lunes, 13 de octubre de 2014

GHIO: DE LOS CUCHILLITOS DE PLÁSTICO AL ISIS

GUERRA DE CIVILIZACIONES 2001-2014
DE LOS CUCHILLITOS DE PLÁSTICO AL ISIS

Tal como nuestro colaborador Julián Ramírez ha hecho notar, en una nota leída en la Radio de la Agencia Kaliyuga, el mundo hoy presencia una guerra inédita entre la casi unanimidad de las naciones hoy coaligadas en un operativo militar de grandes dimensiones y una fuerza que se ha constituido en Estado en un territorio que abarca un espacio no mayor en superficie al de los Países Bajos y con un contingente reconocido de no más de 30.000 hombres.
La coalición militar que acaba de constituirse en contra del ISIS, conocido por algunos simplemente como Estado Islámico, abarca junto a los EEUU que la dirige a unas 40 naciones las que de manera directa participan del operativo militar junto a un grupo sumamente numeroso de otras que, como Rusia, China o Irán en cambio, aun sin formar parte de la misma, luchan también a su manera en contra de esta misma fuerza. De este modo podría decirse que el Isis lleva a cabo hoy en día simultáneamente una guerra en contra de dos coaliciones diferentes: una liderada por los EEUU y las naciones europeas que reciben su influjo, que se remite a bombardear los territorios en donde el mismo opera y a entrenar tropas nativas para hacerle frente y otra más comprometida desde el punto de vista militar compuesta principalmente por Rusia y por Irán que en cambio participa con tropas y ‘asesores’ en el frente de combate, el que por el momento se desarrolla principalmente en Siria e Irak, aunque ya se insinúa en otros países vecinos, como por ejemplo el Líbano.  Pero si todo este hecho asombroso fuera poco debemos acotar que, lejos de haberse disminuido la capacidad operativa de tal organización o haberse comenzado a ver el final de dicha fuerza ante tal desproporción, el fenómeno inédito que hoy presenciamos es que el Isis sigue ganando en tanto que ha incrementado sus conquistas territoriales en los dos países en los cuales se encuentra operando.  Y es de suponer entonces que en tiempo no muy lejano las dos coaliciones que hoy enfrentan a un mismo enemigo habrán de celebrar públicamente acuerdos políticos y militares para lograr terminar con éste.
Todo esto nos lleva a la siguiente reflexión. A diferencia de lo que se ha creído habitualmente esta época no es necesariamente la más racional de todas las que han existido y es falso considerar que no se base también en mitos como las restantes. Así como la Edad Media creyó que Dios era el que regía los destinos de la historia, la cual no podía escaparse en modo alguno de sus planes, el mito moderno ha sido el de considerar que esta última, sin la presencia de tal entidad suprema, marchaba igualmente por un rumbo prefijado haciéndolo por sí misma y sola, por una especie de armonía preestablecida, hacia el progreso y el triunfo del bien sobre el mal. Y a su vez mentaba que esta irreversibilidad del proceso hacía que tal orden de cosas se nos presentaba a todos como una potencia omnicomprensiva y de carácter universal escapando por lo tanto absolutamente a la voluntad y accionar de las personas las cuales no podían modificar el rumbo que tal mito había impuesto. Pero esto entró en crisis un famoso 11 de septiembre del 2001. Se demostró allí que no era cierto que existiese un orden superior y superpuesto a la acción del hombre que todo lo regía y que el poder que se aparece en la Historia como señal de su irreversibilidad no era tan omnipotente como se describía a sí mismo, teniendo a su favor tan sólo y para convencernos de ello el incesante accionar de cadenas enteras de ‘información’ y propaganda. Que a diferencia de lo que nos mentaba el aludido mito, era posible que el ser humano pudiese dar vuelta y de golpe -tal era su libertad y condición de dios- el rumbo fijo que el Progreso universal le había fijado con antelación. Que por más bombas atómicas y máquinas infernales que existiesen para mantener el orden irreversible, podía cambiarse todo con unos cuchillitos de plástico. Que no se necesitaban grandes sumas de dinero y poderes estrafalarios para modificar las cosas, sino aquello que solamente el hombre posee a diferencia de los restantes seres: el heroísmo.
