martes, 26 de mayo de 2015

JORNADA EVOLIANA 11 DE JUNIO DE 2015

JORNADA EVOLIANA 11 DE JUNIO DE 2015

En ocasión de cumplirse el próximo 11 de Junio un nuevo aniversario de la muerte de Julius Evola  se efectuará una jornada evocativa en la ciudad de Buenos Aires a las 19 horas en Uruguay  766,  P.B.  4
TEMAS A TRATAR:
Los Nuevos Anti-Modernos. La recepción de Julius Evola en Argentina, (estudio de investigación doctoral en el Conicet), a cargo del Lic. Matías Grinschpun.
Evola y el joven Heidegger ante el fascismo, a cargo del Lic. Marcos Ghio.
(En ocasión de haberse efectuado una serie de críticas al pensamiento evoliano tomando como punto de partida posturas asumidas por el joven Heidegger durante el período del nacional socialismo alemán, se efectuarán las réplicas pertinentes. Se pondrá en evidencia que, tal como mostrara el autor chileno Víctor Farías, del cual sin embargo no compartimos sus tesis esenciales, el Heidegger adherente a tal corriente ideológica simpatizaba con el sector de izquierda de las SA eliminadas durante la purga de 1934, fecha en la que el filósofo alemán dejará todo cargo académico en la universidad. Asimismo se resaltará también que el Heidegger que aquí se reivindica es el ateo y relativista que contrasta con el último Heidegger de postguerra. Se hará notar también que tal autor es hoy tomado también como referente esencial de la autocalificada como cuarta teoría política del Sr. Alejandro Dugin).

Entrada libre y gratuita.

GHIO: A PROPÓSITO DEL PLEBISCITO GAY EN IRLANDA

A PROPÓSITO DEL PLEBISCITO GAY EN IRLANDA


                                                    Ampliando el concepto de persona

El reciente plebiscito en Irlanda, en donde una mayoría numérica impuso al sentido común y al orden natural el matrimonio entre los homosexuales, admite una serie de reflexiones. La primera de ellas es recordar tal circunstancia en nuestro país en donde también aconteciera lo mismo aunque no por elección popular, sino por una maniobra parlamentaria instrumentada por el nefasto ex presidente Kirchner, en ese momento diputado mientras era su esposa la que ejercía la función ejecutiva. En aquel entonces, y con la finalidad de detener tal proyecto de ley, la Iglesia católica, que estaba dirigida por el cardenal Bergoglio, actual papa Francisco, y que fungía como la fuerza principal contraria a tal institución aberrante, propuso aquí también el plebiscito o consulta teniendo en cuenta que con seguridad el rechazo hacia tal medida habría sido masivo puesto que en ese entonces aun la opinión pública no había sido suficientemente estupidizada por lo medios masificadores en su abierta y ostensible promoción de la homosexualidad y otras desviaciones sexuales, para comprobar lo cual es suficiente tan sólo ver por unos pocos instantes el principal medio de corrupción en que hoy se ha convertido la televisión. Sin embargo la Comunidad Gay, que impulsaba tal medida a través de los diferentes parlamentarios serviles a tal lobbie (entre ellos el antes aludido), a sabiendas por encuestas de tal situación, se opuso radicalmente a tal proyecto acudiendo a argumentos indudablemente fachistas, tales como que el pueblo no podía estar al tanto de cuestiones tan complejas como las relativas a la ciencia sexual, del mismo modo que no podía saber sobre el modo de tratar el cáncer y que para ‘representarlo’ y obviar sus naturales falencias se encontraban nuestros ‘representantes del pueblo’ que sabían cumplir muy dignamente con su papel. Ahora que indudablemente el pueblo irlandés, tal como se ha visto, ha sido ‘educado’ convenientemente, con un inmenso porcentaje de adolescentes en condiciones legales de votar, el plebiscito gay ha sido arrollador y multitudinario en modo tal que se ha hecho allí inútil tener que acudir por hipocresía a fastidiosos argumentos fachistas y reaccionarios para imponer tal ley progresista.
Respecto de los argumentos en contra del matrimonio homosexual hemos hablado ya en otras oportunidades y remitimos al respecto a nuestras notas anteriores con la finalidad de no ser redundantes y no tener que estar debatiendo cuestiones tan elementales que solamente en una época que se encuentra en las fases más adentradas de la decadencia  pueden ser puestas en discusión. (1) Lo que nos interesa es ahora señalar la postura de la Iglesia católica irlandesa, la que, del mismo modo que en la Argentina, se trata de la representante de la religión mayoritaria, una vez conocido el resultado del democrático plebiscito. Del mismo modo de lo acontecido aquí, no se dijo que se trataría de luchar por revertir tal situación, de educar convenientemente respecto del carácter sacramental del matrimonio, el que solamente puede ser tal entre un hombre y una mujer, sino que tratará de adaptarse a la nueva realidad de hecho. Es decir dejar de ser Iglesia, dejar de conducir al hombre pontificalmente hacia el Cielo, renunciar a rectificarlo del pecado original y por lo tanto pasar a formar parte democráticamente del mismo proceso de descenso, acompañando así a este mundo hacia los más sórdidos abismos infernales por ella misma denunciados.
Días pasados alguien nos preguntaba en dónde se encontraba la gran diferencia entre el Islam y el Cristianismo: en esto justamente en que el Islam, a través de su vertiente fundamentalista, ha manifestado en las palabras recientes de su califa que su religión es de lucha y no de paz y conciliación con el mundo moderno. En cambio lamentablemente nuestra Iglesia católica, aun en sus sectores preconciliares está dispuesta a conciliar con el mundo moderno. (2)





