lunes, 22 de septiembre de 2014

RAMÍREZ: VESTIGIOS DE LA TRADICIÓN ENTRE LOS INDÍGENAS

VESTIGIOS  DE  LA
TRADICIÓN  ENTRE  LOS INDÍGENAS

     Como bien lo señala Julius Evola, en las poblaciones que la soberbia moderna llama  “primitivas” subsisten residuos de categorías del espíritu tradicional. En nuestras tierras de la Patagonia nos encontramos con el pueblo mapuche con el cual en parte convivimos.
     En esta breve nota nos referiremos a algunos aspectos de ese remanente o vestigio de tradición que se encuentra presente en nuestros días.
    El pueblo mapuche, como tantos otros, no tiene historia hasta el momento de la llegada de los españoles. La historia en Occidente comienza entre los siglos VIII a VI A.C.; antes de esas fechas es muy difícil encontrar testimonios históricos fehacientes y con fecha cierta salvo algunas excepciones. La aparición de la historia nos está indicando el comienzo de los tiempos modernos en que el hombre ya comienza a ser atrapado por el constante cambio y por el fluir.
     Los pueblos llamados primitivos en realidad son el residuo de antiquísimos ciclos de civilizaciones quizás pertenecientes a anteriores manvantaras.
     Entre esos residuos nos encontramos con la vigencia de categorías del espíritu tradicional en la organización política.  Así vemos como la autoridad máxima de la comunidad mapuche es un único jefe, el lonco, en quién reside el mando supremo asistido por un consejo de ancianos, y la aplicación, dentro de los límites que permite la modernidad, de normas de derecho consuetudinarias.
     Toda la organización social está fundada en la familia y en el correcto reconocimiento de las naturalezas propias del hombre y de la mujer.
     A estas consideraciones agreguemos la concepción cíclica del mundo y de la vida contraria a la visión rectilínea de la historia vigente en Occidente. Los mapuches celebran el 24 de junio el “ wiñoy xipantu” que no es el Año Nuevo como equivocadamente creen los occidentales y cristianos, sino el inicio de un nuevo ciclo. Nótese que es el inicio del solsticio de invierno en el hemisferio sur, en una fecha totalmente opuesta a la de la navidad cristiana en el hemisferio norte que es en diciembre. Pero también aclaremos que se trata de una religión telúrica y no solar, pero por tal se tiene también un sumo respeto por el medio natural lo que conlleva a la defensa del medio ambiente y su vinculación con movimientos ecologistas-
     Finalmente planteemos un interrogante. ¿En qué medida esta visión del mundo y de la vida, estos residuos de categorías tradicionales pueden integrarse en una perspectiva de un frente de religiones?
     La respuesta es difícil. Pero también consideremos que lo que se dijo de los mapuches puede extenderse a muchísimas poblaciones indígenas de nuestra Iberoamérica y plantear así una unidad superior alejada de los esquemas ideológicos eurocéntricos que en estos tiempos es lo mismo que decir modernos.

San Carlos de Bariloche, 16 de septiembre del 2014.

Julián  Ramírez


GHIO: ESCOCIA SÍ, CATALUÑA NO

ESCOCIA SÍ, CATALUÑA NO

 
Hay varios evolianos que nos han preguntado nuestra opinión respecto de cuál sería la actitud que habría adoptado el maestro respecto al actual conflicto relativo al secesionismo en Europa. Y ha habido algunos que, basándose en obras como Cabalgar el tigre en donde se formula una apoliteia activa, es decir un cierto desinterés respecto del los problemas del mundo moderno en tanto que, estando el mismo condenado a perecer, contrastando contra los fenómenos más terminales estaríamos sin darnos cuenta ayudando al retraso del final y, tal como dijera Evola, ‘retrasando el final también se retrasa el nuevo comienzo’. Sin embargo es de destacar que esta afirmación que es correcta cuando de lo que se trata es de defender valores burgueses en contra de otros similares en su contenido no puede en manera alguna desentenderse del conjunto de la obra evoliana. En tanto nuestro autor no es fatalista, tal como hemos demostrado en pluralidad de textos, el ‘nuevo comienzo’ no sobrevendrá necesariamente del final de un ciclo histórico, sino que será indispensable la acción decidida efectuada por aquellas elites tradicionales que aun existen y que deben agruparse para ser ellas las que realmente produzcan ese nuevo despertar.
Al respecto es bueno destacar aquí un texto conocido de nuestro autor y que tradujéramos tiempo atrás a nuestra lengua que se titula, El doble rostro del nacionalismo. En el mismo nos hace ver que el nacionalismo, si bien tomado en sí mismo puede ser concebido como un fenómeno decadente pues ha sido en su nombre que se procedió a disolver el Imperio tradicional, desde otro punto de vista superior representa en cambio una postura correcta que puede incluso llegar a ser tradicional e imperial en el buen sentido del término. A tal efecto deben distinguirse dos tipos de nacionalismo: uno de corte subversivo y deletéreo vinculado a movimientos como el de la revolución francesa y a la misma democracia, otro en cambio tradicional y positivo, siendo a partir del mismo que puede llegar a efectuarse un movimiento de reconstrucción. El primero es aquel que enfatiza en la defensa de lo propio pero con independencia de cualquier valor superior. Se expresa incluso en los movimientos separatistas, no por nada calificados también como nacionalismos pero pertenecientes a este primer grupo. Consiste aquí en considerar que los propios intereses, por lo general materiales y económicos, representan lo principal que debe defenderse siendo considerados como el leit motiv de la acción política. Desde dicha óptica que es burguesa e incluso proletaria, en tanto relativa a las clases económicas, todos los partidos políticos que componen nuestro espectro son de esta manera nacionalistas. Y al respecto es de destacar que el nacionalismo fue levantado en forma oportunista por las ideologías políticas surgidas a partir de la pasada revolución francesa cuando se trataba de desplazar a la rival. Así pues el liberalismo fue antinacionalista cuando en contraste con el absolutismo monárquico sustentó la defensa incondicional de los derechos individuales en contra de los de la nación por aquél alegados, pero una vez alcanzado el poder se hizo furibundamente nacionalista en tanto que asoció la idea de Patria con la defensa de tales ‘sagrados principios’ por ellos sustentados. Y lo mismo sucedió con el socialismo. Desde la famosa máxima de que ‘los proletarios no tienen patria’ de Carlos Marx se pasó sin ningún tipo de rubor a la defensa de los sagrados intereses de la gloriosa Unión Soviética, la ‘nación’ que agrupaba a los proletarios del mundo entero.
Contra tal nacionalismo fundado en la defensa de meros intereses  y que es oportunista en función de circunstancias se yergue otra forma de tal fenómeno. Es aquel nacionalismo que en cambio defiende principios tradicionales por encima de cualquier interés particular y que trata de asociarlos con la propia idiosincrasia. Desde tal óptica por ejemplo ser católico puede ser también concebido aquí como un modo de nacionalismo desde una óptica tradicional, puesto que, si bien la Tradición es una, distintas son las formas en las que la misma se expresa y éstas a su vez tienen que ver con el modo propio de ser de cada grupo étnico y cultural. La máxima de ‘seleccionar tradiciones’ de la propia historia que aparece en la fundamental obra Los hombres y las ruinas tiene que ver con tal concepto. A partir de la idea tradicional a la que se adhiere se trata de buscar en el propio pasado cuáles figuras y circunstancias de nuestro acervo tienen que ver con la misma. Por ejemplo en América postcolombina tal presencia de la Tradición la encontramos en el período colonial, especialmente con los Austria, y en figuras históricas aisladas posteriores en el período de la independencia como Rosas en Argentina, o Solano López en Paraguay, etc. Y en relación al pasado siglo sin lugar a dudas que la breve gesta de Malvinas fue un despertar de tal nacionalismo tradicional. Si en América hoy en día surgiese un movimiento que sustentara tales principios e intentara restaurar la existencia del Imperio sería absurdo que nosotros nos ubicásemos del lado de los nacionalismos particularistas, sea chileno como argentino o lo que fuere. Siempre tendremos que estar del lado de quien defienda tales principios, por ello es que en su momento criticamos que Chile hubiese apoyado a Inglaterra en la guerra de Malvinas dando prioridad allí a una circunstancia territorial y de meros intereses cuando lo que estaban en juego eran principios, habiendo formulado tal cosa no como simples argentinos, sino con tradicionalistas.
Ahora bien la pregunta aquí es: ¿qué es lo que pasa cuando lo que contrasta con la nación es un movimiento separatista, tales los casos de Escocia y Cataluña? Al respecto las cosas no son tan claras como en la circunstancia de la guerra de las Malvinas, aquí nos encontramos con movimientos que quieren separarse dando principal prioridad a la circunstancia económica de vivir con los propios recursos. Los escoceses por ejemplo han dicho que les conviene salir de Inglaterra porque podrían ellos solos explotar el petróleo abundante que habría en el Mar del Norte y los catalanes tienen también argumentos similares alegando que su región se encuentra mucho más desarrollada que las restantes de España y que no se justificaría estar alimentando a sectores carenciados.
Al respecto nosotros debemos decir que por principio rechazamos totalmente estos movimientos que representan una forma más avanzada del pensamiento burgués. Pero ahora bien la pregunta más crucial es: ¿ante ello qué es lo que debe defenderse? Y al respecto habría que hacer una acotación esencial. La nación no es una realidad que deba confundirse necesariamente con los gobiernos que la representan en el presente, sino que es una entidad histórica y trascendente. Y desde tal óptica habría que distinguir entre lo que es España y lo que en cambio representa Inglaterra. Mientras que este país desde siempre y desde los albores de su monarquía fue una nación antitradicional, con su adhesión a una forma de protestantismo hasta su gestación de las grandes ideologías subversivas que con su imperiio colonial condujeron a la profundización terminal de esa gran anomalía que es el mundo moderno, tal cosa no la encontramos en cambio con el pasado español. Efectuando allí la aludida selección de tradiciones, hallamos el catolicismo en vez del protestantismo, la presencia de monarquías tradicionales como la de Carlos V y Felipe II durante muchos siglos y aun en el pasado constatamos que fue en España donde se librara la gran cruzada en contra de las dos subversiones gemelas que hoy azotan a la humanidad toda. Por lo tanto podemos decir que defender la unidad de España ante el separatismo sea catalán, vasco o lo que fuere, en especial siendo estos movimientos abiertamente burgueses, es la postura adecuada en los tiempos actuales, pues dicha defensa supera con creces las intencionalidades que puedan tener ciertos partidos políticos que por mero oportunismo hoy defienden la continuidad de España. Es más una cruzada en contra del separatismo puede traernos como reacción el despertar del pasado tradicional de España*. Es al revés exacto del caso de Escocia. Que Inglaterra se disuelva como nación, aunque ello sucediese bajo la forma de separatismos crematistas, es algo que a nosotros nos conviene sobremanera. Inglaterra representa una gran anomalía y su desaparición como Estado o aun su menoscabo sería totalmente beneficioso para la causa tradicional.

