martes, 31 de diciembre de 2013

RAMÍREZ: EL DERECHO A LA DICTADURA

 EL  DERECHO  A  LA  DICTADURA

     

       Hoy en día en que tanto se habla y predica en torno a los derechos humanos, vamos a reclamar uno de los que pocos hablan: se trata del derecho a la dictadura.
     Y nos referiremos al célebre “Discurso sobre la dictadura” pronunciado por Juan Donoso Cortés ante las Cortes del reino de España el 9 de enero de 1849. Donoso Cortés fue un católico político y diplomático español, nacido en 1809 y fallecido en 1853. En esos tiempos Europa era azotada por revoluciones de neto corte liberal y masónico, e incluso por el naciente socialismo; no olvidemos que un año antes, febrero de 1848, Marx y Engels daban a conocer el “Manifiesto comunista” piedra basal del marxismo. La situación amenazaba también a España, y fue en esas circunstancias que Donoso Cortés se pronunció por la necesidad de una dictadura. Comprendió que era necesario hacer frente al caos  y que para ello era totalmente insuficiente el régimen parlamentario, constitucional y legal. Que había que recurrir a remedios extraordinarios y extralegales, es decir, a la dictadura necesaria.
     Transcribiremos algunas frases de ese famoso discurso. Nos dice Donoso Cortés: “…las leyes se han hecho para las sociedades y no las sociedades para las leyes…la dictadura en ciertas circunstancias, en circunstancias dadas, en circunstancias como las presentes, es un gobierno legítimo, es un gobierno bueno, es un gobierno provechoso… Y esa teoría que es una verdad en el orden racional, es un hecho constante en el orden histórico…” A continuación Donoso Cortés nos expone diversos ejemplos de dictaduras a lo largo de la historia comenzando con las de la antigua Grecia y la de los romanos. Y nos dice más adelante: “He probado que la dictadura es una verdad en el orden teórico; que es un hecho en el orden histórico; pues ahora voy a decir más: la dictadura pudiera decirse, … que es otro hecho en el orden divino… Yo he creído siempre que la ceguedad es una señal, así en los hombres como en los gobiernos, como en la naciones, de perdición…Dios comienza por cegar a los que quiere perder…para que no vean el abismo que pone a sus pies, comienza por turbarles la cabeza.”
     Más adelante, dirigiéndose a los diputados de izquierda, les dice: “El fundamento de todos vuestros errores consiste no saber cual es la dirección de la civilización y el mundo. Vosotros creeis que la civilización y el mundo van, cuando la civilización y el mundo vuelven. El mundo camina con pasos rapidísimos a la constitución de un despotismo, el más gigantesco y asolador de que hay memoria,”  Esta visión del futuro pronunciada hace más de siglo y medio se está cumpliendo a pasos acelerados: el estado totalitario que en todo se entromete, se va configurando velozmente , y no es ya simplemente el estado socializante y dirigista que tanto temen los liberales, sino un monstruo, un verdadero Leviatán que terminará por eliminar lo que nos queda de libertad.
     Para Donoso Cortés la religión es garantía de libertad, y nos dice que cuando el termómetro religioso sube, el termómetro represivo del estado disminuye, y viceversa: cuando la religión pierde su influencia, aumenta la represión por mano del estado.  Y así decía: “…una de dos: o la reacción religiosa viene o no; si hay reacción religiosa, ya veréis señores, como subiendo el termómetro religioso comienza a bajar el termómetro político, pero si el termómetro religioso  continúa bajando, no se adónde iremos  a parar.” Y el único remedio que veía era la dictadura, en tanto que parlamentarismo y  legalidad eran un esqueleto sin vida.
     Con toda franqueza y sin tapujos, Donoso Cortés planteaba el antagonismo irreductible: o se reasumen valores metafísicos y religiosos, o todo se derrumba. Y este dilema es el nuestro de hoy día, con la diferencia que nos encontramos en que ya no podemos contar con nada que provenga de las estructuras de la Iglesia Católica con las que podía ilusionarse Donoso Cortés.
     Julius Evola en su nota titulada “Las profecías de Donoso Cortés”  (1972) rescata la figura de este tradicionalista marcando sus aciertos y su visión del verdadero problema de la humanidad, y cita dos frases notables de Donoso: “Llega el día de las negaciones radicales y de las afirmaciones soberanas”, y el calificar a la burguesía como “clase discutidora”. De esta última nos ocuparemos en alguna próxima nota.
     Finalmente una advertencia para evitar malas interpretaciones y equívocos.. Es público y notorio que en nuestros países la palabra dictadura goza y con razón de mala prensa. Está asociada a los golpes de estado militares que sin cuenta nos han azotado, y a cargo de ejércitos de neta formación liberal y moderna. La dictadura de que nos habla Donoso es una dictadura tradicional, es decir totalmente lo opuesto de las acostumbradas en hispano-luso-américa. Una dictadura antidemocrática, antiliberal, antimarxista, y antimoderna.

San Carlos de Bariloche, 24 de diciembre del 2013.

JULIÁN  RAMÍREZ         
      

martes, 24 de diciembre de 2013

GHIO: EL SANTO GRIAL EN EVOLA

EL CARÁCTER UNIVERSAL DEL SANTO GRIAL EN EVOLA


 

