viernes, 26 de julio de 2013

LA LEY DE DIOS

“QUEREMOS  LA  LEY  DE  DIOS  NO  LA  HECHA  POR  LOS  HOMBRES”


   
 El título de esta nota hace referencia a una fotografía vista en la Internet, en la cual se veía a una manifestación de islamistas, sin indicar nombre o lugar, y en la cual llevaban un letrero que, traducido al castellano, decía: “Queremos la ley de Dios y no la ley de los hombres”.
    Esto nos ha llevado a reflexionar sobre el tema de la ley desde el punto de vista tradicional, cuestión muy bien tratada por Julius Evola en su obra magna “Rebelión contra el mundo moderno”, capítulo IV, primera parte.
     La idea de ley en el mundo tradicional tiene una íntima relación  con lo que es la verdad, o sea es la verdad misma; en ella se refleja el orden y la estabilidad, es el derecho y la realidad trascendente. Las leyes tenían un carácter divino, no humano, y su violación era una blasfemia contra lo sagrado y trascendente. A nadie se le hubiere ocurrido darle el mismo carácter a una ley humana. En la Roma tradicional las nuevas leyes dictadas por el Senado debían ser aprobadas por los sacerdotes, de lo contrario carecían de validez por faltarles el crisma divino. Las leyes no eran como en el mundo moderno producto exclusivo de mayorías parlamentarias elegidas por el voto de las multitudes alentadas por la demagogia de los partidos políticos y los apetitos innobles de sus componentes. Las leyes del mundo moderno son puro devenir, circunstanciales, hoy son y mañana no son, carentes de toda referencia superior.
     Desde los tiempos de la Revolución Francesa se ha desplomado sobre el mundo moderno una verdadera manía legislativa y constitucionalista siendo su expresión el estado de derecho liberal burgués, y las constituciones cuando se cumplen, cosa que por lo general no ocurre, son reemplazadas por otras, que tampoco se cumplen, y lo mismo pasa con las leyes, decretos  y resoluciones gubernamentales, en una verdadera vorágine, producto todo ello de una total falta de referencia hacia un punto de vista superior y trascendente. En la República Argentina  desde el triunfo del liberalismo en el año 1852, se han sancionado alrededor de 27.000 leyes nacionales, incluidas varias constituciones y centenares de decretos-ley dictados por gobiernos de facto. A todo ello agreguemos la legislación provincial: en la Argentina hay 24 jurisdicciones locales, y no nos olvidemos de la catarata de ordenanzas municipales de centenares de municipios. Hasta los abogados se encuentran a veces en figurillas para encontrar la legislación que corresponde a cada caso, y mucha gente se queja porque los legisladores no trabajan. ¡Ojalá no lo hicieran¡
     Y todo esto es la consecuencia de la pérdida de todo valor superior, metafísico, religioso y ético, cuya presencia en el mundo tradicional hacía que las leyes fueran pocas y se cumplieran.
     Ortega y Gasset en coincidencia conceptual con Evola en esta materia, nos dice que en el tradicional derecho romano  las leyes eran justas porque eran las leyes.  En el mundo moderno. en cambio surgen todos los días reclamos contra las leyes injustas, y ello es inevitable puesto que se ha perdido toda referencia a lo trascendente tanto en los legisladores como en los que los sufren.
     Cuando vemos, como en la fotografía a que hemos hecho referencia al comienzo de esta nota, personas que reclaman la ley de Dios, no podemos menos que alegrarnos, porque no está todo perdido.

San Carlos de Bariloche, 23 de julio del 2013.


JULIÁN  RAMÍREZ 

martes, 23 de julio de 2013

FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO

PORQUÉ  DEFENDEMOS  AL  FUNDAMENTALISMO  ISLÁMICO


     Algunas personas nos preguntan porqué defendemos al fundamentalismo islámico. En esta breve nota daremos una sucinta respuesta a esas inquietudes.
     Julius Evola en su obra magna “ Rebelión contra el mundo moderno” en la primera parte, nos recuerda cuales son las categorías del espíritu tradicional, que deben entenderse “ a priori”, antes que nada, y cuya realización nunca podrá ser perfecta en el plano fáctico, pero tienen un valor de orientación para el hombre tradicional tal como si fueran una ética. Ahora bien, cualquier observador  sincero y no obnubilado por ideologías o por intereses mezquinos. podrá verificar sin mucho esfuerzo que en el fundamentalismo islámico se manifiestan en forma visible, práctica y fácilmente verificable y, en mayor o menor medida, diversas categorías del espíritu tradicional y que esas categorías son esenciales y dan el tono general a esos movimientos:

