martes, 25 de enero de 2022

Los Textos Sagrados en el mundo actual, por Francisco Galarza

Los Textos Sagrados en el mundo actual





Consideramos que, dado que la sociedad contemporánea es una de las mas peculiares que jamás hayan existido, pues por una parte es profundamente ignorante de las cosas que en verdad son importantes y al mismo tiempo sabe mucho sobre cantidad de cosas que no tienen la menor relevancia, y por otro es extraordinariamente soberbia y arrogante descalificando como irrelevante todo lo que desconoce y/o no se ajusta a su vida cotidiana, nos parece adecuado primero señalar lo que no son los libros sagrados antes de aproximarnos a su valor mas significativo.

Desde luego hay toda clase de bibliografía relativa a los libros sagrados, desde los libros más serios y que tratan el tema de forma adecuada, que son los menos, hasta una enorme cantidad de libros escritos por especialistas de toda clase y que explican desde sus respectivas especialidades académicas qué es y qué valor tiene tal o cual libro sagrado al que le hayan dedicado sus estudios.

Y por supuesto, en otra categoría, abundan los libros escritos por autores superficiales, que aportan todo tipo de puntos de vista, incluidos aquellos que inventan toda clase de hipótesis fantasiosas sin tener el menor conocimiento sobre lo escriben. De este tipo de autores no nos ocuparemos aquí.

En el grupo de los especialistas, como los historiadores, filólogos, epistemólogos, teólogos, entre otros, los que se consideran mas “objetivos” y serios, y por lo tanto imparciales respecto al o los textos sagrados que estudian, se ciñen lo mas rigurosamente que pueden al método científico, es decir, hacen sus estudios y llegan a sus conclusiones basados en pruebas y también a cierta cantidad de relatos verificables que sean o provean de cierta consistencia. Los aspectos que no pueden ser ni comprobados, ni tampoco al menos razonablemente rastreables con relatos indirectos, se dejan como cuestiones de fe o creencias personales para el lector. Muchos de estos libros desde luego aportan datos y estudios valiosos, en especial para poder situar correctamente los textos analizados y su circunstancia histórica, entre otros aspectos interesantes que atañen a la circunstancia propia del texto estudiado.

De este modo, los especialistas en estudiar los libros sagrados, llámese la Biblia, el Corán, el Avesta, los Vedas, el Dhammapada, el Bhagavad Gita, el Canon Pali (Tripitaka), etc., son categorizados como expertos en “literatura”, ya sea religiosa, mística, sapiencial, ritualista, piadosa, poética, etc. Éstos resaltan también el origen histórico verificable más antiguo posible y las consistencias o inconsistencias en quién o quiénes se supone que son los autores-escritores, el estilo literario, si es homogéneo o si no lo es, si corresponde al de la época en cuestión o no, y muchos otros aspectos de ese tenor. Desde luego, todos estos expertos, dan por descartada “por falta de pruebas” cualquier intervención superior, entiéndase divina, directa, indirecta, o de cualquier otro tipo, reduciendo de hecho, todos los libros sagrados a una mera invención humana. Eso significa quitarles todo valor superior a esos textos, y situarlos casi al mismo nivel que cualquier novela, libro de texto, ensayo, y demás.

En el caso particular de la Biblia, uno de los aspectos que devora cantidad de tiempo de los especialistas en diferentes ramas, es el de determinar qué relatos son comprobables en términos de su veracidad y rigor históricos. Desde si realmente Moisés atravesó el Mar Rojo, o si Cristo resucitó o no, entre muchos otros. Obviamente, nunca han encontrado “pruebas” de ello en un sentido o en otro, lo que les sirve para reforzar sus preconcepciones “científicas”.

Así que al final, sin importar a qué autor especializado se lea, todos comparten el mismo problema de origen: su formación (post)moderna -¿o deberíamos decir deformación?-, su “rigor científico”, queriendo aproximarse y aplicar a los textos sagrados, los mismos métodos que se pueden utilizar para analizar el mundo sensible (y por lo tanto con las mismas limitaciones), como saber si una novela, realmente la escribió Julio Verne o no, o si la noticia publicada en el “diario X” relata lo mismo que lo publicado en el “diario y” el mismo día, y de no ser así, cuáles y por qué son las inconsistencias.