(1)   Aunque alertamos que ésta no sería la última hipérbole que habría que estar ‘debatiendo’ ya que nos hemos enterado de que, a raíz de una queja emitida por una asociación de defensores de animales sensibilizados por la tristeza de un orangután injustamente encerrado en el zoológico de Buenos Aires, un juez de la nación acaba de decretar su ‘libertad’ alegando que también el animal se trata…. (van a leer bien) de una ‘persona’. No sería de extrañar entonces que, luego de haberse aceptado tal calificación relativa al mundo animal, el que no sería cualitativamente diferente del humano, sino una expresión más de un mismo proceso evolutivo, del mismo modo que tampoco lo serían los homosexuales y los heterosexuales en materia de sexualidad, en un mañana podríamos estar debatiendo si se puede admitir o no un matrimonio entre un hombre y un animal, o una animala, puesto que no queremos incurrir en fascismos de género.
(2)   Es de destacar cómo los sectores integristas especialmente en Europa, en vez de ponerse a la cabeza en contra de la decadencia que se profundiza en su continente, llaman en cambio a una cruzada en contra del Islam y a evitar que los invada con sus valores. Habría que preguntarse al respecto si aun para los mismos católicos en el fondo no estaría bien que ingresara una religión que plantea la guerra contra el mundo moderno y no en cambio adaptarse al mismo tal como sugiere la iglesia de Irlanda. En pocas palabras si para un integrista católico en el fondo Bagdadi no resultaría preferible a la figura de Francisco.


Marcos Ghio

lunes, 18 de mayo de 2015

RAMÍREZ: LA PERVERSIÓN DE LA DEMOCRACIA

LA  PERVERSIÓN  DE  LA 
DEMOCRACIA

    

    Cuando hablamos de perversión de la democracia nos estamos refiriendo a que ella constituye una serie de sugestiones y conductas contrarias a un proceder sano, natural, armónico y equilibrado del hombre y de la sociedad, y al mismo tiempo, un conjunto de incoherencias que no resisten al menor análisis crítico.
     El falso dogma de la igualdad que considera en un mismo plano el voto de un sabio que el de un delincuente, el de un profesor que el de un alumno, el de un héroe que el de un mediocre, tendría ya, de por sí, que despertar alarma. Sin embargo la democracia se ha introducido en todos los intersticios de la sociedad moderna, merced a una constante tarea de las fuerzas subversivas, y llegando a una total inversión de polaridad, hoy se considera normal lo que es totalmente anormal. Todo este sistema de ideas se ha introducido en las masas modernas como una segunda naturaleza, gran parte de la humanidad ya cree que la democracia es la única forma de gobierno, y aún más, un estilo de vida y una concepción del mundo.
 Una de las grandes incoherencias de la democracia reside en el hecho que sus predicadores fundan sus ideas en el constitucionalismo, la división de poderes, la periodicidad de los mandatos y una verdadera república respetuosa de supuestos derechos humanos, y con estos presupuestos pasan por alto el hecho que hoy día hay poderes nacionales e internacionales que se comportan en forma nada democrática y a los cuales les convienen las prédicas de los apóstoles democráticos. La democracia sostiene así al totalitarismo moderno. Los que mandan o pretenden mandar en el mundo y constituir así un gobierno mundial, como por ejemplo el Council for Foreign Relations, la Trilateral Comission, los círculos Bildenberg o las reuniones en Davos y otros, toman decisiones que afectan a todo el mundo entre muy pocos, a los que nadie votó y ocupan cargos de por vida. Aquí no rige ninguna constitución y los derechos humanos son para la gilada crédula. Son organizaciones que proponen el viejo refrán de “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”. Democracia para todo el mundo pero nosotros nos comportamos como verdaderos autócratas. Con esto consiguen debilitar a los estados, crear gobiernos débiles con mandatos limitados, con la división de los poderes enfrentar unos con otros, multiplicar los conflictos mediante la proliferación de partidos políticos y así allanar el camino para la penetración de todo tipo de corrientes ideológicas que los medios de comunicación monopolizados las usen luego para el lavado de cerebros de las manadas bovinas que ya no saben lo que es pensar. La democracia está pues al servicio de la plutocracia mundial y del totalitarismo que amenaza a toda la humanidad, y sirve de piel de cordero para el lobo.
     Los que pretenden criticar a la democracia son marginados cuando no perseguidos, silenciados por no ser políticamente “correctos” como se dice ahora, por contrarios a la nueva religión laica.
     Pero no queremos que las cosas se confundan. Lejos estamos de propiciar golpes de estado que tanto daño han causado en nuestra América, y en última instancia solo han servido para regresar a la democracia.
     Nuestra tarea ha de ser la de agrupar a los pocos hombres libres que aún intuyan, piensen,  sientan que otra humanidad es posible, pero no cualquier otra humanidad sino la única posible, la que se fundamente en la Tradición. Esos pocos hombres libres, organizados en una Orden Tradicional, llegados momentos de caos, de desorden y de inimaginables desastres y catástrofes serán convocados al mando, serán los demás los que tengan necesidad de ellos, al contrario de lo que hacen los políticos modernos que necesitan engañar y corromper a las masas para acceder al gobierno.

