martes, 12 de julio de 2022

El Libertinaje y la Destrucción de Género, por Francisco Galarza.

El Libertinaje y la Destrucción de Género



Mientras más avanza esta fase de caída acelerada de la postmodernidad, más mentiras y falsedades quedan al descubierto. Una de éstas, y muy dañina, es la Ideología de género, que ha intensificado sus esfuerzos en las últimas 2 décadas convirtiéndose en una verdadera acción destructiva del género. Ha sido un camino recorrido en poco mas de 100 años al menos, con aquella revolución feminista de fines del S. XIX, la búsqueda de igualdad entre hombre y mujer, la revolución sexual de los años 60’s del S. XX, entre otros; mucho de esto a su vez apoyado en el hecho de que la civilización occidental globalizada cree que la Creación en su conjunto y ella misma, son sólo una suerte de casualidad cósmica evolutiva, lo que revela por un lado una ignorancia de los Principios superiores y su total desconexión de toda instancia Superior, y por otra parte, una soberbia digna de titanes, pues se cree con derecho de reinventarse y “corregir y superar” las limitaciones no sólo de todas las civilizaciones que la han precedido, sino de la misma Naturaleza y de este modo moldearse a su gusto.


Ésa es la “maravilla” del ser humano postmoderno actual: no tiene idea de lo que es, ni para qué está en este mundo, y una de sus facultades mas relevantes y delicadas, la Libertad, la usa de modo totalmente irresponsable, y entre una lista muy extensa de ese mal uso, se destaca aquello de que se está autodestruyendo en uno de sus elementos fundamentales: en el hecho ser Hombre o Mujer.


Tal como decíamos, no empezó ayer el asunto, sino lleva unos 100 años el proceso específico, aunque debe destacarse que todavía existían en ese entonces muchos elementos que impedían que se desbocara en esta nefasta ideología, pero los últimos 25 años, por el debilitamiento y olvido de todos esos elementos previos, tales como los Principios, los Valores, la Religión, la Moral, la Ética; todo lo cual ya no significa nada para la sociedad actual, habiendo permitido así alcanzar y romper uno de los últimos diques de resistencia: su propia expresión de género. Por un lado, muestra una total desconexión, olvido y desprecio de su herencia cultural tradicional y hasta de la naturaleza, y por el otro la propaganda incesante de que todos debemos ser iguales y tener los mismos “derechos”, ha ocasionado que el ser humano no tenga idea de lo que es la Libertad. Quitarse “ataduras y límites” y expresarse a su gusto en esta cuestión se ha vuelto una consigna. Por siglos, dicen estos progresistas, la humanidad vivió esclavizada a la biología y a ridículas normas morales y religiosas que por fortuna ya casi no existen. Ahora cualquier individuo, incluso desde la infancia, puede decidir si quiere ser otra cosa que aquel género con el que nació. Vamos, para qué limitarnos en esta época de abundancia de oportunidades, libertad y progreso sin freno. Un “progreso” que mientras más avanza, más aleja a la humanidad de las Verdades Fundamentales.


La facultad de la Libertad no sirve de casi nada, excepto para autodestruirse, si no se apoya, coordina y mueve en sincronía con la otra gran facultad que tiene el ser humano, el Intelecto, que no debe ser confundido con el mero raciocinio, que es una parte muy básica y limitada de tal faculatd superior. El ser humano no vive en este mundo para correr de tontas y alocas de aquí para allá como abejita de flor en flor. Esas dos facultades superiores, señalan su relevancia ontológica, su centralidad y a lo que debe aspirar. Y justamente nacer Hombre o Mujer, son los dos modos, y son los únicos dos modos en que se puede expresar esa dinámica de polos entre lo Activo y lo Pasivo, entre la Trascendencia y la Inmanencia en sentido Superior. Sin el entendimiento y el uso correcto de estas dos facultades superiores, el ser humano queda efectivamente reducido al nivel de las hormigas: todas iguales, indistinguibles, con los mismos derechos y oportunidades. ¿Les suena conocido?

La Inteligencia y la Voluntad en sentido eminente son para reconocer en su aspecto más alto el sentido Activo y Pasivo de la Divinidad que se ve correctamente reflejado en el Hombre y la Mujer respectivamente, y la voluntad (libre albedrío) es para acercarnos a lo divino una vez que nuestro intelecto lo ha reconocido como la Verdad, el Bien y la Belleza supremas, sea de manera Activa y Directa (el Hombre), o de manera Pasiva e Indirecta (la Mujer) y así cada persona puede encaminarse a una realización espiritual, haciendo esa búsqueda de manera interior y enriquecedora, y no como lo hace el hombre actual, por un lado degradándose cada vez más, hundiéndose en cosas contingentes, fugaces e irrelevantes, haciendo un uso destructivo de su libertad, que de este modo degradado es sólo libertinaje, empobreciendo progresivamente lo poco que le queda de intelecto, buscando en el devenir, lo que sólo el Ser y el Supra Ser ofrecen y para lo que el hombre nació en este mundo.


También es importante agregar que no valen esas excusas modernas a las que tanto se han aficionado las sociedades, que simplemente no quieren reconocer su fracaso como civilización. El alcohólico sufre de una enfermedad, el drogadicto es un incomprendido, el asesino, tiene traumas de su niñez, y claro para el asunto de género, hay todo un menú de excusas, pero al final se reducen a lo mismo: el fracaso de una civilización antitradicional en que uno de sus productos terminados más significativos es esa difuminación del género, porque ya casi nadie sabe lo que significa ser Hombre o Mujer realmente, empezando porque no solo es una cuestión automática, de nacer como varón o como fémina y que al término del desarrollo físico se alcance la plenitud en todo aspecto de lo que es uno u otra. Solo a una sociedad tan ignorante y ensoberbecida se le puede ocurrir que es así de simple el asunto. Nacer como hombre o mujer, es nacer como individuo masculino o femenino, pero de ahí hay todo un proceso durante la vida, que es Formarse como Persona, ya sea este Hombre o Mujer, y eso no se aprende en la escuela, y menos en las escuelas actuales, ni en la tele, ni con los videojuegos. Se aprende con todo eso que se ha desechado y despreciado: Valores, Principios, Virtudes, Moral, Ética, Religión en un entorno Normal, ajustado a las normas.


Nacer humano es una valiosísima oportunidad que todas las Civilizaciones Tradicionales, con el Estado a la cabeza, tenían perfectamente claro y cada una, a su modo particular, construían una sociedad para proveer del entorno cultural adecuado para lograr de la mejor manera ese Destino Superior. Y conociendo el alcance de esas facultades superiores, Intelecto y Voluntad Libre, también estaban conscientes de los riesgos de no Educar y Guiar a esa sociedad, pues el ser humano es el único que por ser Libre puede Ascender a las alturas mas excelsas o descender a las profundidades mas oscuras.


El tema es muy amplio y complejo. Consideramos haber mencionado, al menos de forma breve los puntos más relevantes, pero para aquellos que quieran profundizar, lo mejor que podemos hacer es recomendarles al menos 3 libros. De Julius Evola, Metafísica del Sexo y El Estado Tradicional, con una introducción muy valiosa de Marcos Ghio, y por último el libro Tener un Centro del autor Frithjof Schuon.





Francisco Galarza


Julio de 2022.


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