lunes, 31 de marzo de 2014

UCRANIA: ¿HA REGRESADO A EUROPA LA TERCERA VÍA?



Desde hace al menos unos 25 años venimos sosteniendo casi en soledad que, luego de que la Tercera Vía fuera derrotada en 1945, la misma había finalmente regresado, pero esta vez no en el continente europeo, sino en el Asia y más específicamente en el contexto islámico (1). Este hecho comenzó en 1979 cuando el mundo tomó conocimiento de algo sumamente nuevo cual fuera la revolución iraní del ayatollah Khomeini. A diferencia de todas las anteriores acontecidas en tal espectro cultural, la misma no sustentaba principios modernos, sino que sostenía abiertamente que sea los EEUU como Rusia, que entonces se llamaba Unión Soviética, eran dos expresiones similares de materialismo y, en contraste con ello, por primera vez en nuestros tiempos se formulaba la necesidad de un Estado fundado en principios espirituales y sacros, a diferencia del laicismo en que se sustentaban en cambio los dos imperialismos gemelos. Pero este primer acontecimiento, que sucedió en un espacio controlado por el polo norteamericano, se habría de expandir luego por igual y con mayor intensidad en el campo de influencia soviética, en Afganistán, cuando una revolución también fundada abiertamente en los principios del Islam, logró derrotar a la segunda gran potencia produciéndole una debacle tan estrepitosa que inició un verdadero efecto dominó que terminó en pocos años con su poderío.
Arribados a este punto y tras haber acontecido otros hechos similares que producían una verdadera preocupación entre los dos imperios que controlaban el planeta bajo la égida de los principios comunes impuestos al mundo tras la victoria de 1945, se acudió entonces a los procedimientos habituales de defensa, utilizando las avanzadísimas tecnologías de lavado de cerebro colectivo consistentes en los medios masivos y audiovisuales de comunicación. Insistiéndose en la idea de que en el mundo sólo podía haber dos potencias que contrastaban entre sí (2), se indujo así a pensar que si algo ajeno a ellas pudiese haber acontecido, se trataba en cambio de una cosa perteneciente al plano de las simples apariencias pues en el fondo nos topábamos con habilísimos operativos de inteligencia pergeñados por una de ellas en contra de la otra. Es que en el universo totalitario impuesto por tal sistema los hombres son concebidos como átomos, o mediaciones de imperios, o de grandes espacios geográficos a los que obedecen siempre con sus acciones, sean éstas ejecutadas en forma voluntaria o inconciente. Así pues, si el mismo ayatollah fue concebido como un instrumento de los rusos por haber destituido del poder a un lacayo de los norteamericanos, el sha de Irán, los talibanes a su vez habrían sido también agentes de éstos, rentados por sus servicios de inteligencia con la finalidad de derrotar al imperio rival. Para tal postura, compartida por igual en cuanto a conveniencia por las dos potencias, resultaba imposible pues que existiesen seres libres.
Pero a pesar de toda la propaganda implementada para ocultar al mundo lo verdaderamente acontecido, el fundamentalismo islámico siguió avanzando, esta vez con operativos mucho más audaces que abarcaron incluso el mismo territorio norteamericano un famoso 11S del 2001 en donde se llegó a penetrar en los recovecos más íntimos de tal imperio con una acción que, en razón de su gran efectividad y lo irrelevante de los medios empleados, introducía la peligrosa idea de que se trataba en verdad de un imperio sumamente frágil en su estructura. Fue así que, para evitar tales peligros, se continuó apelando a la teoría del montaje; utilizándose ‘pruebas’, que como bien se ha dicho probaban muy poco, se quiso demostrar que una vez más habían sido los mismos norteamericanos y sionistas los encargados de efectuar tal cosa con la finalidad de encontrar ‘justificativos’ para dominar al mundo entero, demostrando así que a dicho imperio en el fondo le interesa más mostrarse cínico y sanguinario antes que débil y vulnerable como realmente era. A todo esto y para anular la acción de los sectores alternativos y fascistas, es decir de los que añoraban el antiguo sistema derrotado en el 45’, quienes podían llegar a entusiasmarse con el nuevo contexto internacional, continuó perfeccionándose el relato introduciendo un nuevo elemento de propaganda. Una vez que se los convenciera de que los únicos protagonistas de la historia podían ser solamente esos dos imperios o ‘espacios’ a los que se pintaba como invulnerables, se dijo entonces que al haber caído uno de ellos, el otro ya carecía de contrapesos y podría actuar con absoluta y total libertad para dominar al mundo entero imponiéndonos un sistema unipolar y totalitario en donde el liberalismo y la democracia que del mismo emana sería la única filosofía aplicable. Confundiendo con habilidad los objetivos se llegó a decir que la caída del comunismo, en vez de haber sido una verdadera victoria producida por el fundamentalismo islámico, representó en cambio una gran tragedia histórica y que la consecuencia de ello habrían sido todos estos operativos montajistas usados únicamente con la finalidad de emprender la conquista del planeta y convertir así al mundo entero en más esclavo de los norteamericanos. Sin embargo es dable destacar aquí la nueva falsedad introducida con tal relato. Es mentira que en 1989 con la caída del muro de Berlín hubiese también caído el comunismo, pues en realidad no puede derrumbarse nunca una cosa que nunca existiera realmente. El comunismo, o sociedad sin clases ni Estado, fue tan sólo una utopía utilizada para convocar a personas en función del triunfo de determinados intereses. Es de recordar al respecto que la Unión Soviética