     1-Tenemos  en el fundamentalismo islámico el  aspecto decisivo de la religión, el vínculo que nos une con la divinidad, y que informa la vida de toda persona sinceramente religiosa, de todos sus actos y pensamientos. No somos islámicos sino católicos,  pero sostenemos la unidad trascendente de las religiones según la feliz expresión de Fridhof Schüon, el mismo criterio sostenido en forma unánime por los grandes maestros tradicionalistas del siglo XX: Julius Evola y René Guénon.
     2-La idea del Califato Islámico, como unidad entre el poder político y la autoridad religiosa. Una analogía la tuvimos  desde el punto de vista católico en el Sacro Imperio Romano Germánico que presidió lo mejor de nuestro medioevo.
     3- La correcta interpretación de la naturaleza de cada sexo, el del hombre y el de la mujer, conforme a todas las doctrinas tradicionales y en total oposición a  las perversiones modernas que exaltan una multitud de pseudosexos. Por este camino en el mundo moderno, la homosexualidad llegará a ser obligatoria.
     4- Defensa de la familia como núcleo básico de la sociedad. En cambio en el mundo moderno se la ha demolido en forma incesante en virtud de la subversión imperante.
5- El fundamentalismo islámico combate todas las ideologías modernas, entre ellas las más subversivas y aberrantes: democracia, liberalismo, marxismo, evolucionismo laicismo, sionismo, y muchas más.  Es antirracista, en sus filas militan semitas, indoarianos, maalayos turcomanos, indoeuropeos, mongólicos y negros, todo lo contrario de la barbarie racista que corrientes europeas y de los llamados identitarios están difundiendo en ese continente.
    6-  Las leyes penales se cumplen y se ejecutan por más drásticas que sean. Deberían tomar esto de ejemplo los que frente a la tolerancia con el delito no hacen más que llorar y piden seguridad a gobernantes  que también son delincuentes.
     7-  Relacionado con lo anterior la eficaz lucha contra la drogadicción, verdadero cáncer terminal del mundo moderno.
     8-  Lucha contra la usura.  Aclaremos que damos a la palabra usura, lo mismo que el fundamentalismo islámico, el significado tradicional del término, es decir todo interés dinerario que se percibe por un préstamo, sea del uno por ciento o del cien por ciento.  En ese sentido la usura gobierna hoy todas las actividades económicas y el hombre moderno la ve como algo natural y la practica. Esta es también una enfermedad terminal que la misma Iglesia Católica combatió durante la Edad Media, lucha de la que se ha olvidado. Mejor haría el Papa en recordarlo en vez de andar rogando a la gente que se porte bien.
     9-  Tendríamos que referirnos “in extenso” al tema de la “yihad” o sea la guerra santa que también es una de las categorías del espiritu tradicional pero la brevedad de esta nota nos impide hacerlo, cosa que prometemos hacerlo pronto. Entretanto recomendamos la lectura del capítulo XVII  primera parte del libro  “supra” mencionado  de Julios Evola “ Rebelión contra el mundo moderno”  titulado “ la grande y la pequeña guerra santa”.
      Aclaremos también y para evitar confusiones, que no todo el Islam es fundamentalista. Una parte de él está occidentalizado haciendo causa común con el mundo moderno..  Nos hemos limitado a la consideración de algunas categorías del espíritu tradicional que están presentes en el fundamentalismo islámico en forma manifiesta y visible, y hay más. Frente a todo esto, sin embargo, hay tradicionalistas, católicos integristas, nacionalistas, y esa especie de pseudoevolianos que pululan en Europa que no se dan por enterados y consideran al fundamentalismo islámico como un enemigo. Posiblemente Dios los ha cegado.

San Carlos de Bariloche, 16 de julio del 2013.

JULIÁN  RAMÍREZ
    


lunes, 15 de julio de 2013

HOMBRE Y MUJER

ARGENTINA:
FUERZAS ARMADAS Y ‘PRESIDENTA’


