martes, 8 de febrero de 2011

EGIPTO: ¿1979 O 1989?


El dilema es terrible para los demócratas ¿a qué se parece más la revolución de Egipto? ¿A los acontecimientos de 1979 que dieron cuenta del régimen autoritario del Sha de Irán, pero para instaurar más tarde un sistema teocrático o a las rebeliones en los ex países comunistas de 1989 que en cambio abrieron las puertas a regímenes democráticos y fervientemente pro-norteamericanos y sionistas como los actuales?
Para los demócratas resulta muy comprensible la preocupación pues el peligro es sumamente grave ya que difícilmente occidente pueda soportar, especialmente en un período de crisis como el actual, una nueva debacle como aquella que, por impericia del presidente Carter, permitió que una de las mayores reservas del petróleo cayera en manos de un régimen antimoderno. Hoy el país que controla el Canal de Súez, es decir por donde pasa el tránsito de tal vital producto hacia el Mediterráneo, se encuentra en la picota y las vías hacia el fundamentalismo no están en modo alguna clausuradas. Ante tal peligro no descartable la inestabilidad egipcia ha hecho volar hasta las nubes el precio de los combustibles.
Para matizar esta grave situación de alarma varios periodistas intentan calmar las aguas y replicar el hondo dramatismo manifestado por el premier Netanyahu de Israel en el sentido de que si después de Mubarak cae el último hombre de confianza, el torturador Suleimán, Egipto puede llegar a tener un nuevo Khomeini o peor aun un Bin Laden. No olvidemos al respecto que el nº 2 de Al Qaeda, Aymar Al Zawahiri, además de egipcio, integró el comité Central de la Hermandad Musulmana, que representa a la segunda fuerza en importancia electoral después del ya desprestigiado partido de Mubarak. Y no olvidemos tampoco que la Hermandad Musulmana, si bien posee una pluralidad de tendencias, fue la primera fuerza fundamentalista del mundo islámico que formuló abiertamente la asunción de la Sharia (ley islámica) como organización de la sociedad. A su vez el gran maestro del Ayatollah Khomeini fue Sayid Qtub, principal doctrinario de tal sector ajusticiado por el laico Gral. Nasser, antecesor en el cargo de Mubarak y principal responsable de la catastrófica guerra de los seis días en contra de Israel.
Hoy varios periodistas actúan en su función consuetudinaria de consoladores. Entre éstos debe destacarse especialmente al corresponsal de Clarín Mario Cantelmi quien representa la visión más optimista de los hechos. Según él la rebelión no habría sido islamista, sino profundamente laica y democrática. Es más, nos dice que la Hermandad Musulmana no la apoyó en sus comienzos, pero luego se reacomodó ante los hechos quedando siempre en la retaguardia. Para el mismo el hecho de que los manifestantes rezaran el Ramadán masivamente no representa un peligro pues en tal caso la religión actuaría simplemente en el papel supersticioso de una mera práctica convencional encargada de mantener unidas a las personas y para nada antidemocrática, así como podría ser el uso de una determinada vestimenta. El yanqui Timothy Garton Ash en la edición de El País de Madrid del día de la fecha es más cauto en sus apreciaciones. Recuerda que tampoco en las protestas que comenzaron a gestarse en contra del Sha en Irán el grupo de Khomeini cumplió un papel de vanguardia, en modo tal que los militares no hicieron nada para que éste no volviera el país desde su largo exilio y hasta el mismo Carter se desentendió de su llegada. Más tarde esos militares fueron ajusticiados e Irán se hizo fundamentalista a pesar de que las protestas habían comenzado simplemente por un reclamo de mayor democracia. El análisis es aplicable también, aunque en otro contexto, a la Argentina con las protestas en contra de De la Rúa en el 2001, cuando se reclamaba para que se retirara de escena la totalidad de la clase política en realidad fueron otros los que capitalizaron tal movimiento, otros que no reclamaban en manera alguna tal cosa, sino por el contrario la conquista del Estado por parte de la misma casta política pero renovada en sus nombres y fisonomía. La enseñanza de la historia es pues que nunca los movimientos espontáneos llegan al poder, y si lo hacen es por muy poco tiempo ya que en todo caso son los instrumentos para que otros más organizados sean capaces de utilizar sus energías en provecho propio.
Ash tiene esperanzas de que a pesar de todo la situación pueda desembocar en una nueva primavera de Praga como en el 89, es decir que la revuelta no salga de su contexto laico y democrático. Pero considera erróneamente que en los movimientos de protesta anticomunistas no existió un factor religioso. De hecho lo hubo, como el caso más notorio del movimiento de Solidaridad en Polonia motorizado por el mismo papa Wojtyla. Pero la diferencia con la situación de Europa del Este no es tanto que no haya existido un factor religioso en la protesta, sino que el mismo, en el caso del catolicismo, estuvo estrechamente ligado a valores modernos, en especial a partir del gran vuelco dado por tal religión tras el Concilio Vaticano II. El Islam tiene una ventaja que no posee su competidor occidental. Si bien también en éste están presentes sectores democráticos y nacionalistas laicos, su rechazo por la modernidad se encuentra a flor de piel especialmente por el hecho de que el fenómeno de la modernidad habiendo surgido en un contexto cristiano resulta mucho más fácil para el fundamentalismo asociar la lucha por la propia identidad cultural con el conflicto entre civilizaciones, cosa que en cambio no acontece en los ámbitos del occidente. Es por ello que, si bien la situación de Egipto sigue siendo con un final abierto, las posibilidades de que este movimiento reciba un vuelco fundamentalista están más abiertas que nunca a pesar de los mensajes tranquilizadores brindados por la prensa del ‘mundo libre’.

