sábado, 30 de octubre de 2010

EL SUICIDIO DE KIRCHNER (ÚLTIMA PARTE)


Quedó claro para nosotros que se trató de un suicidio, o al menos de una muerte inducida respecto de la cual mucho se sabía con anticipación. El paciente, que había tenido varios cuadros críticos, no seguía puntualmente con ninguna de las indicaciones médicas que se le hicieran y es indubitable que a través de ello buscaba la propia muerte. Nosotros hemos sido los primeros si no los únicos en anticipar este trágico final en tres artículos sucesivos publicados entre el 2003, año en el que asumiera el gobierno, y el 2008 cuando comenzara el colapso de su estrella tras la crisis con el campo (1), (2) y (3). Aplicamos en tales notas un procedimiento no convencional de análisis político que sería largo repetir aquí por lo que remitimos a los interesados a las mismas. Ahora lo que queremos explicar son en cambio las razones de esta situación, es decir qué fue lo que condujo a este final. Para ello acudiremos a dos disciplinas subsidiarias de la metafísica como la ciencia política y la psicología. Empezando por lo primero debemos decir que hoy en día la política moderna, a diferencia de lo que sucediera siempre en épocas normales, se basa no en los principios sino en el terreno de la eficacia y la oportunidad. Una teoría o un político interesan no tanto por el valor de verdad que tengan, sino por el éxito o los votos que hayan obtenido. La frase de ese general devenido en político de que ‘la realidad es la única verdad’ grafica perfectamente lo que es la política moderna. En realidad no interesa aquí tanto si una cosa es verdadera, si beneficia o no a las personas, sino si ha logrado imponerse y triunfar, lo cual en un terreno democrático como el actual significan votos y triunfo en las urnas. Y al respecto digamos que deben ser hombres muy menores y carentes de una auténtica dimensión espiritual los que acepten hacer política en estas condiciones en donde la verdad y los principios queden subordinados al éxito. Hombres en los cuales, ante la falta de certezas interiores, necesiten confirmaciones externas y que vivan pendientes de la adquisición de algo ajeno a ellos mismos que los pueda completar. El político moderno, como forma paradigmática de esta era de decadencia, es un ser que precisa llenar su yo interior con la búsqueda incesante de bienes externos que pueden ser tanto cosas materiales como también los relativos al prestigio que le otorguen las adhesiones de los otros. Y hay por lo tanto, en función de estas dos prioridades, dos tipos de líderes modernos. Por un lado se encuentran aquellos que buscan a través de la política satisfacer sus apetitos de bienes y los que en cambio dan prioridad a la satisfacción que les produce el logro del consentimiento ajeno. El peronismo, que ha sido justamente la mejor y más paradigmática manera como se ha manifestado entre nosotros la política moderna, nos ha dado a esos dos tipos de líderes que se han diferenciado justamente por la prioridad que le han otorgado a cada una de estas dos cosas. Y estos han sido Menem y Kirchner, pudiendo entrar con la descripción de los mismos de lleno en una esfera psicológica.
Con respecto al primero de ellos, alguien cuando lo describió manifestó con razón que se destacaba especialmente por ser una persona que carecía totalmente del defecto de la timidez. Es decir que en realidad al mismo le interesaba ser exitoso no tanto para consolidar el propio yo, sino para adquirir aquellos bienes necesarios para colmar su vacío interior. Es decir que para Menem el consentimiento ajeno no era el fin, sino simplemente un medio para alcanzar otras cosas. Por ello el mismo, si bien no ha tenido el vicio de la timidez, se ha destacado en cambio por una personalidad voluptuosa encaminada hacia la búsqueda siempre mayor de placeres habitualmente relacionados con una sexualidad desenfrenada (1). Pasó exactamente al revés con Kirchner, a este último por supuesto que le interesaron también los bienes materiales, pero los acumuló en función de un fin ulterior diferente del de su predecesor que ha sido la búsqueda del consentimiento y confirmación ajena. Si Menem ha sido un hombre público que ha podido siempre prescindir de lo que los otros decían de él, no ha pasado lo mismo con Kirchner, al que se podría sin más calificar desde tal perspectiva como un tímido. Y esto se lo vio justamente en la decisión por la cual resolviera elegirla a su esposa como su sucesora en el cargo a pesar de que podía perfectamente haberse hecho reelegir, pero, como había escuchado desde varios sectores que en realidad era ella la que dirigía el país entre bastidores, quiso revertir tal situación mostrándose así él como el verdadero jefe de Estado. Y en tal sentido hay que reconocer que tuvo éxito pues fue justamente luego de que su esposa fuera elegida presidente que empezó a ser concebido como el verdadero gobernante.
Esta misma situación es la que se ha producido ahora con su suicidio y con su antecedente real cual fuera la derrota que tuviera con el campo en el famoso conflicto por las retenciones. Se supo que al haber perdido la pulseada planteó hace dos años la renuncia al gobierno. Argumentó que podía repetir una misma circunstancia como la de Perón que fue expulsado del poder con el 30% del consentimiento de la población y que luego, debido a los fracasos de la oposición, pudo volver y triunfar con el 70%. Insistió en tal oportunidad que el desgaste de sus enemigos era mucho mayor que en la época del general que regresó al poder luego de casi 20 años de exilio; él consideraba que su retorno tras el fracaso de la oposición iba a ser en menos de tres años. Sin embargo las cosas le salieron mal porque su esposa Cristina se le plantó y por primera vez no aceptó seguir sus indicaciones.
Se supo luego que dos días antes de su muerte recibió un informe confidencial que le decía que su derrota electoral era ya ahora irreversible y que hasta podía llegar a dudarse de que pasara a la segunda vuelta. En la soledad de El Calafate pergeñó pues su última estratagema. Un Kirchner muerto haría crecer su popularidad del 30 hasta más del 50. Muchos que no lo votaron lo llorarían en su velatorio y Cristina llegaría a ganar las elecciones.
Desde ya que esto último no va a ser así y el desgaste del régimen va a ser mucho mayor puesto que esta vez se va a repetir y en forma multiplicada la experiencia de la viuda de Perón en el poder. Aunque ahora no va a ser con un solo López Rega, sino que una docena de ellos pateará cada uno por su lado. Pero esto lo dejaremos para otra oportunidad. Simplemente digamos que no se resolverá la crisis argentina ni de otro país simplemente con la salida de un Kirchner de la escena política, sino que lo que se debe terminar es esa gran anomalía que es el mundo moderno (2).