Tratar de aproximarse así a cualquier libro sagrado para conocerlo, entenderlo y valorar su contenido, es incorrecto, pues de hecho, antes de iniciar el estudio se parte de un error de concepto, tratar de aproximarse a <<un texto que es esencialmente de una naturaleza diferente>> a lo que el experto o especialista categoriza siempre, sin darse cuenta, como profano.

Bajo esta forma profana y científica de pretender llegar a validar la veracidad o no, la relevancia o no de un texto sagrado, ocurre con frecuencia que la atención se centra mayormente en la literalidad del texto, y el significado simbólico-espiritual (el mas valioso) se vuelve algo menos a lo que no solo el especialista en turno considere, sino que se vuelve moldeable al gusto de cada lector, es decir, se llega a la conclusión de que cada quien puede asignarle el significado que guste, lo que equivale, desde el otro extremo, a reducir ese texto sagrado a la inanidad de la relatividad individual.

Leer y entender un libro sagrado requiere de una aproximación totalmente diferente, si es que lo que se quiere es entenderlo en sus aspectos relevantes y no en sus aspectos mas exteriores y contingentes, lo que parece ser el patrón común al menos en los ámbitos académicos y de los expertos.

Algunos aspectos relevantes que se deben tener presentes previamente cuando se va a leer o estudiar un texto sagrado, son entre muchos otros, que quienes se tomaron la tarea de plasmarlo por escrito, no estaban pensando en un relato noticioso, ni histórico, ni en hacer “buena literatura”, tenían en mente transmitir de la mejor forma posible verdades espirituales, que son atemporales, y la mejor forma de hacerlo, es con símbolos o en su defecto, con relatos mitológicos, o por lo menos alegóricos, entendidas estas palabras en su sentido original y no lo que hoy apresuradamente se entiende, cuentos, inventos sentimentales o incluso cierto tipo de manipulación social de las clases dominantes respecto a las menos favorecidas económicamente. Para ello, hay que conocer, al menos un poco, a la civilización y su contexto que originó tal o cual texto sagrado. No se puede simplemente extrapolar y querer entender con los parámetros mentales actuales.

Gran variedad de pasajes pueden tener un cierto “soporte” histórico limitado, pero es solo un apoyo, una referencia sobre la cual construir y explicar la(s) verdad(es) espiritual(es) que se quiere(n) exponer, y por lo tanto, que van más allá de un simple relato histórico-literario ocasional.

Los libros sagrados no son literatura, ni libros de historia religiosa, ni una especie de crónica noticiosa primitiva para quienes vivieron en esos tiempos. Si fuera así, les pasaría lo mismo que le pasa al 99.9% de los libros, perderían relevancia en pocos años, a lo sumo en pocas décadas.

Conforme surgieron los diferentes libros sagrados, fue con la intención de preservar y heredar (transmitir, de Tradición) a las futuras generaciones, de la mejor forma posible, pero limitada, verdades trascendentales de lo divino, el mundo y lo humano y la conexión entre los tres.

Cada una de esas obras, desde su propia civilización, y por lo tanto con puntos de vista diferentes, pero no opuestos o excluyentes, haciendo un esfuerzo realmente notable, pues tratar de transmitir cierta(s) verdad(es) o principio(s) espiritual(es) con palabras escritas, es en extremo complejo, pero es la única forma de hacerlo cuando una Tradición se empieza a perder, y es mejor que quede algo que pueda ser transmitido al menos de forma parcial, con todos los riesgos que eso implica, a que dicha Tradición se pierda por completo.

Cuando se lee cualquier libro sagrado, lo importante es tener presente qué nos quiere mostrar a nivel interior, esencial, que atiende a la Naturaleza Humana Integral -y no ha determinado tipo de ser humano y su inmediata circunstancia- a su relación con lo Superior, el tiempo en este mundo, cómo ser una mejor persona mas allá de cuestiones morales y éticas temporales, sino en términos de realización metafísica.