·        Serían muy distintas las cosas si en cambio, en vez de ser el separatismo catalán el que solicitase la disolución de España, ello fuese formulado alegando una figura superior como el caso del califato islámico que reclama la antigua Andalucía. En ese caso nosotros -y lo decimos abiertamente- no saldríamos a defender la España de Rajoy y de Zapatero, pues el califato es una forma tradicional cuya presencia podría incluso ser beneficiosa para la misma tradición española en tanto que los valores que hoy levanta tal institución están mucho más cerca de aquellos valores que los que en cambio nos representan tales figuras caducas.


Marcos Ghio 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

GHIO: TIERRA, LUNA Y SOL

TIERRA, LUNA Y SOL



Estos tres principios cósmicos, de acuerdo al pensamiento tradicional, están también presentes en el hombre bajo la forma de cuerpo, alma y espíritu. Y así como en el cosmos el Sol es el principio superior, un orden humano normal es aquel en donde el espíritu gobierna al alma y ésta a su vez lo hace con el cuerpo, de la misma manera que el sol ilumina a la luna y ésta lo hace con la tierra. Y del mismo modo que estas realidades son distintas a simple observación, también en el plano humano existe la desigualdad de funciones y caracteres en tanto hallamos a nuestro alrededor a tres tipos de hombre posibles en relación a  cuál de estos tres principios se haya puesto la preferencia. Tenemos así a los hílicos, esto es aquellos en los que prima el cuerpo, los psíquicos en donde prima el alma, y los espirituales en los cuales es el espíritu lo que gobierna. Si bien resulta ostensible a simple vista diferenciar a los hílicos del resto pues es indudable que es el tipo de humanidad moderna que nos circunda habitualmente, a veces es en cambio más difícil de distinguir a los psíquicos de los espirituales en tanto que sea la luna como el sol irradian una luz, si bien en este último caso la diferencia es que la misma nos enceguece por su intensidad si la miramos de frente y a su vez la primera es la que recibe del sol la luz en el momento en que no es ocultada por la tierra, pues en tal caso lo que sucede es que aquella toma de lo material sus mismos caracteres consistentes en la dependencia y el determinismo.
Esta pequeña introducción elemental del pensamiento tradicional tiene que ver con una reciente crítica que hemos recibido de un usual contradictor nuestro que formula que distorsionamos la herencia de Evola porque no decimos, como supuestamente habría dicho éste, que la raza aria indoeuropea es la única solar y por lo tanto superior a todas, siendo en cambio lunar la semítica e hílica la negra y nos acusa que por no creer en tal cosa seríamos igualitarios, modernos y sostenedores del melting polt racial.
Queremos contestar brevemente a esto último. Si para ser un hombre espiritual o solar estuviésemos obligados a pertenecer a un determinado grupo racial estaríamos contradiciendo la característica esencial del espíritu que es la libertad. Así como el sol brilla e ilumina donde quiere, también el espíritu es libre y tal libertad consiste en ser capaz de superar las limitaciones propias del cuerpo, el cual tal como decía Platón es como una carga que impulsa hacia abajo. Que en todo caso sostener tal tipo de determinismo racial sería eso sí ser lunar y no solar, tal como se pretende pues con tal aserto, en tanto se está sosteniendo la dependencia y el determinismo, tal como sucede con la luna respecto de la tierra o el sol, en tanto que no puede bastarse por sí misma.
Que por supuesto sea la raza como la cultura producen condicionamientos y a simple observación sabemos que así como tiene el camino más fácil para triunfar socialmente aquel que recibe una nutrida herencia respecto del que en cambio nace en un ambiente de padres desocupados, no está dicho para nada que no sea en cambio este último el que alcance la superioridad social. Del mismo modo es que si bien es cierto que los pueblos europeos pueden habernos dado las mejores producciones culturales y espirituales no está dicho que su progenie no sea en cambio hílica tal como hoy sucede de una simple observación, habiéndose producido en cambio expresiones de espiritualidad sumamente mayores en grupos étnicos menos dotados pero que, en tanto compuestos por personas y no ganado vacuno, han sabido utilizar sus límites físicos y culturales como estímulos superiores para superarse habiendo encontrado casos de tal tipo entre milicianos negros de Shabaab o semitas del isis en vez que entre nuestra juventud rockeada y bastardeada en los recitales de la droga.
Por ello, tal como dijera Evola, los mestizajes que en épocas de normalidad pueden servir para fortalecer las características propias de una raza en tanto que ésta es el ámbito en el cual las personas pueden encontrarse a sí mismas hallando allí vías adecuadas, aunque no excluyentes, para realizarse espiritualmente, en épocas como las actuales de profunda decadencia es cuando más tenemos que evitar el famoso melting polt del cual nos achaca su pretendida promoción. Cuanto más lo que podemos decir es que no son los pueblos de color los que los promueven sino casualmente las mismas razas blancas que promueven y defienden tales personas.