San Carlos de Bariloche, 4 de mayo del 2015

JULIÁN  RAMÍREZ





RAMÍREZ: REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO ISLÁMICO

REFLEXIONES  SOBRE  EL  ESTADO  ISLÁMICO

    

       Aunque algunas veces nos hemos referido al tema del Estado Islámico, dada la importancia y el relieve que la cuestión reviste, no está demás volver a incursionar sobre este acontecimiento histórico.
     No estamos acostumbrados en Occidente a ver el surgimiento de un estado fundado sobre bases religiosas. Desde los tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico y algunas facetas de imperios tales como el Hispánico y el Austrohúngaro, Occidente contempló el crecimiento y desarrollo del estado moderno fundado sobre bases laicas y profanas, con la escisión entre el poder político y la autoridad religiosa. El estado se fue transformando en el dispensador del bien común- sin que este concepto fuera nunca claramente definido-  en el guardián de las libertades públicas, en el dispensador del bienestar y, en los regímenes marxistas, en el realizador del socialismo.
     Un estado totalmente escindido de toda relación con  lo espiritual y el supramundo. Un estado que en nuestros días ha llegado a ocuparse nada más que de lo más inferior, o sea, de la economía y las finanzas. Este estado es el que predomina  en casi todo el mundo y de manera absoluta en Occidente.
     Frente a esto y para sorpresa e incomprensión de intelectuales, politólogos, periodistas, políticos y público en general ha surgido y se ha manifestado el Estado Islámico, como nacido milagrosamente de la nada. Pero el Estado Islámico no es nada nuevo. Se trata de la reaparición del Estado Tradicional fundado sobre bases metafísicas y religiosas, estado siempre presente en todas las doctrinas tradicionales de todas las civilizaciones. La Tradición está siempre presente aunque los ojos no la perciban, cuando parezca perdida puede irrumpir como en este caso. Es como esos animalitos que cavan túneles bajo tierra, que nadie los ve, y de repente asoman en cualquier otro lugar. ¡Milagro! dirán unos pocos, ¡horror! proferirán muchos otros. Ni una cosa ni la otra. Solo la ignorancia y la esclavitud en que se haya sumida la mente del hombre moderno podrán explicar esta incomprensión.
     El Estado Islámico no se trata de un estado cualquiera, es de una naturaleza totalmente contraria a la del estado moderno y no se lo puede medir con los mismos criterios que la modernidad aplica a todos los demás. El Estado Islámico es lo normal, siendo lo anormal el estado moderno; la existencia de una civilización sin bases metafísicas y religiosas, como lo es la moderna, es una total anomalía, que tarde o temprano sumirá en el caos a toda la humanidad.
     Una de las más impresionantes pruebas de la existencia de esa fuente irradiadora de espiritualidad y de trascendencia lo constituye el hecho de que el Estado Islámico se ha convertido en foco de atracción para miles de combatientes de muchas partes del mundo, para hombres y mujeres que encuentran en el Estado Islámico algo por lo que vale la pena vivir y morir con dignidad.
     Otra cosa extraordinaria es que esos guerreros están construyendo un estado mientras libran la guerra, un estado que debe atender a la población civil, prestar los servicios más elementales, dispensar justicia, seguridad, educación y salud pública; y al mismo tiempo enfrentar a todo el mundo moderno con sus grandes potencias al frente: EE.UU., Rusia, China, Unión Europea, Israel, OTAN, Naciones Unidas y no poca parte del mismo Islam.
     Únicamente una gran fuerza espiritual y una intervención de lo alto puede explicar esta hazaña. La lucha será prolongada y difícil, pero los que no empuñamos las armas, ayudaremos.