Francisco Galarza


Enero de 2022.

domingo, 16 de enero de 2022

LA GUERRA DE UCRANIA Y LOS HACKERS

LA GUERRA DE UCRANIA Y LOS HACKERS 

Hacker ruso en acción

Al parecer se reputa ya como un hecho inminente una invasión rusa a Ucrania, la que estuvo precedida hace pocos años por la que se realizara en su provincia de Crimea, luego en las que componen el Donbass, camuflada esta última por la presencia de ‘voluntarios’ rusos que atacaron dicho territorio en forma no oficial. Ahora -y luego de la reciente participación de tropas rusas en Kazakhstán para ‘preservar la paz’ e impedir una revolución de color prooccidental- vuelve a la palestra un viejo tema promovido especialmente por ese conjunto de hackers rusos, cibernéticos e intelectuales, encargados de deformar la realidad y generar en el seno de quienes, por no querer ser norteamericanos, tampoco desean ser rusos, una serie de lugares comunes y sofismas tratando de convencernos de las ventajas que proporcionaría a todos nosotros tal posibilidad de invasión.

El primero de ellos y principal consiste en considerar, tal como dijera el líder ruso Putin, como una tragedia histórica la disolución de la Unión Soviética, en tanto que, no solamente habría significado ello detener un impulso benefactor para la humanidad toda producido desde el antiguo zarismo, sino que habría brindado a su gran enemigo, que también lo sería de nosotros, los EEUU, o lo que suele calificarse como ‘mundo globalizado’, una excelente ocasión para expandirse por doquier sin hallar más el único obstáculo que lo detenía que era justamente ese conglomerado histórico tan necesario para nuestra libertad y ‘diversidad cultural’. Por tal motivo es que los hackers nos invitan calurosamente a apoyar la invasión rusa a Ucrania en tanto formaría parte de un proceso restaurador y que breguemos así por obtener una nueva URSS, esta vez ya no crudamente comunista como antes, sino más afín con el antiguo zarismo, lo que representaría la única posibilidad real para detener al imperialismo norteamericano y sus adláteres.

En lo que sigue contestaremos tales falsedades:

1) El rol de Rusia a lo largo de la historia reciente

El maestro Evola, en su inolvidable obra Rebelión contra el mundo moderno, resaltó sobremanera las semejanzas esenciales entre los dos imperios o al menos que pretenden ser tales, representados por EEUU y Rusia. En ambos casos existe una misma idea mesiánica de corte religioso que los sustenta pues se consideran por igual como el pueblo elegido enviado por Dios a la Tierra para hacer cumplir sus designios. Esto se lo ve en la misma Constitución de los EEUU la cual, tal como se formulara inicialmente, no fue pensada solamente para los 14 Estados que la elaboraron, sino para el mundo entero el cual debía con el tiempo confederarse o asociarse a tal conglomerado, o al menos asumir forzosamente su punto de vista y filosofía, considerado por ellos mesiánicamente como el superior a todos.

Una idea similar, aunque no precisamente bíblica o evangélica como en el primer caso, fue sustentada por la potencia de la Rusia zarista la cual se reputó como la expresión de un pueblo teóforo, encargado también de hacer triunfar los postulados de Dios, aunque en este caso por no ser su origen protestante como el norteamericano, el acento estaba puesto más en aspectos de corte ritualista, como los que separaban a la Iglesia romana católica de la bizantina, tratando así de resolver los distintos conflictos que se operaran en el seno de la cristiandad erigiéndose Moscú como la tercera Roma, la definitiva luego de la de Bizancio coartada por el avance musulmán, en representación todo ello del reino del Espíritu Santo. Sin embargo este ideal mesiánico no siempre estuvo signado expresamente por un motivo puramente religioso ya que con el pasar del tiempo en ambos casos dicho factor fue suplantado por el mero afán de dominio de tales naciones operando la religión en todo caso como un elemento secundario y convocante. Por lo tanto existió aquí una dialéctica entre el factor religioso comprendido en su aspecto esencialmente espiritual y sagrado con una orientación que en cambio hacía primar meramente el elemento puramente exterior del mismo, tal como sucederá luego.