Desde hace mucho tiempo que nos tenemos que abocar a la increíble tarea de tener que explicar cosas demasiado obvias, como ser que el autor que fuera nuestro maestro y guía, Julius Evola, no era adepto a ninguna forma de particularismo, sea de carácter religioso, como étnico o racial. Que así como no fue ni buddhista, ni pagano, ni cristiano, ni de ninguna otra forma religiosa que se quisiese imaginar, aunque en función de la doctrina de la unidad trascendente de las grandes religiones, compartida con Guénon y con Schuon, consideró que de todas ellas había que rescatar un trasfondo metafísico común, reputó también que ninguna de las culturas o razas existentes en el planeta tenían algún tipo de superioridad ontológica respecto de las restantes. Aun reconociendo el origen divino de la especie humana, en contraste ello con la religión democrática y evolucionista, en boga en sus tiempos y en nuestros días, reputó que aunque el mismo se hubiese hallado en su pureza en una determinada raza originaria hiperbórea de color rojo de piel * y ubicada geográficamente en un continente ya inexistente, ello no significaba en modo alguno que sus descendencias y valores fuesen hallables hoy en día en exclusividad en algún lugar o raza en particular, si bien pudiese reconocerse que algunas de ellas hubiesen representado en determinados momentos de la historia rasgos y caracteres superiores a otras. Es decir que no reputó nunca que hubiese razas actuales que fuesen superiores a las restantes, y menos aun atribuyó tales caracteres a la propia.
Esto es justamente lo que no sucede con las personas antes mentadas. Nos hemos enterado de que se acaba de reeditar en castellano la importante y fundamental obra de Evola, El Misterio del Grial, lo cual sería algo muy bueno siempre y cuando se haya respetado en la traducción el espíritu del texto original del italiano, el que prometemos revisar cuando tengamos a mano tal edición. Lo que sí haremos ahora, en tanto ha sido publicada como anticipo por internet, es remitirnos a la introducción que de tal obra ha efectuado el Sr. Martín Resurrección, un viejo conocido nuestro con el cual debatiéramos en diferentes oportunidades. El aludido pertenece a ese grupo de pensadores llorones que se han multiplicado como hongos por toda Europa en los últimos tiempos y que se encuentran en relación estrecha con la imagen patética que nos viene brindando desde hace mucho tiempo tal continente, el que no ha sabido resolver por su cuenta, al menos desde los últimos 100 años, ninguna de sus crisis internas sin tener que acudir para ello a alguna ayuda foránea a fin de poder apaciguarse y ordenarse. El lloriqueo consuetudinario de todos ellos consiste aquí en considerar que la culpa de todo lo que les viene pasando la tienen otros y no ellos mismos. Si la civilización europea ha decaído, los responsables de ello en última instancia no habrían sido los europeos al haber incurrido en severas desviaciones en sus costumbres, sino que en cambio habrían sido otros, especialmente  los pueblos semitas con sus inmigraciones los que lo echaron todo a perder. En un primer momento ello habría sido a través de la presencia de los judíos y de los cristianos quienes  dieron cuenta primero del imperio romano y luego hicieron lo mismo con el más puro paganismo vernáculo que era su sustrato último cuando viniera desde el norte germano y escandinavo, es decir de aquella civilización y raza de la que, por su proximidad geográfica hiperbórea, ellos se consideran los auténticos herederos. Ahora el problema lo tienen con una segunda oleada semítica que es la musulmana que presentaría caracteres muy similares a los anteriores y que significaría ya el último zarpazo para terminar del todo con lo que quedaría de hiperbóreo e indoeuropeo y que debemos reconocer que cuesta mucho de encontrar hoy en día.
Esta costumbre de lloriquear tiene una serie de antecedentes históricos, pero si tuviésemos que detenernos en un pensador más reciente tendríamos que pensar en Rosenberg, el ideólogo del nacional socialismo alemán, al cual Resurrección, aunque no lo manifieste en voz alta, adhiere fervorosamente. Sin embargo debe reconocerse que Rosenberg, a pesar de todas sus limitaciones, era un intelectual honesto. Cuando se refería al pensamiento de Evola, con quien contrastaba en sus ideas, tenía bien en claro y se lo reprochaba, sea él en forma directa como varios de sus discípulos, que se trataba de un autor universalista y no particularista como él, y hasta se llegaba a decir que era un católico infiltrado. Comprendía perfectamente que cuando el italiano se refería a raza espiritual por ejemplo no estaba pensando de ninguna manera en los valores que fuesen propiedad de un determinado pueblo en particular, fuere ario o europeo, como por ejemplo el suyo, sino que en cambio se remitía a una herencia trascendente presente en grados distintos en todas las etnías hoy existentes. Y más aun, en tanto que no era determinista como Rosenberg, consideraba que el fenómeno de la decadencia era el producto de una decisión interior acontecida en el seno de una determinada raza al producirse un corto circuito entre esa herencia espiritual y el propio acontecer histórico y no por la presencia de otra a la que se reputara como responsable. Y más aun, muchas veces la presencia de elementos extraños a lo propio, lejos de producir una decadencia puede por el contrario actuar como elemento galvanizador de aquellos valores que se hubiesen adormecido o aletargado. Así pues, al referirse a lo acontecido en la Edad Media en donde se produjera la confluencia y síntesis entre pueblos bárbaros germánicos, romanos del Mediterráneo y cristianos de origen semítico, los dos autores tienen posturas radicalmente diferentes. Mientras que el alemán considera como una cosa mala dicha síntesis acontecida y repudia la actitud de ciertos antepasados suyos, como el caso de Carlomagno, que habrían sucumbido al influjo espiritual de Roma y del cristianismo y no se hubiesen mantenido firmes en sus creencias originarias, tal como hiciera en cambio Wilkund y que, como esta última actitud fuera finalmente la que perdiera, entonces esto sería lo que explicaría la decadencia. Para Evola es exactamente al revés: el cristianismo lejos de haber sido la causa de la decadencia europea, produjo por el contrario un acontecimiento de despertar espiritual entre pueblos que habían decaído, aunque a su vez él mismo fuera también transformado por tal síntesis.