San Carlos de Bariloche, 11 de mayo del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ




GHIO: CABALGAR EL TIGRE EN RAMADI

CABALGAR EL TIGRE EN RAMADI 



Es indudable a todas luces que la reciente caída de Ramadi a manos de una fuerza del Estado Islámico representa el hecho más importante hasta ahora de lo que ha acontecido en este año. La conquista de la capital de la provincia iraquí de Anbar no es equiparable a las de Raqqa o Deir Ezzor, en Siria, o de la misma Mosul, la segunda ciudad en importancia en Irak. En este caso no ha existido el factor sorpresa como en los anteriores, sino todo lo contrario. Las fuerzas de la modernidad, representadas principalmente por Norteamérica y Rusia, habían concertado un plan de reconquista que había dado como primer resultado la recuperación parcial de la ciudad de Tikrit. En dicho frente moderno estuvieron en una misma fila y trinchera las armas norteamericanas en manos del ejército iraquí junto a sus ‘asesores militares’, las rusas empleadas por los contingentes iraníes a través de sus milicias y los incesantes bombardeos efectuados por la aviación de los Estados Unidos. Sin embargo la retirada parcial de Tikrit no produjo, tal como supusieron algunos, la debacle del fundamentalismo, sino por el contrario su reagrupamiento que, como un verdadero boomerang, condujo a la conquista de la estratégica refinería de Baiji junto a la misma ciudad y del último bastión que el régimen tenía aun en la Ramadi con la presencia en el campo de 400 soldados norteamericanos en conjunción con las milicias de ‘voluntarios’ iraníes chiítas. La victoria fue allí total y a las pocas horas del combate la bandera del Estado Islámico apareció flameando en la misma casa de la gobernación y en el cuartel militar. Y agreguemos también, por si esto fuera poco, que tal victoria se obtuvo en el mismo momento en el que el Sr. Kerry, titular del Departamento de Estado de los EEUU, se encontraba reunido con el mismo Putin en la localidad veraniega de Sochi en territorio ruso. Allí no se debatía respecto de la situación iraquí en tanto se consideraba falsamente que la misma se había resuelto tras el acuerdo yanqui-ruso con la participación de Irán, sino que se estaba tratando de hacer lo mismo en Siria en donde su régimen tiránico crepitaba agónicamente ante los avances sea del Estado Islámico en Aleppo como de Al Qaeda en la región de Iblid. Assad ya agonizaba y se quedaba sin territorio donde gobernar, recluido solamente en algunos barrios de Damasco y en escasas localidades de Tartous en donde se encuentra situada la base rusa en el Mediterráneo. Se debía concertar pues una acción mancomunada para hacer frente al grave peligro que se cernía y que causaba conmoción en el mundo islámico que representa al menos un cuarto de la humanidad. Y al respecto ha resultado a todas luces evidente que se ha postergado en función de ello la resolución del conflicto de Ucrania. La toma de Ramadi fue pues un balde de agua fría para el sistema moderno.
A esta altura del partido cabe señalar que se ha producido un claro mentís respecto de lo que han venido diciendo los pretendidos defensores a ultranza de la modernidad y por lo tanto críticos del pensamiento tradicional y evoliano, existentes en los más variados ámbitos.
Los mismos han querido resaltarnos con hechos a su entender irrebatibles que el mundo tradicional resultaba una ficción ya ‘superada’ pues había sido aplastado irreversiblemente por el mundo moderno y que ello se habría expresado a través de dos circunstancias concurrentes. La primera, se encontraría en el hecho de que ya habrían dejado de existir en el mundo sociedades tradicionales y la segunda en que toda vez que un orden de tal tipo confrontó con el moderno resultó estrepitosamente derrotado. Se recuerda siempre por lo contundente el ejemplo de la India brahamánica aplastada por unas pocas divisiones inglesas, entre otros.
Con respecto a lo primero he aquí el primer mentís. El fundamentalismo islámico y en forma más ostensible el Estado Islámico que ya controla un importante territorio es un orden tradicional en tanto que sostiene un Estado fundado no en la soberanía del pueblo, tal como lo hace la democracia moderna en sus distintas manifestaciones sea liberales como marxistas, sino en Dios, en lo que es más que mera vida.
En relación a lo segundo, es cierto que, tal como lo hizo notar Evola en su momento, por más que a nivel de las esencias la fuerza espiritual es superior a la material, en la medida que el hombre moderno se ha hecho totalmente insensible ante tal dimensión, cualquier procedimiento metafísico o mágico en su contra nunca tendría efecto alguno, pues han desaparecido en el mismo dimensiones sutiles sobre las que se pudiera operar. Frente a tal realidad el mundo tradicional ha revisado su estrategia de acción y ha aplicado lo que Evola expresara genialmente en Cabalgar el tigre, es decir que, frente a la circunstancia actual, de lo que se trata es de aplicar en un ámbito superior y político la técnica tradicional del yudo en la vida privada, por la cual, utilizando la misma fuerza del enemigo, a través de toda sus avances tecnológicos, revertir su dirección en su contra, para destruirlo, demostrando en tal conducta la superioridad del mundo espiritual y metafísico por sobre el físico y material al cual adscribe el hombre moderno. Esto es lo que ha mostrado cabalmente el fundamentalismo islámico desde los mismos atentados de las Torres Gemelas que fueron el verdadero antecedente del procedimiento de Cabalgar el tigre, aplicado luego por los talibanes y en el día de ayer por el mismo Estado Islámico.
Desde ya que la modernidad a través de sus distintos ‘analistas’ y ‘especialistas’, todos ellos rentados aunque alguno lo haga también por vocación, nos dirá que nada de eso es cierto, que la modernidad marcha por el buen camino y que los fundamentalismos son en última instancia instrumentos por ellos aplicados para consolidarse y avanzar en sus incesantes conquistas, del mismo modo que EEUU se habría hecho explotar las Torres a propósito para dominar al planeta. Es decir que la misma abstracción respecto de la ‘realidad’ que ellos nos achacan a los tradicionales en el sentido de no atenernos a los ‘hechos’, como en el caso de no aceptar el carácter irreversible del mundo moderno en razón de sus ‘éxitos’, no existiría en cambio cuando se trata de juzgar el accionar de una fuerza tradicional pues en tal caso se acude a otra entidad ‘metafísica’ alternativa como son los famosos montajes, es decir aquellos relatos apaciguadores que nos explican que todo lo que en cambio se nos aparece como real y contrario a los dogmas enunciados y aceptados con fervor no sería otra cosa que una mera apariencia y el producto de un gran plan de una inteligencia que no se manifiesta de manera directa, salvo a ciertos iniciados como son los ‘analistas’ antes aludidos, del mismo modo que lo que podría suceder con un Dios trascendente.