Es de destacar al respecto que la postura tradicional del zarismo ruso ligado estrechamente a la cristiandad estuvo presente en varias circunstancias históricas, alcanzando su plenitud en la guerra contra Napoleón, el representante militar de los principios seculares y modernos originados en la Revolución Francesa y que fuera derrotado principalmente gracias al aporte de tal potencia militar. A posteriori el zarismo -y siempre en esa misma perspectiva tradicional- supo participar del espíritu de la Santa Alianza que agrupó a la totalidad de las monarquías europeas, con excepción de la británica influida por la masonería, para hacer frente a la subversión moderna motorizada principalmente por la Revolución Francesa y por las revueltas posteriores de 1848 y 1871. Sin embargo este conglomerado tradicional que junto a otros pudo detener por varias décadas el avance de la revolución terminó con el tiempo siendo infiltrado y disuelto por esas mismas fuerzas contra las que se combatía lo cual se plasmó en el fenómeno de la Primera Guerra Mundial en la cual el zarismo traicionó sus postulados aceptando aliarse con las democracias masónicas, inglesa, francesa y norteamericana, en contra de monarquías tradicionales como la austro-húngara y la otomana con las cuales compartía principios superiores por encima de formas religiosas o intereses nacionales singulares, haciendo primar en cambio meros apetitos políticos y económicos.

Este envión disociatorio, por el cual las fuerzas de la subversión lograron enfrentar entre sí a monarquías que deberían haber estado unidas, dio como resultado la supresión de todas ellas y el inicio de un proceso disolutorio que arriba hasta nuestros días respecto del cual sea el comunismo, que ha sido lo propio de la secuela de un zarismo degenerado, como el liberalismo, producto de la masonería y del encuadre mesiánico norteamericano propio del protestantismo, serán las consecuencias finales.

b) Comunismo y eurasianismo


El imperialismo ruso luego de su expresión zarista degenerada se manifestó a través del comunismo primero y luego del actual eurasianismo, que es una forma más actualizada del comunismo nacional instituido en su momento por Stalin. Así como este último, en oposición a su rival Trotsky, había convencido a los comunistas del mundo que debían dejar de ser internacionalistas y bregar por el triunfo de la Unión Soviética pues de tal manera se manifestaría ostensiblemente la superioridad de tal sistema sobre el capitalismo, la actual forma renovada por el Sr. Putin, quien reivindica tal pasado en forma ostensible, manifiesta también que si el imperio ruso se vuelve a constituir luego de la caída de la URSS, el mundo marchará a las mil maravillas y seremos todos libres y no sometidos más al poder globalizador de los EEUU y las mafias financieras que lo controlarían. No hay pues diferencias mayores entre estas tres expresiones imperialistas gestadas primero por un zarismo degenerado y luego por el comunismo y el actual euroasianismo o nacional comunismo (hay una pluralidad de nombres al respecto). Se trata en todos los casos de una misma oligarquía sedienta de poder y que finge liberar a los pueblos haciendo ostentación de su gran capacidad militar, pero en la práctica se trata de una dictadura sanguinaria que no ahorra medios para dominar a las personas.

c) ¿Cuál es el enemigo principal?


A diferencia de lo que sostienen los hackers rusos para los cuales el gran enemigo que tiene el planeta es el liberalismo y su patrón que son los EEUU y que por lo tanto debemos apoyar a Rusia, en tanto que nos liberará de tal flagelo, nosotros en cambio pensamos que es al revés. La sociedad democrática norteamericana, si bien en el fondo es lo mismo que la rusa ya que en ambos casos priman los principios de la modernidad (1), al menos permite la presencia de una cierta libertad de opinar y disentir, tal como lo estamos haciendo por ejemplo en estos momentos, cosa que no sucede en cambio con el gulag ruso en cualquiera de sus manifestaciones. En dicho universo sería inconcebible la existencia de un Navalny o de envenenamiento de opositores con polonio, tal como ha sucedido en abundancia con todo el exilio que se ha podido constatar.

Esto no significa en modo alguno embanderarse con tal sociedad sino por el contrario, en el conflicto que pueda haber entre ambos imperialismos, apoyar al norteamericano para que termine con el ruso. Y más aun bregar y apoyar a aquel gobernante que estereotipe las diferencias entre ambos imperialismos. En este aspecto reputamos que el bando demócrata cumple mejor la función que el republicano (2). Esto mismo es lo que hiciera Bin Laden en la guerra de Afganistán. Se alió con los EEUU para abatir al comunismo ruso en tal país para luego marchar contra los EEUU.

d) La guerra de Ucrania

Ya se calcula como un hecho inminente la invasión rusa a tal país y al respecto una fuerza tradicional debe denunciarla y enrolarse del bando de los defensores de la soberanía ucraniana. El imperialismo ruso debe ser suprimido del mismo modo que el norteamericano en segundo lugar. Debe sostenerse la necesidad de que Ucrania ingrese en forma decidida y plena a la OTAN y que Europa en su conjunto salga a defender, no meramente con presiones, la soberanía de tal país.