de Lenin y Stalin sostenía que para que esta utopía llegara a consumarse había que derrotar al imperio rival y que, una vez que el capitalismo hubiese desaparecido del planeta, entonces como una crisálida en flor brotaría sin más la sociedad sin clases y sin Estado. Sin embargo muchos con el tiempo fueron comprobando que a pesar de los avances de tal sistema por el mundo, lejos de ir desapareciendo, tal como se prometía, dicha dictadura por el contrario se iba incrementando cada vez más y que, en vez de ir disminuyendo las clases sociales, por el contrario se estaba constituyendo una nueva y mucho más poderosa aun que la antigua burguesía, que era lo que pasó a llamarse la nomenklatura, es decir ese conjunto de funcionarios del Partido Comunista enriquecidos a costillas de la población. En realidad se terminó comprobando que se trataba todo de un verdadero y propio fraude utilizado por una oligarquía política de inescrupulosos, la que de ninguna manera desapareció con la caída del comunismo, sino que simplemente acudió a cambios cosméticos para seguir despistando a nuevos ingenuos. Tal como hiciera notar muy bien Evola, dicha clase depredadora que hiciera la revolución del 17’ en Rusia era sumamente versátil en la utilización de instrumentos ideológicos. Así pues la misma no tendría escrúpulo alguno de pasar, de acuerdo a sus conveniencias, de consignas de lo más antitéticas, tales como la dictadura del proletariado, la calificación de la religión y de la patria como opios de los pueblos usados por la burguesía para su explotación, a la utilización inversa de estas últimas en función de los propios intereses de poder. Esto es lo que explica que en la actualidad en Rusia haya aparecido ahora un gobernante proveniente de esa misma nomenklatura, y rodeado por otros afines, que se pasea con un crucifijo al cuello, que persigue a los homosexuales, y que levanta consignas nacionalistas, tal como por otro lado había hecho el mismo Stalin durante la Segunda Guerra Mundial para hacer triunfar sus objetivos. Ahora bien, como ya la palabra comunismo ha quedado totalmente desprestigiada por la experiencia, se ha pasado entonces a establecer una nueva utopía que la sustituya para convocar detrás de sí, ante la vacancia de una izquierda defraudada, esta vez a una clientela perteneciente al espectro del fascismo. Así es como ha aparecido ahora la ideología sustituta del euroasianismo cuya consigna principal es la constitución de un mundo multipolar, es decir, una especie de universo paradisíaco en donde los pueblos participarían en libertad desplegando la propia cultura y valores sin nadie que los interfiera imponiendo su hegemonía, todo ello en un estado de paz y armonía universal parecido a lo que fuera el antiguo comunismo prometido. Pero de la misma manera que con la anterior utopía que a través de Stalin sostenía que la misma podía consumarse únicamente con el triunfo de la ‘gloriosa Unión Soviética’, la nueva aquí inventada también sostiene la necesidad de fortalecer y apoyar a Rusia para que ésta venza al imperio unipolar representado por los EEUU, pues una vez más se dice que sólo un poder fuerte y del mismo tenor puede realizar tal fin esencial. No por casualidad el principal ideólogo de tal nueva ideología reivindica a la figura de Stalin y, en un despliegue insólito de esa misma versatilidad denunciada por el maestro Evola como la característica principal de la camarilla bolchevique, llega a la audacia de incluir al mismo pensador italiano como referente de tal engendro.
Sin embargo es de recordar que, si bien el capitalismo yanqui se nos apareció por mucho tiempo como el gran enemigo del comunismo ruso, en el fondo nunca llegó a contrastar verdaderamente con éste y sí en cambio con otro mucho más importante respecto del cual el primer imperialismo resultó ser en última instancia un gran aliado esencial. La guerra en contra de los fascismos llevada a cabo en el período del 39-45 del pasado siglo demostró en dónde se encontraba el enemigo principal, es decir que la lucha era no contra un imperio rival que participaba de sus mismos principios sino contra una concepción del mundo que, a diferencia sea del liberalismo como del marxismo, sostuviese la primacía del elemento espiritual por sobre el materialismo y la economía. Y este hecho es lo que explica por qué luego de los acontecimientos del 11S del 2001 los dos imperialismos rivales, el unipolar y el multipolar, el atlantista y el euroasiático, volvieron a colaborar en contra del mismo enemigo, tal como lo hicieran en la anterior contienda bélica, al cual por otra parte, para evitar que una cierta opinión pública que participase de sus mismas metas pudiese constatar su verdadera entidad, se lo camufló a través de las tesis montajistas como un agente de los norteamericanos. De este modo se pudo ocultar que la invasión de Afganistán efectuada ese mismo año con la finalidad de derrotar a tal enemigo contó con la colaboración estrecha de rusos y norteamericanos, y lo mismo sucedió luego con Irak y en todos aquellos lugares en donde el fundamentalismo apareciese como una amenaza para tales imperialismos gemelos.