Marcos Ghio


18/05/15

viernes, 1 de mayo de 2015

RAMÍREZ: INFLUENCIA DE LAS PALABRAS SUTILES

INFLUENCIA  DE  LAS  PALABRAS  SUTILES

    

     En el capítulo XIV de la obra de Julius Evola “El arco y la clava” (Ed. Heracles, 1999, Bs. As.), el gran maestro tradicionalista nos habla de la penetración  que en la mente del hombre moderno tienen algunas palabras, todo ello facilitado por la publicidad y la propaganda con  que día a día se apabulla a hombres y mujeres que han  perdido toda consistencia interior y espiritual.
     Pongamos por ejemplo a la palabra “democracia”, que quién no percibe su verdadero contenido, pero sospecha que hay algo que no le gusta habla de “democracia verdadera” o “democracia sana” o “democracia nacional y popular” para contraponerla a los aspectos que consideran negativos. Estas personas están aceptando, aunque no quieran a la democracia en su esencia, ya que aunque sea “buena” o “ mala” se rige por la cantidad y niega toda jerarquía a lo superior. La democracia sea como sea es intrínsicamente perversa.
    Otra palabra que con su sutileza deforma la realidad es “conflicto” cuando se quiere referir a una guerra, muy usada en mi país, la Argentina, cuando muchos hablan de la guerra de Malvinas. Es francamente ridículo calificar de mero conflicto a un enfrentamiento militar entre dos países con fuerzas armadas, combates, bombardeos, acciones navales, muertos y heridos. Aquí la intención es clara: pasar por alto su importancia y relativizarla, sin considerar el impacto que ello ha tenido y tiene en la vida política argentina.
     Otra palabra que deforma la realidad es “paz”, cuando en realidad lo que se predica es el pacifismo, es decir una actitud de cobardía, de rendición y de ponerse de rodillas, propia de llorones. La verdadera paz se consigue preparándose para la guerra, como decían los antiguos romanos.
     Otras palabras comunes hoy en día son “búsqueda del consenso”, “conciliar” y “acordar”. Esto en el fondo significa abdicar de las propias concepciones y transar con cualquiera, cuando en realidad los que tenemos principios no podemos renunciar a ellos y menos aún en los tiempos modernos.
     También se acostumbra a llamar “grupos terroristas” a los movimientos tradicionalistas del fundamentalismo islámico, cuando la verdad es lo contrario, los terroristas son las potencias modernas que a través de sus brutales intervenciones, imponen el miedo y el terror a los pueblos que se rebelan. Agreguemos que ser “fundamentalista” es un mérito, es creer que hay cosas fundamentales por las cuales vale la pena vivir y morir. Se considera por lo contrario que lo “civilizado” es ser tolerante y convivir con cualquier expresión de la decadencia y del caos moderno.
     Al que sostiene dogmas religiosos se lo tilda de “oscurantista” y “medieval”, cuando la verdad es que los dogmas de las religiones nos salvan de las arbitrariedades del racionalismo y de los libres pensadores.
     Están también los que se llenan la boca pontificando acerca de las excelencias de la constitución, las instituciones y la división de poderes, sosteniendo de esa manera el cadáver del estado de derecho liberal burgués, y de esta manera bloqueando cualquier iniciativa positiva y de verdadero cambio.
    Podemos seguir dando ejemplos y cada uno de los lectores lo podrá hacer por sí mismo, pero lo importante es conocer la intención sutil que encierran estas y muchas palabras. Todo ello está encaminado a defender al mundo moderno y a actuar en forma subliminar sobre las mentes que carecen de una formación interior y son inconsistentes frente a las sugestiones diarias. Es el “hombre fugaz” del que nos hablaba Julius Evola, el hombre sin principios, sin metas espirituales, maleable, que vive como hoja al viento. Solo una sólida formación interior con sentido tradicional nos permitirá hacer frente a este caos.

San Carlos de Bariloche, 23 de marzo del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ


RAMÍREZ: LA REVOLUCIÓN TRADICIONAL EN LA CULTURA