M.G.

martes, 16 de septiembre de 2014

EN OCASIÓN DEL ARRIBO DEL SR DUGIN A LA ARGENTINA

DECLARACIÓN DEL CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA EN OCASIÓN DEL ARRIBO DEL SR DUGIN A LA ARGENTINA



En el día de ayer en la república Argentina se ha tenido la visita del Sr Alejandro Dugin, un viejo conocido nuestro desde épocas en las cuales difundía una doctrina nacional comunista por la que quería asociar a figuras tan dispares como Lenin y Evola. Más tarde su proyecto se redondeó en una 4ª teoría que pretendería ser la superación de las tres principales ideologías del siglo pasado, pero que en realidad no lo es en manera alguna.
Es de destacar que a pesar de que el Sr. Dugin hoy se encuentra depreciado en el propio país pues ha sido expulsado de la Universidad de Moscú en razón de su propaganda fanáticamente chauvinista dirigida en contra del pueblo ucranio, el mismo sigue siendo un promotor del liderazgo ruso en el mundo entero, lo cual es formulado bajo el mote de euroasianismo, refiriéndose con esto a Rusia que es de hecho el único país que participa geográficamente de los dos continentes. A pesar de pretender sostener una teoría política superadora de las anteriores, en la misma se encuentran los mismos y tradicionales defectos hegemónicos del stalinismo ruso. En efecto, fue Stalin quien prometiera la realización del comunismo si la Unión Soviética se imponía a los EEUU como sociedad más exitosa que el capitalismo, por lo cual para los comunistas del mundo entero el triunfo de tal potencia se había convertido en sinónimo de la consumación de la propia ideología. Hoy luego de la caída del la URSS se produjo la frustración consecuente de los distintos partidos comunistas los cuales dejaron de este modo de ser satélites de tal poder extranjero. Sin embargo este proceso de satelización del que antes participaban los comunistas es lo que les propone hoy día el Sr. Dugin a los nacionalistas al sostener que esta vez triunfando Rusia, la potencia de la tierra euroasiática, tendremos todos a nuestro alcance el mundo multipolar y libre que anhelan los diferentes nacionalismos del planeta que quieren liberarse del dominio globalizador de los norteamericanos y sionistas. Sin embargo visitando lo que fueran los países que compusieran la antigua Cortina de Hierro hallamos los trágicos vestigios de lo que fuera un universo en donde Rusia ejerciera su hegemonía. Abundan allí vastísimos cementerios de mártires que dieron su vida para huir de tal 'paraíso', por lo cual teniendo a mano tal experiencia pasada catastrófica no tenemos por qué creer que esta vez va a ser diferente. En especial cuando los mismos dirigentes componentes de la antigua nomenklatura soviética son los que están en el poder.
Pero queremos agregar dos palabras respecto de aquellos sectores que lo han traído a Dugin a la Argentina.Se trata una vez más de una acción ejecutada por la logia nacionalista güelfa ligada al Vaticano dispuesta siempre a aliarse a israel y a la derecha republicana de los EEUU a fin de hacer frente al que consideran como su verdadero enemigo que no es por supuesto el mundo moderno del que ellos participan, sino el fundamentalismo. Acostumbrado como está a servir y a subordinarse a alguna fuerza más poderosa, ya que es incapaz de efectuar ninguna acción heroica, tal como lo ha demostrado con creces cada vez que tuvo ocasión de intervenir política y militarmente, considera que es necesario hacerlo hoy en día con Rusia pues nos liberará del sometimiento a los EEUU. Y a tal respecto dicho nacionalismo ha elaborado hasta una teoría religiosa por la cual tal potencia sería la consumación del tercer secreto de Fátima que nos entregaría la libertad de la cual nos habla el embaucador Dugin. Queremos decirles a tales personas que no necesitamos tutores ni nadie que nos dirija, que hay que aprender de los talibanes y del Isis que se han bastado por sí mismos para hacer frente a coaliciones enteras de naciones entre las cuales se destacan Rusia, Israel y los mismos EEUU.

lunes, 15 de septiembre de 2014

GHIO: EL MONUMENTO A LA VIVEZA CRIOLLA

METAFÍSICA DE LA ARGENTINA II


2) EL MONUMENTO A LA VIVEZA CRIOLLA

 Estimado turista amigo, sigo con mi segunda parte del importante viaje a la Argentina respecto del cual Ud. me ha solicitado que le indique los puntos esenciales y más ilustrativos no sólo de su paisaje, sino también de aquello que pueda indicarle mejor su idiosincrasia.
En el capítulo anterior le había señalado los caracteres propios de la democracia en la etapa que vivimos hoy de sinceramiento ginecocrático y le había dicho que para poder conocerla adecuadamente debía Ud visitar la Plaza de los dos Congresos. Una vez que ha terminado de ver las estatuas que se encuentran en la puerta de entrada del palacio de los ‘representantes del pueblo’, le sugiero darse vuelta, cruzar la calle y dirigirse hacia una gran escalinata con la que tropezará pero de la cual puede subir tan sólo algunas gradas pues se encontrará nuevamente con una inmensa reja, la que paradojalmente mantiene encerrado y a buen resguardo al monumento representativo de la República el cual consta de una gran estatua a cuyo pié se encuentra una importante y espaciosa plazoleta, hoy cerrada herméticamente en razón del mismo miedo que justificara el enrejado anterior así como por los consecuentes actos de vandalismo. Quiero destacarle que cuando éramos pequeños y no existía aun la Democracia, al menos tal como la conocemos ahora, solíamos jugar en la misma a la pelota y divertirnos sanamente, pero hoy, debido a los hechos antes mentados, ya tal cosa no puede hacerse más y el lugar sólo permanece como un recuerdo de tiempos mejores del pasado. Pero éste no es el único cambio que puedo narrarle respecto de lo que verá. A su mano derecha, luego de haber llegado a la aludida reja, girando su cabeza levemente, verá Ud. un edificio con dimensiones similares al anterior custodiado por las dos estatuas mujeriles. Observará que en el frontispicio del mismo hay un gran letrero incrustado en letras doradas que dice textualmente: Senado de la Nación. Lo prevengo inmediatamente de dos cosas. La primera de ellas es que, si bien allí se dice que es el Senado (del latín senex que significa anciano, y que agrupaba al conglomerado de sabios de la ciudad, en tanto que tal atributo lo proporcionaba especialmente la edad) no solamente está compuesto por personas que no lo son, sino que además allí el mismo no funciona, tal como engañosamente se nos dice en el letrero. Sigue estando, a pesar de esta indicación, en el antiguo edificio conocido como del Congreso, que Ud. visitara desde afuera. Anticipándome a su perplejidad quiero ilustrarlo con dos cosas. La primera de ellas es que en éste que ve ahora y que abarca casi una manzana entera, funcionaba una importante institución hoy ya inexistente: la Caja de Ahorros y Seguros. Años atrás, cuando aun vivíamos en un país con visos de normalidad, los argentinos ahorraban lo que les sobraba de su trabajo y lo volcaban en un organismo encargado de administrárselo. Y tal costumbre era tan grande y adentrada que desde la misma escuela primaria existía lo que se conociera como la Libreta de Ahorro en donde con las monedas que nos daban nuestros padres comprábamos, de lo que nos sobraba de las golosinas, unas estampillas que se pegaban en tal libreta y con los años y con sus intereses podían llegar a convertirse en importantes sumas de dinero que nos podían ayudar para algún emprendimiento ya de grandes. De haber conservado tal libreta y no haberla utilizado nunca exigiendo el reintegro de tales ahorros, no habiendo sucedido nada serio en el país, luego de 50 años hubiésemos podido retirar una renta que hasta nos hubiese permitido comprar un auto o un departamento. Hoy, luego de las incesantes inflaciones padecidas, es decir de las depredaciones acontecidas con nuestros ahorros durante décadas enteras de rapiña, ni siquiera tendríamos una pequeña monedita para el recuerdo. La desaparición de tal edificio es solidaria con la de nuestra moneda y por lo tanto con la desaparición del ahorro en la Argentina. La gente no solamente ya no ahorra, sino que se desprende como puede de los pesos que atesora volcándose hacia otra moneda cuando puede hacerlo y ni siquiera confía ya en el sistema bancario luego de haber padecido la penuria de corridas y corralitos. En tanto el colchón se ha convertido en el depósito de valores de los ciudadanos, han desaparecido los asaltos a los bancos y sí en cambio han aumentado vertiginosamente los saqueos y rapiñas a domicilios con los consecuentes asesinatos de personas.
Pero faltaba señalar el significado que tiene un edificio en donde engañosamente se nos dice Senado, pero que en realidad no lo es. Estimado turista, la tendencia al engaño y a la estafa, vulgarmente conocida como la ‘viveza criolla’, es una característica adentrada en nuestra idiosincrasia no habiendo podido ser no sólo corregida, sino por el contrario incrementada por nuestra clase política, bautizada por alguno como ‘clase depredadora’. En los tiempos terminales tal defecto se ha caracterizado por su aumento desenfrenado, en tanto que la corrupción de arriba acrecienta a la de abajo. Para poder destruir a nuestra moneda, lo cual es el secreto final del endeudamiento externo, ha debido aumentarse hasta límites inenarrables una clase parasitaria, vulgarmente conocida como los ñoquis que son los que habitan el edificio que originariamente se ocupara del ahorro y el seguro de la población. Ellos son numerosísimos y tienen que ver con el cargo público obtenido por la militancia o colaboración en alguno de los partidos que han confiscado a nuestro Estado, los cuales se han convertido en verdaderas agencias de empleo. Y puesto que la democracia crece y cada vez se amplía más, sucedió que llegó un momento por el que no entraban todos en el edifico originario del Congreso a pesar de su muy vasta dimensión y hubo por lo tanto que extenderlo con dos nuevos anexos que se encuentran ambos en las cercanías del mismo, pues además de el que acaba de ver pretendidamente del Senado, hay otro que lo es de los Diputados y que también tiene vastísimas dimensiones.

