jueves, 7 de diciembre de 2017

ACERCA DE LA PROCLAMACIÓN DE JERUSALÉN COMO CAPITAL DE ISRAEL

ACERCA DE LA PROCLAMACIÓN DE JERUSALÉN COMO CAPITAL DE ISRAEL

Трамп объявил о признание оккупированного аль-Кудса столицей «Израиля». Эрдоган собирает саммит
No cabe duda de que tal medida de Trump va dirigida principalmente a la política interna de los EEUU. En estos momentos mientras arrecia el Rusiagate tal acontecimiento tiende a distraer a la opinión pública con un hecho de mayor envergadura. Pero además apunta hacia la consolidación de su principal base electoral que es el cristianismo evangélico que representa la esencia del espíritu del norteamericano y que creyó en la promesa electoral de Trump de que iba a reconocer a Jerusalen como la capital de Israel. Esta corriente religiosa se encuentra actualmente representada por el vicepresidente Pence quien será el encargado de concurrir personalmente a Israel a entregar la reciente resolución del presidente. De acuerdo a la misma -y en sus ribetes más extremos calificados como sionistas- la preservación de los valores 'occidentales y cristianos' pasa por recuperar la tumba de Jesús, ubicada en Jerusalén, de manos del Islam al que se califica como la religión del Anticristo. Israel sería pues esa avanzada del Occidente y el cumplimiento de su función de contrastar con tal religión y preservar tal lugar sagrado sería el paso previo a la consumación de los tiempos y por lo tanto la conversión de los judíos. Los signos providenciales se habrían expresado a un ritmo fijo cada 50 años desde el último siglo del milenio. En 1917 se produjo la declaración Balfour por la que se instituyó el Estado de Israel. 50 años más tarde, en 1967, la guerra de los 6 días permitió la consolidación del mismo con la captura de Jerusalén y la recuperación del Santo Sepulcro de manos del Islam. Finalizando 2017 es decir a 50 de dicha guerra se produce el reconocimiento de tal ciudad como capital efectiva del sionismo y ya estarían dados los pasos para la consumación de los tiempos con la Segunda venida de Jesús o la llegada del mesías según el dogma del sionismo judío. Por supuesto que ante todo esto Trump, un multimillonario, tres veces divorciado y con denuncias por acoso, es apenas un instrumento. El problema es aquí el pueblo norteamericano que es el gran enemigo. Ante tales medidas siniestras es de esperar que el mundo islámico hoy dividido artificialmente por la inteligencia sionista, en donde sunitas y chiítas contrastan entre sí, utilice esta circunstancia como una oportunidad única para unirse y golpear juntos contra el mismo enemigo que lo es también del cristianismo verdadero.

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