LA  REVOLUCIÓN  TRADICIONAL  EN  LA  CULTURA

    

   En la actual guerra de civilizaciones los que no pertenecemos al islamismo tenemos una tarea muy importante para hacer. Ya que no estamos combatiendo con las armas en la mano la mejor forma de colaborar con los combatientes es promover en nuestra cultura una revolución cultural que vaya minando y deteriorando el dominio que la modernidad ejerce sobre las mentes de nuestros semejantes, partiendo cada uno de las circunstancias de tiempo y espacio en que vivimos.
     Nosotros, tradicionalistas evolianos, desarrollamos nuestra actividad en el conjunto de países que constituyen la ibero-luso-indo-américa. Un conjunto de naciones con mucho en común: religión, idiomas, historia, cosa nada común en el mundo, a excepción del ecúmene islámico, pero que el proceso del mundo moderno ha conducido a una división de resultas de la cual lo que era un imperio ha devenido en una cantidad de paisitos objetos de dominio por parte de los poderes mundiales de orden materialista y economicista. Inconscientemente hay en nuestros pueblos una inclinación hacia la unidad pero esa tendencia está conducida hacia organizaciones de orden también material y economicista tales como UNASUR, CELAC, MERCOSUR, ALBA y otras, similares a lo que ocurre con la UNIÓN EUROPEA. Todo esto no es ninguna solución sino por el contrario consolidar al mundo moderno e inclinarnos hacia una dimensión totalmente divorciada y contraria a lo que es una concepción del mundo y de la vida con contenido espiritual, trascendente y sagrado. Muchos que quisieran enfrentar al mundo moderno no advierten que usan argumentos que precisamente son provistos por la subversión moderna, y nos referimos expresamente a la idea del estado-nación.
     Todas las historias oficiales de nuestros países parten del dogma intocable de nuestra “independencia”, con sus libertadores y próceres. Las versiones liberal, marxista y nacionalista de nuestras historias parten de ese dogma que a través de la escuela, la universidad, el mundo académico y los medios de comunicación dominan las mentes de nuestros pueblos. El mismo revisionismo histórico se detiene ante el dogma sagrado y él mismo se ha construido una cárcel sin barrotes de la cual no se atreve a salir. Es necesario abandonar esa prisión y reconocer, aunque a muchos les duela, que la “emancipación” y la “independencia” de nuestros pueblos fueron producto de la acción de la masonería, de Gran Bretaña y de las ideas modernas que la Revolución Francesa difundió por el mundo. Hay que ser iconoclastas con los falsos libertadores y próceres que nos miran desde los monumentos, y cuyos nombres saturan nuestras calles, plazas y bibliotecas. Y hecho eso, ¿qué queda?  Aparece la idea del IMPERIO que en nuestra América es multisecular. Cuando aún no se había desarrollado plenamente la modernidad existieron los imperios maya, azteca, incaico e hispánico, pero no los citamos para imitarlos sino porque en ellos residían ideas de la TRADICIÓN, y cayeron por no haber sido consecuentes con ellas.
     El gran éxito de la subversión moderna consistió en aprovechar que los representantes del imperio hispánico habían renunciado a sus obligaciones de defensa de lo Superior, lo tradicional y lo sagrado y junto con ellos derribaron también los principios que habían sido dejados de lado por los corrompidos e indignos. Así se introdujo la división, el caos y las guerras civiles, el constitucionalismo y el estado liberal burgués y de esta manera nos encontramos hoy día en torneos de retórica como la reciente Cumbre de las Américas que no resuelven nada.
     Los mejores de los nuestros tienen que apuntar en esa dirección. Partiendo del análisis de las falsedades de nuestras historias oficiales y a la luz de la metafísica de la historia, como nos la recordó Julius Evola en la segunda parte de su obra magna “Rebelión contra el mundo moderno”, rescatar la idea de Imperio y así aportar culturalmente para la unidad de nuestros países y preparar la Revolución Tradicional.