El reciente discurso de Cristina Kirchner, resaltando el papel que deben tener las Fuerzas Armadas en una democracia, ha sido sin más el signo definitivo y claro respecto del rumbo feminoide al cual conduce necesariamente un tipo de sistema de orden burgués opuesto a lo guerrero; y ello se encuentra además corroborado por el hecho de que no casualmente hoy en día América latina se encuentre ‘gobernada’ cada vez más por mujeres cuando no por hombres que en última instancia no se alejan de tal condición.
Pero antes de explicar la diferencia esencial que existe entre lo masculino y lo femenino, distinción por supuesto de carácter preeminentemente espiritual y no física, señalemos las recientes modificaciones acontecidas. Las Fuerzas Armadas, de acuerdo a los cambios introducidos por Cristina, dejan de ser propiamente una institución militar y guerrera, para convertirse en cambio en un cierto tipo de asociación solidaria, como bien podrían ser los boys scouts u otras parecidas. Tienen por finalidad no hacer la guerra, sino a la inversa, ‘trabajar para la paz’ y esto se concreta a través de tareas comunitarias, tales como las que podría realizar una institución de defensa civil encargada de construir o reparar elementos útiles y necesarios para la comunidad. Acotemos que tal cosa, la que se acaba de mencionar puntualmente y asentar a través de oportunas nuevas reglamentaciones, fue a su vez corroborada por una política que se viene implementando desde los orígenes mismos de la democracia en manera siempre más aguda, pasando por la cada vez mayor pérdida de influencia de la institución militar sobre la sociedad civil, hasta llegar finalmente a nuestros días con la distorsión absoluta de su función. Y resaltamos una vez más que esto es perfectamente coherente con el hecho de que sea una presidente mujer la que hoy en día tiene las riendas políticas en la república Argentina, aunque este fenómeno ya se está dando también en Brasil y volverá a estarlo dentro de poco en Chile, lo cual sirve para poner en evidencia la orientación vigente. Esta concurrencia de hechos nos permite decir dos palabras, desde el punto de vista tradicional, respecto de la diferencia existente entre los dos sexos así como brindar una explicación del por qué hemos ingresado abiertamente a tal anomalía.
Acotemos primeramente que la característica principal del hombre moderno, tal como hemos señalado en otras oportunidades, es la de reducirlo todo meramente a su aspecto externo, físico y superficial, ignorando que en última instancia la naturaleza no es una realidad en sí misma, sino apenas un símbolo de algo superior a ella, símbolo que, lejos de agotarse en sí mismo, nos sirve para alcanzar una aproximación a lo que la trasciende. Así pues, creer que lo femenino y lo masculino se diferencien principalmente por sus aspectos biológicos y corporales representa la mayor de las limitaciones posibles en el momento de encarar tal cuestión. Lo masculino o viril (de vir que significa también fuerza, pero obviamente no meramente física), que en el plano físico se caracteriza por lo activo, expresa la dimensión de lo que se basta a sí mismo, de aquello que tiene en sí el propio principio, mientras que en cambio lo femenino, simbólicamente lo pasivo, es aquello que tiene en otro el fundamento y cuya libertad verdadera, lejos de ser un impulso por ser autosuficiente, que es en cambio lo propio de lo masculino, consiste en un acto de  entrega absoluta y sin condición, de la misma manera que en el campo de la acción pura tampoco el hombre verdadero actúa en función de resultados, sino por el cumplimiento de un deber y con independencia de éxitos o fracasos. Para establecer un contraste pleno con nuestro mundo moderno de mujeres ‘emancipadas’ y ‘libres’, recordemos el ejemplo de la India tradicional en donde hallamos rasgos evidentes de tal acto de entrega absoluta y sin condiciones por parte de la mujer en el momento en el cual la esposa viuda se lanzaba en la pira ardiente del cónyuge para reencontrarse con él en los caminos del cielo. Y eso a su vez explicaba cómo antiguamente era prácticamente imposible hablar de divorcios, de nuevas parejas siempre mutantes e intercambiables, y menos aun de exaltación de la homosexualidad y del matrimonio igualitario, patologías éstas propias de tiempos terminales, ya que era el cumplimiento del deber y no la subordinación a apetitos lo que primaba en todo orden social. Claro que para que la mujer sea tal, previamente a ello y como condición necesaria, el hombre también debe serlo. Si el hombre desfallece, deja de cumplir con su función propia, cae presa de una cobardía interior dejando de ser suficiente a sí mismo para depender en cambio de otra cosa, como consecuencia de ello, también la mujer deja de ser tal y acontece entonces la anarquía y quiebra del orden social, tal como vemos en nuestros tiempos terminales.
En la república Argentina, aunque también podría haber sido en otra parte, haber llegado a Cristina Kirchner y a su conversión de las fuerzas armadas en instituciones asistencialistas no fue un hecho casual, sino el producto de un proceso de larga decadencia. Se precisó, que previamente a ello las Fuerzas Armadas, el principio viril y heroico fundador del Estado, dejaran de ser tales, para que, de manera consecuente, sucediera lo mismo con la sociedad civil, el principio femíneo hoy representado en su forma más ostensible y coherente por la presidente mujer. Para ello daremos un par de ejemplos hallables en nuestra historia más reciente.
