lunes, 28 de febrero de 2011

EL MITO DE EURASIA

3ª nota sobre los identitarios europeos

Los identitarios no cesan de hacernos públicos sus distintos mitos con la única finalidad de esconder una situación dramática y real de la cual por supuesto nunca hablan. Primero comenzaron relatándonos, siempre en las páginas de Tsunami, el mito de Indoeuropa, una entidad ideal y fabulosa que no se hallaría afectada por la actual decadencia en la que viven, ahora la siguen con el de Eurasia de lo cual hablaremos en esta nota.
Pero antes de ello digamos que con el relato de los mismos los identitarios intentan silenciar y distraernos respecto del hecho fundamental de que Europa es una nación imperialista en el sentido moderno, es decir una nación (ya que así se ha constituido con la Unión Europea) que se ha enriquecido primero con la explotación colonialista en diferentes continentes y en segundo lugar con la neocolonial de nuestros tiempos por la cual, contando con la complacencia de regímenes corruptos por ellos alimentados, han participado de verdaderos saqueos de las economías de países del tercer mundo. Esta situación de hecho, que ha sido causa de las grandes crisis vividas por tales países, entre ellos el famoso corralito de la Argentina en el 2001, es lo que explica -y no la pretendida eficiencia de los Estados europeos- la prosperidad que se vive en dicho continente. No creamos para nada en el verso de que en nuestros países las cosas van mal meramente por el alto grado de corrupción que existe en los mismos. La clase política europea es tanto o más corrupta todavía que la nuestra. Lo que sucede es que como han robado en abundancia en el mundo entero, hay para todos y por lo tanto la población, que sabe por supuesto que sus gobernantes son ladrones, acepta igualmente tal situación en tanto ‘hacen’, es decir en tanto que les permiten participar un poco de tal saqueo. El día que a Europa se le termine la situación ventajosa que le reportan los negocios que realiza por el mundo entonces ya se encargará la población de dar cuenta de su clase delincuencial. El mejor ejemplo de ello fue el famoso escándalo de Tangentópolis cuando luego de que se terminó con el comunismo ruso y con el consiguiente peligro de que se les terminara la propiedad privada, entonces los italianos decidieron prescindir de una camada de ladrones que les brindaban a cambio seguridad respecto de que tal cosa no iba a ser.
Pero los identitarios, que confunden las causas con los efectos en relación a sus crisis diciéndonos que las cosas les están empezando a ir mal no porque han robado demasiado, sino porque los países que previamente han esquilmado los ‘invaden’ y les quieren cambiar la cultura (bienvenido ello sea) que, tal como indicábamos en nuestra nota anterior, sería según ellos ‘politeísta’ y de castas, ahora la emprenden con un nuevo mito siempre en su función de víctimas y no de victimarios.
En este caso resulta más graciosa todavía la nueva saga aquí relatada, la de Eurasia. No contentos con hablarnos de Indoeuropa, entidad étnica y paradisíaca que nos permitiría olvidar la presencia de personajes siniestros como Sarkozy, Berlusconi o Zapatero, de lo cual serían responsables los inmigrantes que los invadieron y no por supuesto ellos mismos, ahora nos quieren inducir a creer en otro similar que les sirve para ubicarse una vez más en el papel de víctimas. Resulta ser, según el mismo, que no es verdad que EEUU los han ya invadido y colonizado, en tanto que la mentalidad propia del europeo, sea indo, como a secas, es la propia de un yanqui que sólo piensa en comprar y vender, sino que a la inversa según el Sr. Adinolfi*, el nuevo identitario que se ha sumado a la lista de relatores en Tsunami, Europa, a la cual por circunstancias puramente oportunistas le agrega también una nación en gran parte asiática como Rusia y por lo tanto rebautiza su espacio ya no como su continente a secas, sino como un refrito llamado Eurasia, es “el gran objetivo geo-estratégico de los EEUU”, es decir su verdadero enemigo y no su aliado o subordinado como realmente sucede.
Y este esquema les sirve para explicar todo lo que pasa en materia de política internacional. Según los euroasiáticos, una nueva denominación paqueta que reciben los identitarios, por ejemplo no es que EEUU ha invadido Afganistán para terminar con su gran flagelo que es el fundamentalismo islámico, sino a la inversa, los talibanes son la excusa puesta a propósito para tener ‘motivos’ con la finalidad de consumar ese gran objetivo eurasiático que les quita el sueño. Pues hasta tanto no conquisten tales territorios no se habrá consumado el gran sueño imperial de los norteamericanos.