La cosa se hizo más compleja cuando hace un lustro apenas en el continente africano estalló un fenómeno conocido como ‘Primavera’ en contra de regímenes serviles a los intereses del mundo moderno. Luego de un primer intento por contrastarlo, pues no se estaba totalmente seguros de que la democracia pudiese prosperar en tales países, y ante el impuso tomado por el mismo en tanto lograra la caída de dos gobiernos fieles al occidente, se pasó a la fase de apoyo a fin de intentar cooptarlo para los propios fines, tal lo sucedido en el caso de Libia en donde abiertamente se procedió a apoyar a los rebeldes. Y en tal hecho es de destacar cómo nuevamente colaboraron en forma estrecha Rusia y EEUU, la primera no vetando la resolución de la ONU por la cual se le permitía al segundo intervenir militarmente en el país, cosa que hiciera bombardeando a las fuerzas de Gaddafi a fin de permitir emparejar la situación con las fuerzas rebeldes. Pero la cosa cambió decididamente cuando se constató que la Primavera no era democrática como se pensaba y que aun contando con una ‘ayuda’ del mundo moderno elegía igualmente el camino islámico y radical constituyendo en los países liberados la Sharia, es decir la ley islámica que prohibía la usura, la prostitución y todas las demás costumbres decadentes del mundo moderno. Así pues para corregir tal error cometido, mientras que en Egipto en donde la misma había triunfado se favoreció un golpe de Estado para derrocar al régimen de la Hermandad Musulmana, y en lo cual colaboraron mancomunadamente los imperialismo gemelos, en Siria EEUU le permitió a Rusia bombardear a los rebeldes con armas prohibidas, primero lanzando gases tóxicos y luego las letales bombas de barril, en tanto que de esta manera se podía hacer retroceder a las fuerzas de Al Qaeda (3) allí actuantes. Acotemos al respecto que Obama para apoyar tal acción nunca pasó de un respaldo puramente verbal a los rebeldes y de una mera protesta ante los genocidios cometidos. Tal como vemos de manera sucinta EEUU y Rusia colaboraron entre sí estrechamente para hacer frente a un enemigo común al que se denominó simultáneamente como ‘terrorismo internacional’ o como fascismo islámico (4). Sin embargo a pesar de tales evidencias cada vez mayores e irrebatibles la propaganda había logrado producir verdaderos milagros que permitían ocultar la realidad aunque ésta tuviese el tamaño de un dirigible, y se lo sustituía todo con relatos ingenuos y fantasiosos como ser el de querer hacernos creer que Putin se trataba en verdad de un verdadero y propio fascista que liberaría al mundo de los EEUU, que se encontraba a la cabez de la defensa del cristianismo en todas partes y hasta hubo sectores de los denominados ‘nacionalistas güelfos’ en nuestro medio que, en un rapto de verdadera estupidez, llegaron a calificarlo como la confirmación del tercer secreto de Fátima.
Pero afortunadamente para todos, esta vez la Virgen María no se dejó engañar por demasiado tiempo. Sucedió que en Ucrania, país cristiano y no musulmán, estalló una verdadera y propia revolución en contra del régimen satélite de Rusia que allí había. Enseguida los euroasiáticos, identitarios y alternativos, denominaciones que hoy por timidez asume el fascismo europeo y americano, salieron a la palestra defendiendo a Rusia de lo que denominaron una agresión de la OTAN y de Israel contra la gran fuerza revolucionaria que hoy existiría en el planeta. Tal como se hiciera antes, una vez más aparecieron las ‘pruebas’ de que había comandos de la CIA del estilo de Rambo operando exitosamente en contra de los esbirros del ladero de Putin. Y como la revolución terminó triunfando, tal tesis tomó vuelos nuevamente pues se insistía en la idea de que no podía ser nunca que hombres libres y sin tutores pudiesen vencer a uno de los dos grandes imperios que se disputan el planeta. Pero henos aquí que para sorpresa de todos resultó ser que el grupo de vanguardia que tomó el poder en la revuelta de la Plaza de Maidan no era para nada un sector afín al mundo occidental, sino se trataba de un grupo abiertamente fascista que incluso en el nombre no ocultaba ni tenía vergüenza en calificarse como de derecha, el Pravy Sector (Sector de Derecha), y lo más grave todavía para esta gente era que manifestaba abiertamente su adhesión a la Tercera Vía considerando que sea Rusia como los EEUU eran por igual enemigos. Y ya para ponerle la frutilla al postre, dicho sector, en aras de lograr una lucha mancomunada en contra del imperialismo contra el cual combatía, no solicitaba ayuda al occidente, sino que convocaba a un Frente con su par islámico de Chechenia, el Emirato del Cáucaso, el cual, recordemos una vez más, es una organización condenada como ‘terrorista’ sea por Rusia como por los EEUU. Postura ésta sumamente coherente pues se recordó que no casualmente el Islam radical había sido calificado por Bush también como fascismo.
Es de destacar al respecto que el Sr. Putin, preocupado sobremanera porque con la caída de Ucrania se terminaran sus fantasías euroasiáticas, inmediatamente convocó a una nueva cruzada como Bush pero, para sorpresa de muchos euroasiáticos adoradores de su figura, la misma fue esta vez en contra del fascismo en tal país y en otras partes de Europa del este, como por ejemplo los Estados bálticos, tratando de ganar también la atención de Obama a tal respecto, recordando que no casualmente las dos naciones lucharon conjuntamente en contra del mismo enemigo. Ha quedado así en claro que los ‘enemigos’ son en el fondo grandes amigos.
Ni qué decir de la crisis que tal situación generó en el seno de los fascistas europeos y americanos que en un número muy nutrido habían adherido a las fantasías euroasiáticas e identitarias por las cuales se consideraba, contando para ello con el apoyo del mismo papa, que el Islam era el principal enemigo al cual había que combatir, no descartándose en algunos casos la alianza con el sionismo. La posibilidad de constituir en cambio un Frente Cristiano Islámico pregonado por nosotros hoy está más viva que nunca y cada vez resulta más claro que Rusia y EEUU, en tanto confrontados por igual en contra del fascismo, de acuerdo a sus mismo dichos, son por lo tanto nuestros grandes enemigos, así como también lo son del Islam fundamentalista.