Notas

(1) Una de las confusiones que se han puesto en circulación para impulsar el apoyo a Rusia estriba en el hecho de que tal régimen combate la ideología de género, a los homosexuales y el aborto, que son en cambio impulsados por el mundo moderno. Al respecto queremos resaltar que, amén de que tal cosa también acontecía cuando gobernaba Stalin, a nosotros los tradicionalistas nos debe resultar en el fondo indiferente que una sociedad moderna estereotipe su proceso de degeneración la cual muchas veces puede ser hasta provechosa para acelerar su disolución. Lo tenemos que repetir una y mil veces: somos tradicionalistas, no conservadores. No tenemos nada que conservar de este orden moderno.

(2) Es de recordar los dos casos más recientes de gobernantes norteamericanos como Bush jr. Y Trump. El primero se dejó impactar por un crucifijo que le mostró Putin desde su niñez, por el cual lo quiso convencer que era cristiano. Esto sirvió para que no hiciera absolutamente nada ante la invasión rusa a Georgia. El segundo reputó también a Putin como un gran gobernante al que quería imitar. Por tal motivo en vez de aliarse con el movimiento mujaidin en contra de Rusia, tal como hicieran sus predecesores, se alió con Rusia a quien permitió invadir Siria para abatir al Estado Islámico.

16/01/22

lunes, 10 de enero de 2022

EL PAPA Y EL TRANSFERT

EL PAPA Y EL TRANSFERT



En este clima terminal de la era del paria en el que nos encontramos se asocian fenómenos físicos y metafísicos, mezclándose ambos con suma asiduidad e insistencia.

La contaminación ambiental producida entre otras cosas por el consumo masivo de agrotóxicos ha generado en esta humanidad actual un incremento notorio en los casos de autismo y de conductas derivadas del mismo como ser la ilogicidad, la confusión de causas con efectos, así como fenómenos conocidos psicológicamente como transfert por los cuales, ante el terror que representa la realidad que nos circunda, se buscan chivos expiatorios y se transfieren a los mismos las culpas de lo que está sucediendo tratando así de evadir responsabilidades.

Este fenómeno lo hemos visto justamente días pasados cuando el papa Bergoglio, respecto del cual hemos tenido una serie de críticas principalmente de carácter pastoral, ha sin embargo resaltado con justicia un fenómeno notorio hoy en día en el seno del mundo occidental y principalmente europeo, aunque incluyendo en el mismo también a otros como especialmente Rusia. Y consiste principalmente en el hecho de que, debido al aborto y demás medidas anticonceptivas en que los mismos han acudido, hoy se presencia un notorio fenómeno de disminución alarmante de la población que en el caso de la antes aludida euroasiática nación alcanza hasta cinco millones menos de habitantes por año. Y esto, ha hecho notar Su Santidad, se debe al hecho de que el hombre actual ha renunciado a la paternidad y ha reducido el sexo a un mero fenómeno de goce ilimitado, transfiriendo la carga afectiva que antes se dirigía a los hijos a una serie de sustitutos tales como las mascotas las que ocuparían el lugar de la responsabilidad respecto de la descendencia. En este caso el pontífice ha resaltado con razón que el fin del hombre en esta vida, a diferencia de lo que sostiene la degeneración postmoderna, es la trascendencia y que ésta se alcanza en grados diferentes, siendo la perpetuación de la propia estirpe, es decir lo que está más allá de una vida singular, una meta a alcanzar, subordinada a una mayor, pero perfilada en una misma dirección, que es la conquista de la eternidad,

Obviamente que la opinión pública autista saturada de consumo de drogas y agrotóxicos, reducida en exclusividad al plano material y de la inmanencia, que ve en el pontífice a uno más de los tantos y para colmo reprimido freudianamente en sus instintos sexuales, es decir desconocedor de aquella realidad superior que gobierna la vida, reaccionó burlonamente ante tan evidente constatación.