Estimados eurasiáticos, identitarios o como otra cosa más quieren que se los llame, así como no es cierto que nosotros con nuestras ‘invasiones’ étnicas los hayamos hecho entrar en crisis, sino a la inversa, son Uds los que las han producido con vuestros incesantes saqueos, de la misma manera no es verdad que EEUU los quiera invadir por el hecho muy sencillo de que ya lo ha hecho. Así como Uds han aceptado al dólar como la moneda de referencia de todas las transacciones comerciales, también han asumido, del mismo modo que en el Oriente lo hicieron Japón primero y China después, el american way of life del cual participan y hasta mayor entusiasmo que los norteamericanos. Y esto tiene además ejemplos muy concretos a nivel geopolítico. Aparte de ser un verdadero absurdo pensar que Norteamérica para invadir Eurasia, o mejor aun Rusia, haya necesitado hacerse volar las Torres Gemelas y el Pentágono, efectuar una serie de guerras catastróficas que le han insumido en presupuesto mucho más que la 2ª gran Guerra con la diferencia de que al no haber un vencido no hay manera de recuperar lo invertido, a Rusia se la hubiera podido invadir perfectamente desde los territorios de los ex Estados satélites de Europa que le tienen una verdadera hambre de represalia y venganza por toda la opresión padecida durante tantos años, por lo que no se entiende por qué para realizar tal pretendida meta hayan tenido que meterse en una guerra que ya lleva 10 años sin visos de resolución inmediata. Pero además, aparte de todas estas evidencias irrebatibles el hecho es que sea Europa como Rusia, es decir ‘Eurasia’, lejos de haber repudiado a los norteamericanos por la invasión a Afganistán por las razones que Uds nos han dado, la han respaldado calurosamente y el caso más patético ha sido el del gobernante Putin que ha reprochado a los EEUU su insuficiente compromiso en la guerra afgana. Es decir exactamente al revés de lo que Uds en forma tan delirante manifiestan. Rusia y Europa, lejos de ser adversarios son altamente amigos de los Norteamericanos y aliados con éstos en una causa común y compartida la lucha en contra del fundamentalismo islámico que es la concepción del mundo antitética del american way of life que todos comparten por igual.
Pero el mito de Eurasia tiene además un contenido más dramático que Uds tratan de ocultarse a sí mismos aunque seguramente no lo puedan hacer por mucho tiempo. Uds, como en general los europeos, arrastran un trauma de casi 100 años. No se pueden perdonar el hecho de que Norteamérica además de haberles impuesto su estilo de vida y su patrón monetario también ha sido el protagonista decisivo de vuestra vida política durante todo el siglo XX y al parecer sigue haciéndolo en éste. En las dos guerras mundiales Uds fueron ‘liberados’ por los norteamericanos quienes impusieron sea en Versalles como en Nüremberg sus condiciones de gobierno y aun en vuestra reciente guerra civil en Serbia, Bosnia y Kosovo tuvieron que intervenir ellos para ponerles orden en cuestiones de entidad menor. Deben reconocer y esto se demuestra en vuestra participación en la guerra afgana que EEUU junto al consumismo del cual participa con Uds aun conserva un espíritu guerrero que a Uds les falta totalmente. Al querer incluir a Rusia ahora como integrante de Europa, y aquí el otro mito de indoeuropa les sale al encuentro, intentan sin percibirlo cubrir esa falencia de heroicidad ya que son un continente en decadencia y debemos reconocer también que los fundamentos en que se cimienta el americanismo han sido proporcionados generosamente por vuestros filósofos y pensadores. Pero Rusia no es europea como Uds pretenden, sino tal como dijera en su momento Toynbee es otra civilización diferente también de la asiática con valores propios diferentes fundados en el cristianismo bizantino, totalmente distinto del romano y de vuestro mentado paganismo. Y esto mismo lo han percibido en carne propia todas aquellas naciones europeas del este que tuvieron que padecer su opresión por tantas décadas que han notado así la gran diferencia en cuanto a la civilización.
Finalizando considero yo que Europa no se reencontrará a sí misma haciéndose euroasiática como proponen, es decir cambiando de amo, el norteamericano por el ruso, así como no lo ha hecho yanquizándose con la Unión Europea. Debe encontrar su destino en sus grandes metafísicos anteriores a la Revolución Francesa y en aquellas entidades sagradas como el Imperio y el catolicismo raigal. Es sólo allí, y no buscando sustitutos y chivos expiatorios, donde hallará los valores espirituales necesarios para salir de su decadencia.