El primero de ellos lo podemos encontrar en el año 1955. Gobernaba en ese entonces un presidente militar con gran popularidad y prestigio sea en el seno de la propia corporación, como entre la misma población. Pero he aquí que, en razón de una crisis interna, un sector de las Fuerzas Armadas se amotinó y lanzó una furiosa revolución, cuyas causas no viene el caso analizar aquí. A pesar de contar con amplia mayoría de tropa, el Gral. Perón, al encontrar una muy dura resistencia por parte de quienes no solamente no quisieron rendirse, sino que amenazaron con bombardear un importante puerto del país, en vez de luchar hasta el final cumpliendo con su deber, tal como hubiera correspondido, en tanto que además contaba con posibilidades ilimitadas de haber ganado, resolvió retirarse del combate alegando ‘no querer derramar sangre de hermanos’, aunque a otros les dijera también que no quería que se destruyera la destilería de La Plata que había costado mucho dinero construir. Es decir, subordinó la acción a un determinado bien material, dejando así de ser viril, es decir, pura e incondicionada*.
El segundo ejemplo lo podemos encontrar en la Guerra de Malvinas cuando las Fuerzas Armadas argentinas, luego de haber tomado la sana decisión de expulsar a Inglaterra de nuestro territorio e iniciar un proceso de verdadera independencia y de libertad viril, repentinamente y cediendo a presiones de la Iglesia católica y del poder mundial, resolvieron rendirse de manera cobarde e inverosímil alegando que, cuando tomaron tal justa decisión, no sabían que el enemigo se encontraba tan bien armado.
Tal rendición, que fue la antesala de nuestro proceso democrático decadente, fue luego seguida por otras realizadas por el movimiento carapintada, que participara a su vez de la guerra de Malvinas y de sus resultados, con argumentos verdaderamente inverosímiles como, a las pocas horas de haberse sublevado, deponer las armas porque no se imaginaban que iban a tener que ‘matar a camaradas’, es decir que esperaban ganar una batalla sin que el enemigo presentara resistencia, o que al rendirse ‘cumplían con la voluntad de Dios’ que había resuelto por ellos y otras imbecilidades semejantes.**
Esta sucesión de derrotas y rendiciones tuvo que dar por resultado lo que conocemos en nuestros días. Del mismo modo que un niño cuando no se encuentra bajo la tutela de su padre se convierte en perezoso e impertinente, así también ha acontecido con la sociedad civil al perder el respeto hacia un Estado que ha dejado de ser tal al no ser más viril. Y al respecto es de recordar que así como una mujer que ha perdido su centro se convierte en mutable, caprichosa, inestable e incluso mentirosa, esto es lo que justamente ha acontecido con la clase política actual que cambia de bando y de ideas con una facilidad asombrosa, del mismo modo que miente con una desfachatez pronunciada. Fue famosa al respecto la expresión del presidente Menem quien, ante el incumplimiento del programa prometido en las elecciones, manifestara que si hubiese dicho la verdad no lo votaba nadie. A su vez se distorsionan las cosas más evidentes. La espiritualidad viril que es acción pura y libre, sin ningún tipo de condicionamiento, queda totalmente apartada de la realidad, suplantándosela por una falsificación de la misma a través de un puro despliegue de mera fuerza material y de potencia sexual que puede llegar a alcanzar niveles patológicos. Se considera así que se es hombre teniendo a muchas mujeres y con capacidades ilimitadas de fornicación (de allí también la moda por las pastillas azules). Se inaugura la especie de los políticos mujeriegos y príapicos, como el antes aludido, o Berlusconi en Italia, cuando en realidad lo que sucede es lo contrario, pues una virilidad puramente material es dependencia de la cosa que se desea en manera exasperada, por lo tanto expresa en el fondo un carácter mujeril por lo cual no fue casual que el mismo que se jactaba de poseer a todas las mujeres manifestara la conveniencia de estar en relaciones carnales, por supuesto que en situación de pasividad, con el más poderoso, en ese entonces los EEUU, aunque podría haberlo estado de Rusia o de China, de acuerdo al rumbo por donde soplen los vientos. Y no es tampoco una simple coincidencia al respecto la corrupción y el apego obsesivo hacia los bienes materiales, característica propia de nuestra clase política depredadora, absolutamente dependiente de la posesión de dinero y una vez más apartada de una acción viril ajena a cualquier bien o resultado.
No cabe duda alguna de que –y sería interminable dar ejemplos de la anomalía en que vivimos- solamente se volverá a la normalidad restaurando el espíritu guerrero, haciendo así que la mujer vuelva a una actitud de entrega absoluta por su hombre, del mismo modo que el pueblo, apartado de una vez por todas de la inestabilidad voluble de su siempre hipotética ‘voluntad soberana’, alimentada por corruptos y demagogos, entregará su devoción y fe hacia jefes verdaderos con altura y dimensión espiritual de reyes y dioses.