(1) Menem se ha jactado como un verdadero mérito el de ser un mujeriego. Tiene como su correlato internacional a otro líder europeo como Berlusconi, que es la versión italiana del primero. Paradojalmente y como un signo de algo verdaderamente grotesco que habría que analizar en una nota ulterior, el mismo día en que moría Kirchner en Italia comenzaba a estallar el escándalo conocido como el Rubygate o también del Dunga Dunga. Compulsivo putañero, Berlusconi esta vez se pasó de la raya. Una de sus odaliscas preferidas, la marroquí Ruby, cayó presa por ladrona y Berlusca en persona llamó a la comisaría para que la liberaran alegando que se trataba de la sobrina del premier egipcio Mubarak. Es decir, además de todo, un papelón internacional. A esto se le suma que la aludida aun no tiene los 18 años que cumplirá pasado mañana. Por lo cual en dos días la sociedad italiana se enterará de cosas trascendentes tales cómo es el famoso Dunga Dunga que la pulposa joven practicaba con el premier. Tal como vemos tampoco se trata aquí de una persona tímida.

(2) Esta tendencia hacia la timidez compulsiva, consistente en un interés enfermizo respecto de la opinión y aprobación ajena, puede servir también para explicar aquí las causas del verdadero fanatismo manifestado por Kirchner en la persecución hacia los militares que participaron de la guerra contra la subversión. Él ha querido de esta manera compensar su conducta asumida durante la época de la pasada dictadura, respecto de la cual si no alcanzó a ser abiertamente un colaborador, se destacó en cambio por una persona que se mantuvo ajena a la lucha en su contra e incluso se benefició con sus políticas económicas. Persiguiendo ahora a los militares quiso así compensar ante su conciencia y la de los otros sus anteriores omisiones.

Marcos Ghio
30/10/10

lunes, 25 de octubre de 2010

Algo más sobre el debate entre principistas y populistas
LA POLÉMICA ENTRE WERMUS Y FEINMAN