• EL TERCER ENEMIGO ES POLÍTICO por Gabriele Adinolfi - para Area Identitaria

MARCOS GHIO
28/02/11

domingo, 27 de febrero de 2011

NACIONALISMO Y ETNICISMO

(2ª nota sobre los identitarios europeos)

Llama la atención que este grupo de europeos que insiste en escribir en la página de Tsunami * respecto de las conveniencias que les reporta un nacionalismo continental, tal como hemos venido padeciendo desde hace décadas en nuestro país y en el mundo con sus incesantes despojos de nuestra soberanía y riquezas, hoy nos hable con optimismo respecto de la desaparición de los Estados nacionales y de su consecuente sustitución por conglomerados étnicos, tales como los que allí suceden con Cataluña, Galicia, Padania, Valonia, etc.
Al respecto digamos dos cosas. Es verdad A) que el Estado nacional, tal como existiera hasta nuestros días, es una creación moderna resultante de la quiebra del ecumene medieval. B) Que el nacionalismo tiene por lo tanto un origen burgués habiendo sido motorizado especialmente por la revolución Francesa como una forma más de relativismo. C) Que no es casual que los mismos liberales suelan calificarse muchas veces como nacionalistas en tanto consideran a los Estados nacionales como supraindividualidades que luchan por sus intereses y que, así como en el mercado, por una especie de armonía preestablecida, el libre despliegue de los egoísmos individuales daría como resultado el bien y el progreso de la humanidad toda, de la misma manera creen que, en tanto las naciones se aboquen meramente a defender sus propios intereses, principalmente económicos y ‘geopolíticos’, esto también devendrá en la felicidad colectiva.
Pero desde un punto de vista superior y no relativista como el que es propio de la anomalía moderna es posible en cambio valorar en el nacionalismo un segundo aspecto. Al proponer en el seno de una determinada comunidad el bien de la Nación como un fin superior al de las partes singulares, en un plano subordinado sostiene pues la primacía de un principio universal por sobre uno de carácter particular y de este modo deja de ser relativista, tal como lo fuera en sus orígenes. El gobernante en tal tarea de subordinar las cosas a un principio cumple así el mismo rol que tenía el emperador en el seno de una comunidad más vasta, el de mediatizar los intereses de las partes ante un principio superior. El concepto de bien de la nación se convierte así en una realidad trascendente, -tal como existiera en un nivel más vasto en los grandes imperios- a la cual se deben ordenar las partes singulares. Es sólo desde tal punto de vista que puede ser lícito proclamarse nacionalistas y no en tanto defensores del principio de la soberanía de las naciones o de la superioridad y exclusivismo de lo propio, tal como fuera característica de varias manifestaciones de tal movimiento, por lo cual dicho término ha terminado convirtiéndose en ambiguo y no resulta a nuestro entender para nada conveniente en ser utilizado debido a las confusiones que conlleva.
Ahora bien, el concepto de Estado Nacional puede ser negado desde dos puntos de vista diferentes. O desde uno más elevado cuando a tal concepto relativo se le contrapone un universal que es el Imperio y se considera que por encima del mero interés nacional deben existir principios superiores. Que por ejemplo en ningún momento hubiéramos respaldado -y de hecho no lo hicimos y hasta llamamos a desertar- que en nombre del sano interés de la nación Argentina que precisaba aliarse estrechamente a los EEUU para progresar se participara con el presidente Bush de la invasión de Irak. O si en cambio se lo niega a partir de lo que es menos que éste, es decir el de los intereses de las partes que lo componen, que pueden ser las clases sociales en el caso del marxismo o las diferentes etnias de las cuales aquel está compuesto, como lo que sucede con el fenómeno de los identitarios que aquí comentamos. Es lógico suponer en este último caso, y es lo que acontece hoy efectivamente, que