* En varias oportunidades hemos hecho notar que, para ocultar tal acto esencial de cobardía, Perón dio múltiples explicaciones, de lo más diferentes y de acuerdo al público que lo escuchaba, a fin de justificar su decisión.
** No fue de extrañar que tales 'guerreros' carapintadas, una vez rendidos y salvados en su pellejo, de manera casi inmediata se lanzaron a la lid política y alguno de ellos hasta logró hacer una importante fortuna personal.

Marcos Ghio
15/07/13



viernes, 12 de julio de 2013

CON LA SUBVERSIÓN NO SE TRANSA

  CON  LA  SUBVERSIÓN  NO  SE  TRANSA

     
El título de esta nota, “Con la subversión no se transa”, alude a una frase de Julius Evola cuando plantea la absoluta incompatibilidad entre el espíritu tradicional y el mundo moderno. Se trata de realidades antitéticas, contrarias e incompatibles y que coexisten en lucha y, como en la filosofía taoista de  extremo oriente, se las califica como yang y yin. En el actual estado de la situación mundial es tal la marcha arrolladora del mundo moderno, el yin, que toda tentativa de enfrentamiento por parte del espíritu tradicional, el yang, debe partir de principios absolutos sin la ilusión de tomar alguna parte del mundo moderno, so pena de ser arrastrado por él.
     Y todo esto viene a cuento del reciente golpe de estado en Egipto en donde el gobierno de Morsi, democrático y que pretendía avanzar hacia una sociedad tradicional en la cual rigiera la sharia, la ley islámica, fue derrocado “manu militari” implantándose una dictadura laica que derogó la constitución, disolvió el parlamento y prometió elecciones en un futuro indeterminado y nebuloso y que ya comenzó la persecución de la Hermandad Musulmana, el partido desalojado del poder.
     Y ahora veamos cuáles son las profundas causas que han llevado a la caída del gobierno de Morsi. Adelantamos nuestra opinión: el haber tratado de realizar transformaciones de orden tradicional utilizando instituciones de neto corte moderno. Democracia, constitución, elecciones, parlamento, división de poderes, estado de derecho, han sido y son producto de la subversión liberal. El liberalismo es una fuerza cultural  profundamente subversiva. La otra es el marxismo; pero el liberalismo tiene  la sutileza de penetrar en forma pacífica. Casi sin violencia, como algo natural e indoloro, con disimulo, introduciéndose en los vericuetos e intersticios del tejido social, acostumbrando  a la gente a beber este veneno, que, como una droga, con el tiempo incluso es deseado.
    La Hermandad Musulmana cayó en la trampa, en que ya había incurrido en Argelia en 1991, cuando el Frente de Salvación Islámica ganó las elecciones y un golpe de estado impidió su acceso al gobierno desencadenándose una guerra civil que causó 200.000 muertos. Ayman al Zawahiri, actual jefe de Al Qaeda, en su libro “Caballeros bajo el estandarte del Profeta” publicado antes del 11-9-01, ya había hecho notar esto.    Agreguemos también un dato que fue totalmente subestimado. Desde los acuerdos de Camp David en 1979, que sellaron la paz entre Egipto e Israel, a modo de compensación por el mantenimiento del estado prostituto de Israel, EE.UU  aporta una suma no inferior a los 1.400 millones de dólares anuales a las FF.AA. egipcias, una verdadera bomba de tiempo que en estos días estalló.
     Esto es una severa advertencia para todos aquellos que en cualquier parte del mundo sinceramente y de buena fe pretendan combatir por la Tradición y contra el mundo moderno y se enredan con participaciones electorales y partidarias. Ellos deben recordar la decisiva frase de Évola: con la subversión no se transa.
   Pero estamos seguros de que si se aprende de una derrota se pueden obtener grandes beneficios para futuras victorias. Los yihadistas egipcios lo sabrán hacer y ya han comenzado. Cuenten con nuestro respaldo y apoyo.

San Carlos de Bariloche, 9 de julio del 2013-

JULIÁN  RAMÍREZ


miércoles, 10 de julio de 2013

MONTAJES


LOS FRAUDES DE SNOWDEN Y WIKILEAKS


Del mismo modo que con las famosas teorías montajistas, por las que se quería demostrar que Bin Laden no existía y que nunca hubo un complot para destruir las Torres Gemelas, hoy en día la imaginación periodística gestada por el sistema y encargada de construir un antiimperialismo funcional a sus intereses, es decir un antimperialismo como el de Chávez que le vendía petróleo a los norteamericanos, agita sin cesar la figuras de los arrepentidos o transgresores del estilo Snowden y Assange. Más allá de todas las obviedades que nos han difundido, como ser que los norteamericanos espían todo -y este medio que estamos usando ahora es justamente un instrumento de espionaje- la realidad que indirectamente se quiere difundir es la misma de lo que se intentaba hacer con las antes aludidas doctrinas montajistas. Existe un poder en el planeta que es indestructible con capacidad de convertirse en un Gran Hermano que puede inspeccionar hasta el más íntimo de nuestros pensamientos. ¿Qué es entonces lo que podemos hacer en su contra, sino resignarnos a comentarlo con desazón? Sin embargo si observamos la realidad con atención, no es cierto lo que nos inducen a pensar Snowden y Assange. Para conocer los secretos más íntimos y peligrosos, el 'mundo libre' debe acudir a las peores torturas como en Guantánamo y ayer nos enteramos que el gran Osama, del mismo modo que con cuchillitos de plástico pudo destruir 30 bancos y 100 mesas de dinero hace casi 12 años, fue capaz también de evitar ser detectado por los aviones inteligentes que sobrevolaban Pakistán usando un simple sombrero de vaquero por toda una década.

lunes, 8 de julio de 2013

UN CAPÍTULO ESENCIAL EN LA GUERRA DE CIVILIZACIONES: EGIPTO


Los recientes acontecimientos en Egipto, por los que un virulento golpe de Estado derrocara al gobierno constitucional de Mursi, merecen de nuestra parte un pormenorizado análisis.