Resurrección en la aludida introducción, que ya por su mero título delata fines que no son los de Evola al escribir su obra (El misterio del Grial y la quintaesencia de Europa), haciendo pensar así falsamente, de acuerdo a su costumbre, que Evola es un autor particularista y en este caso europeo, tiene conceptos muy similares a los de Rosenberg cuando considera al cristianismo como una infiltración asiática acontecida en el occidente y por lo tanto, al aludir al tema del Grial específicamente, se encarga de ponernos el acento en el hecho de que tal mito es de origen europeo y para nada cristiano y semítico y que si bien el mismo estuviera presente especialmente en el período de la Edad Media en el que primara el Sacro Romano imperio, ello habría sido sin más determinado por el factor  germánico que lo constituyera y no por el elemento cristiano. Lo increíble es que todas estas cosas las diga en la introducción a la obra de Evola, la cual, a no ser que haya sido totalmente deformada en su traducción, cosa que nos parecería muy extraño que hubiese sucedido, dice exactamente lo contrario de lo que manifiesta Resurrección.
Vayamos por partes. Si bien Evola rechaza a aquellos que quieren reducir el mito del Grial al cristianismo, también lo hace con los que lo quieren efectuar con cualquier otra tradición, sea persa, hindú, etc. y, si bien puede aceptar el origen céltico del mismo, de ninguna manera ello es lo que agota la totalidad de su sentido. La idea principal que nuestro autor quiere inculcar es que independiente de las formas culturales que el mismo haya podido asumir durante la historia, lo que se trata de hacer notar es que el Grial representa un misterio de carácter universal y metafísico y que como tal se encuentra por encima de todas las manifestaciones históricas y religiosas aunque conserve y asimile de todas ellas elementos comunes. En el mismo podemos hallar pues conjuntamente elementos cristianos, célticos, persas, hindúes y hasta mogoles como el caso del concepto del Señor del mundo o Gran Khan que es incluso retomado por Dante. El Grial es por lo tanto, a diferencia de lo que dice el prologuista, una figura suprahistórica, supraracial, suprareligiosa y de carácter metafísico por la que se pretende dar a conocer la idea de un Emperador universal, de un Señor del mundo representativo de una instancia trascendente y rectora del devenir humano. Si bien la misma expresa la condición hiperbórea superior de nuestra especie, lo esencial a desatacar aquí es que ésta, a diferencia de lo que manifiestan los diferentes pensadores particularistas, no se puede encontrar en exclusividad en el seno de ninguna raza ni en ningún lugar geográfico como en cambio sostiene R. Y al respecto Evola es por demás contundente: “Las diferentes tradiciones (que hablan del Grial) tienen un alcance más que local e histórico e incluso los datos geográficos que figuran en las mismas tienen frecuentemente un significado meramente simbólico” (pg. 27 de la versión italiana, la traducción es nuestra).
R. sostiene que según Evola el Grial sería contrario al cristianismo aunque pueda haber asumido de éste algunas formas, las que en el fondo serían puramente exteriores y usadas simplemente para despistar, cuando en realidad lo que afirma nuestro autor es lo contrario. Para Evola el elemento cristiano es esencial en la formulación de tal mito durante el Sacro Imperio Romano Cristiano Germánico. Sin embargo, y aquí es donde encontramos el factor específico del mismo, tal forma de catolicismo presente en tal misterio se remite a una tradición que no es expresamente la de la Iglesia. José de Arimatea, quien según el relato habría llevado desde Palestina tal copa misteriosa hacia Inglaterra para esconderla en un lugar seguro, luego de pasar por suelo provenzal, habría recibido una iniciación, expresada a través de la figura simbólica del cáliz, directamente de Jesús, sin pasar por la intermediación del clero. Por lo tanto quiere significarnos con ello que el Grial, en tanto perteneciente a una tradición universal y suprahistórica, es también católico pero correspondiente a una rama determinada de tal religión, el gibelinismo, contrastando únicamente con la versión güelfa y pro eclesiástica de la misma. Tal rama combatirá tal misterio en tanto verá en el mismo un principio luciférico y esotérico quitando a la Iglesia la exclusividad en lo relativo al carácter de sacralidad.
Lo que habría que destacar aquí es que en el fondo, muchas veces sin darse cuenta, estos grupos particularistas indoeuropeos, que consideran la superioridad de la propia cultura y raza sobre las restantes, comparten con los güelfos la misma actitud exclusivista, aunque uno pueda ser cristiano y otro en cambio pagano. Por ello no resulta en nada casual que en su embate en contra del catolicismo soslayen la presencia de tal disidencia esencial. Podría decirse entonces que si bien ellos son anticatólicos, en el fondo no son antigüelfos y hemos visto muchísimas veces a exponentes del güelfismo hacer migas y compartir objetivos comunes en especial en su embate actual en contra del Islam, unos por tratarse de una nueva infiltración semítica en el propio continente, los otros en cambio por reputarlo como una falsa religión.
La confluencia de espiritualidades disímiles como elemento constitutivo del Santo Grial, que es negada tajantemente por R. inspirándose en Rosenberg, es en cambio sostenida por Evola en forma contundente y expresa. Lejos de haberse considerado aquí un contraste entre lo germánico nórdico y lo cristiano, nuestro autor manifiesta que: “En su contacto con el cristianismo éste vivificó en los pueblos bárbaros el sentimiento genérico de una trascendencia y de un orden sobrenatural que se hallaba agotado en tales pueblos”. (ibid. pg. 136). Es decir que, lejos de haber sido un elemento semítico de perversión como sostenían al unísono Resurrección y Rosenberg, el cristianismo significó por el contrario un 'elemento galvanizador' (ibid.).