en el momento en el cual, luego de haberse disuelto ese principio que era el Imperio que se erguía por encima de las naciones encarnando una instancia superior a los meros intereses de parte, se quiebra también esta otra que es la nación, la resultante de ello haya tenido que ser que las partes, una vez que tal universalidad se ha disuelto, se preocuparan en forma excluyente por la primacía de los propios intereses. Tal el sonado caso por ejemplo de Padania en Italia que agrupa a un conjunto de provincias norteñas que no quieren mantener con sus impuestos al sur y a la ‘Roma ladrona’ y que alientan abiertamente el secesionismo en aras de participar de una gran confederación europea tal como sostienen los identitarios aquí mentados que se remiten a los escritos del eurosionista G. Faye. Esto es parecido a que si en una familia no se quisiesen pagar los remedios a un hijo enfermo porque da pérdidas o si se expulsara de casa al padre inválido porque molesta. Una nación, del mismo que en un Imperio en una instancia más alta, es un proyecto histórico que trasciende las instancias circunstanciales que no pueden reducirse meramente al aquí y ahora de los intereses de grupos. No es de extrañar que en el futuro, una vez que las provincias del norte hayan logrado la independencia, en el seno de éstas, una vez que el principio del sagrado interés de la parte ha triunfado, otros grupos menores aleguen lo mismo ya que siempre habrá algunos más ricos que otros hasta en el seno de una misma familia.
Los identitarios, que, tal como hemos visto en nuestra nota anterior, se dividen entre aquellos que ya han abrazado la causa del sionismo y los que aun no se atreven porque éste solamente bombardea a las naciones árabes que todavía no los invaden, quieren camuflar esta actitud burguesa y moderna con una serie de disquisiciones históricas de una ingenuidad palmaria. Por ejemplo nos dicen que ellos, si bien han nacido en España se sienten más europeos que españoles ya que participan hasta con los rusos de una antigua tradición milenaria indoeuropea (quiere decir que en esto entrarían también los hindúes) por la que sostienen un sistema de castas. Esto exige dos explicaciones. La primera es que el sistema de castas pertenece no solamente a la tradición indoeuropea, sino a todas las grandes tradiciones de la humanidad antes de que la anomalía moderna introdujera el igualitarismo, casualmente originado en el continente europeo. La segunda es que hay que hilar demasiado fino para encontrar rastros de esta antiquísima tradición en la Europa actual la cual no solamente por haberlo originado está totalmente saturada de igualitarismo y democracia. Que el retorno al autonomismo cultural que ellos pregonan (uso de la lengua, folklore, etc.) no ha dado por resultado alguno un alejamiento del actual sistema globalizador y democrático que ellos critican tanto y el mejor ejemplo de ello hoy lo tenemos justamente en una región que se encuentra a la vanguardia de la autonomía cultural como Cataluña que lo tiene preso al investigador Varela por pensar diferente. Éste es uno de los tantos ejemplos palmarios de cómo son dos cosas diferentes la cultura de la civilización. Se puede ser europeo -y de hecho es lo que sucede actualmente al hablar los mil y un dialectos que allí existen sin ningún tipo de impedimento ni siquiera escolar- y ser al mismo tiempo partícipes de la civilización moderna en su secularismo y materialismo. Tal como incluso hasta con indicaciones precisas nos sugieren hacer Faye y los identitarios cuando, mientras inducen a hacer frente al mundo islámico, solamente alientan a ‘frenar’ el poder norteamericano. Es que como Norteamérica participa como ellos de la misma civilización hay que inducirla a ser pluralista y a compartir las decisiones para poder combatir juntos a la otra civilización de la mezquita que pone, a diferencia de la moderna, a lo espiritual y sagrado (lo que ellos llaman erradamente monoteísmo*) por encima de lo profano.