San Carlos de Bariloche, 13 de abril del 2015

JULIÁN  RAMÍREZ






   

RAMÍREZ: LOS LÍMITES DEL NACIONALISMO

LOS LÍMITES DEL NACIONALISMO

   

      Frente a las dos grandes ideologías de la subversión moderna, el liberalismo y el marxismo, se ha intentado y se lo sigue haciendo, dar una respuesta través del nacionalismo. Tanto el liberalismo como el marxismo han difundido  concepciones del mundo y de la vida de carácter universal pretendiendo darle validez en todo tiempo y lugar, y haciendo abstracción de las peculiaridades típicas de cada pueblo, de su religión, cultura, usos y costumbres.
     A riesgo de simplificar en extremo, digamos que para el liberal su verdadera patria está donde está la libertad; para el marxista la suya se identifica con el lugar dónde reina la igualdad, y para todos ellos donde hay democracia, la gran subversión moderna que los aúna a todos.
     Frente a estas dos grandes ideologías modernas, los nacionalismos han intentado una respuesta pero que por su misma naturaleza está limitada a determinado espacio y a determinado pueblo, no se plantea ir más allá de las fronteras y teniendo siempre presente la idea moderna del estado-nación. La idea del estado-nación si bien tuvo un lento desarrollo, eclosionó manifiestamente a partir de la revolución francesa, y esta idea yace en el fondo de toda concepción nacionalista, o sea que los nacionalismos no pueden vertebrar una concepción universal a diferencia del  liberalismo y el marxismo que sí lo hacen. Los nacionalismos viven encerrados en esa idea. Escuchaba a un nacionalista decir que la idea más valedera que había aportado la modernidad era la del estado-nación, y otro que decía intentando rebatir la idea de un movimiento tradicional universal, “que si  no podemos arreglar los problemas entre nosotros cómo vamos a ir a buscar ayuda en los de afuera”.  Ambos ejemplos, y podemos citar muchos más, ponen de manifiesto los límites que a sí mismos se imponen los nacionalistas. En el primer caso tomando como base de su política al concepto moderno de “nación”, es decir, que parten de una idea moderna para combatir al mundo moderno lo cual es una incoherencia. En el segundo caso, se renuncia al desarrollo de un movimiento universal y mundial para enfrentar a las dos ideologías subversivas.
Queremos hacer la salvedad de la diferencia entre nacionalismos y nacionalidades. Estas últimas siempre han existido, se trata de agrupamientos naturales y espontáneos que pueden coexistir en una realidad superior como ser el Imperio al cual se encuentran subordinados. Imperios de esta naturaleza los hubo como lo fueron el hispánico y el austrohúngaro y que superaron las ideas de nacionalismo y de racismo pero nunca cayeron en los estrechos límites del estado-nación. En este sentido Imperio es lo contrario de Nación.
     Y viendo las cosas en un sentido más material, ¿cómo puede un estado nacional con sus solas fuerzas hacer frente al apabullante poderío de las fuerzas que pretenden imponer un gobierno mundial de orden material, económico y financiero? ¿De entidades que cuentan cada una de ellas con presupuestos superiores al de muchos estados en conjunto? ¿De organizaciones en las cuales son unos pocos los que deciden qué hacer en el mundo, mientras en los estados democráticos, el gobierno, no el poder, se encuentra repartido en la nefasta división de poderes que se contraponen unos con otros en el marco de una democracia de masas libradas a sus sentimientos y pasiones del momento?
    Únicamente una política fundada en la concepción tradicional del mundo y de la vida, de carácter universal, heroico, viril y guerrero podrá superar a la concepción ya finiquitada del estado-nación.
     Tenemos el ejemplo ante nuestros ojos del  naciente Estado Islámico que no se encierra en fronteras nacionales sino que tiende a abarcar territorios de varias naciones y concita la adhesión de regiones apartadas en África y Asia, apoyándose en la religión y no en sucedáneos perimidos de la modernidad.