MARCOS GHIO
8/02/11

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado, creo que este video le va a interesar en sumo grado.

http://www.youtube.com/watch?v=Ry4MwiOVEl0&feature=player_embedded

Unknown dijo...

Según nos hemos podido enterar por los últimos cables emitidos por Wikileaks -lo que indica hasta qué punto la prensa occidental nos manipula-, se ha podido saber que ya desde hacía dos años (2008) había fuertes disturbios organizados por la clase trabajadora organizada en Egipto. La actual "revuelta" está muy lejos del estereotipo del barbudo musulmán integrista que se nos está vendiendo cada día, y que Occidente se ha encargado - y se empeña cada día más - de reforzar.
Han sido trabajadores, jóvenes estudiantes con ansias de libertad, parados musulmanes o cristianos, pero no islamistas. Los llamados Hermanos Musulmanes, apenas han sido una minoría -y son una minoría- al menos que Occidente se empeñe en fortalecerlos con su política de humillación y racista.
De todos modos el hecho de que el ejército se haya hecho "momentáneamente" con el poder, ya nos indica por donde va a ir el futuro de Egipto: por el camino que su todopoderoso vecino, Israel y su padrino, los EE.UU., así lo ordenen. Y aquí se acabó la "Revolución egipcia del 2011".

centro evoliano de américa dijo...

Estimado Sr. Galeón:
A los islamistas no les convenía aparecer en las primeras filas de la rebelión pues en tal caso le habrían dado a la misma un sesgo preocupante para el occidente en modo tal de no permitir a través de diferentes acciones su resultado final que es el triunfo a través de las elecciones. En el Oriente medio la revolución moderna implementada desde la caída del imperio Otomano con Ataturk no ha logrado borrar, como en cambio lo hiciera en el occidente, con las raigambres religiosas y tradicionales. Cuando las elecciones son libres los islamistas ganan multitudinariamente tal como aconteciera por ejemplo en Argelia en el 90' obligando al mundo libre a efectuar un golpe de Estado para anularlas. Esto lo tiene en claro Israel que no por nada se ha opuesto a las rebeliones egipcia y tunecina. De todos modos dejamos en suspenso más cosas pues en estos días elaboraremos una nota al respecto. Cordiales saludos. Marcos Ghio