* En una réplica aparecida en cierto Foro en el cual Resurrección suele participar -y en donde dice que no quiere debatir con nosotros- nos hace notar que cuando Evola se refiere a la raza roja en realidad lo está haciendo con los Atlantes, que serían una derivación decadente de los Hiperbóreos. Aceptemos que Evola no ha hablado entonces del color de piel de éstos posiblemente entre otras cosas porque resulta imposible saberlo ya que no han quedado restos fósiles de los mismos y ni siquiera menciones puntuales y precisas respecto de su pigmentación. Sin embargo la idea principal de que se trataba de una humanidad sustancialmente diferente de la nuestra Evola la encuentra en un hecho aun más significativo recabado de la tradición china de que tal raza estaba compuesta por seres de huesos blandos, es decir de cartílago, por lo cual no ha podido dejar rastros. Indudablemente un elemento más sustancial que el color de la piel para significar la no correspondencia con los actuales pueblos europeos, cuyos integrantes, salvo casos muy particulares como el del aludido, no se califican a sí mismos como descendientes directos de los hiperbóreos.

Marcos Ghio



RAMÍREZ: LA DESINTEGRACIÓN DEL ESTADO MODERNO

   LA  DESINTEGRACION  DEL  ESTADO  MODERNO


     
     En los últimos tiempos se ha acelerado la involución y caída del estado moderno que ya ha llegado a un grado de disolución próximo a la desintegración. El hombre moderno no percibe esto, pero no escapa esta situación a los que sostenemos el punto de vista tradicional. Para la TRADICIÓN el Estado es el intermediario entre el cielo y la tierra,  cuyo origen es una sociedad de varones destinada a conducir las almas hacia lo trascendente. Cuando vemos lo que es el estado hoy día no podemos menos que advertir el abismo en que se ha caído.
     La manifestación visible y contundente del estado moderno se manifiesta en occidente a partir de la revolución francesa, y se edifica sobre la base del liberalismo, del constitucionalismo y la división del gobierno en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, siendo los partidos políticos y el sufragio universal la forma en que los ciudadanos encausan su participación en la sociedad.
    Pero hoy día vemos como esta arquitectura se ha vuelto totalmente ficticia e irreal, y nos atrevemos a decir que se ha derrumbado. Ante tal destrucción han ido apareciendo poderes sectoriales que no responden a un centro sino a intereses parciales y que se sobreponen al poder gubernamental.  Los primeros en aparecer en Occidente fueron  el de la Iglesia y el militar. El primero de ellos con la pretensión de monopolizar la autoridad espiritual, relegando al Estado a un mero administrador del bien común, si bien éste todavía presentaba aspectos tradicionales, la tarea de demolición ya había empezado. El poder militar quedó sin sostén religioso y tenemos entonces a las monarquías absolutas, y el proceso siguió avanzando.
     Con la revolución francesa comienzan a aparecer otros poderes sectoriales: el de los empresarios y el de los trabajadores. Tenemos entonces por un lado, al  actual poder financiero, del dinero y de la economía, y por el otro al de los sindicatos.
     Y sigue la lista de poderes. Tenemos entonces al poder de los medios de comunicación de plena actualidad encargado de dominar las mentes y los corazones del hombre común, que se cree libre. Y por si fuera poco en la Argentina ha nacido el poder policial. Una huelga de policías dejó las calles a disposición de saqueadores y toda clase de delincuentes, sin que faltara gente común que aprovechara para el robo, violencia de por medio. Esto sumió al país en el caos atemorizando tanto al gobierno como a la oposición. Las instituciones democráticas fueron desbordadas y se mostraron incapaces de una rápida respuesta. La ficción del Estado de derecho liberal burgués mostró su desnudez, el castillo de naipes se derrumbó, y en el horizonte asoma el caos. Es cuestión de tiempo.
     Tal vez escribimos esto bajo la impresión de lo ocurrido en la Argentina, pero en mayor o menor medida, más tarde o más temprano, Occidente se encamina hacia esto.
     Otro hecho sintomático de la degradación del estado moderno lo tenemos en el Uruguay en dónde se sancionó una ley que otorga al estado el monopolio en la producción y comercialización de la marihuana. El pretexto fue que como no se podía ya combatir el tráfico de drogas lo mejor era que el estado se hiciera con él. O sea que para combatir a un delito el Estado asume el monopolio de cometerlo él. Y otras democracias sin duda alguna seguirán este camino. El estado no solamente es asaltado por todos los poderes que hemos enumerado, sino que él mismo fomenta la disolución de la sociedad.
    Los poderes mencionados, a saber: el eclesiástico, el militar, el de los empresarios, el de los sindicatos, el de los medios de comunicación y el policial,  con algunas reyertas entre ellos, todos coinciden y no cuestionan la globalización actual de signo materialista y economicista en cuyo horizonte asoma un gobierno mundial que ya se impone a los estados nacionales tal como se desarrollaron durante los siglos XIX y XX.
     Únicamente una globalización de signo inverso, orientada por lo alto, con valores metafísicos, religiosos, tradicionales y supranacionales, podrá revertir la situación.

San Carlos de Bariloche, 17 de diciembre del 2013.


JULIÁN  RAMÍREZ    

RAMÍREZ: A PROPÓSITO DE LA MUERTE DE MANDELA

CUANDO  EL CHANCHO  APLAUDE  HAY  QUE  PREOCUPARSE


     Con motivo de la muerte de Nelson Mandela se desató en todo el planeta una verdadera catarata de exaltación y de elogios  de su figura. De todas partes del mundo llovieron homenajes en una forma tan poco común que no deja de causar asombro. Allí están en una posición idéntica Obama, Clinton, el Papa, la monarquía británica, las Naciones Unidas. Merkel, presidentes y primeros ministros, congresos y parlamentos, intelectuales y periodistas;  casi nadie se privó de exaltar la figura de Mandela. Hasta un periodista de mi país lo divinizó poniéndolo a la par de Jesucristo.
     Como estamos poseídos por el demonio de la crítica, no podemos menos que preguntarnos a qué se debe todo esto, máxime en un mundo moderno sumido en una constante involución y traccionado por tan diversas fuerzas. Vemos entonces que hay coincidencia en  poner de manifiesto la lucha de Mandela por la democracia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, el pacifismo y los derechos humanos: todas ellas banderas de este mundo moderno, ya en sus últimos y oscuros tiempos de decrepitud. El funeral de Mandela debe ser el anticipo del funeral de la modernidad. El aplauso de tantos chanchos es el digno homenaje a quién supo interpretarlos.
     Alguien podrá decir que los chanchos pueden equivocarse, pero en este caso  es tanta la unanimidad en defender a su prócer y exaltarlo, que estamos más cerca de creer que Dios ciega a los que quiere perder.
     Y veamos ahora el tema del “apartheid” cuya eliminación sería otra de las grandes realizaciones de Mandela. En principio somos contrarios a la mezcla de razas. Creemos que cada etnia debe mantener su religión, su idioma, su cultura, sus usos y costumbres, sus normas éticas y morales, el apego a su tierra, pero conforme a las doctrinas tradicionales todo ello debe estar subordinado y orientado a una idea superior, es decir al Imperio Tradicional que es lo contrario de imperialismo. Este último fue el practicado por los ocupantes holandeses e ingleses que se fueron estableciendo en Sudáfrica con el espíritu del protestantismo, imbuidos de aquello de que Dios favorece al que junta riqueza material, lo contrario de la concepción católica. El apartheid que establecieron estuvo presidido por esa orientación economicista que marca el moderno colonialismo, y Sudáfrica no escapó a ello y conservó para las minorías de raza blanca el control del poder material pese a que tuvo que ceder el gobierno político. La respuesta fue fatal, o sea la derogación del apartheid y el establecimiento de la democracia- Ambas alternativas son falsas. La doctrina tradicional tiene la solución superadora de ambas: ni mezcla de razas ni indiferenciación promiscua; ni racismos biológicos ni despersonalización en la masa.  Tenemos que caminar por el angosto filo de una montaña. El abismo acecha a ambos lados.

San Carlos de Bariloche, 10 de diciembre del 2013.


JULIÁN  RAMÍREZ           

martes, 17 de diciembre de 2013

ECUADOR EN LLAMAS

ECUADOR EN LLAMAS

 

El pueblo Kichwa asegura que «morirá luchando» por defender el Amazonas


 

La tribu ecuatoriana se resistirá hasta las últimas consecuencias al proyecto ecocida de Correa

 

El Estado ecocida de Ecuador, que como los demás gobiernos progresistas o liberales de la región se jacta de ser un abanderado por los «derechos humanos», está impulsando el avance de las petrocorporaciones en el corazón del Amazonas. Los indígenas resisten lo que consideran evidentemente una invasión a su mundo ancestral y sagrado. Mientras en Latinoamérica se profundiza el modelo extractivista destructivista, los pueblos aborígenes resisten como pueden la invasión de la anti-civilización moderna que sólo está dejando un planeta empobrecido y en llamas. 


PARA NADIE es un secreto que el Amazonas es el pulmón verde del mundo y que es el lugar más rico y abundante en flora y fauna de todo el planeta. Una sola héctarea de la selva tiene mayor biodiversidad que todo Estados Unidos. Pero la licitación petrolera que llevó a cabo el gobierno ecuatoriano en los pasados meses, ha encendido las alarmas no sólo de ecologistas sino que también de los mismos habitantes de la selva: el pueblo Kichwa. En junio, la Corte Interamericana de Derechos Humanos decidió que el Estado ecuatoriano violó derechos fundamentales del pueblo indígena de Sarayaku con la entrega de una concesión petrolera en su territorio a PetroAmazonas.
 