• Ver LA EUROPA DE LAS ÉTNIAS, NUESTRO ÚNICO FUTURO POSIBLE en Tsunami Político.
• Otro gravísimo error que cometen es el de considerar a la tradición europea como politeísta, como si acaso Platón y Plotino, no formaran parte de la misma, y al cristianismo como crudamente monoteísta, cuando el concepto de Trinidad puede ser concebido por muchos como una síntesis entre monoteísmo y politeísmo. Pero la verdad es que el europeo común no es hoy en día ni politeísta ni monteísta, sino que es antiteísta.

MARCOS GHIO
27/01/11

sábado, 19 de febrero de 2011

LA CRISIS DE LOS ‘IDENTITARIOS’ EUROPEOS

Cada tanto en la página de Tsunami Político (http://www.tsunamipolitico.com/) aparece alguien originario de Europa (generalmente de España) que se queja porque los inmigrantes de distintos países, entre los cuales se encuentran cerca del millón de argentinos obligados a deambular por el mundo, les estarían bastardeando a los europeos la raza impoluta que poseen generándoles trastornos de carácter antropológico.

En este caso el que esta vez se ha ocupado del tema es el español Enrique Ravello, un viejo conocido nuestro de cuando era evoliano y colaboraba con nosotros en la edición y distribución de la obra de Evola en España.

Los tiempos han cambiado sensiblemente desde aquella época ya remota (unos diez años han pasado) y Ravello, quien se ha convertido en un ‘identitario europeo’, rezonga porque nosotros, a quienes nos califica despectivamente como amerindios, junto a árabes, gitanos y negros los estaríamos invadiendo produciéndoles un gravísimo mestizaje racial.

Al respecto queremos previamente destacar dos cosas. Que cuando Ravello habla de identidad racial, española como en su caso particular, soslaya el hecho fundamental de que vive en un continente que ya antes de la aluvional inmigración de los últimos 50 años fue un verdadero crisol de razas y más aun en el país en el cual se encuentra, debido a las incesantes migraciones espontáneas o forzosas habidas en la antigüedad, resulta imposible hablar propiamente de una raza española homogénea. Recordemos al respecto a mero título de ejemplo lo que ya acontecía con España en el siglo XVI. Cuando en una oportunidad a Erasmo de Rotterdam se le ofreció hospedarse en tal país, manifestó crudamente que él no quería ir a un territorio plagado de moros y judíos, entre todos los cuales sin lugar a duda podemos encontrar a varios antepasados de tantos ‘identitarios’.

Con respecto a lo europeo que Ravello reivindica y convoca a defender en su identidad cultural colectiva es una cosa más ambigua todavía. Hoy en día lo que hay de común en los europeos, tradicionalmente enfrentados entre sí especialmente por razones étnicas, es en un conjunto de valores modernos compartidos, tales como el consumismo, el hedonismo y la democracia. No resulta una casualidad al respecto que el motor de la ‘unidad europea’ haya sido el mercado y que ése fuera el nombre que asumiera tal conglomerado en el momento en que buscó su unidad. Y ahora la misma se encuentra consolidada por la existencia de una moneda común, lo cual es una cosa efímera y de corto plazo con capacidades de revertirse en cualquier momento, tal como vemos actualmente en donde los países de economía ‘ordenada’ como Alemania y Francia discuten si les conviene seguir manteniendo a los díscolos y derrochadores como Grecia o la misma España de Ravello y a su vez varios de éstos también se cuestionan si les resulta conveniente seguir adoptando una moneda que no es la propia para salir de la recesión.