Pero esto no es todo y perdóneme si esta vez me extiendo más de lo habitual. Tal como nos manifiestan los demócratas, la democracia se cura con siempre más democracia. Por lo cual ya se están aprestando raudamente nuestros representantes del pueblo para otro edificio que alojará a los nuevos componentes a punto de ingresar al sistema tras la elección que viene en tanto que no entran ni siquiera en los dos nuevos que se han creado. Justo en diagonal del edificio que acaba de ver, que dice que es del Senado, pero que no alberga a senadores y en la misma manzana del que es de diputados pero que tampoco los contiene, hay otro que está abandonado y se encuentra prácticamente en ruinas, habiendo tenido en su cúspide a las aspas de un gran molino y en donde funcionaba una tradicional confitería que estuviera entre las más paquetas de todas. Decían ciertas profecías que el día en que la misma se cerrara iba a terminarse con el sistema que agobia a la Argentina volviéndose así a la normalidad y pudiendo restaurarse una nueva Caja de Ahorros y Seguros en lugar del monumento a la viveza. Esto pasó al final del pasado milenio y en el 2001, con los motines que lo pusieron en jaque, se pensó entonces que era cierta la profecía y que todo se había terminado. Pero no, en tanto que tal cosa no ha sucedido se planea volver a abrirlo y esta vez, casi en señal de revancha, haciendo girar sus aspas dándonos de este modo la idea de un curso cíclico, circular y reiterativo que tiene nuestra peculiar historia. Pero de todo ello, que es un tema de gran significado, hablaremos en otra ocasión.
(Continuará)

Marcos Ghio



CONFERENCIA DE CÉSAR RANQUETAT 23/08/14

https://fbexternal-a.akamaihd.net/safe_image.php?d=AQB8rIF4bnjqD7ij&w=158&h=158&url=http%3A%2F%2Fi.ytimg.com%2Fvi%2F-rVSGgQKJSU%2Fhqdefault.jpg&cfs=1&upscale


CONFERENCIA MARCOS GHIO 23/08/14

https://fbexternal-a.akamaihd.net/safe_image.php?d=AQAX4u6CpuQaU2R_&w=158&h=158&url=http%3A%2F%2Fi.ytimg.com%2Fvi%2FQq33IepdJAM%2Fmaxresdefault.jpg&cfs=1&upscale&sx=213&sy=0&sw=1536&sh=1536

Conferencia del Lic. Marcos Ghio durante las JORNADAS EVOLIANAS del 23 y 24 de agosto de 2014, dentro del marco de la conmemoración de los 40 años del fallec...

YOUTUBE.COM

RAMÍREZ: EL HOMBRE QUE NUNCA TIENE TIEMPO

EL  HOMBRE  QUE  NUNCA  TIENE  TIEMPO

     Durante el me de agosto pasado, y en ocasión de las Jornadas Evolianas, tuve ocasión de vivir una semana en la ciudad de Buenos Aires, conglomerado humano de más de 14 millones de personas y a la que hacía algunos años que no visitaba. La impresión fue fuerte. Trasladarse desde una localidad de 130.000 habitantes, mitad ciudad pequeña y mitad pueblo grande, rodeada de montañas, bosques y lagos, a una megalópolis en donde manda el cemento, el acero y el ruido no puede dejar de ser motivo de reflexión y de cierto asombro.
     La concentración humana en grandes urbes es una de las características de la civilización moderna. En las civilizaciones tradicionales la mayoría de las personas vivía en medios rurales o en pequeños poblados. El hiperdesarrollo del capitalismo  ha llevado a todo esto, desarrollo que a su vez fue un producto de la pérdida de todo sentido de lo superior por parte de la modernidad.
     Si bien las características del hombre moderno, en líneas generales son similares en todas partes. en las grandes urbes esos rasgos se exacerban y son un claro signo de la decadencia de los últimos tiempos.
     Entre esos rasgos citemos la frecuencia con que el hombre moderno repite la frase “NO TENGO TIEMPO”. Y cuando investigamos para qué no tiene tiempo nos encontramos con que nuestro hombre está urgido por una cantidad de deseos de orden puramente material o sentimental o afectivo a los que no puede satisfacer como quisiera. Y cuando se lo interroga acerca de alguna inquietud religiosa o que simplemente exceda su limitado horizonte del mundo externo que lo rodea, mira hacia otro lado o zafa diciendo que en su momento lo pensará, en un vano intento de fuga hacia adelante persiguiendo al tiempo que nunca le alcanza.
     Este hombre masa habitante de los grandes hormigueros humanos está totalmente en manos de la modernidad, únicamente grandes catástrofes humanas o naturales podrán arañar esa caparazón´
     En principio no somos partidarios de una actitud meramente contemplativa aunque nos merezca el mayor de los respetos esa inclinación.
     Los hombres de la Tradición que habiten en las grandes ciudades frente a ese mundo hostil pueden extraer de ello muchos beneficios al mantenerse firmes y de pie y lograr con ello una gran fuerza interior que sirva de atracción y de guía a otros.
     También es importante para los mejores de la juventud el guiarlos hacia un medio natural fuera de las grandes ciudades y alejarlos de los recitales con su ruido que llaman música y sus noches de negro en negro. La vida en medios naturales, el campamentismo y el montañismo pueden constituir una base para realizaciones superiores. Del gran maestro Julius Evola es poco conocida su actividad como alpinista y la importancia que dio a esa práctica como formadora y coadyuvante a la espiritualidad. En una época en que es visible la destrucción del planeta, la formación de defensores del medio natural puede ser una ayuda para la Tradición y la formación de una casta de guerreros.

San Carlos de Bariloche, 9 de septiembre del 2014.


JULIÁN  RAMÍREZ  

GHIO: METAFÍSICA DE LA ARGENTINA I

METAFÍSICA DE LA ARGENTINA

1)   EL MONUMENTO A LA DEMOCRACIA
Una persona amiga que no es argentina me preguntó cuál era el trayecto y los lugares más adecuados para conocer de la mejor manera a nuestro país teniendo en cuenta que disponía de muy corto tiempo para hacerlo. Ésta fue nuestra respuesta.
La Argentina es un país muy vasto pero la mejor manera de conocerlo es visitar la ciudad de Buenos Aires, pues si bien existe nominalmente el federalismo, ha sido a partir de allí que se constituyó el país dando lugar al fenómeno conocido como el macrocefalismo. Y dentro de la misma ciudad de Buenos Aires hay un núcleo espacial muy pequeño en donde se concentra la totalidad de todo aquello que esencialmente somos en los tiempos que estamos transcurriendo. El espacio conocido como la Plaza de los dos Congresos encierra la aludida esencia. El palacio principal que aloja a los 'representantes del pueblo', una obra arquitectónica de gran envergadura, ha sido enrejado totalmente luego de la conocida revuelta popular del 2001 en la cual los antes aludidos casi dan cuenta de su anatomía en una acción que hacía quedar pequeño e irrelevante al asalto de Versailles de 1789. 