La extracción petrolera ya ha causado la deforestación y contaminación de vastas áreas de selva de Ecuador, así como perjuicios a las personas que habitan el área. Es por esto que el pueblo Kichwa, compuesto por alrededor de 400 personas, está listo para defender su tierra a como de lugar, aunque eso suponga enfrentarse a la milicia ecuatoriana. Están dispuestos a dar la vida por las 70 mil hectáreas de bosque nativo en donde habitan.
 
José Gualinga, representante de la tribu aseguró «la gente piensa que esto es deshonesto y que la petrolera los trata como perros. No respetan ni a la tierra ni al planeta. No hay trato, no se ha decidido nada. La gente no quiere PetroAmazonas. Están molestos y preocupados. Hemos decidido pelear hasta el final. Cada propietario defenderá su territorio. Nosotros nos ayudaremos y nos alzaremos hombro a hombro para detener a todo el que quiera pasar».
 
Por otra parte Patricio Jipa, el chamán de la tribu reflexiona «podríamos morir defendiendo la selva. Preferiríamos una resistencia pasiva, pero eso no es posible. No comenzaremos el conflicto, pero trataremos de bloquearlos y después pasará lo que tenga que pasar».

17 diciembre 2013


 

lunes, 9 de diciembre de 2013

EL  PAPA  FRANCISCO  APOYA  AL  MUNDO  MODERNO

    
   En L´Osservatore Romano” del 29/11 se publicó un resumen de la exhortación del Papa Francisco titulada “La alegría del Evangelio”, y subtitulada “El camino de la iglesia” en los próximos años”. Este subtítulo indica un programa hacia el futuro, de manera que creemos importante señalar algunas propuestas concretas del Papa. No nos detendremos en el cúmulo de frases abstractas del documento que son frecuentes en los discursos y escritos de la iglesia, entendiendo por abstracción el aislamiento a nivel conceptual de una cierta propiedad de algo aislándolo del resto de sus propiedades. Por ejemplo, cuando el Papa habla de paz lo hace en abstracto sin indicar qué clase de paz y bajo qué condiciones. No nos llama la atención esto en un mundo moderno en el cual la verborragia y la hipocresía generalizadas otorgan a las palabras una falsedad o un ruido semejante al “flatus vocis”.
     Entre las propuestas concretas el Papa se refiere a que debe operarse una “saludable descentralización” dándole más autonomía a las Conferencias Episcopales. El Papa no lo dice, pero por este camino habrá más democracia en la Iglesia y más fuerzas centrífugas operarán. Cuando una institución en estado de decadencia como es la Iglesia, de carácter centralizado, afloja los vínculos con las partes, el resultado es la desintegración, lo mismo que ocurre con los estados federales cuando, agotada su vitalidad. otorgan más facultades a sus componentes.  Este parece ser el destino que prepara Francisco a la Iglesia.
     Otra propuesta del Papa Francisco para curar los males de la Iglesia es “ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. Al respecto digamos que la Iglesia desde hace siglos está cada día más llena de espiritualidad femínea. Para ello no hicieron falta mujeres sino la venida a menos del espíritu viril y guerrero que animó lo mejor del medioevo católico.  Si  se pretende acentuar la presencia física de la mujer en la Iglesia es como combatir el incendio con nafta y  de acuerdo con la moderna ideología de los derechos humanos no se pueden eludir “los legítimos derechos de la mujer”.
     También considera Francisco que los jóvenes deben tener un “protagonismo mayor” en la Iglesia como si el solo hecho de contar con una edad menor fuera garantía de que esos jóvenes fueran espiritualmente mejores que sus padres y abuelos. Cuando vemos el comportamiento actual de la juventud, nos entran más que dudas acerca de la ideología “juvenista” de Francisco.
     Y ahora pasemos a un tema preferido para el Papa y que siempre trata: el de los pobres. Nos dice en su exhortación: “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres…no se resolverán los problemas del mundo”. Con esta afirmación Francisco adhiere a la visión moderna que consiste en considerar que los problemas económicos y sociales son los más importantes, cuando por el contrario la doctrina tradicional que sustentamos nos dice que la economía no resuelve en profundidad ningún problema si no está subordinada a un orden superior de valores eternos y tradicionales. No ignoramos la existencia de grandes masas de población que carecen de los mínimos requerimientos para una vida digna y conforme al actual nivel histórico, pero ningún sistema económico podrá establecerlos si previamente no se destruye al mundo moderno. Solo un estado tradicional podrá restaurar la armonía y el equilibrio necesarios para dominar las fuerzas oscuras y caóticas de la economía.
     Finalmente digamos algo que tiene íntima relación con la guerra de civilizaciones. El Papa lanza una lacrimógena imploración a los países islámicos para que respeten la libertad religiosa de los cristianos.  Digamos en primer lugar que en medio oriente hay comunidades cristianas desde hace dos mil años y que el Islam considera a cristianos y judíos como “pueblos del Libro eterno que está en el Cielo”. No ignoramos que puedan producirse situaciones de  enfrentamientos más o menos graves, pero tengamos en cuenta que por lo general esas comunidades cristianas son correa de transmisión de la cultura, los usos, las costumbres y las instituciones modernas. Mejor haría el Papa en exhortar a esos cristianos para que luchen junto a los fundamentalistas islámicos contra el mundo moderno, y si eso sucede veríamos cómo cambian las cosas en lugar de lamentarse.
    Si la exhortación del Papa sigue los caminos aquí criticados, que los católicos reflexionen.