a)    Antecedentes

El régimen burgués moderno, impuesto en Europa a través de la Revolución Francesa y sus secuelas, tiene por premisa principal instaurar formas de gobierno en el mundo entero en donde la economía y el laicismo sean el destino de los hombres, convirtiéndose a Dios y a lo sagrado en cosas ajenas al mundo social y político, recluyéndoselas cuanto más a los templos o a la conciencia interior de cada uno.
Luego de haber podido anular al catolicismo como fuerza contrastante, logrando democratizarlo en sucesivas instancias hasta arribar a su catástrofe representada por el Concilio Vaticano II, fueron llevadas a cabo  medidas similares hacia otras religiones, como el budismo en China y en Japón y el brahamanismo en la India, países que, gracias al influjo moderno, fueron debidamente democratizados y laicizados de manera contundente, convirtiéndoselos incluso en más competitivos que el mismo ‘Occidente’ yanqui-europeo. Solamente en el mundo islámico la civilización moderna encontró un obstáculo hasta el momento insalvable y que a todas luces, representa la esperanza verdadera de una restauración hacia la normalidad para el mundo entero.
De la misma manera que toda gran religión no contaminada por el virus de la modernidad, el Islam propone una sociedad en la cual, en vez de ser la economía el destino del hombre, Dios, el espíritu y la vida trascendente sean la meta principal de la existencia. En vez de ser el mero sufragio universal de la masa mutante el valor de verdad de cualquier cosa, debe serlo en cambio la Sagrada Escritura y la interpretación de ésta efectuada por los sabios. Esto, que pertenece al patrimonio histórico y milenario de cualquier gran civilización, solamente ha sido contrastado por la anomalía democrática implantada a partir de la Revolución Francesa de 1789.
Una vez que el mundo moderno originado en Europa hubo de terminar con el imperio islámico tradicional a comienzos del siglo XX, su procedimiento fue el propio y habitual aplicado en su momento con otros conglomerados similares, tales como el imperio austro-húngaro o el imperio español de América: fragmentarlo en pequeñas republiquetas artificiale,s, fomentar los separatismos regionales bajo la excusa imbécil del federalismo, pensando así que, dividiendo a las partes hasta el infinito y difundiendo patológicamente el espíritu democrático por el cual el capricho del pueblo y no la verdad sacra es el soberano,  se daría cuenta de este modo con el Islam. A todo ello y para consolidar el control de la situación, del mismo modo que en la América hispana, con la finalidad de ejercer una vigilancia democrática, se implantaron colonias tales como Honduras, Guyana y Malvinas, en el Oriente Medio, en el eje conflictivo esencial del mundo islámico, se instaló el Estado de Israel, Estado tapón, tal como lo definiera el fundador del sionismo, puesto específicamente con la finalidad de impedir el resurgir del mundo islámico. Recordemos al respecto, tal como se demostrara en El Fortín, que el sionismo, execrado en sus orígenes por su propia colectividad, es un movimiento de origen europeo que ha tomado como excusa el problema judío para llevar a cabo los ideales disolventes de la modernidad y el secularismo.
Los ideólogos democráticos elaboraron proyectos alternativos para poder terminar con el Islam extirpándolo de las conciencias de las diferentes comunidades. Tropezaron primeramente con un inconveniente que no hallaron en cambio en el mundo católico. Aquí no había un clero funcional al cual poder corromper y democratizar. No era posible como en Occidente lograr encíclicas y comunicaciones formales a favor de la democracia, la nueva deidad instalada con la finalidad de expulsar a Dios del mundo. No se pudo lograr un Pío XII que emitiera, finalizando la segunda gran contienda bélica, un discurso laudatorio al peor de los sistemas posibles. Hubo que conformarse con figuras aisladas, militares principalmente educados en academias yanquis o europeas que promovieran desde sus gobiernos, a través de dictaduras ilustradas, una educación transformadora de las multitudes que lograra convertirlas de simples creyentes a buenos ciudadanos y consumidores de las chucherías tecnológicas inventadas por el occidente para rellenar los vacíos existenciales generados por la ausencia de Dios. Fue así como lo tuvimos a Ataturk en Turquía, al Sha Palevi en Irán, a Nasser en Egipto, a Gaddafi en Libia y a tantos otros. Estos iban a cumplir con un efecto doble. Por un lado iban a educar a las masas en los valores occidentales y por el otro, al ser dictatoriales, iban a despertar los sentimientos democráticos necesarios para arribar al reino feliz de estómagos saciados que nos promete el mundo ‘libre’.