En tal lugar detrás de las aludidas rejas y como homenaje a la supervivencia del sistema han sido ubicadas dos estatuas exhumadas de la ocultada obra de la escultora Lola Mora, conocida feminista pero del bando supremacista y que fuera proscrita por sus ideas y producciones en el siglo pasado. El feminismo bien sabemos que tiene dos vertientes, la igualitaria que considera que la mujer, en tanto es igual, debe tener los mismos derechos que el hombre y la supremacista que da un paso más y que afirma que es en cambio superior al hombre varón. Las dos estatuas restauradas explican el modo como tal tendencia extrema se ha venido imponiendo en la sociedad civil. En la primera de ellas se nos muestra a una mujer empuñando una espada en signo de belicosidad y virulencia. Corresponde pues a la vertiente clásica del amazonismo que es cuando lo femenino bajo la forma de la sociedad matriarcal se subleva contra lo masculino y viril con la intención de someterlo. Esto se lo vivió en nuestro país especialmente con la acción deletérea emprendida bajo el signo de agrupaciones como las Madres de Plaza de Mayo cuya función principal fue la destrucción de las Fuerzas Armadas, institución tradicionalmente masculina para suplantarla con la actual asociación de luchadores por la paz y compuesta numerosamente por mujeres entre sus cuadros. La estatua siguiente representa el resultado de tal acción. Es la mujer demétrica, como cultora de la tierra y de la paz vacuna, elevando hacia el cielo una espiga como signo de bonanza y felicidad obtenidas por la sociedad de la madre proyectada hacia el bienestar material y la reproducción de la especie; por debajo de ella y en función subordinada y en dimensión mucho más pequeña aparece un hombre. Y esto es lo que explica también que en tal institución democrática la mujer tiene derechos superiores al varón. Así como hoy existe un día de la mujer, pero no del hombre, hay una ley de cupo femenino, pero no masculino, por lo cual en un mañana no muy lejano podrá haber un parlamento compuesto sólo por mujeres siendo ilegal en cambio si sucediese lo contrario. En varios países de América latina esta tendencia feminista se ha expandido siendo candidatos presidenciales solamente mujeres. Falta agregar también que la presidente mujer que hoy tenemos insiste en ser llamada presidenta para denotar la especificidad al menos de su condición. Días pasados hizo demoler una estatua del descubridor de América que estaba bajo la ventana de su despacho para suplantarla por una de la ignota prócer (¿se dirá procera?) Juana Azurduy. Falta por supuesto el tercer tipo de mujer de la sociedad matriarcal, el afrodítico que controla al hombre por la sensualidad y a través de la incesante desnudez. Pero para esto no eran necesarias estatuas pues la simple observación de los medios masivos de difusión así como la simple calle nos muestran en abundancia a este último tipo de fémina que mantiene hoy en día al común de los mortales en estado de permanente agitación y excitación, en algunos casos como si se tratase de presos con varios años de abstinencia.
(continuará)


 Marcos Ghio

lunes, 8 de septiembre de 2014

RAMÍREZ: EL SACROSANTO DOGMA DE LA CANTIDAD

EL  SACROSANTO  DOGMA  DE  LA  CANTIDAD

     Si hay algo que hoy domina totalmente al mundo moderno es el ciego acatamiento a la cantidad. Todo se mide, se pesa y se calcula por el número, Se hace abstracción de toda característica individual y las personas y las cosas son valoradas por su cantidad.
     El colmo de todo esto lo constituye la democracia en la cual reina absolutamente la cantidad. Cualquier mediocre e ignorante puede acceder a los más altos cargos gubernamentales por haber sido elegido por el favor de la multitud y a través de esas verdaderas asociaciones ilícitas que son los partidos políticos. El voto de un millón de ignorantes que atienden únicamente a su estómago vale más que el voto de un sabio, de un héroe o de un santo.
     Y hasta los mismos pueblos parecen reaccionar en contra de esta inmensa tontería y así vemos como en los países en donde el voto no es obligatorio el porcentaje de votantes es cada vez menor, no superando en muchos casos el cincuenta por ciento, como si la propia masa popular intuyera que las elecciones no son cosa propia. Y en los países como la Argentina, dónde el voto es obligatorio, se ha llegado a que se puede votar desde los 16 años y en las primarias a los 15.
     Pero el drama no concluye ahí. El democratismo que comenzó siendo un sistema de gobierno se lo extiende ahora a todas las estructuras e instituciones sociales como es el caso de la familia con la destrucción de la autoridad del pater familiae.
     No vamos a extendernos ahora sobre males que todos conocen. Incluso hay perversos que predican que los males de la democracia se curan con más democracia y llevando la situación hacia límites insostenibles y se quisiera curar a un enfermo suministrándole veneno.
     Pero sobre lo que queremos llamar la atención es sobre aquellas personas, grupos y movimientos que en mayor o menor medida sostienen principios tradicionales por un lado, y por el otro pretenden basarse en la democracia organizándose en partidos políticos. Con esto ya se ha jugado demasiado. Pretender combatir al mundo moderno con instituciones del mundo moderno es de una total incoherencia. El ejemplo más reciente lo tenemos en Egipto en donde la Hermandad Musulmana accedió al gobierno mediante elecciones y posteriormente fue víctima de un sangriento golpe de estado. La conclusión está clara: había ganado el gobierno pero no el poder.
     No podemos disputarle el hombre común a las poderosas fuerzas de los medios de comunicación y al espíritu burgués que se enseñorea en las masas.
     Nuestro mensaje debe ir dirigido a los pocos que están dispuestos a resistir, para organizarnos férreamente y esperar el momento en que el aumento del caos y el desorden nos permita actuar.

San Carlos de Bariloche, 2 de septiembre del 2014.


JULIÁN  RAMÍREZ  

GHIO: EL HOMBRE COMO POTENCIA Y COMO IMPOTENCIA

EL HOMBRE COMO POTENCIA Y COMO IMPOTENCIA

(2ª Conferencia brindada en las Jornadas Evolianas de Buenos Aires del día 24/08/14 a cargo de Marcos Ghio)

