viernes, 7 de julio de 2023

NOSOTROS, LA GENERACIÓN DEL MURO, por Juan Manuel Garayalde

NOSOTROS, LA GENERACIÓN DEL MURO




Aquí estamos, aquellos que hemos llegado a los 50 años en el 2023 vemos cómo desde diferentes sectores del pensamiento político de “derechas” (?) del siglo XXI se apoya a intelectuales y líderes políticos de la Rusia contemporánea. La era de Putin que se inicia allá por el año 1999, luego del fracaso de la britzkrieg de democratización de Boris Yelsin, en una nación donde nunca conoció la “Democracia” (como involución final), vuelve a los carriles de la sovietización esta vez de la mano de un gobierno de los servicios de inteligencia. Lo que Yuri Andropov no había podido lograr con aquella vieja guardia soviética, de la cual quedaron muy pocos luego de tantas purgas.

Hoy se repite hasta el hartazgo: “¡Pero Rusia ya no es comunista!”. Desde todos los rincones ideológicos (izquierdas, derechas y centro) se dice que el comunismo murió por arte de magia en 1991. Digamos al respecto que primero, nunca existió el COMUNISMO como tal en la ex URSS, sino el sistema totalitario ateo y genocida más grande de la historia de la humanidad: el SOVIET. Un sistema tan espeluznante que no dudaba en masacrar a su propia población para mantener a la nomenklatura del soviet en el poder. Y si alguna de sus naciones “satélites” que vivían bajo el “paraíso comunista” se atrevían a intentar otro modelo político, los tanques soviéticos cruzaron sus fronteras para recordarles que no podrían decidir nada (Hungría 1956, Checoslovaquia 19 68, etc ). Ya bajo el período que gobernó Vladimir Putin, Chechenia fue una de sus naciones condenadas al exterminio poblacional.

Somos la “Generación del Muro”, los que podemos atestiguar que nadie de los que vivían detrás de la cortina de hierro que formalizó el “Pacto de Varsovia”, se sintió libre de hablar, decidir sobre sus vidas. Y aquellos privilegiados de la nomenklatura soviética, debían todo el tiempo mostrar que la URSS funcionaba, para que nunca se pudiese decir que el sistema echaba agua por todos lados, a riesgo de ser considerado un inútil o un enemigo del Estado.

Ahora bien, lo peor que tenía dicho sistema era ese enjambre de aduladores extranjeros que asumían una ideología y cual promotor que encontramos en un shopping, del consumismo liberal, que nos entrega un volante de comida saludable al lado de un negocio de hamburguesas, existió desde el inicio de la Revolución Soviética, hasta la actualidad, desde personas comunes a intelectuales que nos hablaron de las proezas del mundo “comunista”. Muchos, en Argentina, tomaron las armas contra el propio pueblo, contra su propio Estado Nacional, en tanto eran armados, formados y financiados en el “paraíso” Cubano.

Aquellos de la “Generación del Muro”, los hemos visto y leído. Un modelo de cipayo que contrarresta al otro que respondía a las naciones del “mundo libre” como Estados Unidos – que no dudaba de usar bombas atómicas, o napalm para “liberar” - e Inglaterra –la piratería de cuello blanco. Ahora, el fenómeno multi-orgásmico de Putin, no sólo tiene seguidores de la era soviética, sino también de intelectuales, periodistas y un largo etc, de “derechas” (?), y también los hay del ambiente de católico romano (del católico ortodoxo, ni hablar, el “sergianismo” es el cáncer en el mundo eslavo), muchas veces impulsados ​​abiertamente por intelectuales jesuitas de gran renombre cuyas obras a veces son muy graciosas. O sea, explican con una precisión envidiable el fenómeno del “hombre soviético”, y luego pasan por el río Leteo, borrón y cuenta nueva y hablan maravillas de Vladimir Putin y de cómo salvó a la “Santa Rusia”, hoy definitivamente rota gracias a la invasión de Ucrania.


Aquel lema de que no hay Rusia sin Ucrania y no hay Ucrania sin Rusia, eso pasó a la historia. Se lo debemos a Vladimir Putin que, como buen soviético, para obtener lo que su capricho le dicta, ordena a sus tanques cruzar las fronteras hacia países cansados ​​de las dictaduras centrípetas del Kremlin.

Aquellos de la “Generación del Muro”, vemos como hace poco tiempo estos aduladores de líderes soviéticos, celebran la instauración del “Eje del Mal”, que integran naciones como Cuba, Venezuela, Corea del Norte y la Rusia de Putin. No sumamos China, porque dicho país supera en inteligencia a los comediantes del “eje del mal”.

Los que hoy son de “derechas”, aduladores del paraíso putinista, reputan que el resto pasaríamos a ser “nazis” por decisión de Vladimir Putin. Sin embargo, estos defensores realmente desconocen lo que es vivir bajo una nación soviética de economía centralmente planificada. En América tenemos a Cuba como ejemplo de ello. La dictadura más antigua del continente, y desconozco si superó las estadísticas del “Muro de Berlín”, con más muertos intentando escapar de la isla. Todos sus publicistas evitan en lo posible de residir en dicho país, porque la escasez alimentaria es alarmante, porque con sus ingresos, jamás podrían comprar por Amazon.com una edición bilingüe del “Manifiesto Comunista”. Hoy Venezuela fue arrastrada a esta misma situación. Nicaragua ya está conociendo la verdadera dictadura donde ya caminar con sotana por las calles es un delito.

Estas nuevas generaciones de “derechas”, no saben lo que fue el símbolo del “Muro de Berlín”, sobre todo en Argentina. A modo de ejemplo: se quejaban del poder “despótico” de la presidenta Cristina Kirchner; de que no eran “peronistas”, que interferían en el poder judicial, que manejan los medios y persiguen a los “inocentes” como el holding Clarín, que desarrolla la difusión ideológica del “marxismo cultural” en los establecimientos escolares, que reivindicacan la guerrilla marxista, con suculentas indemnizaciones para “desparecidos” que luego reaparecen ya familiares de asesinos. Sumémosle a las repetidas quejas de que nos apabullan con las cadenas nacionales (y eso que no lo tenemos a Maduro..) alentando a los movimientos piqueteros que hacen nuestras vidas “miserables” con los cortes de calle. ¿Que pueden saber entonces lo que es vivir bajo un sistema soviético?, además que sólo leen y repiten lo que dice la cadena RIA Novosti contra la “desinformación” de los medios liberales. “Clarín Miente”, pero RIA Novosti no.

Hoy con una amplia sonrisa nos dicen: si estás contra Rusia estás a favor de la OTAN. ¿No se puede estar a favor del pueblo ucraniano que quiere liberarse de lo que el Kremlin dictamine para ellos? Y ello no implica separarse de la Santa Rusia, aunque la invasión de Putin, lamentablemente, sí logró el abismo entre las dos naciones. De ese horror no se vuelve.

Y las naciones europeas, que vivieron bajo la “cortina de hierro”, ¿acaso no tienen derecho de decirle al nuevo líder soviético, “You Shall Not Pass”?. Ellos sí tienen MEMORIA, y por eso corrieron a ser parte de la OTAN No vaya a ser que vuelva alguien al Kremlin y que decida revivir los viejos tiempos del Pacto de Varsovia… Ah, cierto, sus temores se hicieron realidad.

Son ellos, países que vivieron bajo la cortina de hierro, los que hoy deciden sobre la OTAN, y no la OTAN como una esfera de decisiones inteligible, sobre ellos.

Juan M. Garayalde

07.07.2023