Y henos entonces aquí que, de acuerdo al transfert antes aludido, para la misma en cambio la conclusión a sacar es la siguiente: si bien es cierto que la población blanca disminuye, ello no sería culpa del desenfreno sexual ni del amor por las mascotas, sino en cambio por una conjunción de factores altamente planificados; por un lado las vacunas contra el covid que habrían sido creadas especialmente para tal propósito a fin de convertirla en estéril e impotente, ya que tal grupo étnico sería un duro obstáculo para los popes del mundo moderno, el pomposamente denominado poder globalizador, pues no habría sido el que creó las grandes degeneraciones que singularizan nuestros tiempos, como el capitalismo y el comunismo. Por otro lado tal actitud se asociaría también con aquello que ha sido llamado como el gran reseteo. En este caso, junto al genocidio generado por las vacunas anticovid, se produciría un fenómeno intenso de inmigración y mestizaje principalmente africano por el cual continentes como el europeo dejarían de ser blancos para hacerse en cambio de color en manera cercana y junto a la invasión a su vez de una religión pavorosa en la cual las personas, en vez de lanzarse alocadamente a fornicar y consumir, en cambio rezarían hasta cinco veces por día. Y muchas horas más las dedicarían a preparar tales eventos. No habría sido casualidad entonces que tal poder que todo lo controla y maneja, menos a ellos curiosamente, no habría vacunado casi a los negros.

Pero en esto también hay que volver a resaltar el fenómeno del transfert. Si bien es verdad que hoy en día presenciamos una intensa inmigración africana, la misma no es producida voluntariamente por los negros sino que es el producto de la destrucción del propio continente generada por la alocada tecnología propia del capitalismo blanco. La desertificación del África produce expulsiones obligadas de habitantes hacia regiones en donde la misma no ha acontecido en tanto no fue allí en donde se extrajeron los recursos. Si el mundo blanco hubiese querido no ser invadido por los negros, debería haber cesado de destruir tal continente al cual previamente había ‘colonizado’. Pero además resulta falso también que no se desee que ingresen los negros, más bien lo que se propone no es prohibir su entrada, sino regularizar su ingreso. Esto significa hacerles más difícil el arribo obligándolos a naufragar en chalupas en medio del mar torrentoso en modo tal que, de acuerdo a la darwiniana selección natural, lleguen al continente los más aptos y más útiles para las tareas serviles que antes se denominaba con mayor sinceridad esclavitud.

Por último cabe acotar, refutando una vez más al transfert, que si bien es cierto que se producen mestizajes e incremento alocado de población de color en suelo europeo, ello no se debe a la violencia ejercida por éstos en contra de la mujer blanca, sino lo contrario al hecho de que como se ha extendido la idea freudiana de una sexualidad principalmente priápica, el negro se ha convertido en objeto de deseo y son los blancos los que los solicitan. Por lo tanto son éstos los que producen el mestizaje y no el poder golbalizador como se dice en actitud de transfert.

Es de esperar que el papa Bergoglio tome cartas en el asunto y asuma con firmeza la idea de que hasta que no se concluya con el mundo moderno y con las degeneraciones mentales producidas por la contaminación ambiental que son el última instancia la explicación de la actual mentalidad conspiranoica, será imposible volver a una humanidad normal en donde la descendencia sea una meta superior por parte del hombre, un deber a asumir con la estirpe a la que se pertenece y un escalón más en el camino hacia la trascendencia.