Pero el problema más lamentable de la nota de Ravello que tenemos que comentar aquí es el relativo a las razones por las cuales el autor ha escrito su texto. Resulta ser que es por todos sabido que varios colegas de su mismo orientación, en un acto de verdadera coherencia, han hecho migas con Israel y los EEUU en tanto tienen con éstos un interés común que es la lucha en contra de los pueblos islámicos que según él estarían invadiendo Europa. Más allá de las explicaciones que nos da de este fenómeno, de lo cual hablaremos seguidamente, resultan infantiles los argumentos que el autor nos da para separarse de identitarios, como Brinkmann por ejemplo, que llaman a formar una nueva Otan con el Estado sionista para hacer frente a los musulmanes. Decir que Israel y EEUU atacan a países que no tienen nada que ver con la ‘invasión inmigratoria’ a la que alude en su nota, es algo al menos discutible. Tengo entendido que hay muchos palestinos o iraquíes en Europa, pero además si bien se puede aceptar que no sean mayoría, no está descartado que con el transcurso de los acontecimientos no se empiece también a atacar a Egipto, Argelia o Túnez, ¿Qué pasará entonces en tal caso con Ravello? ¿Volverá a hacer causa común con sus antiguos aliados? Comprendemos perfectamente el terrible conflicto que debe estar viviendo entre sus dos prejuicios, el antiislámico y el antijudío y qué difícil le debe resultar a alguien que también fue nazi cruzar la frontera como ya lo han hecho otros, pero en tal caso estamos convencidos de que es una cuestión de tiempo. Por otra parte el autor G. Faye, que cita al comienzo de su nota de manera elogiosa, en su principal escrito ha manifestado que, para Europa, EEUU y consecuentemente Israel han dejado de ser enemigos, como en cambio lo es el Islam, para convertirse en adversarios.

Pero más allá de los conflictos de conciencia que tiene nuestro autor y que con seguridad terminará resolviéndolos, y que reflejan la situación de lo que les sucede a muchos ‘europeos’, digamos que resultan por lo menos erradas sus apreciaciones respecto de las causas por las cuales Europa hoy se encuentra invadida por inmigrantes. Según él hay dos cuestiones concurrentes. Por un lado se encontraría el gran progreso alcanzado por la raza europea, lo cual para Ravello sería una gran señal de superioridad y por el otro una verdadera mala intención oculta de los países que los invaden cuyos gobiernos a propósito expulsarían a sus habitantes para penetrar en su continente en forma pacífica y lograr a lo mejor, en el caso del Islam, lo que no se pudo hacer hace quinientos años por las armas. Ravello soslaya el hecho fundamental de que el bienestar de su continente está en relación estrecha con el malestar de los países del Tercer Mundo los cuales fueron literalmente esquilmados por el capital europeo. Nosotros los argentinos podemos ser testigos claros de las tremendas estafas cometidas por los procesos de privatización en donde fueron efectuados contratos leoninos en su gran mayoría con empresas que eran y siguen casualmente siendo europeas las que tomaron posesión en condiciones sumamente ventajosas de nuestros sistemas de comunicación y de energía. En tales contratos no existía límite alguno en las ganancias a obtener ni tampoco se le ponía condición al destino de las mismas. Es de explicar entonces que fenómenos tales como el de los cartoneros así como el de los incesantes flujos migratorios hacia Europa por parte de nuestro país, que tradicionalmente atrajo a inmigrantes, tienen su explicación clara en tales exacciones cometidas por el capital extranjero y especialmente europeo con la complicidad por supuesto de gobiernos locales corruptos. Se dio el caso en nuestro medio de que, mientras el gobierno de Menem hablaba de relaciones carnales con los norteamericanos, haciéndonos creer que era un subordinado de los EEUU en materia económica, en la práctica fueron empresas europeas, incluso estatales, las que se quedaron con nuestras riquezas. Es decir que se ha hecho un silencio expreso respecto de otro imperialismo más letal y corrosivo para nuestros intereses que el norteamericano.

A Ravello lo indigna también –y no sería aquí nuestro caso- que los musulmanes llenen su continente de oraciones y mezquitas, pues eso significaría con el tiempo modificarles la idiosincrasia. Pero la realidad es que Europa hoy en día tiene una sola religión, la del consumismo y el confort y las iglesias en su gran mayoría se encuentran vacías por lo cual no sería una cosa mala el ingreso de una comunidad que practique el culto por lo trascendente, lo cual por contagio podría también volver a despertar el catolicismo en su propio continente. En realidad a Ravello lo preocupa que la inmigración termine islamizando a Europa cuando el problema tendría que ser exactamente el inverso. No sea cosa, y lamentablemente es lo que sucede con más asiduidad, que sean los europeos los que terminen contaminando con su consumismo a los inmigrantes de origen musulmán.