San Carlos de Bariloche, 3 de diciembre del 2013   

           
ANTE LA DEBACLE DE LA IGLESIA
LEFEVRISMO O FUNDAMENTALISMO CATÓLICO


Lefevristas protestando en Catedral por misa concelebrada

Los acontecimientos sucedidos días pasados en la Catedral de Buenos Aires, en donde un grupo de orientación lefevrista interrumpió una misa concelebrada junto a representantes de otras religiones, sirven para efectuar una descripción de la situación actual en que vive el catolicismo y poder brindar las explicaciones por las cuales en el seno de tal religión no ha podido constituirse aun una corriente verdaderamente fundamentalista, como en cambio hoy en día existe en el seno del Islam, es decir una corriente de pensamiento que asocie el hecho religioso a una actitud de confrontación y lucha en contra del mundo moderno.
Pero para ello entremos a analizar lo acontecido y las distintas explicaciones brindadas al efecto por los participantes. El día en que se produjo el aludido incidente, en el templo mayor del catolicismo argentino y por precisa indicación del actual Papa Francisco, quien fuera hasta hace poco tiempo arzobispo mayor del  mismo, se estaba efectuando una misa concelebrada de la que participaban representantes de las principales religiones del país recordándose la famosa Noche de los cristales rotos, acontecida en pleno apogeo del nazismo alemán. Recordemos que dicho evento, del cual se cumplían 70 años, representó una reacción de un importante sector del pueblo alemán en contra de su colectividad judía, motivada en la muerte de un diplomático de tal país en el exterior a manos de un miembro de la misma. Además de romperse la casi totalidad de las vidrieras de comercios judíos en las principales ciudades, se produjeron distintos atentados que determinaron la muerte de nueve personas. Al hecho se le brindó especial significación pues habría sido el antecedente de un proceso ulterior -y convertido hoy en día en el  principal mito convocante de religiosidad en el mundo moderno- cual fuera el famoso Holocausto del pueblo judío y de sus consecuentes seis millones de gaseados.
El grupo lefevrista, quien se destaca especialmente por ser un crítico acérrimo de todo lo acontecido en el último Concilio, interrumpió la ceremonia religiosa mediante un rezo del santo rosario cristiano, efectuado en voz alta y a los gritos, alegando que la Catedral de Buenos Aires no era el lugar para que otras religiones, a las que se reputaba como falsas o heréticas, compartieran un lugar de paridad de condición respecto de la única verdadera que sería el catolicismo, señalándose también que cada una de ellas tenía su propio templo para efectuar tales ceremonias conmemorativas. De acuerdo al punto de vista aquí mentado un criterio similar se hubiese podido invocar también si en vez de haberse tratado puntualmente respecto al tema de la persecución a los judíos, se lo hubiese hecho a lo mejor para condenar los distintos genocidios efectuados en el mundo entero por parte de los EEUU, o del mismo Israel en relación al pueblo palestino. Y de la misma manera se hubiera podido oponer también a que los representantes de todas las grandes religiones hubiesen elegido tal medio compartido para efectuar una ceremonia de repudio en unanimidad contra todas las aberraciones en que ha caído el mundo moderno actual. Es decir que lo que se cuestionaba principalmente no eran tanto los contenidos ni los fines por los cuales se estaba efectuando tal ceremonia, sino la forma en que ésta se lo hacía, lo cual era objetable en todos los casos pues lo esencial para ellos es que el catolicismo no sea puesto en un plano de igualdad con otras religiones, es decir que de lo que se trataba era de confrontar con el tan denostado espíritu ecuménico brotado en el último Concilio.
Queremos destacar al respecto que el lefevrismo, a pesar de reputarse como sumamente crítico respecto del modernismo cristiano, no lo es en cambio en relación a la causa principal que lo ha originado, que es un fenómeno de mayores proporciones cual es el güelfismo. De acuerdo al mismo la Iglesia es aquella institución que posee el monopolio de lo sacro y fuera de la cual sólo existe condena y perdición para las almas, sin importar en última instancia la diferencia respecto de si aquella persona que se encuentra afuera de ella se trata de un creyente en Dios o si en cambio es un ateo materialista empedernido*. En última instancia se trataría aquí solamente de una cuestión de detalles o de grados en el error, pero incluso, si se estuviese obligado a elegir, para el güelfo es preferible este último en tanto no pone en juego ni compite con éste en el plano de la sacralidad respecto de la cual quiere tener la más absoluta propiedad.
Sin embargo esta actitud de obtuso exclusivismo, que hoy quiere ponerse en contraste con un pretendido ecumenismo cristiano que, tal como veremos es en el fondo también exclusivista, no siempre fue la alternativa que se planteó el seno del catolicismo. Es de destacar que el mismo se vio conmovido en plena Edad Media por un conflicto que se conociera como el de la querella por las investiduras, originado en la actitud de la Iglesia, representada en ese entonces por el partido de los güelfos, que se erguía ante el Imperio como la poseedora del monopolio de la sacralidad, exigiendo de éste y de todos los restantes miembros de la comunidad la más absoluta, subordinación a su entidad. En contraste con ello, el bando gibelino por el contrario cultivó una postura de apertura y diálogo respecto de las demás religiones en modo tal que la corte del emperador Federico de Hohenstauffen, representante principal del mismo, pudo contar con representantes de todas ellas considerándose solamente al catolicismo como aquella forma que era la más acorde con la propia idiosincrasia. Se reputaba que, así como Dios había creado diferentes razas y pueblos, los cuales se expresaban con lenguas y costumbres diferentes, había hecho lo mismo respecto de las religiones, las que manifestaban maneras distintas pero no antitéticas de vincularse con lo sacro. A diferencia del hombre, ser de carácter relativo, en Dios, ente supremo y absoluto, los opuestos se encuentran en coincidencia y armonía. Dios es lejanía y proximidad al hombre en manera simultánea y al respecto cada raza, en tanto distinta creación suya, enfatiza en un elemento diferente de su naturaleza propia. Los pueblos semitas viven a Dios de manera distante, como al absolutamente distinto y frente al cual existe un abismo ontológico, los arios en cambio experimentan el atributo de la cercanía con lo divino. De allí que, en su fase pagana, lo sagrado tuviera forma humana, en tanto que los dioses eran también y simultáneamente hombres. Y desde esta perspectiva el catolicismo representó un proceso de perfeccionamiento de la espiritualidad aria en tanto mantuvo vivo el concepto del Dios-hombre asociándolo a su vez a la unicidad de lo divino, postura ésta que ya estaba presente en la filosofía griega, la que representó la primera reacción ante un paganismo politeísta anárquico, el que sería en última instancia la causa principal de la decadencia del imperio romano **. Desde esta óptica aquí señalada, el gibelinismo fue profundamente ecuménico, pero en un sentido superior y metafísico. Las formas y los ritos practicados por las diferentes religiones, las costumbres de los pueblos podían ser diferentes, pero en cambio el Dios venerado era siempre el mismo aun si fuese Uno o Trino, aun si se considerase que éste se hubiese aproximado tanto al hombre como para incluirlo en su seno como hipóstasis o por el contrario se enfatizara en la absoluta trascendencia de lo sacro. Fue justamente por practicar tal forma superior de ecumenismo, en momentos en que el güelfismo se había enseñoreado en el Occidente, que en plena Edad Media fue suprimida y perseguida con la hoguera por la Iglesia güelfa la orden de los caballeros Templarios quienes mantenían diálogos con una orden similar en el seno del Islam. Resulta al respecto curioso, cuando no significativo, constatar cómo la actual iglesia conciliar, que en nombre del ecumenismo practicado le ha pedido perdón a todo el mundo por su accionar pasado, desde la conquista de América hasta la persecución de los judíos, haya hecho en cambio un siniestro silencio respecto de tal acontecimiento histórico deleznable cuando lo que se condenara entonces fuera justamente haber practicado una forma superior de ecumenismo. Lo cual es por lo tanto un indicio claro de que la actual iglesia conciliar practica tan sólo una modalidad de tal postura.
Tal como es de imaginar, los lefevristas, quienes confunden modernismo con ecumenismo, desde ya que están de acuerdo con los modernistas en que resulta plenamente justificable condenar a una orden que sostuviera una unidad con el Islam en un plano de carácter esotérico. A tal respecto Evola nos hacía notar cómo el Concilio Vaticano II, si bien se había declarado ecuménico, no había sin embargo derogado, ni entonces ni ahora tampoco, el principio por el cual extra ecclesiam nulla salus est;  es decir que sigue practicando en un plano metafísico el exclusivismo que siempre caracterizó a la iglesia a lo largo de toda su historia y su ecumenismo en cambio se expresa a un nivel superficial y ético, como el mencionado en la aludida ceremonia de la Catedral, sirviendo tan sólo para ratificar los principios seculares en los cuales se apoya la sociedad actual. Y al respecto habría que destacar que el mundo moderno, si bien es ateo, es sin embargo indiferente en materia religiosa, por lo tanto no le discute a la Iglesia tener o no la exclusividad en la salvación de las almas puesto que directamente no cree que exista una dimensión superior a la que captan nuestros sentidos externos con la cual haya que competir en materia de hegemonía. Y esto explica a su vez cómo todos los últimos papas, si por un lado se han manifestado solidarios con instituciones modernas, laicas y seculares, como las Naciones Unidas y la actual Democracia (razón por la cual se practicaba la ceremonia recordatoria de los seis millones de judíos gaseados, que es el mito fundacional de tal sistema), han por el contrario condenado y con suma vehemencia el accionar del fundamentalismo islámico que ha combatido dicho orden. Es decir que ha preferido unirse con laicos antes que con creyentes de otras religiones, salvo con aquellos sectores de éstas que también practicaran tal forma secularismo moderno. Y en esta postura le ha resultado sumamente afín la labor del lefevrismo el cual por otras razones, pero coincidiendo en el mismo objetivo, también critica al fundamentalismo islámico con el argumento de que practica una religión falsa, pero en los hechos lo combate lo mismo que el modernismo al cual él reniega sólo de palabra.
En consecuencia nosotros, a diferencia del lefevrismo, somos antimodernos, pero no antiecuménicos y sostenemos que tales conceptos no son sinónimos tal como fraudulentamente ha querido imponernos tal corriente güelfa en su debate con la otra del mismo sector, la de los modernistas. Que existe una forma ecuménica superior y metafísica, la de la unidad trascendente de las grandes religiones, que no es la que ha practicado el Concilio Vaticano II, el cual en tal plano, por su origen güelfo común, comparte con el lefevrismo la idea de que sólo el catolicismo es la religión verdadera.