1)      Esto fue sostenido por nosotros en 1987 en un texto que se titulara Nosotros los fundamentalistas, el que fuera editado en forma simultánea por las publicaciones nacionalistas güelfas Patria Argentina y Cabildo. Es de destacar que, luego de tal desliz cometido, ambas tuvieron que hacer las pertinentes aclaraciones a fin de quedar en buena relación con su mandante vaticano. Por tal causa tampoco una segunda nota titulada ¡Salud Ayatollah! pudo salir en tales medios y sí en cambio en la publicación de Biondini, Alerta Nacional. Hoy todos estos textos pueden encontrarse en la obra Rebelión fundamentalista, Ediciones Heracles, Bs. As. 2002.
2)      Esta idea de que fuera del conflicto entre comunismo y capitalismo no era posible otra cosa diferente hoy en día es recreada con otra terminología por el euroasianismo que nos habla también de dos imperios posibles, el del mar representado por los EEUU y el de la tierra que lo estaría en cambio por Rusia. Tal como vemos la terminología empleada ha cambiado pero la idea sigue siendo siempre la misma.
3)      Es de destacar que aun hoy día cuando los miembros de Al Qaeda son diariamente asesinados, torturados y perseguidos por el mundo entero, existe una larga lista de ‘analistas’ y escritores alternativos, tales como Salbuchi, Alonso, Meyssan, Mutti, Dugin, etc. que nos siguen diciendo que se trata de agentes de la CIA. Es curioso que tal cosa la digan personas a las cuales no se les prohíbe viajar por el mundo y a los que nunca los EEUU han perseguido.
4)       Es de destacar, entre los tantos ejemplos, que el Emirato Islámico del Cáucaso fue condenado simultáneamente como terrorista sea por EEUU como por Rusia y que sobre la cabeza de su anterior líder, muerto en combate, había una fuerte recompensa sea en dólares como en rublos. Asimismo tal calificación consistente en ser puesto en una lista negra curiosamente no ha alcanzado ni a Hezbollah ni al régimen iraní (el que ha abandonado el camino impuesto por Khomeini) y ello es perfectamente explicable por los grandes servicios prestados al sistema en Afganistán, Irak y ahora en Siria.