Pero muchas de estas cosas y otras ya las hemos dicho en otras notas cuando hemos refutado a los maestros del Sr. Ravello (1), así como a sus pretendidos rivales, y no queremos ser redundantes por lo que remitimos a las mismas. Aclaremos además que nunca pudieron ser refutadas (2).

(1) Curiosamente Ravello, que adscribe a la línea del francés Vial fundador del grupo ‘identitario’ Tierra y Pueblo, utiliza el mismo término despectivo respecto de nuestro continente y compatriotas inmigrantes de amerindios que también usara su pretendido rival el eurasiático nacional comunista Tiberio Graziani. Es que indudablemente los europeos siguen teniendo un complejo de superioridad respecto de nosotros. Se olvidan de cuando vinieron acá a este continente expulsados del propio.

(2) Véase http://www.juliusevola.com.ar/Fortin.htm

Marcos Ghio

18/02/11

miércoles, 16 de febrero de 2011

EL FORTÍN

Nº57 (Enero-Febrero 2011)

EDITORIAL
LA DEMOCRACIA QUE ISRAEL QUIERE
por Marcos Ghio

LA BIROME DE VARELA

ARTÍCULO ACLARATORIO PARA CONSUMO DE LOS CENSORES DE LA ENTIDAD ISRAELITA (DAIA) QUE CON TANTO EMPEÑO CUSTODIA NUESTRA PRENSA

A propósito de un reciente artículo de Aguinis
LA HIPOCRESÍA SIONISTA

DEMOCRACIA EUROPEA
LA PACIENCIA DE NAPOLITANO

TÚNEZ Y EGIPTO: ¿TRIUNFO DE LA DEMOCRACIA O DEL FUNDAMENTALISMO?

EGIPTO: ¿1979 O 1989?

REPORTES DE LA AGENCIA KALI-YUGA
por Walter Preziosi

SE PROFUNDIZA LA GUERRA DE CIVILIZACIONES EN EL MAGREB
CARTAGO EN LLAMAS

SE APROXIMA LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA EN EGIPTO

DOCTRINARIA:

EL TRADICIONALISMO Y JULIUS EVOLA

martes, 8 de febrero de 2011

EGIPTO: ¿1979 O 1989?