b)    La Primavera árabe

Las cosas sin embargo no fueron demasiado fáciles para la democracia. En Egipto en 1928 se fundó un movimiento de reacción hacia la modernidad, la Hermandad Musulmana, quien tuviera como su doctrinario principal a Sayid Qtub. Ésta comprendió que la cosa no pasaba meramente por terminar con el dominio colonial del occidente en su país, sino que lo principal consistía en expulsar la ideología moderna que el mismo había inculcado, la que se expresaba en los distintos nacionalismos y en su consecuencia final que era la democracia. Islam y democracia, decía Qutub, son cosas imposibles de conciliar, pues mientras que una se basa en valores mundanos y seculares, la segunda en cambio tiene por meta a Dios. La guerra contra la tiranía de Nasser y su descendencia fue inclaudicable y duró hasta nuestros mismos días. Qtub fue asesinado en prisión, pero el heredero del tirano, Sadat, fue eliminado en un ataque exitoso, y su sustituto, Mubarak, sobrevivió milagrosamente a un atentado. Este último es de recordar que llevó a cabo los famosos acuerdos de Camp David que dieron status hegemónico al Estado tapón en la región. Acotemos también que el islamismo se expandió como un reguero como fuerza política en todo el mundo musulmán, desde Argelia hasta Afganistán, representando así el primer gran desafío al mundo democrático.
Pero he aquí un hecho curioso, difícil de comprender por parte de los europeos. Repentinamente en el mundo árabe en su totalidad estalló lo que se ha denominado la Primavera Democrática, ante lo cual hubo verdaderas deliberaciones respecto de lo que había que hacer. Luego de un primer y velado apoyo a los tiranos Ben Alí y Mubarak, el Occidente cambió radicalmente sus puntos de vista. Pensó que, de la misma manera que en el mundo americano no protestante en algún momento debían ser desactivadas las dictaduras para dar cabida a la democracia permitiendo así que peligrosos guerrilleros se convirtiesen en gobernantes demócratas ejemplares, tales como Roussef, Mujica y tantos montoneros y erpianos argentinos integrantes de nuestra fauna política, en el mundo islámico con la democracia podía suceder lo mismo con varios miembros de Al Qaeda. De este modo se cambió drásticamente de táctica; de apoyar a las tiranías, se pasó abiertamente a aislarlas y atacarlas promoviendo en cambio elecciones democráticas. Y esto, tal como sabemos, sucedió en Túnez, Egipto y Libia. Pero una vez más falló el cálculo debido a la ceguera conceptual de una civilización que concibe al hombre como un ser apegado a la materia. Indudablemente por la deserción antes aludida de la Iglesia católica, las reacciones antidemocráticas en América sólo habían podido ser marxistas, es decir materialistas como lo es también la democracia. Por ello era muy fácil hacer pasar a un comunista hacia el capitalismo, tal como hoy sucede ostensiblemente en China y en Rusia. En cambio era muy difícil y hasta imposible hacerlo con un jihadista para el cual es Dios la medida suprema y excluyente.
Fue así como se vivieron los primeros sofocones. Luego de la caída de Mubarak y tras convocarse a elecciones, no ganaron esta vez los liberales ni los marxistas civilizados, sino los movimientos islamistas. Casualmente en Egipto las dos fuerzas de tal orientación sacaron nada menos que el 70% de los votos. Fue así como se llegó a la elección de Mursi y éste, si bien sostuvo un discurso moderado y tranquilizador para el ‘mundo libre’ deseoso de seguir disfrutando de las materias primas provenientes del Oriente que lo ayudan a construir su ‘felicidad’, al poco tiempo comenzó la pesadilla.
Mursi llevó a cabo las siguientes medidas.
a)     liberó de las prisiones a todos los presos de Al Qaeda y afines, incluyendo al hermano del jefe de tal organización, Mohamed Al Zawahiri.
b)     Implantó una nueva constitución basada en la Sharia o ley islámica, por la cual se castiga con la muerte el delito de usura, se prohíbe la prostitución y se combate la homosexualidad, entre otras cosas.
c)      Si bien manifestó de palabra que iba a respetar la soberanía del Estado tapón, tomó una serie de medidas que lo pusieron en severo peligro tales como: 1) haber liberado a los jihadistas, lo que significó un incremento de la actividad de éstos en los territorios usurpados. 2) específicamente en el Sinaí se constituyó la filial de Al Qaeda, la que se extendió luego a Jerusalén. Desde ese momento se destruyeron los principales gasoductos que alimentaban al Estado tapón y un nuevo frente misilístico se creó en tal territorio. 3) Asimismo se reabrieron los túneles que comunicaban con Gaza, permitiendo así el tráfico de armas y alimentos a tal región que había sido impedido por el tirano Mubarak.
d)     Nombró como gobernador de la provincia de Luxor a un ex miembro de Al Qaeda del que sospechaba que estuviese aun en actividad.
e)      Mantuvo un lazo estrecho con el régimen islamista de Turquía y con Hamas constituyendo un bloque sunita que hiciera frente a la tiranía de Assad en Siria que, contando con el apoyo expreso del imperialismo ruso, consolidaba la existencia de un Estado auxiliar de Israel en la región. Recordemos que el régimen de Assad mantuvo una paz de casi 50 años con tal país a pesar que de que éste le hubiese usurpado territorio y que además colaborara con los EEUU en la invasión a Irak.