Marcos Ghio

31/03/14

RAMÍREZ: AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS

AUTODETERMINACIÓN  DE  LOS  PUEBLOS:  ¿ PARA  QUÉ ?

    
  En virtud de los acontecimientos que ocurren en estos días en Ucrania y Crimea en particular se ha puesto de actualidad en los medios y en muchos publicistas el tema de la autodeterminación de los pueblos.
     Sin remontarnos a los antecedentes de esta cuestión, ya que para ello habría que remitirse a la Revolución Francesa e incluso a la doctrina del jesuita Suárez, en fecha más reciente la Carta de las Naciones Unidas de 1945 en su artículo primero, reconoce el principio de la libre determinación de los pueblos. Lo mismo hace el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos que entró en vigencia en 1976. Hay asimismo varias otras declaraciones y resoluciones internacionales que se refieren a la misma cuestión, o sea que el tema abunda en el derecho internacional, por lo menos en la palabra y en la retórica de los juristas. Pero lo que nos importa aquí es ver la cuestión desde el punto de vista del espíritu tradicional que nada tiene que ver con el tratamiento desde la perspectiva del mundo moderno.
     Los dogmas de libertad e igualdad de la Revolución Francesa crearon la ilusión de que el hombre es libre para hacer lo que quiera y que es igual a todos los otros. Se creó un individuo atomizado en constante choque contra otros átomos, y no se planteó lo fundamental, es decir, libertad para qué.
     La libertad es la facultad de hacer lo que se debe querer, o no estar obligado a hacer lo que no se debe querer. Y lo que se debe querer es cumplir con la propia naturaleza, y por eso existe la desigualdad, no hay los mismos derechos para todos ni la misma libertad, hay una jerarquía que debe ser respetada so pena de violarse el orden y caer en el caos, y esto es lo que hace la civilización moderna. Jerarquía y democracia se oponen como también lo hacen la idea tradicional de libertad y el concepto moderno de la misma.
     De las ideas modernistas de la Revolución Francesa relativas a igualdad y libertad se ha derivado como lógica consecuencia el tema de la autodeterminación de los pueblos, lo que se aplicó al hombre ahora se aplica a los pueblos en forma generalizada y abstracta sin preguntarse para qué quieren los pueblos la autodeterminación. Las respuestas pueden ser varias: por razones étnicas, políticas, económicas, culturales, o porque sí, pero todas ellas se enmarcan en temas propios de la civilización moderna en los cuales está ausente todo valor tradicional y superior.
     Abundan los ejemplos históricos al respecto. Tenemos por ejemplo la emancipación de los pueblos hispanoamericanos en las primeras décadas del siglo XIX, que si bien rompieron con un imperio decadente y prevaricador, al mismo tiempo dieron por tierra con todos los principios tradicionales y se conformaron en una veintena de republiquitas. Otro ejemplo más reciente es la “descolonización” de África a mediados del siglo XX que de acuerdo a la subversiva idea de la autodeterminación terminó en la parición de decenas de estados muchos de ellos inviables y carentes de toda perspectiva tradicional y a la vista de la irresponsabilidad y degradación de las antiguas potencias coloniales carcomidas por los influjos subversivos del liberalismo y el marxismo.
     Y en esta temática caemos al caso de Crimea. Su autodeterminación está signada totalmente por lo negativo. Se incorpora a una potencia mundial, Rusia, que es una enemiga de  la Tradición, como se demuestra por su guerra contra el Emirato Islámico del Cáucaso, su mesianismo imperialista panruso y la creación de una clase de nuevos oligarcas multimillonarios que pululan por todo el mundo al mejor estilo de la plutocracia occidental, y que espera fagocitarse a Ucrania y otros países limítrofes. En cambio, Crimea se separa de Ucrania en dónde tras la revolución afloran tendencias no solamente antirusas y antioccidentales, sino a favor de una superación de ambas falsas perspectivas, como lo ve muy claro Putin al calificar a los revolucionarios de fascistas.
     Por el contrario defendemos la autodeterminación por la que lucha el Emirato Islámico del Cáucaso con respecto a Rusia. Este emirato es portador de una restauración de la Tradición y por lo tanto se hace acreedor a la independencia y a expandir su acción en otras direcciones más allá de él mismo.
Julián Ramírez


San Carlos de Bariloche, 25 de marzo del 2014.

jueves, 27 de marzo de 2014

EL FORTÍN Nº 73

EL FORTÍN Nº 73
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         Nº 73 (Febrero-Marzo 2014)
LA CLAVA
(Columna de combate doctrinario)
RACISMO SUPREMACISTA Y DIFERENCIALISTA
A PROPÓSITO DE UNA NOTA DE FRANZ Y FRITZ
Hemos tratado en varias oportunidades el tema relativo al racismo intentando demostrarle sea a los que son antinazis izquierdistas como a ciertos pretendidos evolianos, que en el fondo concuerdan con éstos aceptando el pretendido nazismo de Evola, que dicho autor, en tanto filósofo de la libertad, nunca aceptó ninguna forma de determinismo. Así pues no fue marxista porque no consideró que la economía sea el destino del hombre, no fue historicista porque tampoco aceptó que el ser humano, al que eleva a la categoría de individuo absoluto, sea un producto del devenir histórico, y no fue tampoco nazista porque no consideró nunca que la raza ni el color de piel de las personas sea lo que determine lo que uno es. (SIGUE)
LA CRISIS ARGENTINA
por Marcos Ghio
Tipos de feminismo
por Julius Evola

por Julián Ramírez
REPORTES DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALI-YUGA (por Walter Preziosi)