Nosotros queremos continuar acá con el contenido desarrollado en otra nota aparecida en el último número de El Fortín en la cual sosteníamos que la sociedad argentina está hoy en día obligada a participar de un debate mediático entre las tendencias en la que se ha dividido tradicionalmente la extrema izquierda, sea stalinista como trotskysta, respecto de la manera cómo es conveniente realizar la revolución bolchevique en la cual todos los participantes del mismo creen por igual con una fe ciega en tanto que la misma representaría el producto fatal de la lucha de clases, es decir el motor implícito y marxista de la historia. Y decíamos en esa nota que la izquierda seguía dividida como hace más de 50 años entre principistas y populistas, es decir entre aquellos que, abrazados de los principios que sustentan fanáticamente, pretenden corregir la realidad, en tanto no alcanzaría a ser racional y marxista como ellos, y los otros que en cambio sostendrían lo contrario, que son los intelectuales de tal ideología los que deben aprender de la realidad tratando de percibir las vetas marxistas que se desprenden de los hechos. Esto mismo se ha agudizado en estos días a partir del trágico acontecimiento de lucha gremial que terminara con la vida de un joven trotskista militante de una de sus ramas, denominada el Partido Obrero y cuyo líder y fundador es Saúl Wermus, más conocido en nuestro medio como Jorge Altamira. Respecto de esta discontinuidad existente entre pseudónimo y nombre real hablaremos luego
Acá en verdad lo que nos interesa primeramente es el debate que se ha suscitado entre el aludido, representante como tal de los principistas y su coetáneo, habitual columnista del matutino pro-kirchnerista Página 12, el filósofo José Pablo Feinman, como exponente del populismo, asumiendo ambos las dos posturas antes aludidas y contrapuestas que contrastan en el seno de nuestra izquierda. Todo se ha originado porque Wermus, en una arenga lanzada en la misma Plaza de Mayo, ha acusado del crimen de su afiliado al mismo gobierno de Cristina Kirchner al que ha calificado como defensor del capitalismo y burgués. Feinman en cambio, en tanto exponente del marxismo populista, lo critica a Wermus por su cerrazón ideológica y por no querer ser político, es decir en ser incapaz de percibir las diferencias de matices, para él esenciales, que pueden haber existido entre el régimen de un Menem y el de los Kirchner, ya que en este último aparecen vetas progresistas y bolcheviques que habría que ser capaces de explotar y nos recuerda la actuación similar del trotskismo del Erp en la época de Cámpora y de Perón quienes por sus acciones turbulentas e intempestivas en contra de tales gobiernos terminaron arruinando lo positivo y progresista que en éstos había dando así excusas a la derecha para luego tomar el poder. En fin, tal como vemos principistas y populistas del marxismo leninismo, si bien comparten lo esencial del mensaje, contrastarán de por vida respecto de la praxis a implementar y dudamos de que alguna vez lleguen a ponerse de acuerdo.
Ahora bien, respecto de esta interminable polémica que a nuestro entender no tiene solución y lo único lamentable es que, tal como decíamos en la otra nota, ha salido de la esfera privada de las capillas bolcheviques para hacerse pública a través de los grandes medios de prensa que les prestan sus espacios con tanta generosidad, nosotros queremos decir un par de cosas. Que si bien estamos en las antípodas del pensamiento de ambos nos resulta en cambio más simpática la postura de Feinman, un judío que no esconde su apellido y por lo tanto da la cara, de la de Wermus, que en cambio tiene que ocultarse detrás del hispánico y de alcurnia Altamira. Quiero decir que me siento verdaderamente discriminado por tal decisión que indudablemente no tiene este único ejemplo notorio sino que hay otros en medios públicos, sea periodísticos como farandulescos, tales como los sonados casos de Romay, Viale, Perina, etc. Me pregunto: ¿por qué se nos tiene que considerar de tan escaso nivel intelectual en modo tal de pensar que descalificaríamos a alguien por el apellido y no por la ideología o los principios que sustenta? ¿No es ésta una forma de ser discriminados al reputársenos como poco inteligentes y prejuiciosos? Porque al parecer hay algunos que consideran, como el caso aquí aludido, que una persona no se afiliaría nunca a un partido capitaneado por Saúl Wermus y sí en cambio a uno que lo dirige el más paquete e hispánico Jorge Altamira. Y lo que me ha resultado en su momento más insólito ha sido también que el aludido haya llegado a ser legislador ignorando al respecto (y quizás alguien pueda ayudarme) si juró con ese nombre o con su pseudónimo cuando asumió, pues en el último caso tal acto carecería de valor.
Pero también las sutilezas pueden seguir incrementándose. Llama poderosamente la atención que la muerte de un militante del partido de Wermus haya acontecido a los pocos días de que ese nucleamiento trotskista haya llenado las calles de Buenos Aires con carteles que, ante el veto presidencial a la ley que establecía el 82% en las jubilaciones, invitaban a efectuar movilizaciones como las que acontecen con tanta violencia en Francia por el mismo tema. Y que también este hecho haya acontecido luego de que el gremialismo peronista prestó su pleno consentimiento a la candidatura de Kirchner. Para los cazadores de sutilezas podría recordarse también que uno de los hermanos de Saúl Wermus, de nombre Ismael, es a su vez uno de los principales articulistas del matutino Clarín, hoy confrontado con el gobierno y que como éste también utiliza un pseudónimo hispánico, Bermúdez. Pero se puede ir más lejos todavía, un tercer hermano de los aludidos, Felipe Wermus, es en la actualidad el esposo de una de las principales dirigentes del Partido del Trabajo de Lula, la adinerada Marta Suplici, y es reputado como uno de sus principales ideólogos que actúan entre bastidores debido a su origen argentino. Es abiertamente trotskista como Saúl, pero a diferencia de éste, debido a que vivió muchos años en París, utiliza el pseudónimo francés Luis Favre. Se sabe que Lula encabeza un bloque junto a los presidentes de Perú y Chile de presidentes progresistas pero racionales, en contraste con los populistas Chávez, Correa y Kirchner. En pocas palabras nos preguntamos ¿qué tendrá de malo llamarse Wermus? O también ¿estos debates distractivos a los que se nos quiere someter y aburrir no tendrán la finalidad de ocultarnos otros hechos más importantes?