La obra que aquí presentamos es un trabajo juvenil de Evola en donde hemos reunido un debate que sostuviera con Guénon cuando tuviera 27 años junto a otro texto, también de dicha época, que formara parte del primer capítulo de una obra mayor que se llamará El hombre como potencia, obra que luego será retomada y corregida con el título de El Yoga de la potencia o El yoga Tantra, tal como será traducido en nuestra lengua, pero que no incluye el capítulo que editamos ahora.
Nos interesa especialmente destacar aquí al joven Evola, del cual ya publicáramos otras dos obras tales como Ensayos sobre Idealismo mágico y La superación del romanticismo, en donde se expone su Teoría del Individuo Absoluto que es el verdadero antecedente que permite una mejor comprensión de su obra posterior. En el trasfondo de tales textos aparece un dualismo esencial que retoma de un pensador que influyera decisivamente en nuestro autor y que fue Carlos Michelstaedter. Este último se caracterizó por haber dividido a la humanidad entre Retóricos y Persuadidos comprendidos como dos polos antagónicos entre sí. Los primeros se caracterizan por ser un tipo de hombre que necesita puntos de apoyo y realidades ajenas a sí mismo en donde justificarse, los Persuadidos son en cambio los que encuentran tal cosa en el seno de sí mismos. Esta es pues propiamente el trasfondo esencial de la vía del Individuo Absoluto. Se trata aquí de un sujeto en el cual la Libertad se encuentra en relación con la potencia de un hombre: cuanto más éste puede mayor es su libertad y sólo aquel que es Individuo absoluto en tanto principio de absoluta autosuficiencia es verdaderamente libre. Ser libre es por lo tanto carecer ser límites ser uno mismo la ley Suprema. Y en Imperialismo Pagano, una obra inmediatamente posterior a tal etapa, nos dirá que libre propiamente puede haber uno solo, el Emperador, el cual en tanto es la ley es también ese Individuo plenamente absoluto el que, en tanto es el que más puede, proyecta y amplifica por su conducta las posibilidades de libertad en los otros. Uno solo es pues plenamente individuo absoluto, los demás son más o menos libre por participación de tal principio superior. El Emperador es por lo tanto el equivalente a Dios en el orden social, así como éste lo es en el cosmos en su conjunto y representa la transposición de la doctrina del individuo absoluto a una esfera social e histórica.
Imbuido de dicha óptica idealista, en su obra autobiográfica, El Camino del Cinabrio, en un capítulo especial dedicado a R. Guénon, Evola analiza las relaciones que existieran entre ambos y reconoce en éste una influencia decisiva en tanto lo ha ayudado a superar ciertos criterios aun modernos que estaban presentes especialmente en su período juvenil en tanto que su obra le ha permitido salir de la esfera individual para remitirse a la histórica por lo que la dicotomía presente en su doctrina entre persuadidos y retóricos, entre libres y autosoficientes y seres dependientes de otro, es llevada a un plano histórico a la que existe entre modernos y tradicionales. Guénon no es pues asumido por Evola en la totalidad de su doctrina, sino adaptado a su propio pensamiento. Incluso su concepción cíclica de la historia es reducida también a su teoría esencial del individuo absoluto. Si bien la historia es cíclica, sin embargo, en tanto en la misma el que actúa es el individuo absoluto, este hecho no es fatal, sino que ha sido el producto de la libertad humana la que, en razón de un desvío voluntario, ha llevado a la humanidad a transcurrir cíclicamente.
Guénon ha sido pues utilizado por Evola del mismo modo que Bachofen del cual ha tomado también su dicotomía existente entre sociedad matriarcal y sociedad patriarcal, así como en Guénon lo hiciera con la dicotomía entre modernidad y tradición. En los dos casos tales antagonismos son enfocados desde la óptica de la teoría del individuo absoluto. En Bachofen, recordemos que el mismo era comprendido en un contexto evolutivo y progresista de la historia, que será luego retomado por Engels en su Origen de la Familia, la sociedad y el Estado, en cambio Evola, compenetrado de tal óptica esencialmente diferente, invierte el sentido y lo transforma en involutivo: si bien existen dos tipos de sociedad antitéticas, es la patriarcal la originaria y la matriarcal representa un desvío, a diferencia exacta del marxismo que ve en ésta la consumación del orden comunista. Es decir entonces que habría un uso persuadido y uno retórico sea de Bachofen como de Guénon.
Formuladas estas orientaciones iniciales, pasemos seguidamente al texto crítico de Guénon que aquí reproducimos: ¿Qué es lo que rechaza Evola de tal autor? Principalmente su actitud retórica de querer reducir al sujeto a un principio superior que lo determina, en este caso, tomando como modelo el Vedanta, es Brahma esa entidad superior y ante el cual el sujeto que se desgaja del mismo es nada más que una ilusión.
Para Evola en cambio lo propio del espíritu debe ser “potencia, impulso por celebrar y llevarse al acto a sí mismo, no negando el ‘mundo’, es decir el sistema de las determinaciones y de las individuaciones, y no viniendo a menos con respecto a ello, sino más bien queriéndolo, afirmándolo y dominándolo y, en tales acciones, realizándolo.”
Frente a ello surge la postura retóricamente racionalista que le atribuye a Guénon
El presupuesto del racionalismo (del racionalismo como sistema filosófico, se entiende, y no en su significado vulgar, que de ninguna manera podemos adjudicar a Guénon) es la ‘objetividad ideal’, es decir la creencia en leyes existentes en sí y por sí mismas, en principios que son aquello que son, sin alguna posibilidad de convertibilidad, de manera fatal y universal: es el mundo como algo en el cual todo lo que es contingencia, tensión, oscuridad, arbitrio, indeterminabilidad, no tiene lugar alguno, en el cual todo se encuentra ya hecho y un orden superior retoma todos los elementos. El principio de este cosmos no es la voluntad y la potencia, sino la conciencia y la contemplación, no el dominio, sino la identidad. El individuo se encuentra allí como una sombra ilusoria y contradictoria, que desaparece en el todo…
El principio del Yo, en vez de encontrarse reafirmado en un ‘ente de potencia’, es abolido….
Guénon parte de un presupuesto optimista: que existe un Dios, es decir que el conjunto de lo contingente y fenoménico de las cosas no es lo que se encuentra primero, sino tan sólo el aspecto accidental de un todo que, actualmente, es ya perfecto y comprendido en un principio superior.”
Ante lo cual cabe formularse la siguiente pregunta.
“¿Si Brahman es la síntesis absoluta de todo, qué lugar existe para una manera contingente de considerarlo? ¿Cómo es posible que surja una tal manera, un tal oscurecimiento de Brahman? ¿Cómo no darse cuenta de que la frase tiene sentido tan sólo en el presupuesto de la existencia de un principio distinto de Brahman, capaz justamente de comprenderlo en modo relativo y accidental, lo cual se encuentra en contra de la premisa?
Dice Guénon (pgs. 30-31): «Metafísicamente la manifestación no puede ser considerada sino como en su dependencia respecto del principio supremo y a título de simple soporte para elevarse al conocimiento trascendente».
A esto Evola le podría contestar con Nietszche: “Si Dios existe, como puedo aceptar no ser yo también un dios?” Pero continuemos con la exégesis crítica.
Ahora bien nos preguntamos: ¿quién es el que se eleva hacia tal conocimiento trascendente? O es el mismo Brahman el que lo hace, y entonces hay que comprender junto a Eckhart, Escoto Eriúgena, Hegel, Schelling y tantos otros, que el mundo es el mismo proceso de autoconocimiento de lo absoluto. Pero entonces el mismo posee un valor y una realidad, en vez de ser un fantasma en contraste con la síntesis eterna preexistente; es el acto mismo con el cual esta síntesis se da a sí misma. O bien existe ‘otro’ enfrente de Brahman, lo cual significaría hacer de Brahman una cosa relativa, ‘uno entre dos’, en contra de la hipótesis…
En el Vedânta el universal no comprende, sino que excluye a lo particular, puesto que el mismo no puede comprenderlo sino negándolo en la indeterminada identidad, en el mero éter de conciencia (cid-âkâçâ), noche, para decirlo a la manera de Hegel, en la cual todas las vacas son negras…
El individuo, en cuanto tal, pertenece a la manifestación y de este modo resulta una nada, una apariencia: ésta resulta ser la única consecuencia rigurosa de la premisa.”
Se pregunta entonces: “¿posee o no el devenir del hombre un valor propio, un valor cósmico? En suma: ¿por qué tengo yo que devenir, transformarme?
En efecto la concepción del Vedânta es que el mundo, que procede de estados no-manifestados, vuelve a sumergirse en éstos al final de un cierto período, y que tal cosa acontecería de manera recurrente. Al final de tal período todos los seres de una manera u otra resultarán pues liberados, ‘restituidos’.
Es decir está aquí presente la concepción cíclica de la historia por la cual todo sucede en forma necesaria, la que Evola acepta pero en manera condicional, en tanto que ha sido la caída del hombre en la modernidad lo que ha traído como consecuencia que la historia se desenvolviera cíclicamente y no es verdad que lo cíclico es la circunstancia natural del hombre. Yo puedo corregir los ciclos.
En cambio “en Guénon y en el Vedanta la misma libertad es negada: los seres en última instancia están fatalmente destinados a la ‘perfección’… concepción ésta que contrasta con muchas otras de la misma sabiduría hindú, en especial del buddhismo, en el cual es en cambio muy vivo un sentido trágico de la existencia, la convicción de que si el hombre no se convierte en el salvador de sí mismo, nada lo podrá nunca salvar, que sólo su voluntad puede arrancarlo del destino de la generación y de la corrupción (samsâra) en la cual de otra forma permanecería por toda la eternidad…
La superación no debe ser desapego, fuga respecto de la realidad, fe soñadora en los cielos y sumergimiento intelectual en la identidad suprema: debe ser en vez inmanente resolución del mundo en el valor, espíritu que hace de la realidad la expresión misma de la perfección de su actividad. La realidad del mundo debe ser reconocida y a decir verdad como la del lugar mismo en donde a partir de un hombre se recaba un Dios, a partir de la ‘tierra’ un ‘Sol’.
Es decir que éstas son las cosas que Evola le reprocha Guénon:

El fatalismo por el cual el sujeto es comprendido en una realidad que lo trasciende y ante la cual representa una cosa ‘ilusoria’. No puede quebrarse la voluntad de Brahma ni las leyes fatales de la historia. En tanto Brahma es todo, apartarse del mismo es sumergirse en la ilusión. Todo lo que existe es pues voluntad de Brahma aun mi acción por apartarse del mismo.

De allí la primacía de la contemplación en tanto que el yo es impotente ante la realidad. De lo que se trata es entonces de conocer las leyes fatales de un ciclo histórico al cual no podemos en modo alguno corregir ni modificar. De allí el rechazo de Guénon hacia la acción en cualquier plano en que ésta se desarrolle y especialmente su indiferencia hacia los procesos políticos de su tiempo.

Para Evola lo moderno y lo tradicional no son partes de un ciclo histórico sino que son disyunciones que existen siempre siendo ello la transposición histórica de la dicotomía que desde los inicios de su pensamiento se hallaba entre retóricos y persuadidos. Podría decirse pues que moderno y tradicional representan el estado de ser persuadido y de retórico que se formulaba en la instancia propia del individuo absoluto. Ambos tipos de hombre se encuentran en un contraste total: o un mundo de persuadidos o de retóricos o un mundo en el cual el espíritu es lo que gobierna o en cambio en donde éste se encuentra en un estado de dependencia, tal la forma propia de la modernidad.