A SETECIENTOS AÑOS DE LA EJECUCIÓN DE JACQUES DE MOLAY

A  SETECIENTOS  AÑOS  DE  LA  EJECUCIÓN  DE  JACQUES  DE  MOLAY
  

     
El 18 de marzo se cumplieron 700 años de la ejecución en la hoguera del Gran Maestre de los Templarios Jacques de Molay, que tuvo lugar en Paris en el año 1314.
     Algunos preguntarán qué importancia tiene recordar un hecho ocurrido tantos siglos atrá. El hombre moderno que vive permanentemente el devenir y el presente ignora totalmente la génesis del mundo moderno, y por lo tanto sufre los efectos porque no conoce las causas que los provocaron, ha perdido la concatenación de los hechos que a través de causas sucesivas han conducido a la situación de disolución y caída terminal de la civilización moderna.
     La Orden de los Templarios fue la más notable orden de caballería de nuestro mejor medioevo compuesta por monjes guerreros que en vez de dedicarse a la contemplación se esforzaban en la guerra, pero no en cualquier guerra, sino en la guerra santa. Gran inspirador de ella fue San Bernardo de Claraval que en su opúsculo titulado “Elogio de la nueva milicia” dijo de ellos: “ El nuevo género de milicia no conocido en los siglos pasados, en el cual se dan a un mismo tiempo dos combates con un valor invencible…¿quién no se pasmará por una cosa tan admirable y tan poco usada como ver a uno y otro hombre poderosamente armado de estas dos espadas…? Estando fortalecido con estas dos suertes de armas no teme ni a los demonios ni a los hombres…no teme a la muerte puesto que está dispuesto a morir… ¡Qué seguridad hay en la vida que espera la muerte sin temor ninguno!...la muerte que se da o recibe por amor de Jesucristo, muy lejos de ser criminal, es digna de mucha gloria…Así el soldado de Jesucristo mata seguro a su enemigo y muere con mayor seguridad”.
     Estas tremendas palabras de San Bernardo, que a muchos parecerán insólitas hoy dia, resuenan como un eco de lo que fue la Cristiandad y dentro de ella la Orden de los Templarios, monjes guerreros que aunaban el espíritu y la materia en una misma cosa: la guerra santa.
     El bárbaro ajusticiamiento de Jacques de Molay puso fin a la Orden y, ¿quiénes fueron los responsables? El rey de Francia Felipe IV El Hermoso  y el Papa Clemente V que se asociaron para exterminarla. Dos grandes subversiones se abrían camino. Por un lado el estado moderno y laico fiel a sus apetitos materiales y por el otro el catolicismo güelfo con su pretensión de monopolizar el poder espiritual. Todo lo que vino después fue la consecuencia de una sucesión de causas y efectos: Renacimiento, Reforma, racionalismo, masonería, liberalismo, democracia, marxismo, ateismo.
          Conforme a los grandes maestros Evola y Guénon somos fieles al criterio de que hay que partir de los principios de la Tradición y máxime en estos tiempos. Toda concesión o transacción con el mundo moderno resulta fatal. Lo ocurrido hace 700 años resuena en nuestros días. Lo lejano está presente. Es una equivocación pensar que la Tradición fue el pasado y el mundo moderno es el presente; la Tradición siempre es, y es lo que válido en todo lugar, para todos y para siempre.
     El espíritu que animó a los templarios y que se intentó  suprimir con el asesinato de Jacques de Molay no ha muerto, es eterno presente.
     En estos tiempos del Kaliyuka, de confusión, de degradación y tinieblas, los monjes guerreros están ya afilando sus espadas.

San Carlos de Bariloche, 18 de marzo del 2014.

JULIÁN  RAMÍREZ

    









     

lunes, 17 de marzo de 2014

RAMÍREZ: LA PIROTECNIA VERBAL

 LA  PIROTECNIA  VERBAL

   

