domingo, 17 de octubre de 2010

A propósito de un artículo de El País sobre Maradona
EL FALSO DILEMA ARGENTINO: PRAGMATISMO O PENSAMIENTO MÁGICO


Días pasados el diario El País de Madrid publicó una nota que diera vuelta por diferentes redacciones de periódicos argentinos respecto de la figura de Maradona comprendida como metáfora (en realidad lo más apropiado hubiera sido decir símbolo) de la Argentina actual y decadente. La misma estaba firmada por el español Carlín y el argentino Pierini y ponía el acento, a través del análisis de las recientes actuaciones deportivas y verborrágicas del famoso futbolista devenido en técnico, en ciertas características que serían también propias de nuestro país; en primer término en lo que siempre se ha calificado como la viveza criolla, es decir esa tendencia a no querer trabajar, a querer vivir de la zoncera ajena con independencia de cualquier valor moral superior. Lo cual a su vez se expresaría en una especie de pensamiento mágico y facilista por el que se considera que se resolverían las cosas sin esfuerzo alguno, de la misma manera con que uno puede hacerse rico y famoso estafando a los demás, tal como hiciera el aludido futbolista cuando produjera un importante gol con la mano. A su vez esta característica propia del argentino sería también lo que explicaría esa constante histórica expresada a través del peronismo el cual, en tanto manifestación política de la viveza criolla, sería también la causa de nuestra decadencia, la que explicaría además el fenómeno actual de los Kirchner los que, justamente por ser fieles a tal movimiento, se encontrarían más cercanos a demagogos inescrupulosos como Chávez que ‘a políticos serios y pragmáticos como Lula o Mugica’.
Dejando para otra ocasión lo relativo al fenómeno de los Kirchner respecto del cual nos hemos ya explayado vastamente en otras oportunidades, no pudiendo quedar duda alguna de nuestro absoluto rechazo hacia los mismos, no podemos menos que objetar el planteamiento esencial de la nota aludida que tal como era de esperar ha despertado el entusiasmo acentuado de los políticos que en manada hoy están a la espera de ser los próximos sustitutos del matrimonio presidencial en colapso.
Acá podríamos decir que una de las señales principales de que vivimos en decadencia es el hecho de que se repiten cíclicamente en la política los mismos fenómenos, incluso hasta con los mismos protagonistas y consignas, a pesar de que la población haya varias veces expresado su hartazgo llegando a sustentar la famosa consigna de ‘que se vayan todos’.
No es de extrañar entonces que hoy en día hasta con los mismos términos estemos repitiendo situaciones parecidas a las que se produjeran por ejemplo en 1989 cuando, luego de un período al que se calificara también de mágico e ideologista, como el de Alfonsín, se preparaba para suplantarlo la alternativa de los ‘pragmáticos’ pertenecientes a los dos partidos alternantes y reiterativos de la decadencia, en este caso Angeloz y Menem, que competían por mostrarse como adeptos por igual a tal postura e incluso compitiendo en mostrarnos cuál de los dos lo era más. Y al respecto, más allá de la profunda degradación que representara la era menemista, podemos decir algunas cosas esenciales. La primera de ellas es que no es verdad como dicen los articulistas que el pragmatismo sea sinónimo de seriedad. La segunda es que de ninguna manera es una alternativa a la viveza como ellos creen, sino por el contrario una de sus tantas manifestaciones. La tercera es que tampoco es cierto que sea la alternativa al peronismo. Y ello no solamente porque Menem fue un pragmático, tal como él lo manifestó, sino principalmente el fundador de tal movimiento que supo varias veces con su famosa teoría de los anticuerpos en política virar de acuerdo a las conveniencias sea a la izquierda como a la derecha, sin preocuparse en manera alguna por los principios o los ‘ideologismos’.
Aclaremos lo esencial del pragmatismo. Recibe tal nombre la filosofía creada en los Estados Unidos por William James para la cual el valor de verdad de una teoría está representado por el éxito que la misma haya alcanzado. Y como nos hallamos en un medio materialista como el norteamericano, tal éxito solamente puede medirse en función de economía y triunfo en el mundo de los negocios. Y al respecto habría que preguntarle al aludido periódico El País, que pareciera olvidar la profunda crisis que se vive en su suelo, ¿qué importancia puede tener que una filosofía pragmática y capitalista haya producido el aumento del producto bruto de un país si su correlato es justamente el de una masa embrutecida que lo único que puede hacer es vibrar con los ritmos de músicas sincopadas o llenarse los cerebros con los contenidos educativos de nuestra televisión pública y privada? Si a lo mejor el peronista Kirchner no es un pragmático porque se le ha ocurrido ponerse a toda la prensa ‘seria’ (y pragmática) en contra, sí lo era en cambio el peronista Menem que decía que teníamos que estar en relaciones carnales con los EEUU porque le habían ganado la guerra a los rusos (1).
Lo decimos una vez más: de la viveza criolla solamente se sale superando las dos alternativas modernas que se nos han impuesto para acentuar nuestra decadencia y conducirnos al abismo, sea las mágicas como las pragmáticas que pretenden un mundo fundado en valores materiales.



(1) Menem triunfó en las elecciones justamente por ser más pragmático que su rival. Así pues, luego de haber prometido que iba a recuperar con sangre las Malvinas y haberse granjeado así el apoyo de nacionalistas ingenuos como Seineldín, cuando llegó al poder estableció relaciones carnales con el usurpador llegando incluso a firmar el tratado de Madrid por el que Gran Bretaña supervisaba nuestro potencial militar para evitarnos futuras aventuras bélicas. En clara expresión de su pragmatismo hizo famosa esta frase en respuesta a su rival Angeloz quien perdió por no serlo tanto. “Si yo hubiera dicho como vos lo que iba a hacer perdía las elecciones”.

Marcos Ghio
17/10/10

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