* Es de destacar que todavía ahora en que los medios de comunicación se han hecho omnicompresivos, no habiendo lugar del planeta en donde no se sepa de lo que acontece en el lugar más remoto, tales sectores nos siguen diciendo que solamente puede salvarse aquella persona que practique sinceramente su religión, pero sin tener el conocimiento de la existencia de la católica. ¿Podemos suponer con franqueza que todos aquellos monjes budistas, brahamanes o taoístas que practican con devoción la propia religión no se condenarían solamente en el caso de que desconociesen la existencia del catolicismo?

** Existe actualmente en nuestro medio una Nueva Derecha pagana que, en nombre de un rechazo por la metafísica, repudia al cristianismo al que acusa como la causa de la crisis del occidente actual y de la misma caída del imperio romano, lo cual no habría sido por haber entrado el mismo paganismo en un estado de descomposición moral, habiendo sido en cambio salvado de su disolución cultural por el catolicismo, tal como realmente aconteció. Pues bien, curiosamente esta corriente, en tanto es antimetafísica y postmoderna, no ha tenido inconveniente alguno en asociarse con exponentes del más crudo güelfismo el cual una vez más la prefiere a otras que, aun religiosas, sin embargo compiten con la Iglesia en materia de exclusividad. Tal como vemos, para tal corriente lo exotérico, expresado en la forma de determinadas elecciones o conversiones, siempre será el valor supremo.

Marcos Ghio

8/12/13

martes, 3 de diciembre de 2013

RAMÍREZ: COMBATIR EL ESPÍRITU BURGUÉS

UNA  TAREA  DE  LA  TRADICIÓN. COMBATIR  EL  ESPÍRITU  BURGUÉS

    
  Una forma de ser y de comportarse invade el mundo moderno: se trata del burgués. Se lo encuentra en todas partes; entre nuestros parientes, vecinos y conocidos.  Hay militares burgueses, curas burgueses, docentes burgueses, profesionales burgueses, sindicalistas burgueses, intelectuales burgueses y aún más. El burgués está presente en todos los estamentos y clases sociales. Puede ser obrero, deportista, intelectual o político. Joven o viejo, está en todas partes.
     El burgués se caracteriza por su apego a lo material, al dinero y a la posesión de bienes de todo orden, menos los bienes espirituales, Vive pensando en ello. Su vida gira en torno a los logros materiales que son la razón de su existencia.
     En épocas pasadas el burgués todavía podía asumir comportamientos nobles y dignos, alcanzar incluso la heroicidad y sacrificarse por su patria, por su rey y por su honor. Un comerciante que quebraba se suicidaba. Hoy día los descendientes de ese comerciante preparan las quiebras para despojar a las víctimas que en algún momento confiaron en él. Pero ha avanzado tanto el proceso de descomposición  y putrefacción social que ese tipo de burgués es un recuerdo del pasado.  Un intelectual argentino, Juan Bautista Alberdi, uno de los padres del liberalismo argentino, escribía a mediados del siglo XIX, que había pasado la época de los sables heroicos y comenzaba la del comercio, la libre empresa, la industria y la creación de riqueza.  En una palabra, comenzaba la época del burgués moderno.
     Y ahora vayamos al otro aspecto de la cuestión. En cierta oportunidad le preguntamos a un burgués qué pensaba hacer después de la muerte. En un principio le sorprendió la pregunta  a la que no estaba acostumbrado, y una vez rehecho, nos contestó que cuando el momento llegara lo pensaría. Estamos seguros que por algunos segundos lo invadió la angustia existencial.
     Nuestro buen burgués calma esa angustia, ese vacío, recurriendo al mundo exterior. Entonces, hay que disfrutar de la vida, gozarla, divertirse, pasarla bien. Para eso están los medios de comunicación, la TV, el cine, las redes sociales, el turismo, la internet, la pornogafía, los espectáculos deportivos, las telenovelas, los recitales, y los bailes dónde las multitudes se agitan como marionetas en un estado de trance. El espíritu burgués campea a sus anchas y va transformando a las multitudes modernas en robots teledirigidos.
     Con esa clase de individuos no se puede pensar seriamente en ninguna rectificación seria de la humanidad. La única salida es agrupar a los pocos que mantienen una visión guerrera, viril y heroica en torno a una orden tradicional, inasequible al espíritu burgués. Que rechace las falsas alternativas que ofrece el mundo moderno y apoyando en cualquier parte del mundo a aquellos que partiendo de sus limitaciones de tiempo y espacio, sostienen una visión común en torno a los principios tradicionales. Así lo está haciendo el Frente Cristiano Islámico del cual formamos parte desde la vertiente católica.