Por supuesto que el sistema no se resignó a perecer y a la revelación de tal verdad a pesar de toda su evidencia. Para ello acudió a una falange de ‘analistas’ y ‘desinformadores’, a abundantes películas de fantaciencia atontadoras, a desopilantes teorías montajistas por las que se ha encargado de decirnos por más de una década que la Historia, del mismo modo que el Dios medieval, sigue marchando hacia adelante como siempre, aunque dialécticamente ‘creando enemigos’, que todo continúa igual en cuanto a poderío existente y que aquella libertad que nos produce asombro y esperanza no es otra cosa que un prodigioso montaje que el Jehová misterioso en que consisten la historia y el sistema imperante ha hecho para confundirnos y mantenernos siempre bajo su égida poderosa e insaciable y de la cual resulta imposible evadirse. Que no existen por lo tanto los hombres libres, sino vanas apariencias de seres que, como conciencias infelices, son utilizados en su condición de agentes por el sistema universal y perverso; en el mejor de los casos ingenuos en tanto creerían en la ‘versión oficial’ de los hechos. Es de recordar que si bien la fe es una el sistema acude siempre a dos discursos contrapuestos para dos tipos de opinión pública que creen por igual en su omnipotencia. Y así como en la Edad Media existía una polémica entre voluntaristas y racionalistas en cuanto a la naturaleza de Dios, hoy en día hay dos tipos de creyentes en la soberanía de la Historia sobre las personas. Los que creían que Dios quiere algo porque es bueno son en este caso los sostenedores de la famosa doctrina universal de los derechos humanos, que descalifica a la fuerza que se subleva por contrastar con los mismos y cometer feroces asesinatos, los cuales bien sabemos son inventados en abundancia por el sistema, el que a su vez silencia y esconde los propios;  en cambio los que le dan primacía a su voluntad por sobre la razón, en tanto consideran que no hay principios que lo determinen, opinan que su omnipotencia consiste en utilizar para sus fines propios a las fuerzas del mal reconviertiéndolas en cosas que sirvan a sus planes universales, pues nada escapa de su poderío universal, aun aquellas acciones que parecerían vulnerarlo pero que serían en el fondo útiles y necesarias al haber  sido gestadas por el mismo.  
Pero la libertad y el hombre siguen sublevándose en contra de la leyenda. Así como los cuchillitos de plástico hicieron crepitar al sistema financiero y militar en que se sustentaba el planeta y casi destruyen su gobierno, hoy un grupo reducido de mártires pone en jaque a todos sus ejércitos demostrando una vez más que existen cosas que escapan de su poder. Esta verdad debe ser silenciada y esta vez con una dosis mayor de autoridad si se quiere sobrevivir. Ya no es suficiente con acudir a simples ‘analistas’ para hacernos creer en lo increíble, hay que hacerlo ahora con ‘estadistas’ y con cadenas de reblandecimiento colectivo para darle mayor verosimilitud a las cosas. A la segunda coalición contra el Isis, la compuesta por las naciones euroasiáticas que se encuentran alineadas en contra del ‘imperialismo norteamericano’ y que pretenden un ‘mundo plural’ les resulta sumamente difícil explicar cómo pueden estar combatiendo también ellas contra la misma fuerza que contrasta con los EEUU. Entonces el discurso ahora debe ser plena y ‘oficialmente’ el del montaje. El Isis como Al Qaeda serían creaciones de los EEUU y el sionismo que lo rige, representarían una excusa de éste para combatir al planeta entero, es decir a los ‘plurales’ que ellos representarían. Hasta la presidenta argentina ha hecho oficial este discurso que antes, cuando sólo se trataba de cuchillitos de plástico, era en cambio ‘alternativo’ y de algunos analistas marginales que se la daban de revolucionarios. El Isis intentaría matarla, pero en realidad, al tratarse de un montaje, serían los EEUU los que lo estarían haciendo. Ahora la cadena oficial de televisión rusa difunde en nuestro medio tal mensaje. Sigue existiendo así la fe en el sistema. Las bombas rusas lanzadas contra el Isis son esta vez muy diferentes de las norteamericanas, unas son montajistas y otras serían en cambio sionistas, aunque con la peculiaridad de que en los dos casos estallan y se lanzan en contra de un mismo enemigo. Una vez más está sucediendo en la opinión pública formada que el mito puede más que la realidad.

Marcos Ghio

12/10/14

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