c)     El golpe de Estado

Es indudable que el ‘mundo libre’ comenzó a tragar bilis por lo acontecido en Egipto. ¿No hubiera sido mejor haberlo mantenido a Mubarak?, sostuvieron varios importantes politólogos sionistas de todos los colores. ¿Qué hacer ahora que hay democracia? ¿Cómo se puede volver para atrás?
Y bien el procedimiento ha consistido en producirle primeramente a Mursi una serie de inconvenientes económicos en modo tal de estimular la protesta popular. Así fue como se produjo un desabastecimiento de combustible, provocado expresamente para sembrar descontento. Las manifestaciones fueron realmente importantes, aunque agrandadas enormemente por la prensa adicta al sistema. Se silenció en cambio que hubo otras de un tenor muy similar a favor del gobierno. A su vez, como reaseguro por la emergencia, el mundo libre había favorecido que el mismo ejército, que había sido el sostén de Mubarak, se mantuviese en el control del poder entre bastidores. EEUU, a través de su jefe del Pentágono, Gral. Dempsey, instruyó especialmente a su par egipcio, Al Sisi, casualmente graduado en West Point, para que diera el golpe de Estado, el que contaría con el respaldo secreto de Washington. Por su parte el fantoche Obama, como buen premio Nobel, iba a reclamar en cambio que se devolviera la democracia, pero curiosamente mientras que decía tal cosa, la empresa Google, de la Cia, prohibía por Youtube la difusión pública del último discurso de Mursi antes de ser arrestado. Por supuesto que la nueva democracia iba a ser con Mursi preso y los islamistas proscriptos y perseguidos pues, recordando un viejo discurso, no se puede ser democrático con los que no lo son. Es de destacar también que el único gobernante que celebró el golpe de Estado en la región fue el asesino Assad de Siria quien manifestó que con este prodigioso acontecimiento se terminaba definitivamente con el Islam político. Es decir que, de acuerdo a su análisis, el Gral. Al Sisi efectuaba, con menos derramamiento de sangre, lo que él en cambio con sus armas rusas había debido producir en el propio país masacrando a ya 100.000 compatriotas que se resistían a vivir en democracia.
Pero nos preguntamos. ¿Se ha terminado realmente el Islam político? ¿Ha renunciado el pueblo musulmán a instaurar el califato y ha asumido en cambio la democracia como anhela el Occidente con todos sus cipayos nativos? Veamos. A pocas horas de la caída de Mursi se constituyó el grupo Anshar Al Sharia que prometió recuperar con sangre el gobierno islámico en el país. En el Sinaí las milicias jihadistas tomaron el control de varias localidades, generando una severa preocupación en Israel quien no descarta intervenir como última instancia. Es decir el miedo que tenían los norteamericanos de que los islamistas que habían elegido la democracia con el golpe de Estado se hicieran kamikazes ya están empezando a perfilarse. Grandes temores pues para el ‘mundo libre’ y sus inversiones y sus finanzas.

Marcos Ghio


7/7/13

viernes, 5 de julio de 2013

REFLEXIONES SOBRE LA ORDEN (tercera parte)

REFLEXIONES   SOBRE  LA  ORDEN  (tercera parte)

   
En la primera parte de estas Reflexiones nos hemos ocupado del factor religioso que deben asumir plenamente los miembros de la Orden. En la segunda parte hemos considerado la aristocracia de la Orden diferenciándola totalmente de lo que  es un partido político o cualquier otro tipo de asociación. En esta tercera entrega  entraremos a considerar el aspecto guerrero, de guerra santa, y para ello nada más apropiado, y tomando en cuenta lo mejor de nuestras tradiciones católicas, que remontarnos a San Bernardo de Claravall, abad benedictino que en 1132 ó 1137 escribió un opúsculo titulado  “Alabanza de la nueva milicia”  a pedido de Hugo de Payens, a la sazón  Gran Maestre de la Orden de los Templarios, en la cual plantea, desde la perspectiva católica, la guerra santa y el elogio del monje-guerrero, a pesar de pertenecer a una orden religiosa contemplativa, pues nos dice: “ no me era permitido servirme de la lanza”.  Transcribiremos a continuación  algunas frases del santo cuya claridad exime de cualquier equívoca interpretación:
    “ La muerte de los santos será siempre preciosa delante de Dios; mas la que ocurre en la guerra es tanto más preciosa cuanto mayor es la gloria que  la acompaña… El nuevo género de milicia no conocido en los siglos pasados, en el cual  se  dan a un mismo tiempo dos combates con un valor invencible: contra la carne y la sangre y contra los espíritus de  malicia… A la verdad hallo que no es maravilloso ni raro resistir generosamente a un enemigo corporal con las solas fuerzas del cuerpo. Tampoco es cosa muy extraordinaria, aunque sea loable, hacer guerra…con la virtud del espíritu pues se ve todo el mundo lleno de monjes que están continuamente en este ejercicio. Mas ¿quién no se pasmará por una cosa tan admirable y tan poco usada como ver a uno y otro hombre poderosamente armado de estas dos espadas…? Estando fortalecido con estas dos suertes de armas, no teme  ni a los demonios ni a los hombres…no teme la muerte puesto que desea morir… Vivamos o muramos, somos de Dios … ¡Con cuanta dicha vuelven del combate estos vencedores… con cuanta dicha mueren  estos mártires en la pelea… Qué seguridad hay en la vida que espera la muerte sin temor…la muerte que se da o se recibe por amor de Jesucristo, muy lejos de ser criminal mata seguro a su enemigo y muere con mayor seguridad!”
    Todas estas citas de San Bernardo nos indican con claridad la esencia de la guerra santa católica hoy día totalmente olvidada y dejada de lado por el Vaticano y la totalidad de la jerarquía de la Iglesia.
     Remarcamos la misma orientación tradicional con el concepto de “yihad”, es decir, la guerra santa islámica, la que se encuentra en pleno desarrollo en varias partes del mundo. La unidad trascendente de las religiones superiores es una de las grandes verdades de la Tradición. Al empuje heroico que hoy está desarrollando el fundamentalismo islámico  es necesario completarlo con guerras santas surgidas de otras religiones, y desde la nuestra, la católica, debemos dirigirnos en esa dirección. Pero esta vez no contra el Islam, como alguna vez pasó, sino contra el enemigo común, el mundo moderno.

San Carlos de Bariloche, 2 de julio del 2013.

JULIÁN  RAMÍREZ