San Carlos de Bariloche, 19 de noviembre del 2013.

JULIÁN  RAMÍREZ     


RAMÍREZ: EL FRAUDE DE LOS DERECHOS HUMANOS

LA  IDEOLOGÍA  DE  LOS  DERECHOS  HUMANOS  ES  ANTITRADICIONAL  Y  SUBVERSIVA

    
El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional francesa sanciona la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” cuyos antecedentes son algunas interpretaciones del derecho natural, la filosofía enciclopedista del siglo XVIII, la independencia norteamericana y las influencias de la masonería. Mediante un sangriento, anárquico y subversivo proceso de diez años, la revolución francesa derriba todas las barreras del régimen anterior, que por otra parte ya había abdicado de la Tradición en forma progresiva a lo largo de los siglos anteriores. Todos los diques fueron rotos y el mundo moderno se manifiesta en forma clara y brutal.  La soberanía de Dios es reemplazada por la soberanía del individuo que se transforma en un átomo en choque continuo con otros átomos.
     Aquí nace la ideología de los derechos humanos que se ha enseñoreado del mundo moderno y con la cual nos aturden noche y día, como un dogma casi religioso que sanciona a quién ose violarlo. Esta ideología, que se inició hace más de 200 años, está reflejada y ampliada en numerosos tratados internacionales como la “Declaración Universal de Derechos Humanos” sancionada por la asamblea de las Naciones Unidas en diciembre de 1948 e incorporada a varias constituciones nacionales  como es el caso de mi país, la Argentina.
     La ideología de los derechos humanos destruye las doctrinas tradicionales en torno a la personalidad, a la libertad y a la jerarquía. El hombre deja de ser una persona y se transforma en un simple individuo, masificado y promiscuo, como un verdadero bovino con aspecto físico humano. La Tradición sostiene la visión de persona,  con sus vínculos sociales, con raíces, vinculada a su patria, a su etnia, a su familia, a sus usos y costumbres, y sobre todo, a su religión.
     Una persona que se conoce a sí misma y que sabe qué lugar le corresponde en su sociedad. Todo lo contrario de lo que propone una ideología universalista y abstracta que pretende ser válida para todos y en todo lugar y que ofrece una falsa libertad, que termina en frases tales como: “yo hago lo que se me da la gana; tu libertad termina dónde comienza la mía; yo tengo mi verdad y tú la tuya”; etc. , todo lo cual revela el espíritu individualista, disolvente, relativista de los modernos derechos humanos. Disuelto todo vínculo con el tejido social aparece en el horizonte lo peor, lo que ya viene marchando: el estado totalitario, todo lo contrario al estado tradicional, que es el estado orgánico. Las ilusiones en torno a derechos y libertades del hombre moderno despojado ya de su personalidad, desarrollan al moderno Leviatán, que en todo se mete y todo lo va progresivamente controlando y preparando un orden mundial que ya se va ejecutando.
     Hoy tenemos derechos del niño, derechos de la mujer, derechos de los homosexuales, derechos de la ancianidad, derechos del trabajador, derechos de los estudiantes, derechos de los animales y quién sabe cuantos más vendrán. Todo ello va destruyendo la sociedad,  escindiéndola, porque lo que falta es la unidad en torno a principios tradicionales y orientadores que den un sentido superior a la vida.
     Lo que comenzó con la revolución francesa en 1789 está dando sus nefastos frutos conduciendo al hombre atomizado hacia el estado totalitario-

San Carlos de Bariloche, 26 de noviembre del 2013.

JULIÁN  RAMÍREZ

       

lunes, 18 de noviembre de 2013

EL FORTÍN 71

EL FORTÍN 71
http://www.juliusevola.com.ar/images/Fortin.gif
Nº 71 (Septiembre-Noviembre 2013)
LA CLAVA
(Columna de combate doctrinario)
CUARTA TEORÍA POLÍTICA O TEORÍA POLÍTICA DE CUARTA
En ocasión de haber concurrido un año atrás a un encuentro ‘evoliano’ en la ciudad brasileña de Curitiba y al habérseme obsequiado por parte del autor ruso Alejandro Dugin, allí presente, dos de sus principales obras traducidas al portugués, Geopolitica do mundomultipolar y A quarta teoria politica, henos aquí que, tras haberlas leído y en ocasión de haberse efectuado en estos días un encuentro sobre tales temas y con la concurrencia de panelistas de distintos países, procederemos a dar nuestra opinión. (SIGUE)
CONTINÚA EL DEBATE CON LOS 'ALTERNATIVOS'
Recordarán nuestros lectores una nota anterior publicada en el nº 69 en la que refutábamos un artículo vertido por la revisa autotitulada 'alternativa', Ciudad de los Césares, (pero que, tal como hemos dicho varias veces, no es alternativa a nada y forma parte sin más del sistema) producido por Carlos Dufour (alias Lastarria) quien una vez más intentaba, con muy poca suerte de su parte, refutar el pensamiento tradicional de Evola y Guénon. (SIGUE)

EL QUINTO ESTADO EN LA RUSIA CONTEMPORÁNEA
Máscara y Rostro del neo-imperialismo ruso
por Juan Manuel Garayalde

por Julián Ramírez
EVOCANDO EL 11S
TÉCNICAS DE GUERRA OCULTA
REALIDAD ARGENTINA
RELACIONES ENTRE NAZISMO Y SIONISMO
por Marcos Ghio
por Julius Evola