El dilema es terrible para los demócratas ¿a qué se parece más la revolución de Egipto? ¿A los acontecimientos de 1979 que dieron cuenta del régimen autoritario del Sha de Irán, pero para instaurar más tarde un sistema teocrático o a las rebeliones en los ex países comunistas de 1989 que en cambio abrieron las puertas a regímenes democráticos y fervientemente pro-norteamericanos y sionistas como los actuales?
Para los demócratas resulta muy comprensible la preocupación pues el peligro es sumamente grave ya que difícilmente occidente pueda soportar, especialmente en un período de crisis como el actual, una nueva debacle como aquella que, por impericia del presidente Carter, permitió que una de las mayores reservas del petróleo cayera en manos de un régimen antimoderno. Hoy el país que controla el Canal de Súez, es decir por donde pasa el tránsito de tal vital producto hacia el Mediterráneo, se encuentra en la picota y las vías hacia el fundamentalismo no están en modo alguna clausuradas. Ante tal peligro no descartable la inestabilidad egipcia ha hecho volar hasta las nubes el precio de los combustibles.
Para matizar esta grave situación de alarma varios periodistas intentan calmar las aguas y replicar el hondo dramatismo manifestado por el premier Netanyahu de Israel en el sentido de que si después de Mubarak cae el último hombre de confianza, el torturador Suleimán, Egipto puede llegar a tener un nuevo Khomeini o peor aun un Bin Laden. No olvidemos al respecto que el nº 2 de Al Qaeda, Aymar Al Zawahiri, además de egipcio, integró el comité Central de la Hermandad Musulmana, que representa a la segunda fuerza en importancia electoral después del ya desprestigiado partido de Mubarak. Y no olvidemos tampoco que la Hermandad Musulmana, si bien posee una pluralidad de tendencias, fue la primera fuerza fundamentalista del mundo islámico que formuló abiertamente la asunción de la Sharia (ley islámica) como organización de la sociedad. A su vez el gran maestro del Ayatollah Khomeini fue Sayid Qtub, principal doctrinario de tal sector ajusticiado por el laico Gral. Nasser, antecesor en el cargo de Mubarak y principal responsable de la catastrófica guerra de los seis días en contra de Israel.
Hoy varios periodistas actúan en su función consuetudinaria de consoladores. Entre éstos debe destacarse especialmente al corresponsal de Clarín Mario Cantelmi quien representa la visión más optimista de los hechos. Según él la rebelión no habría sido islamista, sino profundamente laica y democrática. Es más, nos dice que la Hermandad Musulmana no la apoyó en sus comienzos, pero luego se reacomodó ante los hechos quedando siempre en la retaguardia. Para el mismo el hecho de que los manifestantes rezaran el Ramadán masivamente no representa un peligro pues en tal caso la religión actuaría simplemente en el papel supersticioso de una mera práctica convencional encargada de mantener unidas a las personas y para nada antidemocrática, así como podría ser el uso de una determinada vestimenta. El yanqui Timothy Garton Ash en la edición de El País de Madrid del día de la fecha es más cauto en sus apreciaciones. Recuerda que tampoco en las protestas que comenzaron a gestarse en contra del Sha en Irán el grupo de Khomeini cumplió un papel de vanguardia, en modo tal que los militares no hicieron nada para que éste no volviera el país desde su largo exilio y hasta el mismo Carter se desentendió de su llegada. Más tarde esos militares fueron ajusticiados e Irán se hizo fundamentalista a pesar de que las protestas habían comenzado simplemente por un reclamo de mayor democracia. El análisis es aplicable también, aunque en otro contexto, a la Argentina con las protestas en contra de De la Rúa en el 2001, cuando se reclamaba para que se retirara de escena la totalidad de la clase política en realidad fueron otros los que capitalizaron tal movimiento, otros que no reclamaban en manera alguna tal cosa, sino por el contrario la conquista del Estado por parte de la misma casta política pero renovada en sus nombres y fisonomía. La enseñanza de la historia es pues que nunca los movimientos espontáneos llegan al poder, y si lo hacen es por muy poco tiempo ya que en todo caso son los instrumentos para que otros más organizados sean capaces de utilizar sus energías en provecho propio.
Ash tiene esperanzas de que a pesar de todo la situación pueda desembocar en una nueva primavera de Praga como en el 89, es decir que la revuelta no salga de su contexto laico y democrático. Pero considera erróneamente que en los movimientos de protesta anticomunistas no existió un factor religioso. De hecho lo hubo, como el caso más notorio del movimiento de Solidaridad en Polonia motorizado por el mismo papa Wojtyla. Pero la diferencia con la situación de Europa del Este no es tanto que no haya existido un factor religioso en la protesta, sino que el mismo, en el caso del catolicismo, estuvo estrechamente ligado a valores modernos, en especial a partir del gran vuelco dado por tal religión tras el Concilio Vaticano II. El Islam tiene una ventaja que no posee su competidor occidental. Si bien también en éste están presentes sectores democráticos y nacionalistas laicos, su rechazo por la modernidad se encuentra a flor de piel especialmente por el hecho de que el fenómeno de la modernidad habiendo surgido en un contexto cristiano resulta mucho más fácil para el fundamentalismo asociar la lucha por la propia identidad cultural con el conflicto entre civilizaciones, cosa que en cambio no acontece en los ámbitos del occidente. Es por ello que, si bien la situación de Egipto sigue siendo con un final abierto, las posibilidades de que este movimiento reciba un vuelco fundamentalista están más abiertas que nunca a pesar de los mensajes tranquilizadores brindados por la prensa del ‘mundo libre’.

MARCOS GHIO
8/02/11