Marcos Ghio
25/10/10

domingo, 17 de octubre de 2010

A propósito de un artículo de El País sobre Maradona
EL FALSO DILEMA ARGENTINO: PRAGMATISMO O PENSAMIENTO MÁGICO


Días pasados el diario El País de Madrid publicó una nota que diera vuelta por diferentes redacciones de periódicos argentinos respecto de la figura de Maradona comprendida como metáfora (en realidad lo más apropiado hubiera sido decir símbolo) de la Argentina actual y decadente. La misma estaba firmada por el español Carlín y el argentino Pierini y ponía el acento, a través del análisis de las recientes actuaciones deportivas y verborrágicas del famoso futbolista devenido en técnico, en ciertas características que serían también propias de nuestro país; en primer término en lo que siempre se ha calificado como la viveza criolla, es decir esa tendencia a no querer trabajar, a querer vivir de la zoncera ajena con independencia de cualquier valor moral superior. Lo cual a su vez se expresaría en una especie de pensamiento mágico y facilista por el que se considera que se resolverían las cosas sin esfuerzo alguno, de la misma manera con que uno puede hacerse rico y famoso estafando a los demás, tal como hiciera el aludido futbolista cuando produjera un importante gol con la mano. A su vez esta característica propia del argentino sería también lo que explicaría esa constante histórica expresada a través del peronismo el cual, en tanto manifestación política de la viveza criolla, sería también la causa de nuestra decadencia, la que explicaría además el fenómeno actual de los Kirchner los que, justamente por ser fieles a tal movimiento, se encontrarían más cercanos a demagogos inescrupulosos como Chávez que ‘a políticos serios y pragmáticos como Lula o Mugica’.
Dejando para otra ocasión lo relativo al fenómeno de los Kirchner respecto del cual nos hemos ya explayado vastamente en otras oportunidades, no pudiendo quedar duda alguna de nuestro absoluto rechazo hacia los mismos, no podemos menos que objetar el planteamiento esencial de la nota aludida que tal como era de esperar ha despertado el entusiasmo acentuado de los políticos que en manada hoy están a la espera de ser los próximos sustitutos del matrimonio presidencial en colapso.
Acá podríamos decir que una de las señales principales de que vivimos en decadencia es el hecho de que se repiten cíclicamente en la política los mismos fenómenos, incluso hasta con los mismos protagonistas y consignas, a pesar de que la población haya varias veces expresado su hartazgo llegando a sustentar la famosa consigna de ‘que se vayan todos’.
No es de extrañar entonces que hoy en día hasta con los mismos términos estemos repitiendo situaciones parecidas a las que se produjeran por ejemplo en 1989 cuando, luego de un período al que se calificara también de mágico e ideologista, como el de Alfonsín, se preparaba para suplantarlo la alternativa de los ‘pragmáticos’ pertenecientes a los dos partidos alternantes y reiterativos de la decadencia, en este caso Angeloz y Menem, que competían por mostrarse como adeptos por igual a tal postura e incluso compitiendo en mostrarnos cuál de los dos lo era más. Y al respecto, más allá de la profunda degradación que representara la era menemista, podemos decir algunas cosas esenciales. La primera de ellas es que no es verdad como dicen los articulistas que el pragmatismo sea sinónimo de seriedad. La segunda es que de ninguna manera es una alternativa a la viveza como ellos creen, sino por el contrario una de sus tantas manifestaciones. La tercera es que tampoco es cierto que sea la alternativa al peronismo. Y ello no solamente porque Menem fue un pragmático, tal como él lo manifestó, sino principalmente el fundador de tal movimiento que supo varias veces con su famosa teoría de los anticuerpos en política virar de acuerdo a las conveniencias sea a la izquierda como a la derecha, sin preocuparse en manera alguna por los principios o los ‘ideologismos’.
Aclaremos lo esencial del pragmatismo. Recibe tal nombre la filosofía creada en los Estados Unidos por William James para la cual el valor de verdad de una teoría está representado por el éxito que la misma haya alcanzado. Y como nos hallamos en un medio materialista como el norteamericano, tal éxito solamente puede medirse en función de economía y triunfo en el mundo de los negocios. Y al respecto habría que preguntarle al aludido periódico El País, que pareciera olvidar la profunda crisis que se vive en su suelo, ¿qué importancia puede tener que una filosofía pragmática y capitalista haya producido el aumento del producto bruto de un país si su correlato es justamente el de una masa embrutecida que lo único que puede hacer es vibrar con los ritmos de músicas sincopadas o llenarse los cerebros con los contenidos educativos de nuestra televisión pública y privada? Si a lo mejor el peronista Kirchner no es un pragmático porque se le ha ocurrido ponerse a toda la prensa ‘seria’ (y pragmática) en contra, sí lo era en cambio el peronista Menem que decía que teníamos que estar en relaciones carnales con los EEUU porque le habían ganado la guerra a los rusos (1).
Lo decimos una vez más: de la viveza criolla solamente se sale superando las dos alternativas modernas que se nos han impuesto para acentuar nuestra decadencia y conducirnos al abismo, sea las mágicas como las pragmáticas que pretenden un mundo fundado en valores materiales.