sábado, 1 de enero de 2022

MIRAR PARA ARRIBA

MIRAR PARA ARRIBA


Nunca como ahora una película producida por Netflix ha dado más claramente en la tecla respecto de lo que está pasando en estos días. Resumamos el argumento para quienes no la han visto. Una pareja de astrónomos hace un descubrimiento sensacional: un cometa de 10 km de diámetro se dirige hacia la Tierra de manera irreversible y su colisión con la misma produciría la desaparición de nuestro planeta. Ante esta eventualidad de catástrofe la única solución posible es lograr, con los medios tecnológicos existentes, desviar la trayectoria del mismo en modo tal de evitar el trágico choque. Pero henos aquí que cuando la pareja pretende hablar con quien está a cargo de la presidencia de los EEUU, una mujer, interpretada magistralmente por la actriz Meryl Streep, ésta se desentiende del problema dando en cambio prioridad a cuestiones intrascendentes de la politiquería vernácula, tal como es costumbre inveterada de nuestra clase gobernante. Luego de haber fracasado también con la 'prensa seria', intentan acudir a la opinión pública a través de la participación en un programa de audiencia masiva. Pero, debido al grado de estupidización colectiva propio de la era del paria en la que nos encontramos, deben hacerlo a través de un programa de chimentos de los que se está acostumbrado a consumir en abundancia. No sólo la información pasa una vez más desapercibida, a pesar de que no se oculta un solo detalle de la gravedad del problema, sino que es hasta motivo de burlas promovidas por locutores estúpidos y pagados de sí mismos, totalmente ciegos ante la realidad que los circunda.

Todo parece haber terminado para mal cuando repentinamente la presidenta cambia de opinión debido a informes de la ciencia oficial que corroboran lo que ya resulta una evidencia irrebatible. Entonces sucede que con gran decisión se ponen en marcha los mecanismos tecnológicos disponibles para lograr que en la atmósfera se logre desviar al cometa de su trayectoria. Pero de repente y cuando todo se estaba encaminando, acontece un fenómeno inexplicable, los cohetes que han sido lanzados al espacio vuelven para atrás y todo cambia de golpe. La presidenta entonces convoca a una reunión urgente de la que participa un gran magnate con la que ella estaba vinculada que manifiesta haber constatado que ese cometa es una verdadera mina de oro repleta de minerales valiosísimos que en caso de obtenerlos permitirían, junto a las opíparas ganancias que recabarían ambos, sanear la economía de la totalidad del planeta, trayendo a todos una gran era de abundancia colectiva. Propone entonces ir extrayéndolos en forma paulatina en modo tal que, a los cinco meses de tal tarea, que es cuando el cometa debería llegar a la Tierra, sólo quede del mismo una pequeñísima porción que cuanto más podría destruir una casa o producir la muerte de escasas personas. Aparece de este modo la lógica del capitalismo por la cual todo lo que es malo lo es apenas en apariencias, pues es en el fondo bueno en tanto que habría en última instancia un dios protector que velaría por nosotros evitando nuestra destrucción, en este caso enviándonos lo necesario para proveer a nuestra felicidad.

La realidad resulta en cambio ser dramática, ninguna de estas maniobras da resultado siendo casi nulo lo que se llega a extraer y el cometa que era antes un punto invisible en el espacio cada vez se va aproximando más a la Tierra hasta llegar el momento en que arriba a verse su estela por lo cual el choque resultaría ya inminente. Y a tal respecto aparece aquí lo más interesante de la cinta que es ver cómo la humanidad atontada de los tiempos terminales, con su presidenta a la cabeza, utiliza este tiempo para distraerse en cosas estúpidas y negar la realidad hasta llegar a manifestar que no es conveniente mirar hacia arriba pues se trataría de un gran montaje pergeñado para esclavizarnos y asustarnos inútilmente.