Si la historia no está escrita y depende de la acción del hombre resulta pues indispensable ordenar en un mismo campo al mundo de la tradición, es decir el mundo de los persuadidos. Esto es lo que explica su adhesión contundente a la doctrina esencial de la unidad trascendente de las grandes religiones, que es también asumida por Guénon pero en un sentido diferente. En un caso las religiones y tradiciones espirituales se unen para darle un corte final y definitivo al mundo moderno, en el otro en cambio, en tanto el universo marcha solo dirigido por Brahma ello no significaría otra cosa que el agrupamiento de todos aquellos que desde universos dispares quieren percibir tales principios esenciales.

En síntesis, si para Evola el hombre en cuanto tal es potencia, en Guénon es en cambio impotencia, en tanto tan sólo en Brahma se encuentra tal condición.



Pero como lamentablemente el pensamiento de Evola ha sido distorsionado, rebobinemos un poco y retornemos para atrás a lo que hablábamos en la conferencia de ayer y veamos al respecto que es lo que los evolíticos, es decir los distorsionadores del pensamiento de Evola, expresan críticamente de la obra de Guénon. Nos remitimos aquí a ese conjunto de personas que en España se han nucleado en un foro autodenominado Traditio et Revolutio cuya figura más prominente es un tal Alcántara, del cual extractamos unos conceptos pretendidamente críticos hacia su figura:

“Guénon y los guenonianos se hallan envueltos en un intelectualismo del cual no pasan; y por el cual sienten inquina (fruto de su innata lunaridad) hacia las inclinaciones mágico-operativas y la heroica y solar búsqueda efectiva de la realización interior de que hace gala la obra de Evola”.
Es decir que para éstos el carácter notoriamente contemplativo en Guénon sobreviene no por una decisión propia de un espíritu que, en razón de su potencia, elige por sí mismo hacia dónde dirigirse, sino por una circunstancia innata y fatal, lo que califica como lunaridad. Ya a partir de aquí vemos que una forma de determinismo e impotencia es suplantada por otra. Si para Guénon es el principio supremo o Brahma el factor determinante que comprende al sujeto, para los evolíticos, que dicen criticarlo a Guénon, en cambio lo que hacen es simplemente una sustitución del factor determinante pues pasaría aquí de Brahma a la raza. Es ésta la que determina mis pensamientos y acciones. Queda generada así una nueva forma de impotencia, asemejándose de este modo al mismo Guénon al que se pretente criticar. Así es como afirman.

“Están errados los que creen que el contemplar evoliano de esa dimensión Trascendente de la raza supone caer en una especie de universalismo que pasaría por encima de la cuestión biológica y de las diferencias raciales físicas. Evola siempre tuvo muy clara la exclusividad de la afiliación solar (propia de las razas boreales de la Edad de Oro) a los pueblos indoeuropeos.
Es decir que solamente los pertenecientes a la raza a la que dice pertenecer A. tendrían filiación solar, es decir espíritu propiamente dicho, pues es su característica la función creadora, los demás, los semitas por ejemplo, en tanto son lunares, tienen alma, pero no tienen espíritu, de los negros llega a decir en otro texto que ni siquiera tienen alma.
Y a partir de dicha óptica racista que por supuesto no está en Guénon pero tampoco en Evola es que nos afirma lo siguiente:
"No se debe hablar de "unidad trascendente de las religiones", porque las religiones tienen vedadas, por su propia naturaleza exotérico-fideísta-moral, el conocimiento de la dimensión Trascendente de la realidad (el esoterismo) (es decir la dimensión espiritual) . Colocar, p. ej. en el mismo plano al budismo de los orígenes (vía de realización) con formas religiosas inferiores como el judaísmo, islamismo,...también por supuesto el cristianismo) no tiene, pues, ningún sentido.
Es decir que, en tanto son racistas, no pueden ‘colocar’ en un mismo plano a un semita con un ario. Para ello, en función de un intento burdamente nazificador, tienen que falsificar la obra de Evola haciéndole decir lo que nunca ha dicho.

Sin embargo Evola dice exactamente al revés de todos ellos. Así pues nos afirma:
“En el plano de las religiones tiene valor tan sólo la unidad trascendente, efectuada desde lo alto: la unidad que puede resultar del reconocimiento de la Tradición Una existente más allá de sus varias formas particulares e históricas, de los contenidos metafísicos constantes que se presentan según diferentes vestimentas – casi como en la traducción de diferentes “lenguas” – en las distintas religiones y tradiciones sagradas del mundo. El presupuesto imprescindible aquí es pues la asunción “esotérica” de aquello que se presenta según la opaca y a veces incluso contrastante variedad de las formas exotéricas, exteriores e históricas, de las religiones y de las tradiciones. El encuentro, por lo tanto, podrá acontecer únicamente en el vértice, al nivel de las elites capaces de comprender la dimensión interna y trascendente de las correspondientes tradiciones, en función de la cual la unidad resultaría por sí misma y podrían desarrollarse “diálogos” sin perturbar los límites propios de cada una de ellas en el nivel de la “base” y de la doctrina externa.
El fundamento del “tradicionalismo” es la idea… de una unidad trascendente de todas las religiones (para decirlo mejor, de todas las grandes tradiciones espirituales, puesto que nosotros insistimos en indicar la oportunidad de limitar la designación de “religión” a ciertas formas particulares de tales tradiciones). Desde el punto de vista tradicional, éstas se presentan como “homologables”, como formas varias, más o menos completas, de un conocimiento único, de una sapientia perennis, emanaciones de una tradición primordial atemporal: toda diferencia refiriéndose al aspecto contingente, condicionado y caduco, y ninguna de éstas pudiendo pretender, en cuanto tal, de representar como un monopolio a la verdad absoluta”. (El arco y la clava, pgs. 228 ysig.)
Pero indudablemente no es esto lo que expresan los evolíticos que insisten con una gran dosis de deshonestidad intelectual en seguir calificándose evolianos, tal como dijimos ayer en el mismo caso de los euroasiáticos.
“Frente al cosmopolitismo igualitarista religioso-racial proferido por Guénon hallamos el establecimiento de una jerarquía defendida por Evola que sabe de las diferentes potencialidades que, ante lo no meramente físico, atesoran las diferentes razas (entre sus más cualificados miembros en los casos de las que pueden aspirar al renacer a la realidad Suprasensible).

“Denunciamos el peligro que tiene la expresión "unidad trascendente de las religiones". Nosotros deberíamos hablar de "unidad originaria de las vías de realización", pues éstas tienen un origen común: el de la Tradición Primordial propia de la Edad de Oro (Satya-yuga) que era la que tuvo lugar entre la raza hiperbórea de naturaleza divina; raza que tras diferentes procesos migratorios acabó dando origen a los pueblos indoeuropeos.”
Es decir que tales personas incurren en el mismo exclusivismo que Evola achacaba a los güelfos, no por nada también europeos como los aludidos. Así como el güelfo cree que su religión es la superior a todas y considera que solamente a través de ella uno se salva, los racistas consideran a su raza como superior a todas las demás y consideran que la raza divina por excelencia es la europea.
Alcántara le agrega a tal osada aseveración una serie de argumentos descalificatorios hacia los que afirmamos lo contrario, sea del lado evoliano, como del lado del mismo nazismo en los sectores que con honestidad intelectual rechazaban al pensamiento de Evola por ser contrario a sus puntos de vista.
Así pues en el prólogo a un libro de Evola sobre la raza manifiesta lo siguiente:
… desde ciertos ambientes cercanos a posiciones nacionalsocialistas y desde algún nucleamiento de adscripción evoliana (acá se refiere a nosotros) se ha querido presentar a un Evola que habría ignorado (por considerarla intrascendente y falta de valor) la extracción racial de los individuos y la consideraría insustancial a la hora de elaborar sus teorías raciales”. 