San Carlos de Bariloche, 20 de abril del 2015

JULIÁN  RAMÍREZ



RAMÍREZ: LA TRADICIÓN Y EL ESTADO ISLÁMICO

LA  TRADICIÓN  Y  EL  ESTADO ISLÁMICO

    

     En la primera parte de su magna obra “Rebelión contra el mundo moderno”, Julius Evola nos recuerda las categorías del espíritu tradicional, y decimos nos “recuerda” porque Evola no inventó ninguna teoría ni ideología, simplemente puso a nuestro alcance lo que el hombre moderno ha olvidado, es decir, la doctrina tradicional. Entre esas categorías están las referentes a la ley, al estado y al imperio, y no podemos menos que encontrar correspondencias entre esas categorías y este fenómeno político que se presenta ante nuestros ojos que es el Estado Islámico.
     Las categorías del espíritu tradicional son modelos a los cuales nos podemos acercar o alejar sin llegar nunca a ser perfectos en su realización fáctica pero cuya hegemonía nos indica si nos encontramos frente a la Tradición o, en su defecto, frente al mundo moderno.
     La ley y el estado en el mundo tradicional eran de origen divino. Provenían de lo alto y se dirigían hacia lo alto. La violación de la ley era un verdadero sacrilegio contra la voluntad divina y debía ser castigado el infractor. El Estado era formado por una sociedad de varones guerreros, viriles y heroicos, brazo armado de la Tradición e intérpretes de la divinidad. Esa casta era la que daba forma al Estado y a la materia informe del pueblo cuya raíz es de naturaleza femínea y necesita quién la mande. Todo lo contrario de las ideologías modernas del contractualismo roussoniano, de la voluntad del pueblo, del estado de los trabajadores, etc.
     Por otra parte el Imperio era de carácter universal, sin fronteras políticas, con nacionalidades pero sin nacionalismo, verdadero intermediario entre el cielo y la tierra, cuya misión primordial era conducir las almas desde la tierra al cielo a partir de la tierra.
     Ahora bien examinando al actual Estado Islámico nos encontramos que está siendo edificado por una casta de guerreros, los “mujahideen” y los yihadistas, que han superado a la muerte y a la cual se enfrentan en busca de la verdadera vida.
     Ese Estado Islámico se rige por una ley religiosa, la “sharia”, que conforme a la religión islámica, es de origen divino y no puede ser alterada por los hombres y su violación es una ofensa a la divinidad.
     El Estado Islámico tiene vocación imperial, no se detiene ante las fronteras políticas de las patrias, todas ellas de origen  moderno y sometidas a estrechos nacionalismos.
     La correspondencia con  la doctrina tradicional es clara y evidente. Desde la religión y las culturas islámicas se han puesto en forma manifiesta y fáctica una serie de hechos que el hombre moderno materializado y ajeno a toda inquietud espiritual se empeña en no comprender.
     Aclaramos que no somos musulmanes; exotéricamente somos católicos gibelinos ajenos al Vaticano y a la jerarquía católica, pero más allá de ello, somos tradicionalistas de cuño evoliano y en el Estado Islámico valoramos todo aquello que tiene raíces en la Tradición primordial de toda la humanidad.
     Todos estos aspectos tradicionales del Estado Islámico tienen hegemonía en el estado que tan heroicamente están construyendo, son aspectos esenciales que no deben confundirse con lo accidental, lo contingente o lo accesorio.
     Así como las fuerzas materiales y economicistas del mundo moderno pretenden construir una globalización de orden mundial, nosotros desde el Frente Cristiano Islámico construiremos una globalización de signo opuesto y el Estado Islámico es un paso en esa perspectiva.

San Carlos de Bariloche, 27 de abril del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