La película guarda estrecha relación con la situación actual. Estalló en el mundo una tremenda pandemia universal por primera vez en nuestra historia, la que produce millones de muertes y lesiones severas en las personas y cuyo virus posee además una capacidad antes nunca vista de mutar y reproducirse. La suerte ha sido que se llegó a descubrir una vacuna en corto tiempo, del mismo que en la cinta aquí aludida un par de científicos pudo anticipar en cinco meses la llegada de un cometa. Pero como el virus muta de manera incontrolable, resulta indispensable vacunar a TODA la humanidad a fin de que no se generen cepas que logren sortear a las vacunas ya existentes, al mismo tiempo que llevar adelante acciones de cuidado intensísimo para evitar la expansión del virus. Pero para llegar a tal meta TODOS los laboratorios, y no solamente los que desarrollaron la fórmula, deben trabajar al unísono en su producción. Por lo tanto resulta indispensable liberar cuanto antes las patentes medicinales. Pero sucede en cambio que los empresarios inventores, del mismo modo que el magnate que quería hacerse de los minerales del cometa aun corriendo el peligro del choque irreversible, no quieren perder sus ganancias, que ya son monumentales, manifestando en forma irresponsable que gracias al libre mercado es que se pudieron desarrollar las vacunas, como si acaso los hombres de ciencia actuaran principalmente por dinero y no por vocación y la vida no fuese más importante que la economía. La realidad a todo esto ha sido la siguiente: África, que sólo pudo vacunar al 8% de su población, ya desarrolló dos nuevas mutaciones, la beta y la ómicron, India la delta y Brasil la gama entre otros. Y en el caso de la última de todas en aparecer, la ómicron, se ha comprobado que, debido a su alto grado de contagios, sortea a la vacunas. Pero nuevamente, por hallarnos en la era del paria, se combinan aquí factores diferentes que ayudan al virus a desarrollarse. Al egoísmo materialista de los grandes laboratorios debe asociarse la realidad virtual generada por la era cibernética en donde lo puramente imaginario suplanta lo real. Así pues nos hemos hallado con una sarta interminable de movimientos conspirativos antivacunas como nunca se viera antes, y que representan aquí a aquellos que en la cinta sugieren no mirar hacia arriba, ya que siempre la humanidad se vacunó cuando se enfrentó a una epidemia sin acudir a imágenes y representaciones virtuales ya que aun no estábamos en esta decadencia terminal. Hemos oído al respecto las cosas más disparatadas. Desde que la pandemia fue inventada a propósito para disminuir la población del planeta, cosa que luego se cambió echándole la culpa de tal cosa a las vacunas. Desde que poseerían un microchip para controlarnos, como si acaso esta humanidad actual no estuviera suficientemente esclavizada por los medios masivos de difusión. Hasta llegar al ridículo de que no había que vacunarse puesto que había vacunados que también se infectaban confundiendo así las causas con los efectos. Los vacunados se infectan no porque esté mal hacerlo, sino al revés porque no se vacuna lo suficiente y se permite así al virus mutar.

A esto obviamente se asocia la presencia de gobiernos irresolutos y también víctimas de lo virtual que priorizan sus intereses mezquinos, como el magnate de la película o la antes aludida presidenta, antes que la salud de la población. Hemos visto así celebraciones masivas en plena pandemia, funerales de ídolos futboleros, fiestas de la democracia, conciertos masivos de rock y espectáculos deportivos multitudinarios. Lo cual no es sino la contracara del movimiento antivacunas, en donde en ambos casos se disocia lo virtual de lo real. Y del mismo modo se rechaza al Estado suplantándolo por la pseudolibertad producida por el culto por la virtualidad.

Pero no termina aquí el problema. Hemos presenciado cómo, en medio de este marasmo, imperialismos como el ruso, que no se resigna a la disolución de la antigua URSS, a través de sus conocidos hackers fomenta estos movimientos antivacunas promoviendo así protestas desestabilizadoras en los países contra los cuales pretende combatir en una inminente guerra de invasión a la nación europea de Ucrania, actuando una vez más como el magnate del film que quería sacar provecho del problema existente. Los conocidos hackers Dugin y Slavin, en recientes artículos, invitan a no vacunarse y por lo tanto a rebelarse contra el pase sanitario o la vacunación obligatoria. De este modo mientras sus países Rusia* y también China vacunan y toman medidas estrictas contra la enfermedad, los hackers en cambio proponen dejar difundir el virus para obtener una pretendida inmunidad de rebaño, lo que se ha demostrado que es totalmente imposible, pero ello sirve a los fines de la desestabilización de un país.

La cinta aquí aludida concluye con la sensación severa de un planeta que marcha hacia su destrucción irreversible. Nosotros en cambio estamos a tiempo de cambiar el rumbo de las cosas. Frente al libertarismo hoy puesto en boga por el antivacunas, sostener en cambio la soberanía plena y absoluta del Estado, un Estado que actúe como tal y con normas claras y severas y no de manera irresoluta y puramente declamativa, tal como sucede en nuestro días, salvo en China. Sólo así se podrá vencer al mal que nos aqueja o al menos salir de la catástrofe a fin de poder constituir un mundo mejor.



* Debe sin embargo hacerse notar que al imperialismo ruso el tiro le está saliendo por la culata en la medida que también en el propio territorio ha cundido entre su población la idea de que no hay que vacunarse, generándose de este modo una pavorosa pandemia con altos grados de contagios y muertes.