 Vivimos en medio de un tremendo desborde de las palabras. Todos los dias caen sobre nosotros cataratas de palabras con las cuales nos aturden sin cesar. Los medios de comunicación están a la cabeza. Se excita constantemente al consumismo de las cosas más superfluas junto con la increíble cacofonía de lo que se llama, de alguna manera, música.
     Políticos, politólogos, periodistas, locutores deportivos, críticos artísticos, “culturosos”, divulgadores, informadores que no informan de nada serio, chismosos de la farándula, cientificistas que no saben ciencias, programas religiosos vaya uno a saber de qué religión o pseudoreligión y la consabida transmisión de eventos deportivos especialmente de fútbol. En nuestro país, la Argentina, hay un programa especial denominado “fútbol para todos “ que casi a diario nos regala, y a cargo de locutores chabacanos y de bajo nivel cultural,  algún partido que ayuda a sostener el moderno circo romano.
     El culto a la palabra con poco contenido se ha enseñoreado de la sociedad moderna. Es precisamente en las democracias donde predomina la oratoria, y de la peor, el lugar por excelencia de los abogados, Los grandes oradores de la Atenas clásica coincidieron con el comienzo de la decadencia griega.  Y otra cosa fuera si las palabras reflejaran lo que se piensa. Ocurre todo lo contrario: sirven para disimular, para engañar y para mentir.
     El abuso de las palabras nace con la democracia. No en balde Juan Donoso Cortés calificó a la burguesía de “clase discutidora”: Desde entonces nacen y proliferan los parlamentos, los congresos, las asambleas y cuerpos deliberativos de todo orden.   Hoy dia se impone reunirse, buscar el consenso, negociar y transar para ser un buen democrático. En última instancia se vota y el que obtiene la mitad más uno gana. Es decir, se impone la ley de la cantidad en desmedro de la calidad.
     Todo este abuso de la palabra tiene causas muy profundas. La pérdida de los valores tradicionales provocó una feminización de la sociedad. El legítimo predominio de la virilidad espiritual provocó el avance de la naturaleza femínea. En términos de una filosofía de extremo oriente, el “yang” comenzó a ser desplazado por el “yin”, y la democracia y el abuso de la palabra son “yin”.
     La locuacidad de la mujer tiene su causa en que la fémina por naturaleza propia busca siempre un apoyo y un sostén y usa la palabra para ello, aparte su debilidad física con respecto al varón le hace usar la palabra para disimular y engañar.  Estas características propias de la naturaleza femenina adquieren preponderancia en un mundo en el cual están ausentes los principios tradicionales, varoniles y guerreros.
    Democracia, Pueblo, Parlamentarismo, tienen naturaleza femenina y están consubstanciados con la palabra.
     En un mundo pletórico de palabras ocurren hechos que dan al traste con el “flatus vocis”. Un ejemplo de ello fue el 11-9-2001 con el derrumbe de las Torres Gemelas.  Allí se acabaron las teorías en torno al fin de la historia, y a la globalización en base a la democracia y el liberalismo. Muchos discursos también van a terminar acerca del eurosiatismo y de la geopolítica. Ambos acontecimientos son hechos contundentes frente a los cuales los verborrágicos no tienen palabras valederas, y la Tradición vuelve por sus fueros.
     Hay que volver al adagio romano: “res non verba” y al laconismo espartano, signos claros de civilizaciones tradicionales, viriles y guerreras,  en donde la acción superior y trascendente deje de lado la flatulencia verbal.

San Carlos de Bariloche, 11 de marzo del 2014.

JULIÁN  RAMÍREZ






martes, 4 de marzo de 2014

EL CARNAVAL PERPETUO, por Marcos Ghio

EL CARNAVAL PERPETUO (en 1988)