(1) Menem triunfó en las elecciones justamente por ser más pragmático que su rival. Así pues, luego de haber prometido que iba a recuperar con sangre las Malvinas y haberse granjeado así el apoyo de nacionalistas ingenuos como Seineldín, cuando llegó al poder estableció relaciones carnales con el usurpador llegando incluso a firmar el tratado de Madrid por el que Gran Bretaña supervisaba nuestro potencial militar para evitarnos futuras aventuras bélicas. En clara expresión de su pragmatismo hizo famosa esta frase en respuesta a su rival Angeloz quien perdió por no serlo tanto. “Si yo hubiera dicho como vos lo que iba a hacer perdía las elecciones”.

Marcos Ghio
17/10/10

jueves, 14 de octubre de 2010

EL FORTÍN Nº 55 (Septiembre-Octubre 2010)

EDITORIAL

LA LEY DE MEDIOS Y LA PELEA ENTRE IZQUIERDAS

por Marcos Ghio

Las épocas terminales se caracterizan por la confusión de los conceptos y principalmente por formular falsas disyuntivas con las cuales se querría comprometer a las personas. Tal es lo que sucede en estos momentos con la propuesta de ley de medios implementada por el actual gobierno de los Kirchner y con las pretendidas réplicas a la misma formuladas por los diferentes periódicos, entre los cuales se destacan especialmente los dos principales, Clarín y La Nación. (SIGUE)

LA CLAVA
(Columna de combate doctrinario)

A PROPÓSITO DE UN REPORTAJE A ALAIN DE BENOIST
LA POLÍTICA EVOLIANA COMO ARTE DE LO NECESARIO

CONTENIDOS VARIOS

por Walter Preziosi y Marcos Ghio

A propósito de una nota del periodista Juan Gelman en Página 12

LA NOSTALGIA DE LOS BOLCHEVIQUES

LA GUERRA DE CIVILIZACIONES QUE ESTALLÓ UN 11S

FIDEL CASTRO RUZ, UN POLÍTICO FUNCIONAL A NORTEAMÉRICA

LA VERDADERA CAÍDA DEL COMUNISMO
DE MONTMATRE A CHERNOBIL



A PROPÓSITO DEL RECIENTE ESTRENO DE VINCERE
LA GRAN METAMORFOSIS DE MUSSOLINI

HIROSHIMA Y AFGANISTÁN

OBAMA Y OTELO


DOCTRINARIA:

OPCIONES METAFÍSICAS DE LA TRADICIÓN

por Eduard Alcántara