe interesarnos en lo más mínimo. La acción debe importarnos prioritariamente como una fragua a la que nos sometemos, en la cual el éxito obtenido es apenas un accidente más y no el fin último de la misma. Debe interesarnos como una prueba por la cual nos demostramos a nosotros mismos nuestro carácter indoblegable en tanto hacemos presente de que hay en nosotros una razón superior a la meramente 'humana' y temporal.
4- En fin, aun en la soledad interior, expresamente buscada, es bueno intercambiar experiencias con los propios pares. Ésta debe ser la finalidad de este foro, cuyo carácter debe ser estrictamente selectivo en función de las intuiciones anteriormente formuladas.

NIGRUS