Nosotros en nuestra réplica nos remitiremos puntualmente al texto de Evola mostrando el contraste absoluto que existe con la totalidad de lo que Alcántara ha afirmado sobre dicho tema.
Pero antes de ello queremos también ser justos con el nazismo, ideología que no merece ser también falsificada como quiere hacer Alcántara sosteniendo que en lo sustancial manifiesta lo mismo que el pensamiento evoliano y que solamente habría podido existir alguna discrepancia con cierto sector crudamente materialista o ‘biológico’ del mismo. Alcántara soslaya al respecto que ésa no era la diferencia esencial, sino que aun con aquel nazismo que no reducía la raza a un fenómeno puramente corpóreo y que también aceptaba la existencia de una dimensión espiritual, existía una oposición de fondo. Y para ello qué mejor que citar partes del informe brindado por el Dr. Huttig, de la oficina de política racial del Partido nacional socialista en 1942 sobre la doctrina de la raza de Evola, el que fuera publicado en la edición 2ª de La raza del espíritu, pgs. 268-270.
Dice el aludido:
“Para Evola la raza consta de 3 principios, cuerpo, alma y espíritu. Para nosotros espíritu, alma y cuerpo no son tres principios distinguibles, sino que son las maneras diferentes expresivas de la raza en la unidad de lo viviente”. Acotemos al respecto que, en concordancia con tal pensamiento, el Sr. Martín, un socio de Alcántara en sus desvíos, había dicho: “Insistimos en que biológico, anímico y espiritual son tres nociones que no deben separarse”. Es decir, nos dice lo mismo que Huttig pero, a diferencia de éste, por desconocimiento o deshonestidad, quiere achacarle a Evola tal postura.
Demostrando un mejor conocimiento de nuestro autor, el Dr. Huttig denuncia en cambio en éste un dualismo el que es puesto en sintonía, muy a pesar de A. y M., con el catolicismo. Así pues nos señala que, lejos de ser realidades inseparables, en Evola “el espíritu se encuentra en condiciones de modificar los factores hereditarios (la Iglesia también opina lo mismo cuando dice que a través de la plegaria y la vida noble se puede producir tal modificación).”
Ha quedado en claro entonces que la discrepancia con el nazismo no estaba referida meramente al hecho de que “pugnaba por no reducir al hombre a su mera condición corporal y animal”, tal como dice Alcántara, sino que se trataba de un embate entre dos concepciones opuestas respecto de las relaciones entre lo material y lo espiritual, una de carácter monista y por lo tanto determinista en tanto que comprendía en una sola sustancia inseparable a ambas realidades, (UNA VEZ MÁS LA RAZA ES PARA AUTORES RACISTAS COMO ALCÁNTARA EL EQUIVALENTE AL BRAHMA DE GUÉNON RESPECTO DEL CUAL TODA INDIVIDUALIDAD ES ILUSORIA Y NO PUEDE EN MODO ALGUNO MODIFICAR LO RECIBIDO HEREDITARIAMENTE) y la otra en cambio dualista, sostenida sea por Evola como por el catolicismo o por cualquier otra concepción de lo trascendente, que consideraba el contraste entre ambas dimensiones. Pero veamos al respecto si acaso esto era solamente sostenido como una equivocación por parte de Huttig o si en cambio no era justamente lo que Evola también reconocía. Citamos a continuación pasajes de su texto, La superación del racismo, pgs. 197-208, de La raza del espíritu, 2ª Edición.
“La forma más ingenua del racismo es aquella en donde se considera que con una defensa casi zootécnica de la raza humana se puede llegar a algo decisivo y creativo (es decir la forma de nazismo que según Alcántara sería la única que criticaría Evola) … (pero también existe otra que se formula la existencia de una dimensión espiritual aunque estableciendo la unidad inescindible entre la materia y el espíritu y al respecto) es inútil decir que en el concepto de raza comprendemos a aquella plenitud de la vida humana en la cual cuerpo y espíritu.. se unen en una suprema unidad”, es decir la postura monista antes señalada por Huttig; “y sostener acerca del problema de si una cosa determina a la otra, si la forma corpórea es determinada por el espíritu o viceversa, que ello es una cuestión anticientífica, metafísica… (W. Gross) o, tal como decía Rosenberg: “No concordamos ni con la proposición de que el espíritu crea al cuerpo, ni a la inversa que el cuerpo crea el espíritu. Entre mundo espiritual y mundo físico no hay ninguna frontera neta: ambos constituyen un todo inescindible”. En cambio es éste el punto que debe ser decidido.”
Y es aquí donde se encuentra el gran dilema que nos hace ver Evola. ¿Es el espíritu el que crea al cuerpo o la inversa es el cuerpo el que lo hace con el espíritu? O si utilizáramos la terminología racista: ¿es la raza del cuerpo la que determina la existencia de una raza espiritual o es a la inversa la espiritual la que constituye la del cuerpo, incluyendo también en ello a lo psíquico?
O PARA DECIRLO EN FORMA MÁS SENCILLA ¿ES EL HOMBRE UNA POTENCIA ESPIRITUAL CAPAZ DE FORMAR A LOS ENTES ENTRE LOS CUALES SE MANIFIESTA O ES EN CAMBIO UNA IMPOTENCIA EN TANTO FORMADO, DETERMINADO POR UNA COSA A ÉL SUPERIOR, LLÁMESE BRAHMA COMO EN GUÉNON O RAZA COMO EN LOS RACISTAS EVOLÍTICOS DEL ESTILO DEL SR. ALCÁNTARA.?
Así como los euroasiáticos son seguidores de un discípulo desviado de Evola, Freda, quien de la misma manera que el Sr. Dugin sostenía las relaciones posibles entre cierta forma de comunismo y el pensamiento tradicional, los evolíticos del estilo de Alcántara son seguidores de otro discípulo desviado, Adriano Romualdi, quien ha sostenido la idea de la pretendida superioridad que tendría la raza indoeuropea sobre todas las demás. Evola por pudor, porque se trataba de un muchacho muy joven que todavía podía aprender no le pudo o no le quiso decir en la cara que estaba totalmente equivocado. Pero sin embargo a algunos discípulos de éste del estilo de Alcántara que insistían en lo mismo, supo decir de manera contundente lo siguiente: “Cuanto más puede decirse que los indoeuropeos fueron los pueblos que más que cualquier otro han sabido RECONOCER y aplicar un ideal de jerarquía orgánico funcional… PERO ESTE IDEAL SIN EMBARGO MANTIENE UN VALOR OBJETIVO Y NORMATIVO QUE DE NINGUNA MANERA PUEDE CONSIDERARSE COMO LA CREACIÓN DE UN DETERMINADO GRUPO HUMANO” (La Tradición romana, pg. 82). Queda entonces en claro que para Evola el espíritu no es una cosa exclusiva de la raza a la cual dicen pertenecer personas como Alcántara y Martín.
Es decir volviendo ahora al tema principal de la obra, la crítica no va dirigida solamente hacia Guénon, sino que es importante hacerlo, en función de ciertas proximidades existentes, también hacia todas aquellas posturas que aun autocalificándose como tradicionales o incluso evolianas son en el fondo modernas pues niegan al espíritu capacidad creadora, niegan que sea una potencia libre que determine las cosas y las forme, sino por el contrario es un producto. En el caso de Guénon tal como hemos dicho el hombre en cuanto a su existencia es una ilusión de Brahma, sólo en éste encuentra su realidad, afuera del mismo se encuentra la nada. En el caso de los evolíticos que dicen criticarlo a Guénon en el fondo concuerdan con éste en su determinismo. Afuera de la raza superior, que sería para ellos la indoeuropea a la que pertenecerían, o más secamente la raza blanca de la cual bien sabemos que también participa el sionismo, existen estados de inferioridad siendo pues el hombre un producto de su raza así como en Guénon lo era de Brahma. (1)



(1)   Hay que destacar como hecho curioso que a pesar de manifestarse como contrarios a Guénon y favorables a Evola, en otras cosas esenciales, además del fatalismo determinista recién señalado, los evolíticos están de acuerdo con el pensador ‘lunar’ francés: Así dice el Sr. Martín: “Coincidimos con Guénon cuando afirma que "el fin de un mundo no es sino el fin de una ilusión". Para agregar: el "mundo moderno" -epítome del samsâra o devenir- no es una realidad, ni siquiera un "lugar", sino un "estado". Es decir, es inherente a nosotros mismos, el "mundo" reside en nuestra consciencia. Por lo cual: HAY QUE OLVIDARSE DEL ESTADO "DE HECHO" DE LOS PUEBLOS ACTUALES (cualesquiera que estos sean) y atender a lo esencial,(que el mundo es una ilusión).”