Se ha notado insistentemente en los últimos tiempos el declive que ha tenido la fiesta del Carnaval entre nosotros y la paulatina sustitución de su significado originario, por lo que ha adquirido en la actualidad la imagen distorsionada de una mera  comparsa jocosa, o de una ocasión más para el desenfreno danzante. Tan es así que la supresión de tal festividad del almanaque no ha hecho sino confirmar ya una costumbre adentrada en el alma de la población, de desapego e indiferencia hacia la misma. Pero lejos se estaría, aun con esto, de considerar que ello ha sucedido porque nos hemos convertido en una nación seria, dispuesta al ejercicio de ocupaciones más elevadas. Además, como el origen del Carnaval es de carácter precristiano, se ha notado una cierta satisfacción de parte de algún sector de la catolicidad, el que habría interpretado este hecho como una especie de consumación victoriosa de la antigua guerra iniciada en contra del paganismo al que se le habría quitado ahora su última efemérides. Pero también esto dista mucho de ser verdad, pues lo real es que se ignora olímpicamente el sentido último que tiene dicha festividad en cualquier cultura normal. Y más aun, podría decirse, sin riesgo a equivocarse, que la supresión de la festividad carnavalesca representa un signo inequívoco más de decadencia y descomposición social.
En toda sociedad orgánicamente constituida en la que primaba el respeto de las jerarquías y por el orden natural existían períodos especialmente establecidos con la finalidad de que ciertas fuerzas impuras latentes en el seno de una comunidad pudieran salir a relucir y desencadenarse en momentos establecidos con antelación a fin de que no interfirieran habitualmente con el desenvolvimiento normal del devenir social. Así pues en la antigua Roma existieron las fiestas saturnales en homenaje al Saturno ínfero, en las cuales se operaba lo que hoy llamaríamos como una inversión de roles, pues los esclavos se convertían en amos y éstos a su vez pasaban a ser esclavos, o los plebeyos se vestían de patricios, los que a la inversa asumían la función de plebeyos. En otros casos en cambio se descendía a un estado de indiferenciación absoluta en el que ya no se trataba de invertir roles diferentes, sino de hacerlos desaparecer del todo, consumándose así la tendencia desordenada hacia el igualitarismo.
Esta tradición también se transfirió a la Edad Media en la que se operaron festividades carnavalescas de carácter sumamente curioso, como la fiesta del asno o la de los locos. En el primer caso, por un día entero se rendía culto a un asno, el que según la Tradición simboliza a una fuerza impura de negación de lo divino, y se lo hacía subir al altar de la iglesia. En el segundo, más paradojal todavía, ciertos miembros del bajo clero solían ponerse una vez al año bonetes de bruja o de asno y proferir en público las peores herejías y burlas hacia la liturgia. Se trataba así de que el carácter caído de la naturaleza humana, parte constitutiva de la misma, no interfiriera en la obra cotidiana de santificación; por lo tanto, canalizando el desorden ínsito en el hombre, se lo dejaba desencadenar en un determinado día del año a través de una ceremonia que, a modo de un recuadre simbólico, ponía límites precisos e infranqueables al desorden convirtiéndolo en inofensivo. El Carnaval tenía pues para el hombre medieval –el más cercano históricamente para nuestra cultura a una humanidad normal– un carácter exorcístico de elevadísima función. Por ello también otras expresiones carnavalescas más cercanas a nosotros, al acudir al uso de la máscara, por lo general se remitían a figuraciones monstruosas, demoníacas y grotescas, tendiendo pues a personificar aquellas potencias infernales del alma humana (lo que hoy en día más se asemejaría al inconsciente freudiano), las que, desencadenadas en ciertos momentos ordenados con anticipación, no interferían o moderaban su influencia social negativa durante el resto del año. De esta manera, como bien se ha señalado, la función de la máscara no era propiamente la de ocultar a una persona, como vulgarmente se cree, sino por el contrario, la de poner bien de manifiesto a aquella parte inferior y caótica del alma humana que habitualmente se disimula y oculta. Si la persona es el semblante que el hombre construye de sí mismo a lo largo de su vida, la máscara carnavalesca es en cambio la materialización de esa función prepersonal y caótica que se intenta esconder y doblegar a través de un largo aprendizaje ascético.
Señalemos también que cuando al final del Medioevo tales fiestas carnavalescas fueron suprimidas o cayeron en desuso, se operó un proceso de inaudito aumento de la hechicería y –como corolario– una invasión de todas las potencias infernales latentes en el alma hacia el conjunto del cuerpo social.
Justamente hoy en día la desaparición de esta fiesta o su desvirtuación por la mera comparsa o el puro desenfreno danzante, por lo que no adquiere un carácter diferenciado de otras fechas del año, significa permitir que estas fuerzas impuras actúen libremente y en el momento menos esperado.
Si hoy ya no se festeja el Carnaval y se ha borrado tal celebración del almanaque es por la sencilla razón de que se ha perdido su especificidad y que las fuerzas del caos que anidan en el cuerpo social, liberadas del encuadre simbólico que las ordenaba, han invadido todas las instancias del orden social y no precisan más acudir a una máscara para manifestarse; por lo cual no nos equivocaríamos en decir que si hoy en día no se celebra la fiesta del Carnaval es por la sencilla razón de que vivimos en un Carnaval perpetuo y cotidiano.

Marcos Ghio
Revista Cabildo, Marzo de 1988.

EL CARNAVAL PERPETUO EN 2014

Gobernaba en 1988 el presidente Alfonsín y nuestra naciente democracia como forma de vida (antes la había sólo como forma de gobierno), producto de nuestra derrota de Malvinas, había comenzado recién a desplegarse en su  ola de frivolidad y desorden que la caracteriza y que hoy vivimos en forma abundante y aluvional. El Carnaval sigue siendo concebido como una cosa de todos los días, pero si antes era algo que no se decía y ocultaba y no se celebraba la fecha para esconder tal realidad, hoy en día en cambio tal fenómeno de Carnaval Perpetuo es algo reconocido y exaltado con asiduidad. De este modo no solamente se lo ha vuelto a instituir como feriado en la Argentina a fin de recordarnos tal situación, sino que se lo ha elevado a la categoría superior de modo de vida y de ser por parte de los principales líderes de tal anomalía. Así recientemente el presidente venezolano Maduro, un verdadero modelo en sus desplantes payasescos y por lo tanto carnavalescos, ha manifestado textualmente que ‘El Carnaval es la antítesis del Fascismo’. Tal afirmación sumamente correcta, y respecto de la cual debemos reconocer que es en lo único en lo que concordamos con tal gobernante, merece una serie de consideraciones. Entendemos como Maduro que mientras que la democracia es algo frívolo y carnavalesco el Fascismo es por el contrario una cosa sumamente seria. Significa la soberanía del Estado sobre la nación, de la aristocracia, es decir de lo cualitativo y superior, por sobre lo numérico e inferior. Mientras que el Carnaval democrático es el despliegue de todas las zonas inferiores, prepersonales y caóticas del ser, el fascismo es en cambio orden, jerarquía, elevación del hombre a su condición de persona. Una sociedad normal será aquella en la cual así como el Fascismo volverá a ser la forma en que se organizará una nación, el Carnaval volverá a ser comprendido como un hecho simbólico y necesario siendo reducido solamente a una determinada fecha del año en la que se produce la purgación de los elementos inferiores del ser.
M.G.
El Fortín, Marzo 2014.